JOSÉ DÍAZ RODRÍGUEZ UNA NOCHE CON ESTRELLAS BILINGÜE

UNA NOCHE CON ESTRELLAS
Al terminar, la gente le aplaude mucho, mientras Geraldo –algo supersticioso -
llama al camarero diciendo:
-¡Por favor! Cámbieme usted el vaso.
-¿Qué le pasa? ¿Tiene algo?... – pregunta el camarero preocupado.
-No, nada. Pero traiga otro nuevo.
Insiste Geraldo.
La “juerga” continύa con todo el esplendor del arte flamenco, cuando entra en
escena Carmen Romero.
El embrujo de sus zambras, levanta a todos los pies del suelo.
El curtido agitanado de su piel morena de nacimiento y los rizos en el pelo, con
el frenesí de sus movimientos exóticos hace sentir al gentío en “Las Cuevas de
Granada” entre gitanos y flamencos.
El colmao se convierte en “un ascua de fuego”. Donde la ilusión se enciende con
alegría, pasión y colorido, mientras los pensamientos de Geraldo con Maribel se
funden entre el amor y el deseo.
Los dos están sentados frente a frente algo distantes. De forma que se pueden
mirar discretamente, pero no hablarse. Parece como si la providencia hubiera
mediado entre los dos, distanciando sus cuerpos. Que hasta parecen tenerse
miedo el uno al otro.
“Estrellita” termina su actuación entre grandes aplausos y Esmeralda Enrique
entra en juego con uno de sus bailes clásicos donde distingue su arte de buen
estilo.
La finura de sus movimientos hace contraste con la majestuosidad de la artista,
derrochando elegancia y señorío.
Los flamencos se conmueven y la interrumpen con piropos y palmas antes de
terminar el número.
Otro experto en el humor, se dispone a decir algo. Geraldo tapa su copa de
vino con la palma da la mano, pero el humorista se dirige a Esmeralda diciendo:
50