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LIAHONA ENERO 1987.pdf - Cumorah.org

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a su hijo. Tanto Mormón como Moroni<br />

enfrentaban días de dificultad que hacen<br />

que las mías parezcan insignificantes.<br />

Mormón sabía que su hijo podría<br />

sentirse agobiado por el desaliento y los<br />

malos presagios, por lo que le dio el<br />

mejor antídoto. Le dijo que podía escoger,<br />

de acuerdo con lo que pusiera en<br />

su mente, llegar a ser un ejemplo de<br />

esperanza. He aquí lo que le escribió:<br />

"Hijo mío, sé fiel en Cristo; y que<br />

las cosas que he escrito no te aflijan,<br />

para apesadumbrarte hasta la muerte;<br />

sino Cristo te anime, y sus padecimientos<br />

y muerte, y la manifestación de su<br />

cuerpo a nuestros padres, y su misericordia<br />

y longanimidad, y la esperanza<br />

de su gloria y de la vida eterna, reposen<br />

en tu mente para siempre." (Moroni 9:<br />

25.)<br />

Lo que podemos hacer para ayudar—enseñando<br />

con el espíritu de rectitud,<br />

con amor, con ternura, con ejemplo—se<br />

centra en el Salvador y en su<br />

expiación. Eso es lo que debemos enseñar.<br />

Al surtir efecto la Expiación en<br />

nuestra vida, producirá en nosotros el<br />

amor y la ternura que necesitamos. Y al<br />

recordarle a El y su don, lo que prometemos<br />

hacer al tomar semanalmente la<br />

Santa Cena, podemos poner una luz de<br />

esperanza en nuestros rostros, cosa que<br />

tanto necesitan ver nuestros seres queridos.<br />

Al final de sus sugerencias, el presidente<br />

Clark nos recordó que hay y<br />

siempre habrá libre albedrío. La chispa<br />

no brillará más hasta que la persona trate<br />

de vivir el evangelio. Por eso es que<br />

esperamos tanto que a aquellos a quienes<br />

amamos se les dé alguna responsabilidad<br />

y que la cumplan, por pequeña<br />

que parezca. Después de que tomen la<br />

decisión de servir a otros, de sacrificarse<br />

y tratar de cumplir los mandamientos<br />

que conllevan promesas, se encenderá<br />

la chispa de la fe. No obstante, aun<br />

después de haber hecho todo lo posible<br />

de nuestra parte por ayudarlos, esa<br />

elección—la de actuar o no con la fe<br />

que tengan—debe ser suya.<br />

Doy mi testimonio de que Dios vive,<br />

de que Jesús es el Cristo, y que en<br />

esta dispensación, por medio de los<br />

profetas, desde José Smith a Ezra Taft<br />

Benson, El ha dado el poder de ofrecer<br />

nuevamente las bendiciones plenas del<br />

evangelio de Jesucristo. Ruego que<br />

nunca dejemos de ofrecer la oportunidad<br />

de elegir estas bendiciones a aquellos<br />

cuya chispa de fe necesita que se le<br />

avive. En el nombre de Jesucristo.<br />

Amén.<br />

REGRESAD AL SEÑOR<br />

élder F. Burton Howard<br />

del Primer Quorum de los Setenta<br />

"El Señor realmente sabía lo que decía cuando dijo: 'Quien se<br />

ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y, yo, el Señor,<br />

no los recuerdo más'.''<br />

Desde el principio, los profetas han<br />

llamado a casi todos los hombres<br />

al arrepentimiento. A los que no<br />

han conocido el evangelio se les ha exhortado<br />

a abandonar su vida pecaminosa,<br />

a guardar los mandamientos y a<br />

unirse al pueblo del Señor.<br />

Pero los profetas también han implorado<br />

a otro grupo de personas: los<br />

que una vez creyeron, pero abandonaron<br />

la fe de sus padres por <strong>org</strong>ullo, por<br />

pecado o por alguna otra razón. Dentro<br />

de este grupo están los menos activos,<br />

los críticos, los rebeldes y los que no se<br />

deciden a cumplir. Estos son los miembros<br />

de la Iglesia que se han apartado<br />

de Dios al pasar el tiempo. A ellos<br />

siempre se les ha extendido la invitación<br />

de regresar al Señor.<br />

Al pensar en miembros de la Iglesia<br />

que se arrepienten y vuelven a ser<br />

activos, acuden a nuestra mente las historias<br />

de Saulo y de Alma. Algunos<br />

quizás estén esperando recibir una experiencia<br />

milagrosa similar a la de ellos<br />

antes de volver. Sin embargo, proba-<br />

blemente esperarán en vano, porque,<br />

como el Salvador enseñó a sus<br />

discípulos, "si no oyen a Moisés y a<br />

los profetas, tampoco se persuadirán<br />

aunque alguno se levantare de los<br />

muertos" (Lucas 16:31).<br />

Sin contar con algún incentivo como<br />

ése para cambiar, quizás algunos se<br />

pregunten si es posible dejar la duda y<br />

regresar a la fe. ¿Puede un cínico realmente<br />

llegar a ser como un niño pequeño?<br />

¿Puede un esclavo del hábito o de<br />

la pasión realmente llegar a ser libre de<br />

nuevo? ¿Existe un camino de regreso?<br />

Si es así, ¿vale la pena el esfuerzo de<br />

encontrarlo y seguirlo? ¿Por dónde y<br />

cuándo comienza uno?<br />

Hay un camino, porque ciertamente<br />

los profetas no enseñan en vano. Y<br />

el Señor escucha las oraciones de maestros,<br />

líderes y padres que oran por el<br />

regreso de los que están perdidos.<br />

Quizá algunos piensen que el camino<br />

no está bien definido, ya que en<br />

las Escrituras hay pocos ejemplos de<br />

antiguos creyentes que se hayan arrepentido.<br />

Pero sin embargo, el hecho es<br />

que miles han regresado de la inactividad.<br />

Permitidme hablaros de algunos<br />

que lograron hacerlo.<br />

Cuando se me llamó a ser obispo,<br />

heredé un barrio muy grande. Muchos<br />

de los ochocientos miembros no iban a<br />

la Iglesia. Nunca los había conocido y<br />

me decidí a hacerlo.<br />

Un domingo por la tarde en noviembre,<br />

fui a visitar a una familia<br />

inactiva. Al acercarme a la casa, vi a<br />

una mujer que barría el patio. Me presenté<br />

como el nuevo obispo y le pregunté<br />

si su esposo estaba en la casa.<br />

"Sí", me respondió, "pero no<br />

quiere hablar con usted. Estamos cansados<br />

de que se nos moleste. Mi esposo<br />

le pidió al otro obispo que quitaran<br />

nuestros nombres de los registros de la<br />

Iglesia. No queremos recibir maestros<br />

orientadores y no queremos que vengan<br />

76 <strong>LIAHONA</strong> / <strong>ENERO</strong> DE 87

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