Candados en el viento - Publicatuslibros.com

Ahora Naatalia,
queríía
hablar coon
su hermaano
para de ecirle que see
trasladabaa
a vivir con n Daniel.
El día annterior,
habían
dejado las
cosas cllaras.
(Nata alia le preguuntó
a Danieel
si le impo ortaría no
casarse.) ) Natalia deeseaba
estaar
junto a éél,
intentar formar unaa
vida con éél,
pero no deseaba
casarse. Creía que no era neccesario.
Ellaa
no necesitaba
firmarr
papeles dee
nuevo, pa ara poder
construir su vida a ssu
lado.
Para
Daniel, loos
deseos de Nataliaa
no eran un impedim mento paraa
seguir coon
ella. Daniel,
solo
deseaba sentirla a su lado paara
poder compartir todo t aquello,
que cadda
día y a partir de
entoncess
la vida les diera o neggara
a los ddos.
Daniel, ppropuso
a Natalia, offrecer
un trabajo
a su s hermanoo
en su mmensajería.
Como el
hermano de Natalia,
tenía un ccurso
de coontabilidad,
le ofreció inntentar
llevaar
las cuentas
de su
empresa.
Su hermaano
aceptó encantado. . Natalia se eguiría pagaando
las lettras
de su piso y de
esa formma
su hermano
podríaa
pagarse ssu
carrera. Su habilidaad
para el dibujo era algo que
había que
aprovechar.
Natalia, sse
trasladó a su casa a mediadoos
del mes de d noviembbre.
Cuandoo
llegaba el e final del
día, se encontrabann
en casa. NNatalia,
llegaba
antes que q Daniel. Siempre y cada día al a llegar, a
Daniel, lee
esperaba una calidezz
que hacíaa
mucho tiem mpo no teníía.
Entre elloos
nació unna
convivencia
que esttaba
marcada
por la coomplicidad.
Según pas saban los
días, se dieron cuennta
de que a veces noo
era necesario
hablar para saberr
lo que nec cesitaban
el uno del
otro. Eraa
suficientee
mirarse a los ojos para saberr
lo que deeseaban.
Veían V una
película een
silencio, , leían a la vez mientrras
los sentimientos
ccallados
flottaban
en el aire que
respirabaan,
escuchaaban
una canción baailando
entr re las cuattro
paredess
que guar rdaban el
secreto dde
sus desseos.
Hacíaan
el amorr
mientras sus miradaas
decían « «te quiero» ». Ambos
compartían
y sentían
el silencioo
de la complicidad.
La ciudadd
se preparraba
para laa
Navidad. Este año la as fiestas paara
Daniel eeran
por primera
vez
un compendio
de iluusión,
felicidad
y espeeranza.
La L incorporaación
del heermano
de Natalia a
su pequeeña
empressa,
había siido
un grann
acierto. Te enía un sexxto
sentido para los números
y
había enncontrado
diversas fóórmulas
paara
jugar con c los inggresos
de la empres sa. Él se
preparabba
para recibir
a Celia, y a su herrmano.
En unas u semannas
empezaaban
las va acaciones
escolaress
de Naviddad,
y lleggarían
a suu
casa par ra compartir
momentoos
que por
ser los
primeros,
nunca ollvidarían.
NNatalia,
le apoyaba incondicionaalmente,
coolaborando
con las
compras,
adornandoo
la casa paara
las fiestas,
e inundando
cada rincón con su esencia.
Cuando CCelia,
y su hermano lleegaron,
se eencontraron
n con una ccasa
preparrada
para re ecibirles y
con la cáálida
sonrisaa
de Nataliaa.
Hicieron
Daniel y
las pruebaas
que Celia,
tanto deeseaba.
Los s resultados
no pudieeron
ser má ás claros:
Rodrigo, erran
hermanoos.
Daniel, hhabló
con su hermanno,
mientraas
Celia y Natalia, eescuchabann
apoyando o con su
presenciaa.
— Rodriggo,
¿me quiieres?
— Sí, te quiero muccho.
¿Y tú? ¿Me quierees
a mí?
—Yo tammbién
te quiero
muchíssimo.
Daniel, cogió
una footo
de su paadre
y se la enseñó al niño. n
— Mira, eeste
de aquuí,
es mi papá…
es nueestro
papá.
El niño, mmiró
durantee
unos mommentos
la footografía.
— Mamáá,
¿este seññor
es mi paapá?
— Sí, carriño.
Es tu ppapá
y tambbién
el papáá
de Daniel.
Candadoss
en el vientoo
Ana Belio
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