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ALFONSO RUMAZO GONZÁLEZ - Ministerio del Poder Popular del ...

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FRANCISCO DE MIRANDA<br />

en Cuba, que será el lugar en el cual, valerosamente, decididamente, romperá con<br />

España para siempre. La Habana señala el portentoso viraje, necesario para el<br />

cumplimiento de su destino.<br />

De Cuba navega, arrebatado ya en prefiguraciones, hacia el puerto de<br />

Nueva York, donde emergerá, por vez primera, el proyecto que ha estado<br />

formándosele en la conciencia, de emancipar el Nuevo Mundo ibérico. Allí, a<br />

orillas <strong>del</strong> océano, se plasma un Francisco de Miranda revolucionario, agitador de<br />

libertades para todo un continente. Ahí comienza un futuro grande. No intuye el<br />

rebelde lo que cuesta actuar apoyándose en aquello que se cree que podrá ser<br />

realizado, o sea la ingente hazaña que significa mover algo desde un plano solamente<br />

entrevisto. Tiene la plenitud de los treinta y tres años.<br />

Más tarde, cuando el plan emancipador haya adquirido vitalización<br />

voceadora potente, instalará en otro puerto, en Londres, el centro de su magna red<br />

conspirativa, y la manejará con la pericia de quien halla en el tinglado un instrumento<br />

familiar, un arma conocida. Y, cuando no encuentre el apoyo solicitado ni<br />

en Inglaterra ni en Francia, se dirigirá por cuenta propia, para tomarlos, a los<br />

puertos venezolanos de Ocumare y de La Vela de Coro. ¡Siempre el océano,<br />

siempre los puertos!<br />

En este navegador perpetuo rige un único rumbo, un Norte de brújula<br />

precisa, pero su ir jamás aparece rectilíneo. Hombre hábil, de adaptación y sagacidad,<br />

zigzaguea y da vueltas; hace que su oleaje suba o baje, estalle en tormenta<br />

o vaya en lenta serenidad. No se detiene nunca; detenerse es retroceder o perecer;<br />

obra aun al final, en La Carraca de Cádiz, donde organiza una evasión que no<br />

puede cumplirse por la fatal interferencia de una enfermedad grave que lo echa al<br />

sepulcro.<br />

Esa oceánica actividad se ensancha y graba a lo largo de una vida extraordinariamente<br />

pródiga en sucesos, pasiones, aventuras, entrevistas, viajes,<br />

peligros, éxitos y cárceles. Le aman u odian; no produce indiferencia; le persiguen,<br />

temen, admiran, quisieran endiosarle o destruirle. Navegante <strong>del</strong> Nuevo Mundo,<br />

orienta su nave en busca <strong>del</strong> vellocino de oro que le obsesiona. Le acompañarán<br />

casi todos los esforzados varones que plasmaron luego la liberación americana:<br />

Bolívar, San Martín, O’Higgins, Alvear, Artigas, Monteagudo, Gual,<br />

Rivadavia, Montúfar, Rocafuerte, Servando Teresa de Mier, Nariño. Las car-<br />

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