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LIAHONA ENERO 1987.pdf - Cumorah.org

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la tribulación, sabiendo que el galardón<br />

de los que así obran es mayor en el reino<br />

de los cielos. ¡Qué consuelo! ¡Qué<br />

gozo! ¡Concédase que yo pueda llevar<br />

la vida de los justos, y que mi galardón<br />

sea como el de ellos!'' (Enseñanzas del<br />

profeta José Smith, pág. 85.)<br />

Estas dos virtudes, amor y servicio,<br />

son las que se requieren de nosotros<br />

si es que vamos a ser buenos prójimos<br />

y hallar la paz en nuestra vida. Seguramente<br />

que estas virtudes se hallaban<br />

en el corazón del élder Willard<br />

Richards; mientras se encontraba en la<br />

cárcel de Carthage, en la tarde del martirio<br />

de José y Hyrum, el carcelero consideró<br />

que estarían más a salvo en la<br />

celda. El Profeta se volvió al élder<br />

Richards y le preguntó: "Si pasáramos<br />

a la celda, ¿vendría usted con nosotros?"<br />

La respuesta del élder Richards estuvo<br />

colmada de amor: "Hermano José,"<br />

dijo, "usted no me pidió que cruzara<br />

el río a su lado; no me pidió que<br />

viniera con usted a Carthage; que viniera<br />

a la cárcel junto con usted; ¿piensa<br />

que lo abandonaría ahora? Déjeme que<br />

le diga lo que haré; si se le condena a<br />

ser colgado por 'traición', pediré que se<br />

me cuelgue en su lugar, y que a usted<br />

le dejen en libertad".<br />

Debe haber sido con marcada<br />

emoción y profundo sentir que José<br />

Smith contestó: "Pero no es posible<br />

que lo haga''. A lo cual el hermano<br />

Richards afirmó de nuevo: "Pero sí lo<br />

haré". (Véase B. H. Roberts, A Comprehensive<br />

History ofthe Church, 2:<br />

283.)<br />

La prueba del hermano Richards<br />

fue seguramente mayor a la que cualquiera<br />

de nosotros deberá enfrentarse<br />

jamás: fue una prueba de fuego más<br />

bien que la de una piedra de toque. Pero<br />

si se nos pidiera que lo hiciéramos,<br />

¿estaríamos dispuestos a dar nuestra vida<br />

por nuestra familia? ¿por nuestros<br />

amigos? ¿por nuestro prójimo?<br />

La piedra de toque de la compasión<br />

es una forma de medir nuestra capacidad<br />

de discípulos; es una medida<br />

de nuestro amor hacia Dios y hacia<br />

nuestros semejantes. ¿Dejaremos una<br />

marca de oro puro, o, al igual que el<br />

sacerdote y el levita, daremos la espalda<br />

y pasaremos sin detenernos?<br />

Que el Señor nos bendiga en nuestro<br />

afán de ser verdaderos discípulos y<br />

buenos prójimos. Ruego que cada uno<br />

de nosotros pueda ser un buen samaritano,<br />

en el nombre de Jesucristo.<br />

Amén.<br />

SESIÓN DEL SACERDOCIO 4 de<br />

octubre de 1986<br />

LAS GRIETAS ESPIRITUALES<br />

élder David B. Haight<br />

del Quorum de los Doce Apóstoles<br />

' 'Confiad en Dios para evitar las grietas del pecado y la<br />

maldad. Aferraos al salvavidas del evangelio."<br />

¡Q<br />

ué vista conmovedora se aprecia<br />

en esta vasta audiencia de<br />

hombres y jóvenes! Puedo visualizar<br />

a abuelos, padres, obispos,<br />

diáconos, maestros y presbíteros sentados<br />

juntos, algunos como familia o<br />

quórumes; también misioneros regulares,<br />

estudiantes y nuevos conversos<br />

—todos ellos poseedores del Sagrado<br />

Sacerdocio de Dios. Y más allá de este<br />

histórico Tabernáculo de Salt Lake City<br />

hay cientos de otras reuniones de poseedores<br />

del sacerdocio, quienes esperan<br />

ansiosamente recibir aliento e instrucción<br />

de nuestro profeta y sus finos<br />

consejeros.<br />

El verano pasado, Clarence Neslen,<br />

hijo, llevó a su familia al Parque<br />

Nacional de Jasper, en Alberta, Canadá.<br />

Disfrutaron explorando las extensiones<br />

heladas de Columbia y saltando<br />

las grietas del famoso Glaciar Athabasca.<br />

Fue una experiencia entretenida,<br />

hasta que el pequeño Cannon, de once<br />

años de edad, que trataba de saltar una<br />

de las grietas, no lo logró y cayó en el<br />

profundo abismo, atorándose entre los<br />

muros de hielo. Cuando su padre miró<br />

hacia los 10 metros de profundidad a<br />

donde estaba su hijo, se alarmó aún<br />

más al ver un río de agua helada que<br />

corría por debajo de la grieta.<br />

Había varios jóvenes que también<br />

estaban explorando el glaciar. Oyeron<br />

los gritos de auxilio y llegaron corriendo.<br />

Tenían una pequeña cuerda, pero<br />

pronto se dieron cuenta de que no era<br />

lo suficientemente fuerte. Si se rompía,<br />

Cannon con toda seguridad caería al<br />

turbulento río.<br />

La hermana Neslen y otros corrieron<br />

a un hotel cercano en busca de ayuda.<br />

El campamento de guardabosques<br />

más cercano estaba a 110 kilómetros de<br />

distancia. Por teléfono se enteraron que<br />

dos guardabosques andaban cerca de<br />

esos campos nevados. Se les ubicó por<br />

radio y pronto llegaron al rescate. Quedaba<br />

poco tiempo, era urgente tomar<br />

una decisión y en silencio se elevaron<br />

oraciones a los cielos.<br />

El hermano Neslen trató de calmar<br />

a su hijo y mitigar su temor. La hipotermia<br />

se empezaba a presentar. La camisa<br />

del niño se le había subido al caer<br />

y su piel desnuda estaba apretada contra<br />

las frías murallas del glaciar. Con el<br />

objeto de mantener consciente a su<br />

hijo, el padre le hablaba y le decía que<br />

siguiera orando, que moviera los dedos<br />

de las manos y los pies y que cantara<br />

sus canciones favoritas. Una y otra vez<br />

Cannon cantó: "Soy un hijo de Dios,<br />

por El enviado aquí. Me ha dado un<br />

hogar y padres caros para mí''. Todos<br />

se sintieron fortalecidos por la fe y determinación<br />

de Cannon, pero éste empezó<br />

a debilitarse. Su padre continuó<br />

asegurándole que pronto llegaría ayuda<br />

y que nuestro Padre Celestial<br />

escucharía sus oraciones.<br />

Llegaron los dos guardabosques.<br />

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