gernika - Urremendi. Landa Garapen Elkartea

la salud económica del turismo, aunque un exceso
de fertilizante lo puede convertir fácilmente en mala
hierba, difícil de exterminar, y puede agostar los frutos.
Los majoreros han mostrado hasta el momento una
juiciosa capacidad de explotación del recurso turístico,
y todavía uno puede recorrer amplios territorios de
la isla invadido por la grata sensación de paisajes
abiertos, poco humanizados, muy hermosos, exóticos
y con un atractivo especial para el visitante europeo.
El turista los consume con la vista, pero esa belleza
natural impregna frecuentemente al visitante sensible
y lo invita a instalarse en cualquiera de los recoletos
pueblecitos, convirtiéndose al cabo del tiempo en
majoreros de toda la vida.
El secreto majorero reside probablemente en su
tradicional hábito asambleario, que ha sido una
herramienta social imprescindible para la
supervivencia. Afortunadamente, parece que la
impregnación de turistas y visitantes no ha afectado
negativamente a ese saludable hábito y ahora se le
ve en pleno funcionamiento en la creación de los
MUNDUTIK ZEHAR
órganos de participación y de gestión de la Reserva
de la Biosfera.
Mirada esa situación con los ojos de Urdaibai cuesta
trabajo evitar una cierta sensación de nostalgia, de
una promesa a medio cumplir, de algo que pudo ser
y que, por miles de causas, todavía no ha sido.
Quizá es que no se preparó la tierra suficientemente;
quizá se descuidó el riego y el abono, y se prestó más
atención a la altura que alcanzaba la planta que a la
solidez de su tallo y a la bondad de sus frutos. Una
vez más, parece que la única manera de hacer las
cosas sigue siendo de abajo a arriba, práctica por
desgracia no demasiado frecuente y que, cuando se
encuentra, conviene aprovechar para observarla y
aprender de ella. Sin duda hacer turismo está bien,
pero en el fondo es una actividad más de la sociedad
de consumo y deja poco poso. Resulta mucho más
interesante, al menos para mí, visitar lugares
y gentes, intentando aprender de sus errores y
aciertos. En el caso de Fuerteventura, además, se
puede disfrutar del sabroso queso majorero.
Punta de Barlovento, Jandía
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