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La oración - Edición

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Me alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.<br />

Sal. 9, 2.<br />

Con 16 años caí desmayada por primera vez. Primero<br />

no le di mucha importancia, pero luego me estaba<br />

enfermando gravemente. A menudo me encontraba<br />

en el hospital, y más frecuente aún con los médicos,<br />

pero nadie pudo determinar la causa de mi<br />

enfermedad.<br />

Por dos años los médicos anduvieron a tientas en la<br />

oscuridad: me trataron con diversos fármacos,<br />

intentaban esto o aquello- pero nada ayudó.<br />

Pasó mucho tiempo antes de que diagnosticaran mi<br />

tipo especial y poco frecuente de un trastorno<br />

circulatorio, que una y otra vez- a veces varias veces<br />

al día- me provocaba pérdida del conocimiento.<br />

Debido a los desmayos repentinos me caía al suelo.<br />

En una oportunidad caí de una escalera de piedras 14<br />

escalones abajo, esta vez, mis compañeros de clase<br />

pensaron que había muerto.<br />

Pero Dios tendió su mano protectora sobre mí.<br />

Solamente tuve una contusión cerebral. Y aunque<br />

frecuentemente me golpeaba superficialmente, no<br />

han quedado secuelas. En este tiempo muchos<br />

hermanos oraban por mí. Aproximadamente dos<br />

años y medio desde que empezó mi enfermedad,<br />

visité por última vez el hospital. Un especialista me<br />

examinó. “con 30 años la enfermedad la habrá<br />

superado”.<br />

Preguntas y la búsqueda de<br />

respuestas es algo muy natural en<br />

la vida de los jóvenes. Y así<br />

también hay muchas preguntas en<br />

la vida espiritual, que<br />

frecuentemente se hacen los<br />

jóvenes de hoy. Cuestiones sobre<br />

la enseñanza y vida cristiana<br />

práctica.<br />

Cuestiones referidas a nuestro<br />

tiempo y en nuestra generación,<br />

que no surgieron en épocas y<br />

generaciones anteriores. Pero<br />

también preguntas que fueron<br />

actuales en todos los tiempos.<br />

Queremos en esta página, con la<br />

ayuda de Dios, dar respuesta a<br />

algunas de estas preguntas.<br />

Tenemos preguntas que hicieron<br />

personalmente en las reuniones de<br />

jóvenes o en eventos con los<br />

jóvenes (por ej. El día juvenil de la<br />

Biblia). Sin embargo, nos alegrará<br />

que enviaran sus preguntas a:<br />

jugend@evangeliumsposaune.org<br />

Hasta entonces debía tomar los medicamentos que<br />

me ayudaría.<br />

Si los tomaba en altas dosis, me ayudaban. Pero sin<br />

los fármacos, en poco tiempo todo volvía a ser como<br />

antes.<br />

Desde entonces han transcurrido tres años. Durante<br />

el día juvenil de la Biblia en Tuningen tuve un diálogo<br />

con un hermano, que me preguntó acerca de mis<br />

experiencias pasadas con Dios, y esto me dejó muy<br />

pensativa.<br />

No es que no había orado a Dios por nada. Pero hubo<br />

más solicitudes de las “pequeñas cosas”. Cuando<br />

regresé a casa, mi vista se dirigió a la caja de<br />

fármacos. Entonces supe que sería lo próximo<br />

importante que pediría a Dios.<br />

Le pedí al hermano que me hizo la pregunta, que<br />

orara conmigo, comenté con mis padres sobre el<br />

tema, y dejé los fármacos.<br />

Hace ya 5 meses de eso. Me siento tan bien, como ya<br />

hace mucho no me sentía. No hay nada más que ver<br />

del hecho de que había estado enferma, ni tampoco<br />

volvió algún signo de la enfermedad. Dios me ha<br />

curado, tal como le habíamos pedido. Por eso, ¡a Dios<br />

gracias, alabanzas, gloria y honra!<br />

Corinna Kowalski, Hamm (DE)<br />

Pregunta:<br />

Si una persona ora por otra para que se convierta, ¿se preocupa Dios<br />

más por esa persona, a que nadie orar por ella? Una vez escuché que<br />

alguien ha orado por su amigo durante 30 años, hasta que se convirtió.<br />

¿No se habría convertido, si su amigo no hubiese orado por él?<br />

Respuesta:<br />

Dios no quiere que nadie se pierda (2 Ped. 3, 9). En Job leemos que Dios<br />

se preocupa por cada persona, también por aquellos por los que nadie ha<br />

orado (Job 33, 29-30).<br />

<strong>La</strong> preocupación de Dios se asemeja a que Él ilumina al pueblo “con la<br />

luz de los vivientes”. Nosotros lo nombramos avivamiento. Dios<br />

despierta varias veces en la vida a una persona del sueño pecaminoso.<br />

Que a partir del llamamiento haya conversión, depende de la voluntad del<br />

hombre. E incluso de las circunstancias. ¿Cuánto sabe el hombre sobre el<br />

camino hacia Dios? ¿Hay alguien que le hable de su estado, le muestre<br />

el camino, fortalezca la fe y ore con él?<br />

¿Qué efecto tendrá nuestra <strong>oración</strong>? ¡Mucho! Por un lado, Dios no sólo<br />

habla a una persona dos veces, sino seis u ocho veces, porque siempre<br />

oramos constantemente por ello. Por otro lado, Dios puede influir sobre<br />

las circunstancias, para que la conversión sea manifiesta.<br />

Oremos por nuestros amigos sinceramente (Stg. 5, 16) y con fe (Mt. 21,<br />

22) para que Dios le avive, y guíe de tal manera, que puedan buscarle y<br />

hallarle. ¡Un alma vale más que todo el mundo!<br />

18 Enero 2011 .TROMPETA EVANGELIZADORA

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