Nicolás Cruz Catalina Balmaceda - Historia Antigua
Nicolás Cruz Catalina Balmaceda - Historia Antigua
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<strong>Nicolás</strong> <strong>Cruz</strong><br />
<strong>Catalina</strong> <strong>Balmaceda</strong>
NICOLÁS CRUZ<br />
CATALINA BALMACEDA<br />
(Editores)<br />
La Antigüedad<br />
Construcción de un<br />
espacio interconectado<br />
RiL editores
930 <strong>Cruz</strong>, <strong>Nicolás</strong> (ed.)<br />
C La Antigüedad: construcción de un espacio<br />
intetconectado I <strong>Nicolás</strong> <strong>Cruz</strong>, <strong>Catalina</strong> Balma-<br />
ceda (editores). -- Santiago: RIL editores, 2010.<br />
320 p.; 21 cm.<br />
ISBN: 978-956-284-761-2<br />
1 HISTORIA ANTIGUA. 1 CIVILIZACIÓN ANTIGUA.<br />
o<br />
LA ANTIGÜEDAD:<br />
CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO INTERCONECTADO<br />
Primera edición: agosto de 2.010<br />
@ <strong>Nicolás</strong> <strong>Cruz</strong> - <strong>Catalina</strong> <strong>Balmaceda</strong>, 2.010<br />
Registro de Propiedad Intelectual<br />
N° 196.579<br />
@ RIL@ editores, 2.010<br />
Alférez Real 1464<br />
750-0960 Providencia<br />
Santiago de Chile<br />
Te!. (56-2.) 2.2.38100. Fax 2.2.542.69<br />
ril@rileditores.com ·www.rileditores.com<br />
Composición, diseño de portada e impresión: RIL@ editores<br />
Impreso en Chile ·Printed in Chile<br />
Derechos reservados.<br />
-,
ÍNDICE<br />
Los autores 9<br />
Abreviaturas de uso más frecuente 13<br />
Palabras preliminares 15<br />
LA IDEA DEL TIEMPO EN LA HISTORIOGRAFíA CLÁSICA<br />
Francesco Borghesi. 21<br />
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN: DOS INSTRUMENTOS<br />
PARA LOS CONTACTOS EN EL MEDITERRÁNEO<br />
Raúl Buono-Core 37<br />
LA CIUDAD CÓSMICA Y LA CONCEPCIÓN ESTOICA<br />
DE RACIONALIDAD<br />
Marcelo D. Boeri 61<br />
ROMA y LOS OTROS.<br />
Los CULTOS EXTRANJEROS EN LA REPÚBLICA ROMANA<br />
Cecilia Ames 85<br />
LA GUERRA DE YUGURTA:<br />
SALUSTIO y EL INFORME DE UNA CRISIS GLOBAL<br />
<strong>Catalina</strong> <strong>Balmaceda</strong> E. 107<br />
LAS RELACIONES DE ROMA CON LAS PROVINCIAS:<br />
EL PROCONSULADO DE M. T. CICERÓN EN CILICIA<br />
Marta Sagristani 131
AUGUSTO y LOS COMIENZOS DEL CULTO IMPERIAL<br />
COMO ELEMENTO DE UNIFICACIÓN DEL IMPERIO<br />
Cesare Letta 155<br />
POEMA, EXILIO, DIFERENDO.<br />
APROXIMACIÓN A LA POÉTICA DEL DESTIERRO EN OVIDIO<br />
Miguel Ruiz Stul/.. 171<br />
GEOGRAFíA LITERARIA, CULTURAL Y POLíTICA<br />
EN METAMORPHOSES DE ApULEYO<br />
Guil/ermo de Santis 191<br />
MODALIDADES DE CIRCULACIÓN DE LA INFORMACIÓN<br />
OFICIAL EN EL ALTO IMPERIO ROMANO<br />
Ale;andro Bancalari Molina 215<br />
¿PERSONAS INFORMADAS EN EL MEDITERRÁNEO ANTIGUO?<br />
<strong>Nicolás</strong> <strong>Cruz</strong> 235<br />
GOBERNANTES VIAJEROS:<br />
EL EMPERADOR ADRIANO (II7-I38),<br />
UN CASO EN EL MUNDO ANTIGUO<br />
Ale;andro Vil/alabas Martínez.. 273<br />
LA TABULA PEUTlNGER1ANA,<br />
ENTRE IMAGINAR Y REPRESENTAR EL MUNDO<br />
EN EL IMPERIO ROMANO<br />
MarcelaA. E. Cubil/os Poblete 299<br />
Índice de nombres antiguos 319<br />
Índice de nombres modernos 323<br />
Índice toponímico ... 329<br />
..
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN:<br />
DOS INSTRUMENTOS PARA<br />
LOS CONTACTOS EN EL MEDITERRÁNEO<br />
Raúl Buono-Core<br />
Resumen: este artículo busca establecer el decisivo rol<br />
que tuvo el desarrollo de la navegación y el comercio con<br />
el consecuente desenvolvimiento de un sistema formal de<br />
relaciones entre los diversos pueblos y Estados de la cuenca<br />
del Mediterráneo, que hoy se podrían denominar como<br />
contactos diplomáticos, en momentos en que se estaba en<br />
los albores del inicio de un sistema y de un lenguaje más<br />
o menos comparables a lo que se entiende por diplomacia<br />
moderna, y que buscaba mantener la paz y la concordia<br />
entre las diversas culturas y núcleos políticos. Sin lugar a<br />
dudas el Mediterráneo se convierte en una vía, en el mejor<br />
instrumento para que esos vínculos se concreten y se hagan<br />
realidad.<br />
Palabras clave: diplomacia, navegación, arbitraje, tregua,<br />
neutralidad, comercio, oráculos.<br />
LAHISTORIADELMUNDOANTIGUOes también una historia del<br />
Mediterráneo. Un ámbito que se transforma en un gran escenario<br />
en el que, en sus bordes y en su interior, pueblos y civilizaciones<br />
construyen su propia realidad, más aún, su identidad. Visto así,<br />
se transforma no solo en un medio para acceder, sino también<br />
en un punto de encuentro y desencuentro, pero por sobre todo,<br />
en un medio de contacto. Las dificultades de desplazamiento en<br />
tierra firme lo convierten en la gran autopista de la Antigüedad;<br />
-,<br />
37
RAÚL BUONO-CORE<br />
en la que es posible desplazarse con mayor rapidez y seguridad,<br />
condición que permite el nacimiento de diversas actividades, como<br />
la exploración y el comercio, además de la conversión de pueblos<br />
de tradición continental en pueblos incitados por el marl.<br />
El aprovisionamiento de metrópolis como Atenas, Roma o<br />
Constantinopla solo se podía afianzar a través del mar. Esta necesidad<br />
generó flotas mercantes y de guerra con el fin de volver<br />
seguras las rutas marítimas2 junto con una activa diplomacia.<br />
Sabemos de Estados que incluso llegaron a su mayor esplendor<br />
basando su poder en una talasocracia, como es el caso de Creta<br />
y Etruria. Al aumentar la calidad y la cantidad de las mercaderías<br />
Sobre el Mediterráneo en el mundo antiguo existe una variada bibliografía,<br />
entre la que destacan autores como: Casson, L. The Ancient Mariners, Seafarers<br />
and sea-fighters of the Mediterranean i" a"cient times, New York,<br />
1959- Second edition, Princeton, 1991; Id., Ships a"d seamanship's i,z the<br />
alzcie"t lIJorld,Princeton-New Jersey, 1971; Id., Travel i" the a"cie"t lIJorld,<br />
London, 1974; Id., «Harbour and river boats of ancient Rome», en fRS, 55,<br />
1965, pp. 30-39; Rougé, j. La mari"e da"s l'A"tiquité, París, 1975;Janni, P.<br />
11mare degli Antichi, Bari, 1996; González Espelosin, F.j. El descubrimie"to<br />
del mundo-Geografía y via;eros e" la antigua Grecia, Madrid, 2000; Breglia,<br />
L. Le antiche ratte del mediterra"eo, Roma, 1966; Rougé, j. Recherches sur<br />
/'orgalzisatiOlzdu comerce maritime en Méditerranée sous /'Empire romain,<br />
Paris, 1966; BIackman, D. J. «Ancient harbours in the Mediterranean..,<br />
en [fNA, 11,1982, pp. 79-104 y 185-212; Balil, A. «Navigazione e rapporti<br />
marittime», en Misce/lalzea di Studi Classici i" o"ore di Euge"io Mall/zi, 1,<br />
Roma, 1980, pp. 173-180; Artzy, M. Los "ómadas del mar, Barcelona, 2007;<br />
Braudel, Fernand El mediterráneo: el espacio y la historia, México, 1989;<br />
Braudel, F. y Duby, G. (compiladores), El Mediterrálzeo: los hombres y su<br />
herencia, México, 1986.<br />
Sobre estos temas del poder y el comercio en el mar: Buono-Core, R. «Flotas<br />
militares y guerras navales en el mundo antiguo: el problema del poder naval»,<br />
en LIMES,9/1O, 1997-1998, pp. 187-206; Morrison, j.S. «Greek naval<br />
tactics in the 5th century BC»,en [fNA, 3, 1974, pp. 21-26; Taillardat, j. «La<br />
triere athénienne et la guerre sur mer aux Ve et IVe siecle», en Brisson, j. P.<br />
Problemes de la guerre en Grece a"cielme, París, 1968, pp. 183-205; Thiel,<br />
j. H. Studies O" the history of Roman seapollJer e" Republica" times, Ámsterdam,<br />
1946; Reddé, M. Mare Nostrum. Les infrastructztres, le dispositif<br />
et /'histoire de la mari"e militaire sous I'empire romain, Roma, 1986; Zaccagnini,<br />
C. Mercanti e politica"el mondo antico (Ed.), Roma, 2000; Redde,<br />
M.- Golvin, j. C. I romani e il Mediterraneo, Roma, 2008.<br />
..
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
transportadas surgió la piratería, la que llegó en ciertos momentos<br />
a ser endémica, problema del que ya tenemos los primeros datos<br />
en los conocidos pasos de Tucídides y Heródoto, quienes se refieren<br />
a Minas, rey de Creta, que habría derrotado a algún tipo<br />
de piratas más o menos en el siglo xv a.e. En los textos de Tell<br />
el-Amarna hay datos bastante creíbles acerca de algunos pueblos<br />
del mar (los que bien podrían haber correspondido a algún tipo<br />
de piratas o de pueblos convertidos a la lucrativa actividad de la<br />
piratería), que en la época del faraón Akhenatón iban a atacar<br />
el litoral egipcio y el puerto de Biblos3. Los shardana aparecen<br />
en varios textos antiguos antes que los filisteos y no se limitan<br />
a la época de Ramsés III. Se habla de ellos en los textos de Tell<br />
el-Amarna y también Ugarit, y hacen su aparición como piratas<br />
en Egipto durante los primeros años del reinado de Ramsés 114.<br />
Entre los siglos IX y VIIIa.e. los fenicios aseguran las rutas<br />
marítimas a través de la fundación de colonias, entre las que se<br />
cuenta Cartago, ciudad que como sabemos llegará a tener un inmenso<br />
poder en el Mediterráneos. Navegando los griegos llegaron<br />
Casson, L. The A/lcie/lt Mari/lers, Seafarers a/ld sea-fighters of the Mediterra-<br />
/leall i/l a/lcie/lt times, New York, 1959- Second edition, Princeton 1991; trad<br />
it., pp. 32-33; sobre la piratería por ejemplo: Ormerod, H.A. Piracy i/l the<br />
A/lcie/lt World, Liverpool, 1924; Brule, P. La piraterie crétoise hellénistique,<br />
Besancon, 1978; Dell, H. «The origin and nature of IlIyrian Piracy», en <strong>Historia</strong>,<br />
XVI,1967, pp. 344-358; Perinet, Ch. «La piraterie dans la latinité», en<br />
Caesarodum, 1968, pp. 75-80; Maroti, E. «Diodotos Tryphon et la piraterie»,<br />
en Acta Antiqua, 10, 1962, pp. 187-194; Id., Piracy i/l the age of the roma/l<br />
civil wars, Budapest, 1972; Crawford, M. «Republican denarii, in Romania:<br />
the represión of piracy and the siave trade», en ]RS,LXVII,1977, pp. 117-124;<br />
Dell, H. J. «The origin and nature of IlIyrian Piracy», en <strong>Historia</strong> XVI,1967<br />
Buono-Core, R. «Piratería, política y comercio en una Roma republicana»,<br />
en SER,XII,2004, pp. 61-76; Gras, M. «La piraterie tyrrhénienne en mer Egée:<br />
mythe ou réalite?», en Mélanges Heurgon, 1,1976, pp. 341 Yss.; lentile, M.<br />
G. La pirateria tirrenica, en Kokalos, Suppl. 6, 1983; Levi, M. A. «Le cause<br />
della guerra romana contro gli IlIiri», en Revista di Studi Antichi, 1973, pp.<br />
317-325; Anson, E. M. «The Persian fleet in 334», en CP, 84,1989, pp. 44-49.<br />
Artzy, M. op. cit., p. 146 Yss.<br />
Acquaro, E. (a cura di), Sul/e rotte dei Fenici, Roma, 1999; Chiera, G., 1Fenici<br />
mercan ti e avventurieri del/'antichitiz. Un popolo di navigatori da Oriente a<br />
Occidente lungo le vie del sale, Roma, 1979.<br />
39
RAÚL BUONO-CORE<br />
al Mar Negro, al sur de Italia y a Sicilia, a la Cirenaica, al norte<br />
de África, al sur de Francia y España, realidad que más adelante<br />
detonará un conflicto con Cartago. La certeza de la presencia de<br />
algunos Estados en el Mediterráneo va de la mano con el desarrollo<br />
de la navegación y del poder político, convirtiendo algunas zonas<br />
de ese espacio marítimo en un territorio en disputa. Los conflictos<br />
entre griegos y cartagineses o las alianzas entre cartagineses y etruscos<br />
contra los griegos6, van convirtiendo el Mediterráneo en una<br />
prolongación del dominio territorial de esas potencias, hecho que<br />
hará posible el surgimiento de los instrumentos que permitirán, en<br />
algunos casos, negociar y solucionar por la vía pacífica algunos<br />
de esos conflictos. Los etruscos, en algunos períodos dueños del<br />
mar Tirreno, se opondrán a la fundación de colonias griegas autónomas<br />
en la costa occidental de la península itálica, al norte de<br />
Cumas7. Es probable que, a pesar de esto, alguna ciudad etrusca<br />
como Cerveteri o Gravisca tolerase la presencia de alguna filial de<br />
comerciantes griegos con el objeto de importar bienes suntuarios<br />
desde Grecia, que admiraron y adquirieron en grandes cantidades,<br />
según lo atestiguan los objetos encontrados en las necrópolis<br />
etruscas. No estamos en condiciones de afirmar con certeza que<br />
en el siglo VIa.e. naves etruscas llegasen hasta el Egeo, pero sabemos,<br />
eso sí, que los etruscos tuvieron paralelamente una fama<br />
de temibles piratas, aun cuando es probable que esta haya sido<br />
solo un aspecto de sus actividades marítimas8. Heródoto nos da<br />
la noticia de que entre el 540 Yel 530 a.e. se produjo una batalla<br />
naval frente a la colonia griega de Masalia (Marsella), en la cual<br />
Colozier,Mlle Ét. «LessÉtrusqueset Carthage», en MEFR,LXV,(1953), pp.<br />
63-98; Ferron, J. «Les relations de Carthage avec l'Étrurie», en Latomus,<br />
XXV,1966, pp. 689-709.<br />
Combet Farnoux, M. B. «Cumes, l'Étrurie et Rome, a la fin du VIe siecle<br />
et au début du Ve siecle- Un aspect des premiers contacts de Rome avec<br />
I'hellénisme», en MEFR,LXIX,1957, pp. 7-44.<br />
Estrabón, IV, 1, 10, relata la presencia de piratas tirrénicos frente a las islas<br />
Stecadi, en los alrededores de Marsella.<br />
.,
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
los marselleses lograron rechazar un ataque cartaginés. En ese<br />
encuentro es probable que los etruscos hayan participado también<br />
con sus naves9. Al parecer dicha victoria fue a lo Pirro, porque<br />
a pesar de la derrota Cartago logró progresivamente alejar a los<br />
navegantes y mercaderes extranjeros del Mediterráneo occidental,<br />
hecho que le permitió, a fines del siglo VIa.c., conquistar el rico<br />
reino de Tartessos en España, bloqueando el estrecho de Gibraltar,<br />
logrando en esa área marítima un monopolio comercial que en<br />
el mundo. antiguo no tuvo parangón. Un siglo antes los griegos<br />
ya habían llegado al Atlántico, presumiblemente hasta Britania,<br />
centro del comercio del estaño. Entre el siglo VIIe inicios del VI<br />
a.c. florecía el comercio marítimo griego y la cerámica corintia<br />
estaba muy difundida en el Mediterráneo oriental.<br />
A partir de la experiencia de Salamina y el consecuente<br />
abandono de los persas de su política de expansión sobre Europa,<br />
Atenas consolidará en los próximos 150 años los principios<br />
fundamentales de su política exterior y económi~ potencia<br />
naval y el comercio marítimo. En el siglo IVa.c., cuando en Grecia<br />
cambian los equilibrios de fuerzas, Atenas seguirá pensando<br />
en la necesidad de una capacidad naval, pero los macedonios los<br />
derrotarán en la batalla de Amorgo, poniendo fin a su potencia<br />
militarycomercial10.En la época helenísticala actividad marítima<br />
descansa también en el comercio.<br />
Kramer, Frank R. ..Massilian diplomacy before the second punic war», en<br />
A]P,LXIX,1, 1948, pp. 1-25; Buono-Core, R. «Roma, Marsella y el Mediterráneo<br />
occidental», en SER,1991, pp. 21-34; Nenci, G. «Le Relazioni con<br />
Marsiglia nella politica estera romana», en Rivista di Studi Liguri, 24,1958,<br />
pp. 24-97; Dewitt,J. «Massilia and Rome», en Trans. Americ. Philol. Assoc.,<br />
LXXI,1940, pp. 605-615.<br />
10 Para la política exterior de Atenas y Grecia, ver principalmente Bengsron,<br />
H. , Die Verrriige der griechisch-romischen Welt von 700 bis 338 v. Chr..<br />
Mitwirkung V.Werner, R. en Die Sttatsvertrage des Altertums, Bd. 11,Berlín,<br />
1962-1975; Bouthoul, G. Traité de Polémologie. Sociologie des guerres,<br />
París, 1970; Detienne, «Géométrie, Politique et Société», en AllIzales Ese,<br />
20, 1965; Fernández Nieto, F. Los acuerdos bélicos en la antigua Grecia:<br />
época arcaica y clásica, Santiago de Compostela, 1975,2 vols.; Moggi, M.<br />
..<br />
41
RAÚL BUONO-CORE<br />
En el Occidente, pocos años después de la victoria sobre<br />
Cartago, Gerión 1 de Siracusa se deshizo de la amenaza etrusca<br />
(a cura di), I sinecismi interstatali greci, Pisa, 1976; La vie intemationale<br />
dansla Crecedes Cités(VI-lV s.av.J.c.),París,1940;Philippson,C. The<br />
lntemacional Law and Custom o( Ancient Creece and Rome, London,<br />
1911,1-11;Ténékides, M. G. «Droit Internacional et communautés fédérales<br />
dans la Grece des cités (v-m siecles avant J.-c.)>>, en Recueil des Tours de<br />
/'Académie de Droit Internacional, 90, 1956,11, Leyde, 1957; Calabi, Ida<br />
Ricerche sui rapporti tra le poleis, Firenze, 1953; Id., «11trattato romanoetolico<br />
del 212 nella nuova epigrafe acarnana», en RFlC,n.s. XXXIX,1956,<br />
pp. 389-397; Phillipson, C. The lntemacional Law and Custom o( A/lcimt<br />
Creece a/ld Rome, London, 1911; Vernant, P.(edit.); Problemes de la guerre<br />
e/l Crece allcie/l/le, París, 1968; Calderone, Pístis-Fides. Ricerche di storia e<br />
diritto internazionale nell'antichita, Mesina, 1964; Raffaela, L., Cresci, F.,<br />
Gazzano D., Orsi, P. La retorica della Diplomazia nella Grecia Antica e a<br />
Bisanzio, Roma, 2002; Santi Amantini, L. (a cura di), Dalle parole ai (atti,<br />
RelaziOlzi interstatali e comlmicazione politica /lel mondo a/ltico, Roma,<br />
2005; Piccirilli, L. L'i/lvmzio/le della diplomazia /lella Crecia antica, Roma,<br />
2002; Canali De Rossi, F. Le ambascerie dal mondo greco a Roma in eta<br />
republicana, Roma, 1997; Ferrabino, A. J/ problema del/'¡mita /lazi01lale<br />
nella Crecia alltica, 1, Roma, 1972; Badian, E. «Rome and Antiochus the<br />
Great: a study in cold wac», en CP,LIV,2, (1959), pp. 81-99; Id., ..The treaty<br />
betWeen Rome and the Achaean league», en}RS,42,1952, pp. 76-80; Mosley,<br />
D.J. Envoys and Diplomacy in ancient Greece, <strong>Historia</strong>-Einzelschriften-heft,<br />
22, Wiesbaden, 1973; Morel,). P. ..L'expansion phocéenne en occident: dix<br />
années de recherches (1966-1975)>>,en BCH,99,1975, pp. 853-896; Aymard,<br />
A «Le partage des profits de la guerre dans les traités d'alliance antiques», en<br />
Revue Historique, CCXVII,2,1957, pp. 233-249; Sordi, M. «Atene e Sparta<br />
dalle guerre persiane al 462/1 a.c.», en Aevum, 1-11,1976,pp.25-41; Id., «1<br />
rapporti fra Dionigi e Cartagine fra la pace del 405/4 e quella del 392/1 », en<br />
Aevum, LIV,1980, pp. 23-34; Mc Donald, A. H. «The Treaty of Apamea»,<br />
en }RS, LVII,1967, pp. 1-8; Mc Donald and Walbank, F.W. «The origins of<br />
the second macedonian war», en }RS, 1937, pp. 180-207; Buono-Core, R.<br />
.
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
en la batalla de Cumas el 474 a.c., terminando con la potencia<br />
marítima etrusca, lo que quedó en evidencia cuando estos se aliaron<br />
con Atenas durante la Guerra del Peloponeso, entregándoles<br />
un nulo apoyo en el marl l.<br />
Roma por otro lado estaba muy lejos de representar una presencia<br />
marítima. El hecho de que en el asedio de Antium (Ancio),<br />
el 341 a.c., haya usado veinte naves de guerra no es algo relevante<br />
si se le compara con los parámetros en uso en el Mediterráneo<br />
oriental. También es incierto que en el período posterior al asedio<br />
haya mantenido algoparecido a una flota de guerra. Contaba con<br />
una marina mercante de poca importancia, según se puede apreciar<br />
en los tratados comerciales con Cartago, el primero de los cuales<br />
fue estipulado entre elS09 y elS08 a.C.ll. Es difícil, pero no improbable,<br />
que los púnicos hayan abierto a un competidor de cuidado<br />
algunos puertos que estaban bajo su esfera de influencia y que en<br />
dicho acuerdo son descritos13.Hasta el Imperio el comercio marítimo<br />
fue, en primer lugar, una prerrogativa de las ciudades griegas<br />
de la Magna Grecia y de Sicilia, las que como sabemos, poco a<br />
11 Combet Farnoux, M. B. alJ. cit., en MEFR,LXIX,(1957), pp. 7-44.<br />
12 Heurgon, J. «Sur I'interdiction de naviguer au-delil du Beau-Promontoire<br />
dans le premier traité entre Rome et Carthage, (PoI., III,22-23»>, en Scripta<br />
Varia, Collection Latomus, 191, 1986, pp. 107-115; Calderone, S. «Livio<br />
e il secondo trattato romano-punico di Polibio», en Miscellanea di Studi<br />
Classici in onore di Eugenio Manni, Roma, 1980, pp. 365-375; Giannelli,<br />
C. A. «Quattro o cinque i trattati romano-punici?>" en Helikon, 11,1962,<br />
pp. 415-424; Nenci, G. «11trattato romano-cartaginese», en <strong>Historia</strong>, VII,<br />
1958, pp. 263-299; Mitchell, R. E. «Roman-Carthaginian treaties: 306 and<br />
279/8 B.C.», en <strong>Historia</strong>, XX,1971, pp. 633-655; Badian, E. «Two Polybian<br />
treaties», en Miscellanea di Studi Classici in onore di Eugenio Manni, 1,<br />
Roma, 1980, pp. 161-169; Sancho Royo, A. «En torno al tratado del Ebro<br />
entre Roma y Asdrúbal», en Habis, 7, 1976, pp. 75-110; Buono-Core, R.<br />
«Los tratados y la política: el caso de Aníbal Barca'>, en SER,XIII,2006, pp.<br />
47-64; Santos Yanguas, N. «El tratado del Ebro y el origen de la segunda<br />
guerra púnica», en Hispania, 37,1977, pp. 269-298.<br />
13 El tema de los espacios marítimos como territorios soberanos se analiza<br />
en Buono-Core, R. «La oceanopolítica y la geopolítica, ¿claves para una<br />
comprensión del expansionismo romano entre los siglos VIy IIIa.c.?», en<br />
SER, VII-VIII, 1996, pp. 57-69.<br />
. .\ 43
RAÚL BUONO-CORE<br />
poco se irán convirtiendo en aliadas de Roma. Es prácticamente<br />
inútil tratar de encontrar en una Roma republicana movimientos<br />
de naturaleza mercantil, el que en el mejor de los casos significó<br />
solo el aprovisionamiento de granos de la capital. Incluso cuando<br />
en el166 a.e. Oelos fue declarado algo así como puerto franco de<br />
carácter internacional-una competencia que seguramente afectó<br />
a Rodas-, parece que Roma no se vio directamente beneficiada<br />
(recordemos que coincidiendo con el estallido de la Primera Guerra<br />
Púnica el 264 a.e. armó una flota propia por primera vez). Más<br />
adelante la capacidad naval de Roma es la que impide que Filipo<br />
V de Macedonia, aliado de Cartago, pueda intervenir en Italia.<br />
Estos hechos marcan el inicio de la unificación del Mediterráneo<br />
por una única potencia universalmente reconocida, que se realizará<br />
después de la consolidación del gobierno central en Roma, en los<br />
tiempos del emperador Octaviano Augusto.<br />
En un mundo así, pleno de tensiones, en el cual el péndulo<br />
va y viene, los pasos de la diplomacia contribuyen por ejemplo al<br />
reconocimiento de los espacios periféricos, por lo cual, al interior<br />
de los Estados o de la urbe los embajadores extranjeros serán<br />
acogidos y recibidos, interesándose por los problemas de cada<br />
uno, entrando en contacto con los poderes del Estado. Mientras<br />
los embajadores romanos, sus legados, protegidos por la inviolabilidad<br />
que les confería el cargo, se proyectarán incisivamente<br />
hacia las naciones extranjeras, estableciendo los tiempos y los<br />
límites de ellasl4.<br />
14 ParalasrelacionesexterioresdeRoma,entreotrosautores,TorregarayPagola,<br />
E. -J. S. Yanguas (Eds.), Di/llomacia y autorrepresentación en la Roma <strong>Antigua</strong>,<br />
Vitoria, 2005; Auliard, C. La diplomatie romaine-L'autre i1tStrument de<br />
la conquete, Rennes, 2006; Canali De Rossi, F. Le relazi(mi diplomatiche di<br />
Roma, 1,Roma, 2005; Angeli Bertinelli, M. G. e Piccirilli, L. (a cura di), Serta<br />
Antiqua et mediaevalia, IV,Linguaggio e termini/ogia diplomatica dall'antico<br />
oriente al/'impera bizantino, Roma, 2001; Buono-Core, R. ..Los tratados en el<br />
mundo romano», en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, XXV,2003, pp.<br />
23-34; Veyne, P. «y a-t-il un impérialisme romain?», en MEFRA,87, 1975, pp.<br />
793-855; Rebuffat, M. R. «LesPhéniciens a Rome», en Melanges d'archéologie<br />
. .t<br />
44
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
El estudio de la antigua diplomacia fue objeto de preocupación<br />
desde la época bizantina, cuando una serie de hechos relacionados<br />
con las embajadas mencionadas por los historiadores<br />
de la Antigüedad fueron compilados para el uso del emperador<br />
Constantino VII Porfirogenetols. La finalidad de ese proyecto fue<br />
mostrar que los romanos conquistaron el mundo no solo con las<br />
armas, sino que a través de la palabra, la que encontró su plena<br />
expresión en Grecia, en el ágora y en la Asamblea, y en Roma,<br />
en las deliberaciones del Senado, las que dieron a conocer en el<br />
extranjero sus legados.<br />
Veamos entonces algunos ejemplos que nos permitan analizar<br />
por qué la diplomacia fue una vía unificadora en este gran escenario<br />
que es el Mediterráneo.<br />
Hasta fines del siglo XIXse consideraba el derecho internacional<br />
público como un logro de la civilización moderna, por lo que la<br />
posibilidad de que se aceptara la existencia de algún instrumento<br />
como un arbitraje en la Antigüedad era completamente imposible.<br />
Hoy sabemos que la información salida a la luz después del des-<br />
et d'histoire, 78, 1966, pp. 7-48; Derow, P.S.«Polybius, Rome and the East»,<br />
en jRS, LXIX,1979, pp. 1-15; Gabba, E. «Aspetti culturali dell'imperialismo<br />
romano», en ATH,65, 1977, pp. 49-74; Frank, T. «Mercantilism and Rome's<br />
foreign policy», en Amm. Hist. Rev., XVIIl,1913, pp. 233-252; Clemente, G.<br />
«Esperti» ambasciatori del Senato e la formazione della politica estera romana<br />
tra il IIIe il IIsecolo a.c.», en ATH,III-IV,1976, pp. 319-352; Errington, R. M.<br />
«Rome and Spain before the Second Punic War», en Latomus, XXIX,1, 1970,<br />
pp. 25-57; Harris, W.v. (Edit.), «The Imperialism of Mid-Republican Rome»,<br />
en Papersand monographs of the Ameriam Academy in Rome, XXIX,Roma,<br />
1984; Briscoe, J. «Eastern Policy and Senatorial Politics 168-146 B.C.», en<br />
<strong>Historia</strong>, XVIII,1969, pp. 49-70; Walbank, F.W. «Roman declaration of war<br />
in the third and second centuries», en cr, XLIV,1949, pp. 15-19; Id., «Polybius<br />
and Rome's eastern policy», en jRS, LlII,1963, pp. 1-13; Eckstein, A. M.<br />
«Hannibal at new Carthage: Polybius 3.15 and the power of irrationality»,<br />
en cr, 84, 1989, pp. 1-15; Pomeroy,A.j. «Hannibal at Nuceria», en <strong>Historia</strong>,<br />
XXXVIII,1989, pp. 162-176.<br />
15 Sobre esos argumentos me permito recordar una de la primeras obras<br />
publicadas en español, la de Herrera, H. Las relaciones intemacionales del<br />
Imperio Bizantino durante la época de las grandes invasiones, Santiago de<br />
Chile, 1972.<br />
. .\<br />
45
RAÚL BUONO-CORE<br />
cubrimiento de numerosos textos epigráficos sobre congresos y<br />
tratados estipulados entre las polis ha cambiado esa añeja visión<br />
del mundo antiguo, Además, hace poco más de cincuenta años,<br />
los nuevos descubrimientos arqueológicos de las civilizaciones<br />
más antiguas de Asia y los progresos hechos en el desciframiento<br />
de las escrituras de carácter cuneiforme permitieron dar a conocer<br />
algunos textos de tratados del mundo sumerio que incluyen<br />
ejemplos de arbitrajes y que corresponden a un tiempo cercano al<br />
tercer milenio a.e. Por cierto estas evidencias no son suficientes<br />
para sostener que el arbitraje internacional haya tenido su origen<br />
en la Antigüedad, sobre todo porque es improbable que entre esa<br />
época y el mundo actual existan idénticos sujetos jurídicos. También<br />
sería un error creer que en el mundo griego la finalidad del<br />
arbitraje internacional haya sido la eliminación de las causas de<br />
la guerra a través de la colaboración de dos o más polis, porque<br />
la realidad es que permanentemente sufrieron las penurias de<br />
esos conflictos, Hoy un arbitraje internacional se entiende como<br />
el procedimiento en «el que un juez, libremente elegido, conoce y<br />
decideinapelablementesobre una disputa» 16, Recordemosque el<br />
término arbitraje deriva de la palabra latina arbiter, que se refiere<br />
al que asistía a los litigantes. Al parecer en los primeros tiempos<br />
tuvo más bien la función de un mediador, para después pasar a<br />
ser un juez elegido por los litigantes para dictar un arbitrium ]7, es<br />
decir, una sentencia. Era la persona que conciliaba a los litigantes,<br />
que mediaba entre las dos partes, Hasta ahora no disponemos de<br />
antecedentes confiables como para pensar que esa institución fuese<br />
16 Sereni,A.B.s.v.arbitrato,en el Novo DigestoItaliano,Torino,1937,1,p.<br />
638; Piccirilli, L. I (a cura di), Gli arbitrati interstatali greci, Pisa, 1973;<br />
Buono-Core, R. «Tratados y arbitrajes en Atenas del siglo V a.c.», en Europa,<br />
2, 2004, pp. 29-38; Tod, M. N. Intemational arbitration among the<br />
Greeks, Oxford, 1913; Raeder, A. L'arbitrage intemational chez les He//e,zcs,<br />
Kristiania,1912.<br />
17 Cfr.De Ruggiero,op. cit., p. 13 Yss.; Balch,R. W.Arbitration as a term of<br />
internacional Law, Philadelphia, 1920.
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
creada por los griegos o por los romanosl8. En el caso griego no<br />
existen datos de designaciones específicas para un arbitraje público<br />
en el que el Estado haya sido el juez arbitral, ni menos del<br />
modo como se tramitan en el mundo moderno, me refiero a los<br />
árbitros internacionales. Los antecedentes que nos entregan los<br />
textos literarios y epigráficos relacionados con los procedimientos<br />
arbitrales entre las polis se refieren a toda la historia griega,<br />
desde la edad arcaica hasta los primeros siglos d.C No parece<br />
real que haya existido una institución jurídica que pueda llamarse<br />
con un nombre y haya tenido una fisonomía permanente desde<br />
la época arcaica hasta la época romana. Aun así existen ejemplos<br />
de desavenencias entre dos o más polis que fueron resueltas con<br />
medios pacíficos, impidiendo de ese modo una solución violenta.<br />
La existencia de esos hechos y de esas tradiciones, demuestra la<br />
constante preocupación del pueblo griego por la justicia y sus<br />
deseos de paz. Los más recientes estudios de las fuentes literarias,<br />
epigráficas o papirológicas determinan que entre el siglo VIIIa.C<br />
y el siglo IVa.C hay 61 arbitrajes llamados históricos y 19 míticos,<br />
estos últimos consignados a juicios arbitrados por héroes o<br />
divinidades -presumiblemente- protectoras de las polis. Reales o<br />
no, demuestranque la tradición ya estaba constituida19y formaba<br />
parte de la memoria colectiva.<br />
Ahora bien, el espíritu de justicia y los esfuerzos por instalar<br />
una sociedad justa, los procedimientos y las reacciones humanas,<br />
hacen que algunos episodios de la Antigüedad muestren similitudes<br />
con los actuales. Pero si a los historiadores del derecho esas<br />
analogías pueden parecerles satisfactorias, no podemos olvidar la<br />
gran diferencia que presentan las muy diversas circunstancias en<br />
que ellos ocurrieron. Si en una discusión actual sobre la esencia<br />
del derecho internacional, su autonomía, sus fuentes y sujetos se<br />
considera solo instituciones de la antigua Grecia, se está cometien-<br />
lB Calabi, I. ofJ. cit., Firenze, 1953, p. 93.<br />
19 Piccirilli (L. a cura di), Gli arbitra ti interstatali greci, Pisa, 1973.<br />
. . 47
RAÚL BUONO-CORE<br />
do un error. No todos los aspectos de los logros de la civilización<br />
griega evolucionaron del mismo modo en las diversas regiones,<br />
además, la estructura social moderna es distinta a la griega; esta<br />
última nunca tuvo una estructura política técnicamente estable,<br />
por el contrario, estuvo en permanente movimiento y cambio.<br />
Otra cosa es que, tal como lo ha presentado la investigación<br />
moderna, el arbitraje haya existido en la antigua Grecia. No hay<br />
que perder de vista que esa realidad estuvo acompañada de la<br />
poca voluntad de los griegos en constituirse en un Estado único.<br />
Dicho procedimiento no tuvo la frecuencia necesaria para impedir<br />
o moderar las continuas guerras que agitaron a Grecia, o que<br />
después, en la mayoría de los casos, no aceptaran la sentencia<br />
de los árbitros. Aunque se pueda en este campo formular juicios<br />
morales, el constante esfuerzo por actuar con justicia fue una<br />
admirable prueba de la refinada conciencia ética de los griegos y<br />
de la sensible discordia en la política, entre la especulación teórica<br />
y las condiciones reales.<br />
En el mundo griego existió un derecho internacional que buscó<br />
regular las relaciones entre las polis. De ese principio surgió, por<br />
ejemplo, la aplicación de un derecho comercial que era común a<br />
todas, con tribunales marítimos que regulaban las relaciones entre<br />
los ciudadanos de ellas y otros pueblos. En el mar se aplicó un<br />
derecho marítimo que normó el comercio internacional, el que<br />
tuvo especial relevancia a la hora de estipularse algún tipo de<br />
tratado comercial. Por ejemplo, este otorgaba a los ciudadanos<br />
privilegios frente a los organismos públicos, hasta hoy, siempre<br />
confrontacionales y poco amistosos. El derecho ático fue más pluralista<br />
porque reconoció la existencia de dos derechos paralelos,<br />
transformándose en la corrección y en el complemento del otro,<br />
situación necesaria en la humana realidad de las cosas. En cuanto<br />
a la organización jurídica, a pesar de haber estado en un ámbito<br />
más bien limitado por su naturaleza técnica, era muy sensible y<br />
abierto a la lógica y a la capacidad creativa propia del derecho.<br />
. .\
DIPLOMACIA y NAVEGACiÓN<br />
La elección de un juez arbitral demostró la fe en la existencia<br />
de una justicia única e igualitaria para todos los griegos. El no<br />
aceptar arbitrajes con potencias extra griegas convirtió el asunto<br />
en un problema local, pero aun así se transformó en un ejemplo<br />
para los que en esos tiempos habitaron la cuenca del Mediterráneo.<br />
Otro instrumento diplomático fue el de la neutralidad20. No<br />
es mucho lo que se ha escrito sobre la diplomacia en la antigua<br />
Grecia, por consiguiente, el tema de la neutralidad ha merecido<br />
menos atención aún. Hay datos para afirmar que los inicios de un<br />
debate sobre esto ocurrieron cerca del fin de las Guerras Médicas.<br />
Por Heródoto, sabemos de varias polis que fueron partidarias de<br />
los persas, por lo que fueron acusadas de traicionar a la Hélade21.<br />
Los griegos probablemente consideraron que la neutralidad ante<br />
los bárbaros era inaceptable, algo que Tucídides menciona al referirse<br />
a Siracusa, que toma esa postura, hecho que hace aparecer<br />
a los neutrales ayudando al más fuerte. La vergüenza de haber<br />
apoyado a los persas fue un hecho insostenible y se usó como<br />
argumento para atacar al adversario, surgiendo la propaganda<br />
como un instrumento potente de presión psicológica a las ciudades<br />
que habían apoyado a los persas o habían permanecido neutrales.<br />
Uno de los argumentos entregados fue el de haber seguido las<br />
órdenes del oráculo de Delfos, santuario que como sabemos, fue<br />
famoso porque en base al sentido común reguló en gran medida<br />
las relaciones internacionales, y en el caso de la invasión persa<br />
aconsejó no oponerse a ella. Por esto Heródoto, cuando se refiere<br />
a las ciudades que apoyaron a los persas, hace la diferencia entre<br />
las que lo habrían hecho voluntariamente y sin presiones, las que<br />
20 Buono-Core, R. «La neutralidad y la tregua sagrada en Grecia: ¿actos<br />
diplomáticos?», en LIMES, 19,2007, pp. 147-160; Fernández-Nieto, F.,<br />
«Tregua sagrada, diplomacia y política durante la Guerra del Peloponeso»,<br />
en E. Frezouls & A. Jacquemin, (eds.), Les relatiolls j¡ltemaciOllales, París,<br />
1995, pp. 161-187; Nenci, G., «La neutralita nella Grecia antica», en Studi<br />
sui rapporti j¡lterstatali lid mOlido a¡ltico, Pisa, 1981.<br />
21 Heródoto, 8, 144,2.<br />
-.<br />
49
RAÚL BUONO-CORE<br />
lo habrían hecho entusiastamente y las que lo habrían hecho por<br />
necesidad, lo que demuestra que no todos estuvieron de acuerdo<br />
y que, por el contrario, se dividieron entre los que tomaron el<br />
camino de la neutralidad, los que hicieron la guerra contra los<br />
persas y los que se pusieron de su lado.<br />
Durante el siglo Va.c., cuando aún en Grecia se discutía sobre<br />
estos acontecimientos, los griegos comenzaron a verse frente a una<br />
elección aún más difícil, ya no referida a la posición tomada frente<br />
a los bárbaros, sino frente a los mismos griegos, en la víspera de<br />
la Guerra del Peloponeso. Tucídides registra los discursos de los<br />
embajadores que defendieron la posición tomada por las polis22.Es<br />
el siglo de la gran discusión sobre la neutralidad, acompañado del<br />
florecimiento de la cultura y del arte, un debate de alto nivel, estilo<br />
que en su forma y en su fondo afortunadamente ha permanecido<br />
hasta hoy día. Hay que tener presente que los griegos consideraron<br />
la guerra como una forma de compromiso permanente; eso<br />
explica en cierto modo el grado de dramatismo que ella asume<br />
en Heródoto y Tucídides, cuando se tiene que decidir y elegir si se<br />
involucran o no en el conflicto, porque la neutralidad, tal como<br />
estamos viendo, fue probablemente considerada desde un punto<br />
de vista teórico, extraña a la mentalidad griega. La neutralidad no<br />
es vista como una condición permanente, sino como una posición<br />
que en algún momento es necesario tomar. Elegir la neutralidad<br />
tuvo el significado de algo así como salir del medio y alejarse del<br />
centro. Fue el resultado del deseo de una comunidad de ponerse<br />
a cubierto para lograr una forma de tranquilidad y de seguridad<br />
para todos sus miembros, al precio de desprestigiarse y quedar en<br />
una posición incómoda frente al resto de las polis griegas.<br />
Hay también una sutil diferencia entre neutral y neutro. Tucídides<br />
nos señala que la neutralidad no fue jamás neutra cuando<br />
menciona a los siracusanos, quienes les dicen a los habitantes<br />
de Camarina que la noción de neutralidad va de la mano con la<br />
22 Tucídides, 3, 62, 1.<br />
5°<br />
. .t
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
igualdad y la equidistancia23. No fue fácil para una ciudad que<br />
necesitaba mantener su autonomía, su autarquía y su libertad,<br />
conciliar estos principios con la idea de neutralidad. Los griegos<br />
pusieron en peligro estos principios al aliarse en ligas con el fin de<br />
mantenerse independientes, pero al costo también de perder parte<br />
de esa independencia. Hubo un ideal griego que los llevó a la insularidad,<br />
o al menos al deseo de aislamiento, deseo que se concretó a<br />
medias cuando formaron alianzas que en muchas ocasiones fueron<br />
un factor de conflicto entre las polis, porque algunas desearon la<br />
neutralidad y otras en cambio se opusieron. Sobre todo en los<br />
conflictos se generó la necesidad de tener a alguien que pudiese<br />
hacer el papel de intermediario, situación que de alguna manera<br />
se dio en los juegos panhelénicos y en las ceremonias religiosas<br />
que se realizaban en las sedes de los oráculos, espacio sagrado en<br />
el cual los que asistían quedaban en una situación bastante similar<br />
a las del que se asila, aunque el tiempo en esa condición haya sido<br />
breve. Por esto en Grecia eran buscados con mucho cuidado los<br />
lugares que garantizaran una total neutralidad, asegurándose de<br />
ese modo una convivencia aceptable para los encuentros entre<br />
enemigos, un espacio apropiado para la palabra y las ideas. Delfos<br />
fue uno de esos lugares; el oráculo conoció las condiciones de los<br />
adversarios y los aconsejó con sensatez, aunque quizás acatando<br />
de preferencia los deseos de quienes buscaron en su autoridad la<br />
aprobación plena de sus propuestas. Aun así, los consejos fueron<br />
generalmente el resultado de un conocimiento adecuado de la<br />
política interna y externa de Grecia. Los santuarios gozaban de<br />
una neutralidad intrínseca y funcional, independientemente de<br />
cualquier conflicto en curso. Recordemos que el santuario xynón<br />
de Lesbos, constituido fácticamente en el centro político del lugar,<br />
fue llamado también messon24,es decir, lo que está en el medio, la<br />
zona del conflicto de la cual el neutral debía alejarse. La necesidad<br />
23 Tucídides, 6, 80, 1,2.<br />
24 Detienne, M. op. cit., p. 439.<br />
. .t
RAÚL BUONO-CORE<br />
de ese espacio se fundamentó en la figura de un mediador, alguien<br />
que hizo de intermediario en ese lugar. Esa idea se potencia en el<br />
mismo adjetivo, que significó también imparcial, intermediario,<br />
aquel que se sitúa en el medio. Este término se usó también para<br />
indicar el espacio que separaba a los ejércitos25,además de señalar<br />
todo lo que era ofrecido en común, por ejemplo los premios que<br />
se otorgaban en las competencias.<br />
El alto porcentaje de fragmentación de la vida política griega<br />
después de la caída de Micenas explica que encontremos en la<br />
mentalidad griega la posibilidad de elegir o rechazar la neutralidad.<br />
El aislamiento de las comunidades las obligó a tomar<br />
posiciones ante la bipolaridad producida por Atenas y Esparta.<br />
El conocido «diálogo de los melios» en Tucídides es el prototipo<br />
del diálogo entre sordos y nos permite ver hasta qué límites llegó<br />
la lógica del poder en Grecia. Ahí, la neutralidad fue siempre<br />
una opción para los más débiles, fruto del esfuerzo de muchos<br />
que se esmeraron por vivir en paz. Aun así, hasta ahora, no se<br />
ha encontrado ningún documento que asegure o demuestre que<br />
hubo una declaración de carácter jurídico de tipo oficial sobre<br />
la neutralidad.<br />
Otro instrumento de la diplomacia fue la llamada tregua<br />
sagrada, el que se fue prestigiando entre las ciudades griegas. La<br />
tregua se proclamaba al interior de una fiesta religiosa local o panhelénica.<br />
Sus promotores no se limitaban a exhortar a los griegos<br />
a que cumpliesen con las recomendaciones de los dioses, sino que<br />
enviándose altos personajes de la administración del santuario<br />
en el cual la fiesta se celebraría, se cerraban solemnemente los<br />
acuerdos con las ciudades griegas que lo desearan, comprometiéndose<br />
éstas a observar con fidelidad un período convenido de<br />
suspensión de las hostilidades y actos violentos contra personas<br />
y propiedades. La finalidad era impedir que estallaran conflictos<br />
25 Se llamará mesóchoroll el territorio de nadie entre dos pueblos limítrofes; y<br />
metáichmioll el espacio entre dos enemigos que se enfrentan.<br />
. .\
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
bélicos en el momento en que se desarrollara la fiesta, razón por<br />
la cual esto puede ser considerado como un tipo de convenio<br />
anticipado de suspensión de actividades.<br />
La costumbre de interrumpir los conflictos armados, para dar<br />
ocasión a que las ciudades griegas comprometidas pudiesen celebrar<br />
sin inconvenientes las fiestas y conmemoraciones religiosas<br />
más relevantes por su prestigio interhelénico o regional, parece<br />
ser que se remonta a las etapas inmediatamente posteriores a<br />
las primeras migraciones, cuando ya todas las ramas del pueblo<br />
griego se habían asentado y los centros de difusión de los cultos<br />
habían sido al menos inicialmente establecidos. Hoy sabemos<br />
que los indoeuropeos ya traían el principio religioso del culto<br />
que conmemoraba a la mitad amistosa, bondadosa y pacífica del<br />
primer nivel de sus dioses soberanos, que se oponía a la mitad<br />
violenta, belicosa y temible. Y a ese principio manifestaban su<br />
adhesión mediante una celebración encaminada a destacar una<br />
actuación equilibrada que facilitaba una convivencia sin sobresaltos26.Del<br />
Este es probable que se derive la tregua sagrada, sin<br />
embargo resulta también probable que esta conmemoración en<br />
sus comienzos haya tenido un carácter restringido, careciendo de<br />
una protección político-diplomática, como la que tuvieron los<br />
cuatro grandes santuarios helénicos, en especial el de Olimpia. Si<br />
le damos crédito al disco de Ifito, en el que sin duda se hablaba<br />
de los juegos, los eleos y los espartanos se comprometieron a una<br />
tregua sagrada, compromiso que por parte de Esparta suscribió<br />
el legislador Licurgo. La fiesta de Olimpia y su tregua tuvo en el<br />
comienzo una extensión local dentro del Peloponeso, sin embargo<br />
los juegos quedaron abiertos a todas aquellas ciudades que<br />
desearan participar en ellos, con tal de que se sometieran a las<br />
prescripciones señaladas. De ese modo poco a poco los juegos, a<br />
medida que las polis griegas se adhirieron al acuerdo primitivo,<br />
26 Dumezil, G., Les dieux des /lIdo-européells, París, 1952, trad. esp. Barcelona,<br />
1971, p. 11 Yss.<br />
53
RAÚL BUONO-CORE<br />
adquirieron un carácter y extensión panhelénico, hasta alcanzar<br />
a reunir, en la época clásica, a la mayoría de los griegos del continente,<br />
de Asia Menor, de las islas, de Sicilia e Italia, así como<br />
las colonias ubicadas en occidente hasta el Mar Negro, es decir,<br />
un fenómeno verdaderamente mediterráneo con enormes consecuencias<br />
hasta nuestros días.<br />
La tregua sagrada protegía a las personas y bienes de quienes<br />
deseasen tomar parte en la fiesta. Es conocido que cada ciudad<br />
griega, incluso perteneciente a la misma tribu o estirpe, se rigió<br />
por un diferente sistema de nomenclatura, como también por<br />
un diverso cálculo de los meses. Por tal razón, y sobre todo por<br />
tratarse de cuestiones tan importantes como la paz o la guerra, la<br />
función de los theorói o los spondophoroi fue fundamental, puesto<br />
que comparaban la datación propia del santuario con la de cada<br />
uno de los lugares que visitaban, de manera que las fechas durante<br />
las cuales en ese año regiría la tregua sagrada correspondiente a<br />
la fiesta que ellos anunciaban quedasen perfectamente claras en<br />
el calendario de cada ciudad.<br />
Estos funcionarios toman un papel muy similar al de los que<br />
hoy se encargan de los asuntos diplomáticos, porque el reconocimiento<br />
y aceptación de la tregua sagrada por una ciudad fue un<br />
acto diplomático negociado por estos emisarios, constituyéndose<br />
en un auténtico compromiso internacional en la política exterior<br />
de cada una de las polis griegas.<br />
Por tal razón, el camino seguido durante el anuncio de la<br />
fiesta era el mismo que se emprendía cuando se negociaba un<br />
acuerdo internacional en la asamblea popular: los theorói y los<br />
spondophoroi actuaban como embajadores de una de las partes,<br />
presentando oficialmente su propuesta, primero al consejo y más<br />
tarde a la asamblea; una vez oídas sus proposiciones, los componentes<br />
de dicho organismo deliberaban todo el tiempo que fuera<br />
necesario acerca de la conveniencia de aceptar o rechazar lo que<br />
ellos proponían.<br />
54
DIPLOMACIA y NAVEGACiÓN<br />
La ciudad conservaba el documento del acuerdo escrito en un<br />
papiro o en madera y lo depositaba en el archivo; los emisarios<br />
del santuario tomaban cuidadosa nota de lo estipulado, aunque<br />
en algunas ocasiones la misma ciudad les entregaba una copia del<br />
decreto. Una vez que los theorói o spondophoroi habían cumplido<br />
su misión, recorriendo todos los lugares que les habían indicado<br />
en el santuario, regresaban a su lugar de origen con las respuestas<br />
de las ciudades invitadas. En el santuario se procedía entonces a<br />
confeccionar la lista de aquellas ciudades que habían aceptado<br />
participar' en la fiesta, anotando además el reconocimiento o no<br />
de la tregua sagrada. A la vista de este informe, las autoridades<br />
del templo se encargaban de los decretos de las ciudades que<br />
aceptaban la fiesta y convenían en que sus reglas fueran preservadas<br />
mediante una grabación en piedra, tal como se deduce de las<br />
numerosas inscripciones que se han encontrado. De este modo el<br />
santuario estaba en condiciones en todo momento, de conocer los<br />
compromisos suscritos por cada una de las ciudades, y en contrapartida<br />
las ciudades o confederaciones conocían también, tras la<br />
visita de los emisarios, el alcance de las obligaciones contraídas y<br />
las fechas de comienzo y final de las mismas. Como se ha señalado,<br />
el acuerdo de la tregua sagrada prohibía cualquier actividad bélica<br />
a los que la habían suscrito, aun cuando el ataque fuese dirigido<br />
a una ciudad o liga que hubiese rehusado aceptar la fiesta y la<br />
tregua. Por supuesto que el compromiso era mayor si las hostilidades<br />
eran entabladas entre dos ciudades que habían asumido la<br />
obligación de respetar la tregua. Pero naturalmente, en el caso de<br />
que cualquiera de los que habían acordado el compromiso de la<br />
tregua fuese atacado por otra ciudad o liga que no hubiera hecho<br />
lo mismo, este podía defender y repeler la agresión sin infringir<br />
por ello el convenio. Dentro de esta población podía incluirse todo<br />
movimiento de tropas con ánimo ofensivo, aunque el conflicto<br />
nunca tuviese lugar. La primera fiesta que abandonó esta esfera<br />
restringida de celebración fue la olímpica, que por medio de la<br />
-,<br />
55
RAÚL BUONO-CORE<br />
reorganización llevada a cabo en el año 776 a.e. se vio revestida<br />
de un carácter pan helénico, contribuyendo al establecimiento de<br />
la tregua sagrada a prestarle mayor estabilidad y solemnidad, de<br />
manera que las ceremonias religiosas y civiles que con tal motivo<br />
tenían lugar favorecieron poco a poco la afluencia de las ciudades<br />
griegas de todo el continente y de las islas orientales y occidentales.<br />
Siguiendo el modelo de Olimpia, otros santuarios griegos<br />
extendieron también su radio de acción por medio de la celebración<br />
de fiestas que llevaban consigo la proclamación de la tregua<br />
sagrada. En la época clásica la fiesta y juegos píticos, nemeos<br />
o ístmicos continuaron el camino abierto por los olímpicos. El<br />
sistema de tregua sagrada fue por consiguiente un procedimiento<br />
que logró regular, por medio de acuerdos convenidos en base a<br />
las creencias religiosas, los enfrentamientos bélicos y enemistades<br />
durante temporadas bastante extensas. Sin embargo, sería erróneo<br />
pensar que poseyó mucha eficacia; en la práctica, la libertad<br />
de que gozaron las ciudades para aceptar las fiestas y la tregua,<br />
unida al hecho de que todos los santuarios estuvieron en manos<br />
de personajes directamente vinculados por lazos de sangre a una<br />
determinada polis o pueblo, hicieron que la tregua sagrada fuese<br />
una institución positiva solo en pocas ocasiones, que siempre<br />
coincidieron con un estado general en Grecia de buenas relaciones<br />
con la ciudad de la que más o menos directamente dependía<br />
el santuario. Una prueba de esto es que los atenienses tuvieron<br />
que realizar durante mucho tiempo la procesión de los misterios<br />
de Eleusis por mar, debido a que la liga del Peloponeso no había<br />
aceptado la participación y la tregua, lo que hacía peligroso el<br />
intento, por los riesgos de un ataque si se efectuaba por tierra,<br />
como era tradicional.<br />
La institución de la tregua sagrada funcionó adecuadamente,<br />
creando lazos de paz y de amistad entre los griegos, huéspedes<br />
comunes de los santuarios panhelénicos, mediante los renovados<br />
aportes en ofrendas e ideales compartidos por todos ellos. Su base<br />
. .\
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
religiosa no fue suficiente para mantener la cohesión entre quienes<br />
en ella participaban, pero debe ser considerada como un claro<br />
exponente de la influencia que la idea religiosa pudo ejercer sobre<br />
los pueblos para la búsqueda de la paz y las buenas relaciones<br />
interestatales en el mundo griego, generándose una actividad en<br />
esos tiempos que hoy bien podría ser llamada diplomática.<br />
Los embajadores antiguos, a diferencia de los modernos, no<br />
tuvieron el poder de llevar adelante las negociaciones entre los<br />
Estados con plena independencia, aun cuando en el papel fueron<br />
investidos de plenos poderes. Tenían solo la misión de convencer a<br />
su interlocutor acerca de la validez y beneficio de las propuestas de<br />
las cuales eran portadores. La mayor arma de la diplomacia griega<br />
estuvo en el arte de convencer al auditorio. Por eso los enviados<br />
fueron casi siempre expertos oradores, capaces de hacer entender<br />
sus razones, tanto a los ciudadanos de las polis, como a los que<br />
formaban parte de las embajadas. Así, más que ser verdaderos<br />
negociadores, tuvieron que demostrar sus mejores habilidades en<br />
la discusión y en su capacidad de persuadir27. El uso de la violencia<br />
desde los primeros tiempos, claramente registrado por los autores<br />
antiguos, hará surgir la diplomacia y los diplomáticos.<br />
En Roma, tanto en la monarquía como en la República, las<br />
formas en que se dieron los primeros contactos fueron rudimentarias,<br />
más que nada porque las instituciones inicialmente fueron<br />
muy básicas. Los fundamentos de la diplomacia se fueron enriqueciendo<br />
en la medida en que la cultura y los responsables de la<br />
política también lo hicieron; y esto no es menor en una sociedad<br />
en la cual el triunfo militar era el momento de mayor gloria de un<br />
27 Buono-Core, R. «El sentido de la libertad en Atenas y Esparta», en LIMES,<br />
14-15, Santiago, 2002-2003, pp. 46-54; Eurípides, Las Suplicantes, 437-441;<br />
Demóstenes, Sobre la corona, 170; Isócrates, Sobre el cambio de fortunas,<br />
254. Isócrates se refiere a la humanidad, Tucídides a la democracia; sin<br />
embargo se reconoce la misma filosofía subyacente y la misma fe, griega y<br />
ateniense, en el análisis realizado.<br />
. . 57
RAÚL BUONO-CORE<br />
roman02R.Cicerón, un conocedor del problema, afirma que: «en<br />
materia de tratados, de convenciones, de cláusulas entre los pueblos,<br />
los reyes, las naciones extranjeras, son un modo de derecho<br />
internacional de la guerra y de la paz»29.Recordando el papel del<br />
Senado en las relaciones exteriores de Roma y de la preparación<br />
de sus miembros, nos recuerda que<br />
un senador debe tener noticia del estado de las cosas de<br />
la República, lo que abarca mucho: el número de soldados,<br />
el caudal del erario, los aliados de la República, sus amigos,<br />
los pueblos tribUtarios, la ley, pacto o tratado aplicable a<br />
cada uno; y debe conocer bien la forma de dar decretos y<br />
saber la historia de los antepasados30.<br />
Parece haber sido esencial conocer con precisión las condiciones<br />
a través de las cuales las diferentes regiones sometidas habían<br />
sido integradas al dominio de Roma, como también, conocer<br />
los contenidos de los reglamentos diplomáticos aplicados en los<br />
momentos de la conquista. La memoria de esas regulaciones nos<br />
lleva a la fundación de Roma, a Rómulo, para lo cual Cicerón,<br />
en su memorable Pro Balbo recuerda que «Rómulo, el primero<br />
de nuestros reyes, el fundador de esta ciudad, nos enseñó con su<br />
tratado con los sabinos que convenía engrandecer nll¡estra república,<br />
recibiendo en ella hasta a nuestros enemigos»31.Estos actos<br />
diplomáticos se constituirán en una suerte de modelo, estableciendo<br />
un principio de integración de los enemigos, convirtiéndose en<br />
un verdadero reglamento diplomático. Una diferencia estructural<br />
distingue a la diplomacia grecorromana de la diplomacia moderna:<br />
hoy las relaciones entre los Estados tienen un carácter permanente,<br />
al menos ese es el propósito; en la Antigüedad en cambio, ellas<br />
lB Ver Harris, w. v. Guerra e imperialismoen la Roma republicana,327-70<br />
a.c., Madrid, 1989, p. 21 Yss.<br />
29 Cicerón,Pro Balbo, 14.<br />
30 Cicerón,De leg,3, 41.<br />
31 Cicerón,Pro Balbo,31.<br />
..
DIPLOMACIA y NAVEGACIÓN<br />
tuvieron un carácter puntual y temporal. Hasta lo que podemos<br />
saber hoy, no hay en el mundo antiguo ninguna representación<br />
de carácter permanente entre los Estados del Mediterráneo. Las<br />
primeras delegaciones de este tipo aparecen en Italia en el siglo xv.<br />
Hay grandes diferencias entre la diplomacia antigua y la<br />
moderna, pero esta última tampoco está en condiciones de deslegitimar<br />
los procedimientos que usaron los romanos. No hay que<br />
olvidar que cada tiempo tiene su tono, y en ese período se estaba<br />
poco a poco construyendo un sistema que, al contrario del caso<br />
griego, pr~tendía tener un carácter universal, estableciendo un<br />
mundo de vínculos y relaciones que favorecerán la permanencia<br />
de los contactos entre los Estados mediterráneos.<br />
59<br />
I