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pudo divisarse un grupo <strong>de</strong>spavorido integrado<br />
por algo más <strong>de</strong> una docena <strong>de</strong> hombres que<br />
venían corriendo, y no cesaban <strong>de</strong> gritar y hasta<br />
<strong>de</strong> sollozar histéricamente. Uno <strong>de</strong> los que marchaban<br />
a la cabeza prorrumpió a balbucir palabras<br />
sin sentido, sintiendo un pavoroso escalofrío<br />
los investigadores <strong>de</strong> Arkham cuando las<br />
palabras adquirieron coherencia.<br />
—¡Oh, Dios mío, Dios mío! —se oyó <strong>de</strong>cir<br />
a alguien con una vez entrecortada—.<br />
¡Vuelve <strong>de</strong> nuevo, y esta vez en pleno día! ¡Ha<br />
salido, ha salido y se mueve en estos momentos!<br />
¡Que el Señor nos proteja!<br />
Tras oírse unos ja<strong>de</strong>os, la voz se sumió<br />
en el silencio, pero otro <strong>de</strong> los hombres retomó<br />
el hilo <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>cía el primero.<br />
—Hace casi una hora Zeb Whateley oyó<br />
sonar el teléfono. Quien llamaba era Mrs. Corey,<br />
la mujer <strong>de</strong> George, el que vive abajo en el<br />
cruce. Dijo que Luther, el mozo, había salido en<br />
busca <strong>de</strong> las vacas al ver el tremendo rayo que<br />
cayó, cuando observó que los árboles se dobla-