Candados en el viento - Publicatuslibros.com

Entre mmi
nombre y la niebla
El cielo reeposaba
enn
su inseparable
azul, ddesde
la dim minuta venttana
del áticco.
En el ceentro
se meezclaban
el
humo de las ceniza as, con el oolor
del ammbiente
fijad do en su
memoria.
La calle en ruinas parecía unn
enjambree
recién va aciado de ssu
miel. Laa
añoranza a de días
pasados cuando oculta
y escondida
esperaba
para saborear s el dulce, pareecía
ahora un sueño
que nuncca
se había hecho realidad.
Mirar las fachadas dderruidas
era
ver la reealidad.
Ella as eran cómmplices
del miedo esco ondido en
todo aquuello
que aúún
se mantenía
en piie
y salvab ba, de la vidda
que se erguía, a pesar p del
miedo, doominando
ccada
rincón.
El papel en blanco sse
había convertido
en el mejor am migo de jueegos
de Annna.
En él, los
pensammientos
juggaban
apodderándose
del espaccio
que paarecía
inte erminable.
Milagrosaamente
le hhabía
acommpañado
duurante
todo el viaje, mientras
esccuchaba
el ruido r que
aquellos hombres dee
gris hacíaan
en cada atardecer.
Despuéss,
cuando ell
silencio haacía
olvidar el miedo, los
párpadoos
cansadoss
anunciaba an el final
del día. Los instanttes
morían después de
muchas horas vacíaas.
Ellos soobrevivían
al tiempo
que querrían
robarless.
En el ático
no habbía
flores frrescas
ni sse
marchita aba la espeeranza.
Allíí
se atesor raban los
minutos qque
parecíaan
ir en contra
del tiemmpo.
El padre de Anna mmiraba
a su hija dormirr.
Entre pen nsamientos dispares y miedo, esc cribía con
desesperración
cartaas
a viejos cconocidos
inntentando
reflejar r lo vaalioso
que eera
para él la l vida de
sus hijoss.
Intentabaa
transmitirloo
a través de las letra as, en una época en que se luc chaba por
salvar la propia vidaa,
y no la vidda
de otros. .
La nochee
reposandoo
en una sooledad
que gritaba a vo oces, estaba
ausente ddel
miedo escondido e
en las caalles.
Parecíía
asustadaa
de la nieblla
que dominaba
el cieelo.
La nieblaa
era el alma
convertida
en cenizaas
de amigo os y posibleemente
fammilia,
que ha abían sido
arrancados
de la reealidad
de ssu
vida, para
conserva ar una pureeza
de razaa
en la que e ellos no
tenían caabida.
En esos momentos pensó en el mundo qque
habitab ba en la froontera
de laa
tragedia que q vivía.
Millones de personaas
ajenas aal
miedo y desesperac ción, ausenntes
al temor
de vivir cada día
escuchanndo
el idiomma
de la muuerte.
El ressto
del mund do dormía, mientras ellos
morían.
El amaneecer
despuntaba.
Cerró
la carta que escribía
para salvvar
a su faamilia,
sin saber s que
aunque lllegara
a su destino, nuunca
sería la
salvación n de la espeeranza
que aalbergaba.
Caminabba
lentamennte
la muertte,
en la caalle
que sos stenía la facchada
del áático.
Todo quedaba
grabado en las pupilas
de Anna.
El efeecto
pasab ba al corazón,
despuéés,
los sen ntimientos
llenaban de color y fforma
las páginas
en bblanco
de su
diario. Loo
atesoraba como un salvavidas
en su tragedia…
Una mujeer
corría esscapando
dde
los hombbres
de gris s. Las vocees
del idiomma
enemigo o gritaban
en un tonno
grave. Era
ese tonoo
que se emmite
cuando el poder, tee
invita a mmatar
sin tiem mpo para
Candadoss
en el vientoo
Ana Belio
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