Nº 37 - De la Palabra
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Staff<br />
Idea y dirección:<br />
Marce<strong>la</strong> Predieri<br />
http://mpredieri.blogspot.com/<br />
Realización:<br />
Grupos de Estudio y Creación Literaria<br />
Secretaria de Producción:<br />
Alejandro Gómez<br />
Diagramación y armado:<br />
Gustavo O<strong>la</strong>iz<br />
Página WEB:<br />
www.de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra.com.ar<br />
Co<strong>la</strong>boradores permanentes:<br />
Luis Benítez<br />
Gabriel Cabrejas (sección Cine)<br />
Ernesta Campos (sección Plástica)<br />
Alejandro Gómez (sección Teatro)<br />
Gustavo O<strong>la</strong>iz<br />
Corrección:<br />
Gustavo Araujo<br />
Marce<strong>la</strong> Predieri<br />
Diseño de Tapa:<br />
Gustavo Fogel<br />
Co<strong>la</strong>boraciones a:<br />
de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra@hotmail.com<br />
Pellegrini 36<strong>37</strong> - 7600 Mar del P<strong>la</strong>ta<br />
La dirección no se hace<br />
responsable de los conceptos<br />
vertidos por los autores.<br />
Permitida su reproducción por<br />
cualquier medio (es más se agradece)<br />
siempre y cuando se respete<br />
el nombre del autor y se cite <strong>la</strong> fuente.<br />
Este pliego no es una edición comercial.<br />
Ha sido ideado para<br />
compartir con amigos y otros<br />
escritores nuestra obra.<br />
ISBN en trámite.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
1<br />
ÍNDICE<br />
<strong>Nº</strong> <strong>37</strong><br />
Agosto 2007<br />
Editorial ........................................................ pág 2<br />
El elegido de La Avispa - Luis Benítez ................ pág 3<br />
Poesía ............................................. pág 9<br />
de <strong>la</strong> Fuente / Tisocco / Leoz / Serrano / C<strong>la</strong>ra Guillén /<br />
Cignacco / G<strong>la</strong>vinovich / Gagliardo Caba / Garrido /<br />
Sartor / Longo / Muro / Roldán /<br />
Re<strong>la</strong>tos y cuentos ................................... pág 16<br />
Brignole / Heraud / Diego Orcoyen / Daniel Gomez / Freijo /<br />
Dossier Venezue<strong>la</strong> ................................................. pág 23<br />
Iribarren / Martínez Andrade /<br />
Entrevista a Carlos Lázaro por Ricardo Irribarren<br />
Humor ............................................................ pág 29<br />
CILENCIO / O<strong>la</strong>iz / Popov /<br />
Libros y revistas recibidas ................................ pág 31<br />
Cine y TV .............................................................. pág 32<br />
Plástica ........................................................... pág 35<br />
Rescates ................................................................ pág 39<br />
Sobre el arte de escribir Franz Kafka<br />
Blogs ....................................................................... pág 41<br />
DOSSIER VENEZUELA en páginas centrales.<br />
Premio Faro de oro VIP 2002<br />
Rubro: Revista Literaria Marp<strong>la</strong>tense<br />
<strong>De</strong>c<strong>la</strong>rada de interés cultural por <strong>la</strong> Sub-Secretaría de<br />
Cultura del Partido de Gral Pueyrredón<br />
Página 1<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
El mes pasado, reunido con dos escritores de <strong>la</strong><br />
ciudad, me desbordaron <strong>la</strong>s dudas. Ambos, café por<br />
medio, me p<strong>la</strong>ntearon <strong>la</strong> inutilidad de su creación<br />
ante <strong>la</strong> imposibilidad económica de poder convertir<br />
en realidad un sueño: ver su trabajo editado y<br />
valorado en justa medida. Este interrogante es el<br />
mismo que nos preocupa a muchos cuando en algún<br />
momento de nuestras vidas nos p<strong>la</strong>nteamos<br />
cómo llegar a un lector. No son pocos los años que<br />
trato de comunicarme a través de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras y<br />
son demasiadas <strong>la</strong>s frustraciones al momento de<br />
querer editar un libro. He escuchado repetir de distintos<br />
maestros aquello del oficio de escritor. Título<br />
que conlleva un noventa por ciento de esfuerzo<br />
más un diez por ciento de talento más un cien por<br />
cien de utopía. Pues si así fuera, no puedo dejar de<br />
comparar que el más humilde de los oficios es remunerado<br />
de acuerdo al tiempo, trabajo y conocimiento<br />
sobre <strong>la</strong> tarea realizada, hecho éste que aporta<br />
también algún tipo de satisfacción por <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor<br />
lograda. Entonces debo pensar que mis maestros<br />
están equivocados en el concepto vertido. En <strong>la</strong> literatura<br />
actual, siendo benigno, el noventa y cinco<br />
por ciento de los escritores (oficio cruel si uno así<br />
quiere l<strong>la</strong>marlo) paga por ser leído. Acto que en<br />
pa<strong>la</strong>bras de Leopoldo Brisue<strong>la</strong> convierte el p<strong>la</strong>cer<br />
de escribir en “La Maldición de ser un escritor” al<br />
no encontrar los carriles correspondientes para que<br />
su producción sea reconocida.<br />
Es ese uno de los caminos en donde se puede medir<br />
<strong>la</strong> utilidad de una revista literaria, donde <strong>la</strong> pluralidad<br />
y apertura de sus páginas suele dar oportunidad<br />
a escritores noveles o inéditos de mostrar el<br />
resultado de sus trabajos a consideración de los<br />
lectores. Por ese motivo “La Avispa” y quienes integran<br />
su comisión insisten en seguir en el camino<br />
de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra impresa, en el registro táctil y visual<br />
2<br />
Página 2<br />
Editorial<br />
de un libro, en su compañía, y sobre todas <strong>la</strong>s cosas<br />
en el valor afectivo de dicho texto en una biblioteca.<br />
Sabemos de los beneficios que <strong>la</strong> tecnología<br />
pone en nuestras manos a través de <strong>la</strong> informática,<br />
y no nos negamos a transitar a pleno por<br />
ese atajo, pero amamos el olor a tinta.<br />
La Avispa tiene versión digital en el sitio WEB:<br />
www.de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra.com.ar/revistaLA.htm<br />
La imposibilidad de encontrar recursos genuinos<br />
para imprimir <strong>la</strong> revista de acuerdo a nuestras pretensiones<br />
y de llegar a <strong>la</strong> cantidad estipu<strong>la</strong>da con<br />
nuestros anunciantes cada vez se hace más difícil.<br />
Es obvio que necesitamos más amigos que nos apoyen<br />
para mantenernos en cantidad y calidad ideal.<br />
Tenemos conciencia de lo importante que es para<br />
un escritor tener <strong>la</strong> oportunidad de mostrar el fruto<br />
de su creación, también sabemos del interés de<br />
aquellos que número a número nos alientan a no<br />
desfallecer. Conocedores de <strong>la</strong> potencia que <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
escrita encuentra sobre un papel para el lector<br />
y el escritor, insistimos en concretar sueños propios<br />
y ajenos, pero sería importante que quienes<br />
apoyan <strong>la</strong> revista co<strong>la</strong>boraran, para paliar en algo<br />
los altos costos que nos acosan, acercándonos nuevos<br />
anunciantes o suscribiéndose –en tal caso recibirán<br />
<strong>la</strong> revista en su domicilio–.<br />
“Los pibes pobres pasan de <strong>la</strong> cuna a <strong>la</strong>s fábricas”<br />
dijo alguna vez Sartre. “En nuestro país los pibes<br />
pobres pasan de <strong>la</strong> cuna a juntar cartones”, acota<br />
Saccomano. Es imprescindible que nuestra cultura<br />
llegue hasta aquellos que no tienen acceso a los<br />
medios informáticos y tampoco pueden distraer un<br />
peso nada más que para comer. El 90% de <strong>la</strong> tirada<br />
de nuestra revista se distribuye en forma gratuita<br />
¡Apóye<strong>la</strong>!<br />
Alejandro Gómez<br />
<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
El Elegido de La Avispa<br />
LUIS BENITEZ<br />
MANHATTAN SONG (Cinco Poemas Occidentales)<br />
La suerte del amor en <strong>la</strong> posmodernidad<br />
Alguien dijo que nada queda de distinguido en este mundo<br />
Salvo el hábito de <strong>la</strong> cacería de osos po<strong>la</strong>res<br />
En el verano ártico. Aunque parezca obscena,<br />
Es una actividad ejecutada seriamente:<br />
Familias enteras viven de este afán de conservar<br />
Algo distinto, inmacu<strong>la</strong>do todavía.<br />
Hay hombres serios cada primavera calcu<strong>la</strong>ndo<br />
Que con lo que dé el verano enviarán en invierno<br />
A sus hijos a <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Sucede en tierras tristes:<br />
Kholokohak, Furstboro, Saint Felicien<br />
Son algunos de esos lugares donde,<br />
A medida que se retiran los mosquitos<br />
Y <strong>la</strong> nieb<strong>la</strong> cede, tienden <strong>la</strong> vista a lo lejos<br />
O acechan el teléfono, atentos<br />
A <strong>la</strong> agencia que solicitará sus servicios.<br />
Dos meses después, cuando todo haya sido concertado,<br />
La aurora boreal hará iridiscente el paisaje cubierto<br />
<strong>De</strong> nieve sucia mezc<strong>la</strong>da con barro y ramas,<br />
Grandes montones peligrosos por donde<br />
Estos hombres graves fumarán sus Marlboro<br />
Guiando pausadamente al extraño al mismo sitio,<br />
Al mismo oso muerto el verano anterior.<br />
Luego <strong>la</strong>s fotos, los mesurados festejos,<br />
La alegría que tiene que haber en ese momento.<br />
La alegría es un deber como cualquier otro.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Cualquiera sabe que <strong>la</strong> ballena azul<br />
Es el más grande animal que jamás haya existido<br />
Y que no se conoce actualmente su número,<br />
Aunque se estima que quedan demasiado pocas<br />
Para el decoro del p<strong>la</strong>neta.<br />
Un animal tan enorme debe ser, asimismo, conservado.<br />
Los sonares y electrodos de <strong>la</strong> base de estudios de <strong>la</strong> vida marina en Mary<strong>la</strong>nd<br />
Han detectado un nuevo sonido emitido por <strong>la</strong>s grandes azules:<br />
3<br />
Página 3<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Es como un aullido asqueroso, un chillido de miles de ratones<br />
Encerrados en <strong>la</strong>s bocas de estas bestias, donde pueden<br />
estacionarse cómodamente algunos automóviles.<br />
Achicharra los nervios escuchar ese sonido.<br />
Hace veinte años no existía.<br />
Pero los códigos sólo se conservan desde entonces.<br />
Se dice que son tan pocas, que han desarrol<strong>la</strong>do<br />
Ese sonido especial para l<strong>la</strong>mar al imposible otro<br />
<strong>De</strong> su especie. Es el deseo, que busca su eficiencia.<br />
Que a veces, pasan su vida entera recorriendo<br />
Los siete o más mares que hay buscando, buscando.<br />
Finalmente mueren emitiendo ese sonido,<br />
Cada vez más débilmente, hasta que cesa del todo<br />
Y unas decenas de tone<strong>la</strong>das de carne se depositan<br />
En el légamo del fondo del sueño.<br />
Una remesa nueva y silenciosa, al cabo de un tiempo<br />
-fácilmente calcu<strong>la</strong>ble- trocada en alguna capa más<br />
de grano fino que engrosa <strong>la</strong> cubierta.<br />
También están el tipo <strong>la</strong> tipa que descubren en <strong>la</strong> carroña<br />
Que les ha tocado en suerte muy buenas cualidades:<br />
La nobleza es una cuestión de <strong>la</strong> imaginación. Hace <strong>la</strong> vida<br />
Más llevadera desde el desayuno hasta <strong>la</strong> cena.<br />
Luego, <strong>la</strong>mentablemente, se sueña toda <strong>la</strong> noche con lombrices,<br />
Grandes lombrices anil<strong>la</strong>das que te comen <strong>la</strong>s articu<strong>la</strong>ciones lentamente.<br />
Tienen todo el tiempo de este mundo.<br />
Pero el<strong>la</strong>/él son lo mejor que nos podía haber pasado.<br />
Mira si no todavía fresca esa gotita de sangre,<br />
Esa gotita, que es todo lo que queda aquí, a <strong>la</strong> vuelta,<br />
<strong>De</strong>l desgraciado/<strong>la</strong> desgraciada que se había animado<br />
A vivir sólo consigo. Entiéndase: a so<strong>la</strong>s con todo Eso.<br />
C<strong>la</strong>veteando <strong>la</strong> puerta infatigablemente, arrimando muebles,<br />
Poniéndole toda suerte de obstáculos, hasta comprender<br />
Que es el monstruo mismo quien nos alcanza los c<strong>la</strong>vos.<br />
<strong>De</strong>sgraciadamente para ellos, los homosexuales son <strong>la</strong> gente<br />
Más romántica de este mundo. Sufren todavía más,<br />
Dulces transformaciones del hombre y <strong>la</strong> mujer,<br />
Obligadas a salvarse de <strong>la</strong> locura por el trasvestido salvavidas,<br />
Adán con portaligas, Eva con bigotes, representando<br />
Incansablemente, dulcemente, áridamente,<br />
A los últimos héroes de <strong>la</strong> sexualidad.<br />
4<br />
Página 4<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
No son ciertamente ninguna alternativa.<br />
Ya tampoco tienen ninguna novedad.<br />
Hay una rutina, siempre<br />
en lo humano hay una rutina.<br />
¿Y qué hay de los vampiros, el don juan tirapedos,<br />
<strong>la</strong> chica del adiós sin caspa sobre <strong>la</strong>s tetas mayúscu<strong>la</strong>s,<br />
torneada a <strong>la</strong> lentejue<strong>la</strong> sobre <strong>la</strong> barra? Nadie<br />
en su sano juicio tomaría eso en serio.<br />
Pero bien pensando, ya no queda nadie<br />
En su sano juicio en este fin de siglo.<br />
Hasta esas reminiscencias son posibles.<br />
C<strong>la</strong>ro que habría antes que proyectar una pelícu<strong>la</strong> o dos,<br />
Poner música, no sé, crear un clima que se hiciera<br />
A sí mismo sostenible. Pocas cosas dependen<br />
Tanto del ambiente. Habría que andar siempre<br />
Con toda esa escenografía al hombro,<br />
Y eso es trabajo duro, pesado alqui<strong>la</strong>r tantos camiones.<br />
<strong>De</strong>finitivamente otra cosa que no sirve.<br />
Existe también <strong>la</strong> cuestión del presupuesto.<br />
La hora exacta, los extras preparados, <strong>la</strong>s luces, los diálogos casi,<br />
Casi naturales, esa mesa b<strong>la</strong>nca, el florerito, <strong>la</strong> curva del gabán exacta,<br />
Exacta. Aquí el amor es cuestión de exactitud. Hay matemáticas.<br />
Impensable el tema de los hijos que desayunan y vuelven luego<br />
<strong>De</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, el pijama a rayas, esas madres contentas, los primos,<br />
Las tías, los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, toda <strong>la</strong> colección<br />
<strong>De</strong> cretinos en “un <strong>la</strong>rgo viaje hacia el final de <strong>la</strong> noche”, oh Céline,<br />
Confundidos en un inaudible ap<strong>la</strong>uso que es el de toda <strong>la</strong> especie.<br />
Lo de <strong>la</strong> simu<strong>la</strong>ción es otro tema, todo sería más fácil si fuera posible,<br />
<strong>De</strong> alguna real, definitiva manera, someter al otro.<br />
Si nos creyera, si no se retorciera de risa cuando lo dejamos solo,<br />
Creyendo que creímos que creía. Porque detrás del ojo bril<strong>la</strong><br />
Siempre esa luz fatídica, ese jugar a los dados so<strong>la</strong>mente<br />
Porque todas sus facetas están en b<strong>la</strong>nco.<br />
El amor, esa Cosa, esa porquería que insiste.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
5<br />
Página 5<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Primer Piso: Elianne McGohan<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
El<strong>la</strong> estuvo en Miami<br />
Aquel<strong>la</strong> noche inolvidable<br />
En que Jim Morrison cerró <strong>la</strong>s puertas<br />
Y se subió desnuda al escenario<br />
“The old sacred spirit is alive!”<br />
“The ancient holy ghost is alive!”<br />
Gritaba en brazos de <strong>la</strong> policía<br />
Y se golpeaba el pecho hermoso y bamboleante<br />
“Santa, santa, santa” aul<strong>la</strong>ba<br />
En vez de “miserere”<br />
El borracho panzón desde el micrófono<br />
Le arrojó aquel beso<br />
Antes de que se <strong>la</strong> ocultara<br />
La Vía Láctea que había bajado hasta el escenario<br />
El<strong>la</strong> hoy tiene su Ph.D.<br />
Y él su Pére Lachaise<br />
Ambos enseñan poco pero bueno<br />
Tres días a <strong>la</strong> semana<br />
El<strong>la</strong> en el salón correctamente iluminado<br />
El en el más oscuro rincón del baño público<br />
Apenas los separa un muro<br />
Y unas pequeñas, eficientes puertas:<br />
Es una suerte para todos<br />
–el<strong>la</strong> incluida– que conozcan<br />
Tan bien este trabajo<br />
Y tengan tantos años en su oficio<br />
6<br />
Página 6<br />
El poeta, narrador, ensayista y dramaturgo<br />
argentino Luis Benítez nació en<br />
Buenos Aires el 10 de noviembre de<br />
1956. Es miembro de <strong>la</strong> Academia<br />
Iberoamericana de Poesía, Capítulo de<br />
New York, Estados Unidos, con sede<br />
en <strong>la</strong> Columbia University; de <strong>la</strong> World<br />
Poets Society (Grecia); de <strong>la</strong> International<br />
Society of Writers (Estados<br />
Unidos); del Advisory Board de<br />
World Poetry Press (India), Miembro<br />
Honorario de <strong>la</strong> sección argentina del<br />
IFLAC (International Forum for a Literature<br />
and a Culture of Peace) y de <strong>la</strong><br />
Sociedad de Escritoras y Escritores de<br />
Argentina. Ha recibido el título de<br />
Compagnon de <strong>la</strong> Poèsie de <strong>la</strong><br />
Association La Porte des Poetes, con<br />
sede en <strong>la</strong> Université de La Sorbonne,<br />
París, Francia. Sus 15 libros de poesía,<br />
narrativa, ensayo literario y teatro se<br />
publicaron en Argentina, Chile, España,<br />
Estados Unidos, México, Uruguay y<br />
Venezue<strong>la</strong>.<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Un nombre trabaja mientras cae <strong>la</strong> nieve<br />
Entre unos cobertizos con pi<strong>la</strong>s de basura en cada puerta<br />
Armados de apuro por <strong>la</strong> fatiga del caballo y del brazo<br />
Todavía tres días después de <strong>la</strong> derrota un ciego canta.<br />
<strong>De</strong> pie sobre una montura que apenas lo eleva del suelo<br />
En <strong>la</strong> pendiente entre los pinos canosos<br />
Y el indiferente vociferar de los tendidos que piden<br />
Su puchero y su vino y una ramera que vieron<br />
Antes de llegar a Quíos un ciego canta<br />
Al ritmo de su lira de madera.<br />
Sentado en <strong>la</strong> penumbra su criado deja el ojo asustado<br />
Vo<strong>la</strong>r por los rostros cuando los alumbra el fuego<br />
No lo distrae vigi<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s mu<strong>la</strong>s sino el cálculo<br />
<strong>De</strong> <strong>la</strong> moneda de bronce que el oficial cansado<br />
Le dejará en <strong>la</strong> mano cuando el ciego calle<br />
Y él recorra los fogones con el sombrero en <strong>la</strong> mano<br />
Y una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra en <strong>la</strong> boca: “Caballeros…”<br />
Alguien sale de su tienda remendada absorto<br />
Camina dos pasos y se queda mirando al ciego<br />
Y no ve nada por el peso de una decisión<br />
Que le concierne y no ha tomado.<br />
Una decisión que nada tiene que ver<br />
Con <strong>la</strong>s batal<strong>la</strong>s. Alguien orina y se ríe<br />
Contra un árbol. Otro borracho se calza<br />
El casco de bayas crines de caballo<br />
Aúl<strong>la</strong> un juramento horrible y se desploma<br />
entre los camaradas de corazón fraterno.<br />
Alguien busca en <strong>la</strong> radio no sabe qué ni dónde encontrarlo.<br />
Sólo produce una voz multicolor<br />
Sin partes pero su afán es <strong>la</strong>rgo.<br />
El ciego tiene un traje nuevo y una voz ya entonces<br />
Ronca donde se quedó el invierno. Hace una pausa<br />
Y bebe lo que le alcanza un interesado -el único-<br />
En volver a escuchar cómo enloquece Ajax<br />
O qué suerte le aguarda a Héctor como si el ciego<br />
Fuera a cambiar el suceder ficticio<br />
Más severo que el otro.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Aunque, ¿quién obliga a esa bel<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra caballo<br />
A referirse a esa sombra p<strong>la</strong>teada?<br />
Entre el sonido y <strong>la</strong> bestia<br />
Algo contento pasa.<br />
Página 7 7<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
En el derrotado y ruidoso campamento<br />
Donde ya <strong>la</strong>s brasas se consumen<br />
Las brasas que a lo lejos semejan<br />
El dibujo de un archipié<strong>la</strong>go<br />
En los mares oscuros fulgurante<br />
Mientras <strong>la</strong> nieve vuelve<br />
Y <strong>la</strong>s otras voces se apagan<br />
En murmullos<br />
Mientras <strong>la</strong> nieve vuelve<br />
Un ciego canta cerca de su criado<br />
Y de sus fardos y nadie<br />
En <strong>la</strong> región sabe su nombre.<br />
Un camino insuficiente será posible:<br />
Dividir el mundo entre el ciego y alguien.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
“Canta, odiosa, <strong>la</strong> cólera de Aquiles.<br />
Bueno, desde entonces sólo amo dos cosas:<br />
Los enigmas, <strong>la</strong>s paradojas y los juegos de pa<strong>la</strong>bras,<br />
Donde <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra cazador aguarda inmemorial<br />
El imposible paso de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra ciervo<br />
Por el <strong>la</strong>berinto de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra diccionario<br />
Para manchar de repetidas pa<strong>la</strong>bras sangre<br />
La pa<strong>la</strong>bra verde. Queda c<strong>la</strong>ro mortales<br />
Que yo no me visto para los otros<br />
Sino so<strong>la</strong>mente para mí.”<br />
<strong>De</strong>l poemario: MANHATTAN SONG como ade<strong>la</strong>nto exclusivo para LA AVISPA.<br />
Será publicado este año por <strong>la</strong> editorial Sol Negro, de Lima, Perú<br />
8<br />
Página 8<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Contra toda horca<br />
haciendo su procesión infinita<br />
de presencias que se disipan<br />
con nombre de Luzbel<br />
contra súplicas<br />
el dolor<br />
contra <strong>la</strong> mentira<br />
recuerdo<br />
que retoza de anc<strong>la</strong>s<br />
contra el espejo goteando suelo donde repto sin veneno<br />
contra el beso equivocado que no llena y el tiempo que me borda maderos<br />
contra pechos de fantasmas que hacen cuartel<br />
contra lo que no diluye <strong>la</strong> proyección esquelética<br />
mandatos que derraman<br />
besos de Judas<br />
contra el l<strong>la</strong>mado que solo verifica si tal vez<br />
contra <strong>la</strong> mitad del mareo sin naufragio<br />
contra lo que duerme afuera sin enfermería y sin tacto<br />
contra <strong>la</strong> ventana que no deja salvarnos de sol<br />
contra <strong>la</strong> inocencia y su <strong>la</strong>go de sangre<br />
de c<strong>la</strong>vos donde me suspendo<br />
de escarmiento y penitencia<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
contra <strong>la</strong> culpa<br />
contra <strong>la</strong> necesidad de cerrar los párpados y corregir el mundo<br />
<strong>la</strong> estupidez de coleccionarme espectros<br />
de los b<strong>la</strong>ncos que he decidido<br />
negro<br />
contra lo que no soy, ni lo que voy a ser<br />
ni aquel desamor que desvaina <strong>la</strong> premura de volverme esperma<br />
9<br />
Página 9<br />
Poesía<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
contra toda prisa de abrazos<br />
que velen calvarios empujados<br />
contra el agua y <strong>la</strong> poca afición de nadarte<br />
contra el retazo de gestos<br />
sin método<br />
sin políticas correctas<br />
contra <strong>la</strong> bestia que me deja encerrado<br />
contra <strong>la</strong> sonrisa vencida de calles que anuncian rieles<br />
contra los nombres donde me acomodo a esperar<br />
Nada<br />
que no quede nada<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
ni <strong>la</strong> bronca<br />
ni su nido afónico<br />
Que suceda naciente<br />
el segundo<br />
de aire virgen<br />
10<br />
Página 10<br />
en <strong>la</strong> boca<br />
Pablo de <strong>la</strong> Fuente<br />
DELAPALABRA Mar del P<strong>la</strong>ta<br />
<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Ahí<br />
donde juego a <strong>la</strong> rayue<strong>la</strong><br />
y con mis hermanos nos escapamos al río<br />
a embriagarnos de fábu<strong>la</strong>s.<br />
Donde a lo lejos diviso todavía<br />
al indómito tren de aquel<strong>la</strong> estación.<br />
Ahí donde nazco y perezco<br />
según otoños que encarce<strong>la</strong>n octubres,<br />
donde <strong>la</strong> música del viento<br />
me recuerda aquel<strong>la</strong>s calles, aquel pueblo.<br />
Ahí donde no hay almanaques<br />
y conservo aún los ojos tristes de mi perro.<br />
Donde el circo luce su carpa reluciente,<br />
donde salgo al recreo<br />
donde me invaden perfumadas mandarinas.<br />
En ese lugar donde tener memoria duele,<br />
los muertos parecen <strong>la</strong>tir<br />
sin vejez, sin andamios.<br />
Donde habitan también tantos desamparos,<br />
niños de cartón, mujer desgarrada.<br />
En ese lugar donde hay un país vencido y muti<strong>la</strong>do,<br />
palomas bombardeadas,<br />
c<strong>la</strong>usuradas p<strong>la</strong>zas, iglesias infames.<br />
En ese lugar,<br />
ahí, en mi paisaje de adentro,<br />
mi casa aún es refugio<br />
mis manos pa<strong>la</strong>bras.<br />
de “Paisaje de adentro”<br />
Gustavo Tisocco<br />
(Capital Federal)<br />
http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
11<br />
BANCOS COLOR ÁSPERO<br />
Algo más puede haber<br />
no solo viento, carros y perros,<br />
testigo tardo y pipas de agua.<br />
Hormigas buscan lo mismo que yo:<br />
tormenta, caos e indecisión.<br />
Cómo cae <strong>la</strong> vida desde una regadera<br />
cómo existe <strong>la</strong> muerte desde un escrito.<br />
Esa mañana los perros <strong>la</strong>draron más de <strong>la</strong> cuenta<br />
no cruzaron por <strong>la</strong> calle los autos,<br />
<strong>la</strong> lluvia dio el presente<br />
con su brillo sobre el tejado,<br />
el gato se animó al fin a entrar por <strong>la</strong> chimenea,<br />
el reloj manifestó <strong>la</strong> ausencia de pulsos.<br />
La soga aferrada al tirante sentenció <strong>la</strong> escena.<br />
Facundo Leoz<br />
DELAPALABRA Mar del P<strong>la</strong>ta<br />
facundoleoz@hotmail.com<br />
Página 11<br />
NOMBRES<br />
Nombres<br />
que cruzan <strong>la</strong> historia a pie.<br />
Se levantan, caen, mueren, y reencarnan.<br />
Levantan en trozos el universo.<br />
Huyen bajo arcos soleados. Producen miedo.<br />
Lavan o traen recuerdos.<br />
Se niegan a una frontera de sospechas.<br />
Nacen en el centro de <strong>la</strong> sangre.<br />
Los nombres evocan y provienen del fuego.<br />
Naín Serrano<br />
(HONDURAS)<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
DE LAS COSAS SENCILLAS<br />
<strong>De</strong>jo testimonio de <strong>la</strong>s almas sencil<strong>la</strong>s<br />
de <strong>la</strong>s cosas que tienen nombre propio<br />
de <strong>la</strong>s miradas<br />
Todas<br />
que han cruzado su espacio hasta mi encuentro.<br />
Testimonio de aquello que transcurre<br />
sin afanes de historia colectiva<br />
Los más grandes poemas que mis ojos retocan<br />
con <strong>la</strong> magia en sostén de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<br />
salen de nuestras calles que se visten<br />
con su pregón constante<br />
Los no vistos por tantos<br />
que pierden en su prisa<br />
esos momentos mágicos p<strong>la</strong>smados<br />
en los rostros del día<br />
que transitan o sólo permanecen<br />
subrayando el instante conge<strong>la</strong>do<br />
en <strong>la</strong> cámara fiel de <strong>la</strong> poesía.<br />
del poemario:<br />
“Disfraz de tus secretos”<br />
COMO UNA POMPOSA Y CULTA PORNÓGRAFA<br />
C<strong>la</strong>ra Guillén<br />
(Chiapas, MÉXICO)<br />
Como una pomposa y culta pornógrafa<br />
ensayabas portes fetiches,<br />
existías para ofrecerte<br />
como una puta de dolor,<br />
te embadurnabas los <strong>la</strong>bios con rouge<br />
como una mortífera y ridícu<strong>la</strong> deformación,<br />
alterabas el contexto con agudeza divergente<br />
despertabas recuerdos táctilmente atroces.<br />
Era inofensivo y ornamental<br />
zona de marismas en tu memoria<br />
determinabas un nuevo firmamento,<br />
experimentada espía<br />
ibas al núcleo de mis obsesiones<br />
y lo dinamitabas,<br />
me reducías a presencias geniales<br />
atomizándo<strong>la</strong>s con un estado de gracia<br />
que nunca voy a abandonar,<br />
ser caníbal infame e insufrible<br />
de tanto despilfarro de tu ingenio gregario.<br />
Daniel Omar Cignacco<br />
danielomardaniel@gmail.com<br />
12<br />
Página 12<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
RESIGNACIÓN<br />
Las piedras florecen<br />
en el campo azul del mar<br />
y <strong>la</strong>s gaviotas rozan los girasoles.<br />
Las mariposas se arrastran<br />
el mundo es cuadrado.<br />
Ya nada es lo que es.<br />
Un grito ahogado en un charco,<br />
un alfiler perdido en el pajonal.<br />
La vida transcurre en el carrusel.<br />
Ap<strong>la</strong>usos son registrados<br />
y <strong>la</strong>s sombras que corren, luego se asoman.<br />
Nada es perfecto pues todo es sensible para los ojos.<br />
El reloj ya no está oxidado,<br />
marca exactamente <strong>la</strong> hora de llegada y partida.<br />
Las agujas se mueven plácidamente.<br />
Edgardo Rodolfo G<strong>la</strong>vinovich<br />
Taller Pa<strong>la</strong>bra C<strong>la</strong>ra<br />
“POEMAS REALES”<br />
II.<br />
Supongo que primero<br />
voy a dejarme morir,<br />
varias veces;<br />
si insiste,<br />
voy a terminar muerto<br />
de todas formas.<br />
VIII.<br />
Silencioso,<br />
como antes de haber nacido,<br />
escribo cartas para el conflicto<br />
del alma con el cuerpo.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
13<br />
VENTANAS<br />
Había una vez una niña<br />
encerrada en sus ojos.<br />
Espiaba por <strong>la</strong> ventana<br />
en <strong>la</strong> habitación más luminosa<br />
de su ropa carnal.<br />
Ventanas de pestañas<br />
atravesadas<br />
para cubrir el sueño frustrado.<br />
Ojos que se disfrazan<br />
asfixian<br />
en <strong>la</strong> memoria resucitarse.<br />
La niña enloquece<br />
y se contrae<br />
acuchil<strong>la</strong> <strong>la</strong>s paredes<br />
hace dibujitos de sangre<br />
que juran amor eterno<br />
en ceremonia nupcial.<br />
Diaria mentira<br />
para salvar al ahogado<br />
entre <strong>la</strong>drillos <strong>la</strong>grimales.<br />
Se atragantan de abecedarios<br />
para poder hab<strong>la</strong>r<br />
cuando <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<br />
son el eco<br />
de los ecos<br />
más lejanos.<br />
Y <strong>la</strong> niña que puja<br />
puja y puja en <strong>la</strong> pupi<strong>la</strong>s<br />
hasta querer parirse muerta.<br />
Mariana Garrido<br />
DELAPALABRA (Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />
I.<br />
Me esquiva el papel<br />
como a un luchador sin gracia<br />
Carlos Gagliardo (Argentina) es miembro Fundador del grupo de poetas<br />
ABRALAPALABRA POESIA. Editor de <strong>la</strong> revista virtual www.<strong>la</strong>vanagloria.com.ar<br />
www.carlosgagliardo.8k.com<br />
Página 13<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
DOLOR<br />
Dolor, corazón, tristeza<br />
Mano extendida<br />
Mano vacía<br />
Tristeza dolor<br />
Hablo<br />
Callo<br />
Grito<br />
Susurro<br />
Sufro<br />
C<strong>la</strong>mo<br />
Ruego<br />
Vivo<br />
Siento<br />
Amargura<br />
Tristeza<br />
Dolor<br />
Mano vacía<br />
Amo, vivo<br />
Amo, muero<br />
Y resucito<br />
Amando otra vez<br />
Puedo amar y ser amado<br />
Aún con <strong>la</strong>s manos vacías<br />
Jesús Sartor<br />
Taller literario de Arte en Batan unidad 15<br />
arteenbatan@gmail.com<br />
Coordina: Osvaldo Pampín<br />
osvpampin@ciudad.com.ar<br />
Daniel Longo<br />
Taller literario de Arte en Batan unidad 15<br />
arteenbatan@gmail.com<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
OJOS AL ACECHO<br />
Fantasmas, sombras, pasos.<br />
Espías de <strong>la</strong> cerradura<br />
Ojos al acecho y mi cabeza en l<strong>la</strong>mas.<br />
Días sin luna y sin sol.<br />
Puertas bien cerradas<br />
Ellos se esconden tras <strong>la</strong>s persianas.<br />
Pasan de un <strong>la</strong>do a otro,<br />
buscan como verme más.<br />
Entonces <strong>la</strong>s linternas,<br />
que alumbran todo,<br />
Menos lo que se ve, lo que veo.<br />
Dibujan paisajes de luz sobre mi cuerpo.<br />
Piensan que ven y no entran.<br />
Yo igual los espero preparado,<br />
Agazapado en el mejor rincón,<br />
asustado e inmóvil.<br />
Empiezo a transpirar<br />
y el corazón que se me escapa,<br />
Porque cuando lo busco ya no está<br />
Y no puedo buscarlo porque se que me vigi<strong>la</strong>n.<br />
Ellos están siempre en <strong>la</strong> noche.<br />
Apenas si se corren<br />
Cuando <strong>la</strong> pastil<strong>la</strong> me trae los recuerdos buenos<br />
Que los alejan asustados.<br />
Entonces, con <strong>la</strong> primera luz,<br />
<strong>De</strong>scanso en paz<br />
y puedo dormirme<br />
Tanto, que olvido que estoy despierto,<br />
esperando <strong>la</strong> oscuridad,<br />
Para buscar otra vez los ojos que me acechan.<br />
Por hoy, estoy intacto<br />
y sigo ade<strong>la</strong>nte,<br />
Otro día sin sangre y sin inocencia.<br />
Reanudando caminos<br />
de acá abajo o en lo alto.<br />
Las puertas siguen cerradas<br />
y sigo viendo sin ver.<br />
Sigo soñando este sueño<br />
que pasa tan rápido<br />
Que aún no sé si es mi vida o mi muerte<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
Página 14 14
LOS DI-AMANTES NO SON ETERNOS<br />
Los di-amantes no son eternos.<br />
Los bi-amantes no son eternos.<br />
Los amantes son eternos?<br />
Di.<br />
Los amantes no son eternos<br />
Eternos los amantes no son.<br />
Los eternos amantes son no.<br />
Los eternos amantes no son.<br />
Los no son eternos amantes<br />
eternos amantes son los no.<br />
Amantes eternos no son los<br />
los eternos no son amantes<br />
Son los no amantes eternos<br />
Los no son amantes eternos,<br />
Los amantes son no eternos.<br />
Eternos son los no amantes.<br />
No los eternos amantes son<br />
Eternos no son los amantes.<br />
Los no amantes eternos son.<br />
Los amantes no,<br />
los eternos son.<br />
Los amantes son eternos?<br />
¡Di!<br />
Carlos Muro<br />
cedomir2006@hotmail.com<br />
(Capital Federal)<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
CAMBIO<br />
Nadie más podrá ver pa<strong>la</strong>bras verdaderas,<br />
son is<strong>la</strong>s en deseo insaciable.<br />
Quiero recuperar el cetro perdido<br />
pero en otra mesa, sin asfixiarme esta vez.<br />
Una divina gracia dibuja en el espejo al hombre<br />
que tiemb<strong>la</strong>, andrajos de carne. Hay una finitud<br />
que ríe muda y ciega, pero transmite qué tanto dolor<br />
cierra los ojos.<br />
Ya conoces los bordes en sombras,<br />
es hora de agigantar al sol y poner al cuerpo su alma;<br />
para eso estás, risa natural y fácil,<br />
para secar mis lágrimas, para romper de cuajo el ayer<br />
y construir,<br />
custodiados por ángeles celestes<br />
oír sólo el tañir de <strong>la</strong>s campanas.<br />
El pasado es solo eso, <strong>la</strong>s manecil<strong>la</strong>s del reloj<br />
siguen girando, y ahí está el secreto.<br />
con nuestro lenguaje esperántico<br />
siento venir el oro del alba,<br />
preparo mi corazón para oír <strong>la</strong>s trompetas.<br />
Los envidiosos, los arteros, los miserables, allá ellos,<br />
<strong>la</strong> soledad será su río. En <strong>la</strong> escalera del tiempo<br />
no es importante quién <strong>la</strong> aborda<br />
sino quien se queda en el último peldaño.<br />
15<br />
Página 15<br />
Andrés Roldán<br />
(Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
JAMÁS TE QUITES LA VENDA<br />
16<br />
Re<strong>la</strong>tos y cuentos<br />
Está acostada en <strong>la</strong> cama. Tiene los ojos vendados, el tallo de una flor que el<strong>la</strong> cree que es un rosa,<br />
apretado entre los dientes y su cuerpo desnudo que palpita por lo que vendrá. Supone que a su derecha<br />
hay una ventana que le traduce el sentir de ciertas ciudades que se extienden afuera. Tiene <strong>la</strong>s manos<br />
crispadas sobre el cobertor: puede quitarse <strong>la</strong> venda pero no lo hace, jamás se atreve.<br />
Sabe que él ha llegado porque oye como una puerta se abre y se cierra y porque enseguida presiente que<br />
se quita <strong>la</strong> ropa. Luego lo percibe a su <strong>la</strong>do; entonces, el<strong>la</strong> deja que <strong>la</strong> flor caiga sobre su pecho y se pasa<br />
<strong>la</strong> lengua por los <strong>la</strong>bios y su cadera comienza a contornearse rec<strong>la</strong>mando atención. Pero él se toma su<br />
tiempo. Le murmura pa<strong>la</strong>bras inconfesables en el oído, <strong>la</strong> besa apenas, <strong>la</strong> acaricia recorriéndole <strong>la</strong> piel en<br />
un éxtasis difícil de contro<strong>la</strong>r; <strong>la</strong> roza, <strong>la</strong> enaltece y <strong>la</strong> adora hasta que el deseo de el<strong>la</strong> se vuelve insoportable:<br />
lo siente encima y minutos más tarde adentro y siempre termina agradeciéndole a <strong>la</strong> vida por haber<br />
nacido. Van los dos galopando, trazando <strong>la</strong> ruta por <strong>la</strong> cual van a desembocar en <strong>la</strong> catarata, en <strong>la</strong> explosión<br />
de los sentidos, y luego el derrumbe y enseguida <strong>la</strong> quietud.<br />
El descanso es breve. Tal <strong>la</strong> costumbre, él se levanta y se viste. La besa antes de irse y le recuerda:<br />
— Jamás te quites <strong>la</strong> venda.<br />
Apenas llegada a <strong>la</strong> confusión de <strong>la</strong> adolescencia, el ritual de aquel<strong>la</strong> imagen se instaló en <strong>la</strong>s noches<br />
turbulentas de su despertar sexual y ya nunca <strong>la</strong> abandonó. Siempre <strong>la</strong> misma escena, <strong>la</strong> llegada del<br />
hombre aquel sin rostro, <strong>la</strong> pasión desencadenada, <strong>la</strong> venda, <strong>la</strong> flor y <strong>la</strong> advertencia. Era una imagen tan<br />
real que en un primer momento se asustó; pero después el p<strong>la</strong>cer pudo más porque <strong>la</strong> fidelidad era tan<br />
conmovedora que supo que nada malo podía pasarle.<br />
El único cambio que se produjo a lo <strong>la</strong>rgo de los años fueron los ruidos que llegaban a través de <strong>la</strong><br />
ventana y el olor del cuerpo de su hombre. Hubo veces que oyó motores de autos y de aviones; en otras<br />
ocasiones parecía que algo <strong>la</strong> había transportado hasta un tiempo impreciso donde <strong>la</strong>s voces eran incomprensibles<br />
y el palpitar de <strong>la</strong> ciudad un tranquilo discurrir de los días. Y su hombre a veces, parecía llegar<br />
de trabajar en el campo pero a <strong>la</strong> vez siguiente su piel despedía olor a hombre y en el otro encuentro era<br />
un aroma a perfume caro y moderno.<br />
<strong>De</strong> todas maneras, nada de eso <strong>la</strong> preocupaba, solo eran inexpresivas inquietudes en el reposo de <strong>la</strong><br />
satisfacción inaudita.<br />
Pero también por esta ceremonia, sufrió: le llevo años compatibilizar aquello que ocurría en algún lugar<br />
con su vida de mujer. Los primeros hombres los soportó con los ojos cerrados y con engaños. <strong>De</strong>spués<br />
encontró <strong>la</strong> solución: traía a este <strong>la</strong>do, momentos, sensaciones, del último encuentro en el otro <strong>la</strong>do, en <strong>la</strong><br />
otra habitación donde el<strong>la</strong> esperaba a su hombre con los ojos vendados, el tallo de <strong>la</strong> flor entre los dientes<br />
y <strong>la</strong> piel desesperada, anhe<strong>la</strong>nte.<br />
Entonces, pudo enamorarse, casarse y todas esas cosas. Pudo sobreponerse a <strong>la</strong> absurda idea de <strong>la</strong> infidelidad,<br />
de los cargos de conciencia no por el hombre que compartiría quizás hasta <strong>la</strong> muerte su cama, sino<br />
por el otro, por el que no conocía.<br />
Pero hubo un día en <strong>la</strong>s cosas cambiaron. Había acostado a su hijo, se había <strong>la</strong>vado los dientes y cepil<strong>la</strong>do<br />
el pelo y se había colocado <strong>la</strong> breve remera que usaba para dormir. Era una noche más de un día cualquiera<br />
de semana.<br />
Su esposo estaba ya acostado y luego de apagar <strong>la</strong> luz <strong>la</strong> buscó con entusiasmo. El<strong>la</strong> se entregó mientras<br />
escuchaba <strong>la</strong> tormenta que azotaba <strong>la</strong> noche y de a poco fue preparándose para rescatar los recuerdos de<br />
su otro hombre, del que <strong>la</strong> hacía verdaderamente feliz.<br />
Página 16<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Tal vez sucedió que los tiempos se trastocaron o que coincidieron. No se sabe. Lo cierto es que apenas<br />
cerró los ojos, el<strong>la</strong> se dio cuenta que algo no andaba bien. Porque no hubo ni invocaciones ni evocaciones.<br />
El<strong>la</strong> se había ido, estaba otra vez en <strong>la</strong> pieza de siempre, desnuda, con los ojos vendados y <strong>la</strong> flor y<br />
su hombre que estaba entrando y que comenzaba a sacarse <strong>la</strong> ropa. Pero esta vez había cierta angustia<br />
flotando en el ambiente: por <strong>la</strong> ventana abierta llegaban gritos desgarradores, disparos, voces de gente<br />
que ordenaba, otras que suplicaban. Para el<strong>la</strong> solo fue un detalle inusual porque su hombre repitió el<br />
ritual de siempre y <strong>la</strong> amó mejor que nunca. Sin embargo, cuando él comenzó a vestirse, el<strong>la</strong> sintió que el<br />
desasosiego, <strong>la</strong> inquietud, le ordenaban que hiciera algo, pero no sabía que. Sintió que su hombre se<br />
agachaba y le decía:<br />
—Jamás te quites <strong>la</strong> venda.<br />
Pero <strong>la</strong> última pa<strong>la</strong>bra de <strong>la</strong> orden se perdió detrás del una ráfaga de disparos que barrieron <strong>la</strong> habitación<br />
y perforaron sin piedad <strong>la</strong>s paredes. El<strong>la</strong> no se asustó; con tranquilidad se quitó <strong>la</strong> venda y se incorporó en<br />
<strong>la</strong> cama. En <strong>la</strong> ventana su hombre se disponía a saltar hacia <strong>la</strong> calle. Allí también había comenzado a<br />
llover y un relámpago le iluminó el rostro por una fracción de segundo: el<strong>la</strong> vio, o creyó ver un gesto de<br />
reprobación en <strong>la</strong> mirada, antes que su hombre saltara hacia <strong>la</strong> calle y desapareciera para siempre jamás.<br />
El<strong>la</strong> quiso ir tras él pero <strong>la</strong> detuvo una ventana que se abrió de pronto, una noche fugazmente iluminada,<br />
los truenos y un viento impetuoso que tiró un ve<strong>la</strong>dor al suelo. Su esposo salió de encima de el<strong>la</strong> maldiciendo<br />
a <strong>la</strong> noche, y no se sorprendió por los repetidos gritos de el<strong>la</strong> diciendo que por favor no <strong>la</strong><br />
abandonase, que el<strong>la</strong> lo único que deseaba era estar con él, que quería más y más.<br />
Al otro día, echó a andar por el mundo. <strong>De</strong>jó esposo, hijo y seguridades, pero no concibió otra alternativa<br />
de vida que salir al encuentro de su hombre. No tenía foto alguna, salvo <strong>la</strong> imagen de él a punto de saltar<br />
por <strong>la</strong> ventana. Recorrió ciudades y pueblos; también se detuvo en esquinas para ver si pasaba por allí.<br />
Por supuesto que no lo encontró. Murió vieja y so<strong>la</strong> en un hospital público poco después que <strong>la</strong> imagen<br />
de un hombre que ya no se acordaba quien era, se desvaneciera para siempre entre <strong>la</strong>s brumas del olvido.<br />
Marcelo Brignole <br />
<strong>De</strong> Antología de Cuentos Eróticos, Karma Sensual, 2007, España<br />
17<br />
Página 17<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
BLIND MIND<br />
El hombre bajó corriendo <strong>la</strong>s escaleras, arrojó los cuchillos y demás herramientas que había utilizado<br />
para desmembrar a su víctima, una mujer de aproximadamente treinta años, yacía desarticu<strong>la</strong>da, metida<br />
en varias bolsas, él se disponía a salir a <strong>la</strong> calle. Para escapar y consumar su acto barbárico debía deshacerse<br />
de esos bultos y aquel<strong>la</strong> era una hora apropiada<br />
— aun no hay nadie en <strong>la</strong> calle y todavía no amanece, —pensó<br />
<strong>la</strong> rapidez con que <strong>la</strong> había seccionado fue asombrosa, <strong>la</strong> precisión de sus cortes también, lo había hecho<br />
sin inmutarse, sin arrepentimiento, como si todo estuviera premeditado, había matado, lo sabía pero<br />
nada de eso lo perturbó, solo quería salir lo más rápido de ahí, recordó el nombre de el<strong>la</strong>, su rostro<br />
sonriendo unas horas antes, había sido buena con él, tuvieron sexo, también lo recordaba, no quiso traer<br />
a <strong>la</strong> mente sus gritos, pero fue demasiado tarde ,<strong>la</strong>s suplicas y quejidos empezaron a retumbar en sus<br />
oídos, los a<strong>la</strong>ridos se mezc<strong>la</strong>ron con imágenes donde él se veía asestando golpes y puña<strong>la</strong>das<br />
—todavía estaba viva —recordó nuevamente,<br />
supo en ese momento que sus manos tuvieron que acabar con aquel<strong>la</strong> frágil criatura<br />
—no moría—<br />
<strong>la</strong> estranguló, hasta el final luchó por seguir viviendo, hasta el último aliento, aun después de muerta se<br />
estremecía.<br />
Miró alrededor, por un instante se olvidó de todo, de lo que estaba haciendo allí, tuvo <strong>la</strong> extraña sensación<br />
de no ser quien era, eso lo alivió, se puso de pie, se miró <strong>la</strong>s manos , le temb<strong>la</strong>ban todavía, auscultó<br />
<strong>la</strong>s bolsas, algo de lo que parecían extremidades se escapaba de el<strong>la</strong>s; tenía que salir de ahí pero se sentía<br />
aletargado, como si el tiempo se hubiera detenido, no escuchaba sonido alguno, no podía pensar, miró<br />
por <strong>la</strong> ventana, <strong>la</strong> calle estaba vacía, apenas si se lograba ver allá afuera, regresó por <strong>la</strong>s bolsas pero algo<br />
lo detuvo, un pequeño cuadro que colgaba de <strong>la</strong> puerta que daba a <strong>la</strong> calle, “el Juicio Final de Miguel<br />
Ángel”, lo miró por algunos segundos, se acercó para distinguir sus detalles, le l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> atención los<br />
rostros de <strong>la</strong>s personas que se apostaban a <strong>la</strong> derecha del cuadro, mezc<strong>la</strong> de pánico y arrepentimiento,<br />
eran seres suspendidos en el aire, otros cayendo a una especie de inframundo, se veían como si pidieran<br />
a gritos perdón, como si supieran que estaban siendo condenadas. Al centro de <strong>la</strong> pintura observó una<br />
figura de mayor tamaño, una especie de juez con el brazo derecho en alto, como impartiendo justicia,<br />
observando hacia abajo sin misericordia a los seres que trataban de huir a <strong>la</strong> izquierda de aquel dantesco<br />
infierno, debajo suyo otro hombre llevando en <strong>la</strong> mano izquierda lo que parecía su propia piel, en alusión<br />
a su muerte, tuvo miedo y arrojó el cuadrito al piso con toda sus fuerzas, fue a <strong>la</strong>varse <strong>la</strong>s temblorosas<br />
manos manchadas de sangre de <strong>la</strong> mujer , el alma es lo que hubiera querido <strong>la</strong>varse en ese momento, pero<br />
no dejaba de imaginarse a él mismo descendiendo por <strong>la</strong> derecha del cuadro con todos esos cuerpos que<br />
parecían flotar en el espacio, víctimas de alguna especie de castigo divino, todos apretujados como los<br />
restos de <strong>la</strong> mujer en <strong>la</strong>s bolsas<br />
—al infierno se va por <strong>la</strong> derecha, —murmuró<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
fueron <strong>la</strong>s primeras pa<strong>la</strong>bras que articu<strong>la</strong>ba durante horas, <strong>la</strong> imagen de <strong>la</strong> gente descendiendo a <strong>la</strong><br />
derecha no lo dejaba en paz así que corrió para volver a ver el dibujo, esta vez su vista se fijó en <strong>la</strong> gente<br />
que estaba apostada a <strong>la</strong> izquierda<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
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La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
—están subiendo— dijo tratando de tranquilizarse y de justificar los actos de su vida, distinguió en el<br />
centro a un grupo de seres a<strong>la</strong>dos que despertaban a los muertos con sus afi<strong>la</strong>das trompetas<br />
—están saliendo del sepulcro—<br />
—es un circulo natural — pensó,<br />
—ascienden por <strong>la</strong> izquierda y descienden por <strong>la</strong> derecha—<br />
volvió para ver <strong>la</strong>s bolsas, un charco de sangre se asomaba debajo de el<strong>la</strong>s, el hedor que se desprendían<br />
desde adentro comenzó a impacientarlo<br />
—<strong>la</strong> carne se descompone rápido —dijo recordando los cuerpos etéreos que se dejaban caer en el<br />
extremo derecho del dibujo…<br />
El día ya estaba ganando <strong>la</strong>s calles, así que cogió <strong>la</strong>s bolsas y los cuchillos los guardó en sus bolsillos,<br />
hizo el ademán de abrir <strong>la</strong> puerta pero recordó <strong>la</strong> pintura, dio media vuelta y <strong>la</strong> recogió<br />
del suelo, le sacó los trozos de vidrio que habían quedado adheridos al papel, lo dobló, y salió resuelto;<br />
había algo que no entendía<br />
—por qué había matado—<br />
trató de recordar otra vez el suceso, pero <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad del día se lo impidió, ahora caminaba expuesto a los<br />
ojos de <strong>la</strong> gente, reía como un loco, loco estaba y ya nada le importó, quería volver a matar, hombre,<br />
mujer, niño, torturarlos, seccionar sus extremidades. Se sintió poderoso, indestructible, recordó <strong>la</strong> figura<br />
que tenía entre sus manos, <strong>la</strong> extendió con <strong>la</strong> certeza de saber que esta vez nada lo intimidaría, miró <strong>la</strong>rgo<br />
rato <strong>la</strong> parte inferior derecha del dibujo mientras caminaba, seres alejándose sobre una precaria barca,<br />
sus horrorizados rostros no hacían más que confirmar el fantasmal destino que les tocaría sufrir a sus<br />
tripu<strong>la</strong>ntes, creyó escuchar los p<strong>la</strong>ñideros gritos de terror desde el papel; pudo entender de golpe,<br />
como una reve<strong>la</strong>ción, que <strong>la</strong>s ánimas no estaban siguiendo un círculo, no era el tránsito que imaginaba de<br />
<strong>la</strong> vida hacia <strong>la</strong> muerte, sino mas bien una visión apocalíptica del juicio final, una horrenda representación<br />
de <strong>la</strong> comparecencia de millones de almas ante <strong>la</strong> segunda venida de cristo, tuvo miedo y arrojó <strong>la</strong><br />
imagen dentro uno de los bolsos donde se encontraban <strong>la</strong> cabeza y <strong>la</strong>s piernas de <strong>la</strong> mujer, al ver <strong>la</strong><br />
mezc<strong>la</strong> de huesos sangre y músculos desgarrados recordó a <strong>la</strong>s ánimas sufriendo a <strong>la</strong> derecha del papel,<br />
sus ojos se encontraron con los de el<strong>la</strong>, una extraña mueca dibujó su rostro, caminó raudo presa del<br />
espanto, intentando perderse en el bullicio y <strong>la</strong> multitud que lentamente ocupaban <strong>la</strong> avenida, aparentando<br />
ser un hombre común dentro de una ciudad de locos….<br />
19<br />
Página 19<br />
Raúl Ignacio Heraud Alcazar<br />
(PERÚ)<br />
raulheraud@hotmail.com<br />
http://blog.iespana.es/raulheraud<br />
http://raulheraud.blogspot.com<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Alguien ha muerto en Utopía<br />
… y un grito de júbilo rasgó <strong>la</strong> sofocante tarde. Alguien que no pudo distinguir salió corriendo de <strong>la</strong><br />
choza del enfermo agitando los brazos como un pájaro; reía y l<strong>la</strong>maba a los demás con ademanes apremiantes.<br />
Poco a poco los moradores se fueron congregando. Algunos traían verduras, otros pollos y lechones,<br />
aquellos cántaros de vino y agua. Sonaba alegre el ritmo de acompasados tambores y hasta había quienes<br />
soltaban al aire dulces y armoniosos cánticos de los antepasados.<br />
La fiesta había comenzado ya cuando aparecieron los familiares del campo, y el gozo fue aún mayor al<br />
ver entre estos a dos de los hijos del difunto que intercambiaban felices saludos con parientes y pob<strong>la</strong>dores.<br />
Y en sus rostros emocionados Rafael no pudo apreciar rastro alguno de angustia o me<strong>la</strong>ncolía. Más aún,<br />
nunca había visto a ser humano más satisfecho y radiante, ni almas tan luminosas como aquel<strong>la</strong>s.<br />
La tarde dio paso a <strong>la</strong> noche en una agonía tibia y naranja.<br />
Los cánticos cesaron, acal<strong>la</strong>ron los tambores. La is<strong>la</strong> enmudeció.<br />
Algunos entraron a <strong>la</strong> choza y cargaron el cadáver en una parihue<strong>la</strong> hecha de caña. <strong>De</strong>trás de ellos <strong>la</strong><br />
familia, luego el pueblo todo en reverente gesto.<br />
Silencio de palmeras.<br />
Oscura oscuridad salpicada en fulgentes c<strong>la</strong>ridades.<br />
Noche de antiguos espíritus.<br />
Diego Orcoyen - (Capital Federal)<br />
<br />
Rafael siguió al cortejo de cerca. El paso era lento, solemne, silente, respetuoso. Y si bien nadie sonreía<br />
ya, aquellos corazones se encaminaban serenos por el angosto sendero que conducía a <strong>la</strong>s b<strong>la</strong>ncas p<strong>la</strong>yas<br />
del oriente. La noche era tibia y quieta, aunque al acercarse cada vez más a <strong>la</strong> costa Rafael podía sentir <strong>la</strong><br />
fresca brisa del mar repleta de sal.<br />
Pudo verlos realmente cuando el retraso de unos cincuenta metros le dio <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>dora perspectiva de <strong>la</strong><br />
lejanía; familias aquí y allá, niños, ancianos, jóvenes y adultos con sus torsos desnudos deslizándose con<br />
parsimonia entre un mundo de palmeras y arbustos; y en sus manos antorchas; y entre ellos un cadáver;<br />
y luego eran tan sólo diminutas luces moviéndose en una perdida is<strong>la</strong> oculta de mar, un trozo de tierra<br />
salpicado de milenarias o<strong>la</strong>s transparentes… Se comprendió lejano, se supo feliz… con más fuerza, más<br />
joven, casi un niño, leyó en su alma más c<strong>la</strong>ramente… noche, mar, arenas b<strong>la</strong>ncas… Miles de kilómetros<br />
lo separaban de los suyos y aún así aquel<strong>la</strong> aparente sensación de desamparo lo engrandecía, lo hacía<br />
único…<br />
El cuerpo había sido puesto sobre una balsa construida con troncos y junco. Primero los niños, luego <strong>la</strong>s<br />
mujeres y ancianos acercaban hasta <strong>la</strong> balsa flores rojas y celestes… Algunos entonaban susurrantes<br />
melodías, otros elevaban plegarias al cielo o al mar, los más permanecían en silencio mirando <strong>la</strong> balsa.<br />
Se colocaron cuatro antorchas amarradas a los extremos de <strong>la</strong> embarcación y se <strong>la</strong> llevó hasta <strong>la</strong> oril<strong>la</strong>.<br />
<strong>De</strong>moraron apenas instantes de miradas y <strong>la</strong>bios de invocaciones, de brazos de cielo y corazones de<br />
mar…<br />
Recias manos aferradas al tronco <strong>la</strong> despidieron en leve impulso y <strong>la</strong> balsa ya se alejaba adormecida en<br />
el arrullo del océano hacia <strong>la</strong> profundidad de <strong>la</strong> noche…<br />
Entonces guardaban ya todo expectante y respetuoso silencio.<br />
Y cuando <strong>la</strong> balsa fue tan sólo un punto en lontananza, cuando <strong>la</strong> embarcación se hizo toda de noche y<br />
mar, el extraño cortejo se alejó perdiéndose entre <strong>la</strong> selva.<br />
Rafael los vio alejarse en silencio y tranquilidad. Caminó unos pasos. Sus pies se hicieron de agua. Quiso<br />
sentarse sobre una piedra pero no lo hizo. Allí se quedó, sólo él, con sus ojos llenos de océano mirando<br />
<strong>la</strong>s funámbu<strong>la</strong>s luminarias del firmamento infinito encendiéndose en b<strong>la</strong>ncos y p<strong>la</strong>teados de imposible<br />
color. Sólo él ante <strong>la</strong> inmensidad incomprensible, tan sólo un punto saboreando el absoluto, un alma<br />
desnuda de tiempo ante el reflejo sin mácu<strong>la</strong> del eterno Hacedor…<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
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La pa<strong>la</strong>bra<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Trabajo en un negocio de informática, en <strong>la</strong>s oficinas. Soy excesivamente tímido, y el trabajo de cara al<br />
público no me favorecía precisamente. Me esforzaba, c<strong>la</strong>ro, y salía del paso lo mejor que podía. Sin<br />
embargo, ya pasados los treinta años, mi vida aparecía no ya como algo cultivable, que había que cuidar<br />
y hacer crecer, sino como un campo fructificado en su plenitud, para mal o para bien. Y yo, no podía<br />
evitarlo, pensaba que el asunto era para mal.<br />
Empecé a pensar cosas sobre mi pasado, sobre mi niñez, mi adolescencia. Antes de estudiar Empresariales,<br />
me gustaba mucho leer. En los años tormentosos de <strong>la</strong> adolescencia, cuando me veía en dificultades<br />
con <strong>la</strong> gente, en esa incapacidad de <strong>la</strong> expresión, me refugiaba en los libros. Y pensando en este pasado,<br />
por <strong>la</strong>s mañanas, bien temprano y antes de ir al trabajo, me asaltaban en el entresueño pa<strong>la</strong>bras.<br />
Pa<strong>la</strong>bras, pa<strong>la</strong>bras y pa<strong>la</strong>bras.<br />
Frases inconexas, cuyo significado no alcanzaba a entender. Pero este hecho me dejaba pensando el resto<br />
del día. Había algo en ello, había algo escondido en estos sueños. Y un día, recordando <strong>la</strong> enciclopedia<br />
que me había rega<strong>la</strong>do mi padre cuando niño, escribí en el escritorio de mi despacho, viendo todavía <strong>la</strong><br />
foto enciclopédica de <strong>la</strong>s ruinas del Partenón: Grecia.<br />
Lo escribí con una letra que yo me desconocía: suelta, calmada, casi estética. Y, por demás, sentí algo<br />
físico; sentí que todo mi ser salía de mi mente y se estampaba en el papel.<br />
Ahí, me di cuenta, estaba yo. Ahí estaban <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras, pa<strong>la</strong>bras y pa<strong>la</strong>bras.<br />
A medida que pasaba el tiempo, cada vez llenaba más y más papeles con pa<strong>la</strong>bras sueltas, y los sueños<br />
inconexos fueron remitiendo; como si el mundo onírico, en virtud de mi búsqueda, fuera tras<strong>la</strong>dándose a<br />
<strong>la</strong> realidad.<br />
Escribir <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras me gustaba cada vez más, y sentía un gozo y un p<strong>la</strong>cer, lo he dicho, corporal. Como<br />
el amor o el sexo. La sangre fluía tranqui<strong>la</strong>mente por mis venas, ante <strong>la</strong>s tensiones de <strong>la</strong> oficina.<br />
Como soy soltero, y por ende tengo ahorros, no me costó mucho tomarme unas vacaciones; <strong>la</strong> excusa que<br />
di ante mis superiores fue tan ridícu<strong>la</strong> que de inmediato caí en <strong>la</strong> cuenta de que me había puesto al borde<br />
del despido.<br />
No me importó.<br />
Entonces empecé a irme por los bares, por los piringundines de Buenos Aires y <strong>la</strong>s afueras; y en <strong>la</strong>s<br />
servilletas, o en papeles ajados que yo traía para mis excéntricos propósitos, escribía mis pa<strong>la</strong>bras. Y del<br />
goce, del p<strong>la</strong>cer, pasé a una ambición más espiritual, intangible, psicológica: deseaba ser feliz, porque,<br />
me di cuenta de ello, nunca lo había sido.<br />
Tuve que decirme para mis adentros: en el mundo ha de haber alguna pa<strong>la</strong>bra que puede hacer feliz a un<br />
hombre, así como para el matemático existe el número mágico de <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong>.<br />
Dominado por este pensamiento, mis siguientes días transcurrieron en un afán especu<strong>la</strong>tivo, entusiasta e<br />
indomable. Cualquiera podría pensar que yo había perdido mi centro y <strong>la</strong> razón, y tal vez sea ello cierto.<br />
Pero a mí me encantaba y me colmaba mi falta de sensatez. Yo era dichoso con esa especie de bohemia<br />
verbal que me había asaltado. Sentía, en los bares, en los diversos lugares donde escondía más o menos<br />
a mi inquisición, que el resto del universo estaba compuesto de pobres tipos; diablos que no tenían más<br />
diversión que <strong>la</strong> obtención del dinero, mientras que yo, anteriormente férreo materialista, ahora me veía<br />
abocado a una búsqueda espiritual, y, según iba viendo, por demás exitosa.<br />
Pero <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, sin embargo, no terminaba de dar conmigo.<br />
Probé, pues, con cosas re<strong>la</strong>cionadas con <strong>la</strong> primera que se me había reve<strong>la</strong>do: mármol, Partenón, helenos,<br />
filosofía, Aristóteles… Luego, más pragmático, en cosas tendentes al orden del p<strong>la</strong>cer físico: sexo, mujeres,<br />
cuerpos, erotismo… Finalmente, en conceptos abstractos y muy enaltecedores, pero también más<br />
alejados y ajenos a mis sentimientos verdaderos: paz, alegría, bondad, fi<strong>la</strong>ntropía, amor…<br />
Al paso de los días, llegando al primer mes de mi extraña, de mi esotérica búsqueda, me di cuenta de que<br />
no alcanzaba a llegar con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra exacta, dichosa y feliz. Pero una noche, estando en el café de una<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
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estación de servicio, y habiendo ya sacado mi hoja en b<strong>la</strong>nco, pensando en qué pa<strong>la</strong>bra probar y profesar<br />
esa noche, llegó un grupo de adolescentes a sentarse en una de <strong>la</strong>s mesas vecinas, con gaseosas y jugos.<br />
Entonces me concentré en ellos; me distraje, así, un poco de mi asunto.<br />
Eran casi convencionalmente jocosos. Tenían, también para no ser menos evidentes, <strong>la</strong> vida por de<strong>la</strong>nte.<br />
Eran lugares comunes que me inspiraban esos muchachos, pero <strong>la</strong> cosa no resultaba por ello menos<br />
cierta. Bromeaban, se querían, se enojaban...<br />
Vivían.<br />
Como yo, cuando tenía su edad, cuando no era capaz de expresar mi dicha.<br />
Cuando tampoco tenía La Pa<strong>la</strong>bra.<br />
Y ahí fue cuando terminé mi búsqueda. Bueno, creo que hay gente capaz de escribir en una hoja en<br />
b<strong>la</strong>nco algo de <strong>la</strong> filosofía de Nietzsche o <strong>la</strong>s ideas de Marx o <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong> de <strong>la</strong> bomba de Hiroshima. En<br />
cuanto a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que pueda hacer feliz a un hombre, yo siempre tengo a <strong>la</strong> vista esa hoja en b<strong>la</strong>nco:<br />
como ese mito de <strong>la</strong> Torre de Babel que confundió a <strong>la</strong> soberbia de los hombres…<br />
Daniel Gómez<br />
(Gijón. ESPAÑA) - arboces@yahoo.com.ar<br />
Era una mujer<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Era una mujer que eclipsaba con sus embrujos a los hombres propios, a los ajenos y a los indocumentados<br />
también. Los conquistaba sin disimulo pero sin conciencia, los trastornaba, les hacía perder el orgullo, <strong>la</strong><br />
razón y un par de prejuicios y luego se alejaba despacio, más despacio de lo que el<strong>la</strong> desearía pero tanto<br />
como ellos se lo permitían.<br />
Era ocurrente hasta límites no conocidos. Poseía ese extraño don de saber reírse de el<strong>la</strong> misma tanto<br />
como de los que <strong>la</strong> rodeaban. Más de una vez, uno se encontraba riéndose solo de algunas de sus ocurrencias<br />
y ese era uno de sus mayores hechizos, de cada diez pensamientos que llevaban su nombre, nueve te<br />
acercaban una sonrisa.<br />
Cuando decidía abrirte su refugio que tenía forma de cajita de música, encontraba <strong>la</strong> forma de llenarte el<br />
alma con sus cafés con leche, sus acolchados esponjosos como bizcochuelos y sus comidas improvisadas.<br />
Muchas veces su mundo interior era tan intenso que parecía distante, lejana, aun más cuando hab<strong>la</strong>ba<br />
por teléfono, esas veces que su voz ronca parecía llegar desde una dimensión desconocida; en esas ocasiones<br />
siempre se <strong>la</strong> podía encontrar o semidormida, o con un pie en el umbral de su casa o sumamente<br />
ocupada e<strong>la</strong>borando algún deseo con arcil<strong>la</strong>.<br />
Carecía de sutilezas a <strong>la</strong> hora de cantarte <strong>la</strong>s verdades, por más que lo intentara, no encontraba forma de<br />
disimu<strong>la</strong>r que estaba muy segura de cada una de sus opiniones. Tan segura como se <strong>la</strong> veía andando por<br />
<strong>la</strong> vida en sus eternas Converse b<strong>la</strong>ncas. Quizás tanto empeño por curar almas vírgenes habían logrado<br />
endurecer<strong>la</strong> ante <strong>la</strong>s cuestiones de <strong>la</strong> vida que afectaban a los que si suponía debían saber defenderse por<br />
sí mismos.<br />
Me descubrí en varias oportunidades intentando construir una imagen de ese territorio desconocido que<br />
es el universo <strong>la</strong>boral del otro, y siempre <strong>la</strong> veía rodeada de niños jugando como uno más de ellos, costaba<br />
imaginárse<strong>la</strong> impartiendo orden o poniendo límites; esos mismos chicos especiales que tan bien <strong>la</strong> definían<br />
en su profesión como una maestra “especial”. Como siempre existen excepciones a <strong>la</strong>s máximas y<br />
en este caso el hábito sí hacía al monje, aunque el hábito tuviera un de<strong>la</strong>ntal azul y escocés, alitas de mariposa,<br />
una falda rosa de tul y una coronita de estrel<strong>la</strong>s.<br />
Maria Inés Freijo - <br />
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Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
BLANDOS CIELOS MERIDEÑOS<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
DOSSIER ESPECIAL<br />
VENEZUELA<br />
Corresponsal en Venezue<strong>la</strong> R. Irribarren<br />
A los 54 años, nunca había salido de mi provincia Invitado en principio por <strong>la</strong> Universidad de Los<br />
natal: Buenos Aires, ubicada al oeste de <strong>la</strong> Repú- Andes a dar una conferencia sobre Literatura e<br />
blica Argentina. A esa edad ostentaba tres separa- Internet, me quedé en <strong>la</strong> hermosa Mérida: yo <strong>la</strong><br />
ciones, un estrés crónico en su faz aguda y una si- conocía desde hacía diez años, por mis vínculos a<br />
tuación de opresión económica y <strong>la</strong>boral. Fue en- través de <strong>la</strong> red; hasta estaba informado sobre detonces<br />
cuando decidí tras<strong>la</strong>darme a Venezue<strong>la</strong>, así, talles de <strong>la</strong> picaresca doméstica: en <strong>la</strong> zona conoci-<br />
súbitamente como un relámpago en medio de un da como Los Chorros de Mil<strong>la</strong>, hay una p<strong>la</strong>za en <strong>la</strong><br />
cielo límpido. En algún momento aprendí que cuan- cual se encuentran cuatro enormes esferas de piedo<br />
<strong>la</strong> vida declina, necesita de un buen empujón. dra. En el centro de <strong>la</strong>s mismas, sobre una tarima,<br />
Me había desempeñado durante treinta años en el campea <strong>la</strong> estatua de Sucre, el lugarteniente de<br />
Tribunal de Menores de <strong>la</strong> ciudad de Mar del P<strong>la</strong>- Bolívar: Siguiendo <strong>la</strong> moda del siglo XIX entre los<br />
ta: vio<strong>la</strong>ciones, abusos, de niños, situaciones militares, el héroe muestra un apretado pantalón<br />
aberrantes; informante científico del juez, conse- que deja ver el bulto en su entrepierna. Es así que<br />
jero de <strong>la</strong>s acciones a tomar... Todo encuadrado en el ingenio popu<strong>la</strong>r bautizó al lugar La p<strong>la</strong>za de <strong>la</strong>s<br />
un sistema perverso donde <strong>la</strong> miseria y <strong>la</strong> iniqui- seis bo<strong>la</strong>s, contabilizando <strong>la</strong>s cuatro mencionadas...<br />
dad aumentaban con el paso del tiempo. Escribir y <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> estatua. Hay quienes dicen que si Sucre<br />
fue siempre mi territorio: el lugar donde el sol sa- hubiera estado en su cabalgadura, se habría l<strong>la</strong>malía<br />
límpido en medio de <strong>la</strong> negrura que me rodeado La P<strong>la</strong>za de <strong>la</strong>s ocho bo<strong>la</strong>s... Curiosamente, muy<br />
ba.<br />
cerca de ese lugar resido en <strong>la</strong> actualidad.<br />
<strong>De</strong>cidí viajar atraído por una mujer (El eterno fe- La Mérida venezo<strong>la</strong>na está rodeada por montañas:<br />
menino, mis amigos; cuando analicéis <strong>la</strong>s locuras Tulio Febres Cordero, genial escritor merideño del<br />
de un hombre... cherchez <strong>la</strong> femme) y mi resolu- siglo XIX, <strong>la</strong>s describe como Las Cinco Águi<strong>la</strong>s<br />
ción produjo una especie de huracán. Días antes B<strong>la</strong>ncas, y de hecho hay una escultura conmemo-<br />
de mi partida, una amiga me reprochaba desti<strong>la</strong>nrativa de <strong>la</strong>s mismas en una de <strong>la</strong>s entradas a <strong>la</strong><br />
do rabia: ¡Te vas por una vagina...! y yo alegaba ciudad. Las enormes moles de <strong>la</strong>s sierras, forman<br />
que no era sólo un jugoso y ondeante genital feme- un estrecho y monumental cinturón. La ciencia<br />
nino, sino <strong>la</strong> realización de un proyecto vital... pero médica aconseja a los habitantes que una vez al<br />
mi amiga no se convencía y luego de varios sorbos año tomen vacaciones en lugares alejados; de pre-<br />
furiosos a su mate, repetía: ¡No es otra cosa que ferencia en <strong>la</strong> l<strong>la</strong>nura o a oril<strong>la</strong>s del mar, para evi-<br />
una vagina! ¡<strong>De</strong>jás todo por una vagina...!. Esa tar <strong>la</strong> sensación de Encierro Cósmico. Sin embar-<br />
actitud definía el clima emocional que me rodeaba go, <strong>la</strong>s sierras me brindaron (y me brindan) una<br />
antes del gran alejamiento.<br />
intensa sensación de seguridad, como si me rodea-<br />
Mientras vo<strong>la</strong>ba en el <strong>la</strong>rgo viaje de avión, recordé ra un escudo cálido y protector.<br />
el texto de mi amigo, el excelente escritor y perio- Los hechos se precipitaron durante los primeros<br />
dista Javier Maskin (fallecido, en noviembre de meses de mi estadía: por un <strong>la</strong>do, en Argentina, al<br />
2003): En <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s explican que un río es el cumplirse el p<strong>la</strong>zo de mi licencia y no presentar-<br />
límite separa un país del otro, pero quienes viven me, envié una renuncia que se perdió en <strong>la</strong>s entre-<br />
en <strong>la</strong>s riberas, enseñan a sus hijos que el río los te<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> burocracia, y, siguiendo <strong>la</strong> ley de causa<br />
une. No llegaba a un país extraño; siempre había y efecto, me botaron del trabajo. Simultáneamente<br />
creído que los Americanos del Sur pertenecemos a tomé conocimiento de <strong>la</strong> parábo<strong>la</strong> de <strong>la</strong> vaca que<br />
una gran nación que es el continente. Ahora lo com- circu<strong>la</strong> por estos sitios: Un maestro y un discípulo<br />
probaba<br />
que transitaban por un camino, tropezaron de pronto<br />
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Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
con una familia muy pobre, rozando lo miserable. patria.<br />
Pidieron permiso, entraron a <strong>la</strong> casa e indagaron Nilda, <strong>la</strong> Guerrera de <strong>la</strong>s carnes (Así es conocida<br />
sobre los medios de vida de <strong>la</strong> gente. El jefe con- en <strong>la</strong> ciudad de Barquisimeto donde fue dueña de<br />
testó que disponían de una vaca que les brindaba un importante frigorífico), mujer firme ante todo y<br />
leche, alimentos básicos y les permitía sobrevivir.<br />
Al salir, ambos se encontraron con <strong>la</strong> vaca. Estaban<br />
solos, y el maestro ordenó con energía al discípulo<br />
que arrojara el animal a un precipicio. Luego<br />
de protestas y en medio de un gran remordimiento,<br />
el joven obedeció. Con los años, el discípulo convertido<br />
en monje budista, volvió al lugar y descubrió<br />
una rica casa y una hermosa familia. Al presentarse,<br />
advirtió que eran los mismos que había<br />
conocido con su maestro. Al indagarlos nuevamente<br />
sobre sus medios de vida, contestaron disponíamos<br />
de una vaca que un día desapareció y entonces<br />
tuvimos que recurrir a nuestro ingenio para vivir.<br />
Como usted verá, nos fue muy bien...<br />
En resumen: yo acababa de arrojar mi vaca al precipicio<br />
Poco después se produjo una importante crisis con<br />
siempre en actitud marcial; fue por eso que un día<br />
en que el restaurante estaba atestado, me asombró<br />
encontrar<strong>la</strong> llorando.<br />
—¿Qué te ocurre, Nilda?<br />
—Se acabó <strong>la</strong> ensa<strong>la</strong>da y vienen más clientes...<br />
Con una actitud de cierta ligereza adolescente que<br />
me acompañaba en esos días, me quité el mandil e<br />
improvisé un poema que leí frente a los sorprendidos<br />
comensales. Al terminar, discutieron entre ellos,<br />
algunos me ap<strong>la</strong>udieron y tuve que improvisar otro.<br />
En tanto, Nilda y sus ayudantes preparaban abundante<br />
ensa<strong>la</strong>da y los clientes no advertían el retraso.<br />
A partir de allí, el lugar se destacó por el servicio<br />
de poesía por encargo: poemas de amor <strong>la</strong> mayoría:<br />
a <strong>la</strong> madre, al padre, a <strong>la</strong> familia...<strong>De</strong>scubrí que<br />
el estómago y <strong>la</strong> lírica unen a los pueblos. Como<br />
dice Rodin: entre el arte y <strong>la</strong> vida, escojo <strong>la</strong> vida,<br />
mi pareja; me alejé intempestivamente de su casa, pero si ambos pueden trabajar en co<strong>la</strong>boración, es<br />
y me encontré en <strong>la</strong>s calles soleadas de Mérida, sin lo ideal.<br />
trabajo y sin vivienda. Algunos escritores amigos Nada de esto se entiende sin el particu<strong>la</strong>r aroma de<br />
que conociera a mi llegada, me ayudaron genero- Mérida; sin esa hermosa nieb<strong>la</strong> que baja desde <strong>la</strong>s<br />
samente. Entonces entendí en carne propia el sentido<br />
profundo de una de <strong>la</strong>s tantas leyendas<br />
merideñas: En <strong>la</strong>s sierras que se ven al sur, se percibe<br />
<strong>la</strong> silueta de un guerrero indio acostado, en<br />
posición de reposo: del mismo modo, hacia el norte,<br />
se advierte una figura femenina en <strong>la</strong> misma<br />
postura. Se dice que son dos amantes dormidos, y<br />
cuando despierten y decidan marchar el uno hacia<br />
el otro, Mérida desaparecerá por el tremendo temblor<br />
de tierra derivado del encuentro amoroso y<br />
apocalíptico. Aquellos días, noche tras noche, ambos<br />
aborígenes morenos, desnudos, caminaban en<br />
mis sueños y yo despertaba traspirando mientras<br />
ellos se disolvían en uno de sus orgasmos rocosos<br />
y oníricos con sabor a tierra.<br />
Conocí entonces a Nilda, una de mis grandes amigas.<br />
Dueña de un restaurante, me acogió a fin de<br />
realizar diversas tareas que iban desde <strong>la</strong>var <strong>la</strong> vajil<strong>la</strong><br />
hasta preparar p<strong>la</strong>tos locales. Aprendí a pe<strong>la</strong>r<br />
el guanábano, <strong>la</strong> parchita, <strong>la</strong> guayaba y otras frutas<br />
tropicales que son desconocidas en Argentina. También<br />
me introdujo en los misterios de <strong>la</strong> mítica arepa<br />
sobre <strong>la</strong> que había escuchado hab<strong>la</strong>r mucho en mi<br />
cumbres nevadas; sin el frío cortante del Páramo,<br />
situado a una hora de <strong>la</strong> ciudad. Andrés Bello, poeta<br />
del Siglo XIX escribió un hermoso poema: La<br />
loca Luz Caraballo, que se refiere a una pobre<br />
mujer, residente del páramo, que perdió a todos<br />
sus hijos y enloqueció. Esta figura tiene un colosal<br />
monumento en <strong>la</strong> zona de Apartaderos; allí, por una<br />
cifra módica, cantidad de niños ofrecen recitar los<br />
versos ya clásicos en <strong>la</strong> zona.<br />
Tampoco se entiende esta travesía sin <strong>la</strong> música:<br />
hermosísimas melodías venezo<strong>la</strong>nas de María Teresa<br />
Chacín, Gualberto Ibarreto; Reynaldo Armas...<br />
En fin: acordemos que <strong>la</strong>s historias no terminan,<br />
pero en algún momento hay que ponerle algo que<br />
se parezca a un fin. En mi caso, como en Argentina<br />
me había formado en Medicina Tradicional China,<br />
recurrí a un centro de Terapias Alternativas. Allí<br />
fui recibido por una hermosa colombiana que luego<br />
sería mi esposa.<br />
Uno de los lugares cercanos a <strong>la</strong> ciudad es el Parque<br />
Nacional Sierra Nevada, en especial <strong>la</strong> zona<br />
de Lamucuy, donde uno puede escoger su propio<br />
paraíso; en mi caso solemos ir con mi compañera a<br />
esa zona y en uno de los altos del río nos bañamos<br />
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Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
desnudos en <strong>la</strong>s frías aguas que bajan de <strong>la</strong> sierra<br />
Vine a Venezue<strong>la</strong> buscando paz: durante <strong>la</strong>rgos años<br />
fui el personaje de una nove<strong>la</strong> llena de zozobras, y<br />
cuando esto empezó dejé de escribir narrativa: nadie<br />
puede ser creador y personaje a <strong>la</strong> vez. Erich<br />
María Remarke, el autor de Sin novedad en el frente,<br />
cuenta que luego de <strong>la</strong> guerra, cuya experiencia<br />
terrible lo llevó a escribir esa obra genial, tuvo que<br />
recuperarse de una Psicosis en una clínica cuyos<br />
jardines estaban llenos de mariposas. Ese fue el<br />
marco para componer <strong>la</strong> cruda nove<strong>la</strong> que lo haría<br />
famoso. Un periodista le preguntó: ¿Qué escribía<br />
cuando estaba en el frente? y el escritor contestó:<br />
Bajo <strong>la</strong> metral<strong>la</strong>, escribía poemas sobre <strong>la</strong>s mari-<br />
Nace en Caracas - 1977 y vive en <strong>la</strong> Ciudad de los<br />
Caballeros hasta hoy. Es un personaje merideño de<br />
inspiración trans-contextual, que ha sembrado sus<br />
experiencias e inspiraciones de caminante cre-activo<br />
en España, Fin<strong>la</strong>ndia, Suecia y Estados Unidos.<br />
Estudió en Barcelona – España como becario<br />
de <strong>la</strong> Fundación Carolina, dos maestrías, una en<br />
Gerencia del Ocio y otra en Gerencia Empresarial;<br />
es Especialista en Gestión, Diplomado en<br />
Creatividad y Liderazgo, Licenciado en Administración<br />
y T.S.U en Turismo.<br />
Don Rodrigo es poeta y ha participado en varias<br />
revistas e instituciones como So<strong>la</strong>r, Aleph, La H<br />
par<strong>la</strong>nte, el Diario Frontera y <strong>la</strong> Sociedad de Escritores<br />
de Mérida entre otras; publicó con Ediciones<br />
Parayma, su primer poemario “Quibario”<br />
en el 2001; en el área de Estética ha realizado ensayos<br />
sobre Estética y Erotismo: “La Vulva como<br />
Metáfora” y “La Masturbación como una Experien-<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
25<br />
posas...<br />
¿Qué más puedo decir? El camino hacia <strong>la</strong> felicidad<br />
pasa entre otras cosas por quitarse de encima<br />
todos los fardos que <strong>la</strong> sociedad ha acumu<strong>la</strong>do y<br />
lograr <strong>la</strong> libertad plena: ese vértigo jubiloso de<br />
unirse al mundo sin ataduras, ese gozar de <strong>la</strong>s pequeñas<br />
cosas con el espíritu de recién nacidos sin<br />
importar cuál sea nuestra edad.<br />
DON RODRIGO MARTÍNEZ ANDRADE<br />
Ricardo Iribarren<br />
(Gocho Verso<strong>la</strong>ri)<br />
Mérida, 3 de enero de 2005<br />
gocho123@gmail.com<br />
cia Estética… Hermenéutica del Sujeto para el<br />
Cuidado de sí”. Ahora espera su segunda publicación<br />
“Dalíndromos”, un poemario de 113 meta-poemas,<br />
como un estudio de inspiración surrealista<br />
creado en torno a sus reflexiones poli-versales de<br />
<strong>la</strong> vida, obra y pensamiento de Salvador Dalí. Don<br />
es un personaje ecléctico, emprendedor y polifacético,<br />
conocido como orador, investigador, facilitador<br />
y motivador en <strong>la</strong>s áreas de Creatividad,<br />
Liderazgo, Gerencia, Turismo y Autoconocimiento.<br />
Actualmente Don Rodrigo se desempeña como<br />
Facilitador e Investigador del Diplomado Internacional<br />
en Creatividad y Liderazgo. Actualmente<br />
realiza estudios doctorales en paralelo en el Doctorado<br />
de Filosofía de <strong>la</strong> Universidad de Los Andes<br />
y en el Doctorado en Educación de Universidad<br />
Interamericana de Educación a Distancia de<br />
Panamá, de <strong>la</strong> cual es becario.<br />
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Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Auscultándote<br />
EROS Y TANATOS<br />
Te oigo vida y se mezc<strong>la</strong> mi cuerpo con tu ruido. <strong>De</strong>speino mi sombra que se ríe de ti. Mezc<strong>la</strong>ste tus ecos<br />
con el miedo y brotas del baúl de mis <strong>la</strong>bios de donde cuelgas. Tus flores no se marchitan. Hoy tampoco<br />
llueves.<br />
Te oigo vida y no me encuentro. Vamos justo al esqueleto. Antes oí <strong>la</strong> muerte, me conducía hacia ti en<br />
busca de pieles. Para qué el camino sin desgastar mis huel<strong>la</strong>s. Siento y presiento, no hay otra. Sólo el<br />
transcurrir entremezc<strong>la</strong>do.<br />
Tanacidio<br />
Hace un siglo sepultaron a <strong>la</strong> muerte, se había cansado de morir, se enterró viva… su urna era de acero<br />
con cuatro cerrojos. El tiempo dejó de transcurrir, pues sin <strong>la</strong> muerte andando, se perdió el sentido.<br />
Millones de hiperviejos pudren <strong>la</strong>s ciudades, <strong>la</strong> humanidad es una so<strong>la</strong> arruga.<br />
Ahora asesinamos a los jóvenes, arrebatamos sus órganos y abandonamos sus restos vivos en is<strong>la</strong>s del<br />
Pacífico. Alemania y Japón pagan mejor los transp<strong>la</strong>ntes. La gente no tiene edad, <strong>la</strong>s religiones quebraron,<br />
incluso desapareció el concepto de guerra.<br />
¡Qué fastidio <strong>la</strong> eternidad!<br />
RASTREO<br />
No soy mi difunto.<br />
Mi yo fallecido.<br />
Adán o Eva ¿Quién concibió <strong>la</strong> muerte?<br />
Los Dioses extintos ¿Tienen cripta?<br />
A quién le atañe el olvido.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Mantova, 2001<br />
26<br />
Página 26<br />
ESTERTOR<br />
a Baba<br />
Me ahorco con los oídos sucios.<br />
Bebo ideas que me torturan<br />
por tu rocío caliente.<br />
Con una ve<strong>la</strong> en mis hombros<br />
samba mi eutanasia.<br />
Azotada imagen.<br />
Arco y lápida.<br />
Inhumas el Támesis.<br />
<strong>De</strong> rodil<strong>la</strong>s me incinero.<br />
Mérida, 1998<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
WAFI SALIH<br />
A LOS PIES DE LA NOCHE<br />
1. Muere un día<br />
El poeta lo recoge<br />
En un papel.<br />
.<br />
2. Sobre el almendro<br />
el almendro, uno solo<br />
con su sombra<br />
3. Rostro de sol<br />
El amante en <strong>la</strong> noche<br />
Extasiado.<br />
Entrevista a Carlos Lázaro, escritor venezo<strong>la</strong>no,<br />
autor de “La Hermandad del Pez – Biografía secreta de Jesús de Nazaret”<br />
por Ricardo Iribarren<br />
“Caballo de Troya” de J.J. Benítez, o “El Código Da Vinci” de Dan Brown han sido y son éxitos de<br />
librería. Más allá de <strong>la</strong> moda y aún del valor literario de esas obras, en <strong>la</strong> elección del público hay un<br />
deseo profundo de encontrar una nueva figura de Jesús. Sin duda ha sido el fundador de una de <strong>la</strong>s<br />
religiones más importantes de Occidente, pero existe <strong>la</strong> necesidad de encontrarlo en <strong>la</strong> vida de cada uno,<br />
de lograr con él una identificación que rara vez se encuentra en <strong>la</strong>s religiones convencionales. En Venezue<strong>la</strong>,<br />
desde hace un par de meses, circu<strong>la</strong> secretamente <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> del venezo<strong>la</strong>no Carlos Lázaro “La<br />
hermandad del pez”, biografía secreta de Jesús de Nazaret. Se recibe gratuitamente por Internet y se trata<br />
de una versión novedosa e inesperada de <strong>la</strong> vida de uno de los colosos de <strong>la</strong> religión. Viajes por Oriente<br />
y por <strong>la</strong> Tierra Santa, permiten suponer en el autor fuentes inéditas y hasta ahora desconocidas. En el<strong>la</strong>s,<br />
Carlos Lázaro ha abrevado para escribir un trabajo profundo y a <strong>la</strong> vez muy atractivo; un Jesús cuyas<br />
p<strong>la</strong>ntas tienen ojos que le permiten vincu<strong>la</strong>rse a lo profundo de <strong>la</strong> tierra; un Cristo hondamente humano<br />
que, como todos busca desesperadamente su felicidad. Los hechos contenidos en los Evangelios toman<br />
una dimensión inesperada, a veces fantástica y siempre re<strong>la</strong>cionada con una realidad más profunda que se<br />
encuentra debajo de lo cotidiano. Lo que postu<strong>la</strong> Lázaro es que quien desee acercarse a Jesucristo, debe<br />
realizar su propia síntesis, su propia historia sagrada y su nove<strong>la</strong> pretende ser una guía en este proceso.<br />
En abril pasado, lo entrevistamos en su casa de<br />
Caracas.<br />
CL: La publicación de una nove<strong>la</strong> consiste en enviar<br />
a un circuito comercial una obra que puede<br />
ser buena, mediocre o ma<strong>la</strong>; que puede tener un<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
5. Al amanecer<br />
Sacudo <strong>la</strong>s sabanas<br />
Borro <strong>la</strong> noche<br />
27<br />
6. Hojas y bruma<br />
en <strong>la</strong> mejil<strong>la</strong> del mendigo<br />
ángeles en <strong>la</strong> sombra<br />
7. Flor y lluvia<br />
Un libro de cuentos .<br />
En mi ventana<br />
8. Entre <strong>la</strong> escarcha<br />
un perro <strong>la</strong>dra sin más dueño<br />
que <strong>la</strong> noche<br />
éxito fulgurante para luego desaparecer; que en<br />
todo caso se limita a entrar o salir del círculo de<br />
los bienes de consumo. A diferencia de este proceso,<br />
en un principio <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s tenían un sentido<br />
iniciático, es decir un <strong>la</strong>rgo texto era escrita para<br />
Página 27<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
una persona: allí se describía un viaje, una aventura<br />
que sólo tenía sentido simbólico en su caso<br />
particu<strong>la</strong>r. En cuanto al Cristianismo, lo iniciático<br />
se prolonga hasta el siglo IV cuando para recibir<br />
<strong>la</strong> eucaristía por primera vez, se consideraba imprescindible<br />
que quienes estuvieran presentes hubieran<br />
sido bautizados y hubieran completado el<br />
ritual.<br />
RI: Su nove<strong>la</strong> ¿Es iniciática?<br />
CL Hay algo que quiero ac<strong>la</strong>rar: una iniciación<br />
no se puede obtener por <strong>la</strong> simple lectura de un<br />
libro: ni aún cuando se trate de un texto muy elevado.<br />
Si se selecciona un grupo de personas para<br />
difundir<strong>la</strong> es porque se trata de que participen en<br />
un debate acerca de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. Creo que ninguna<br />
obra debe ser algo terminado, sino que se debe<br />
completar en un diálogo con el lector. El circuito<br />
comercial lo que hace es arrinconar, fijar una obra.<br />
Los lectores podrán establecer hipótesis, conversar<br />
entre ellos, pero nunca tener <strong>la</strong> visión del autor.<br />
En <strong>la</strong> antigüedad, los libros no tenían sentido<br />
si no era con esa re<strong>la</strong>ción dialogal.<br />
RI: Si está de acuerdo en <strong>la</strong> difusión no comercial<br />
de su nove<strong>la</strong>, es de suponer que <strong>la</strong> misma no será<br />
publicada…<br />
CL No lo pienso así. Puede ser publicada siempre<br />
que se respete lo anterior, es decir <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción viva<br />
con el lector…<br />
RI Eligió a Cristo como tema de su nove<strong>la</strong>. ¿Se<br />
puede saber por qué?<br />
CL En toda sociedad, en toda cultura, hay un mito<br />
fundacional, es decir aquel que da un sentido total<br />
a ese grupo humano. El re<strong>la</strong>to evangélico que<br />
llega hasta nuestros días cumple ese requisito. Toda<br />
<strong>la</strong> cultura occidental está teñida de cristianismo;<br />
hasta <strong>la</strong> postura que parece más crudamente científica.<br />
En <strong>la</strong> década del sesenta los hombres se p<strong>la</strong>ntearon<br />
seriamente cambiar el mundo, pero a nadie<br />
se le ocurrió cambiar los mitos fundacionales.<br />
En mi nove<strong>la</strong>, apunto a eso, si no cambiarlo, al<br />
menos reformu<strong>la</strong>rlo. Una transformación de esta<br />
naturaleza no puede ser obra de una so<strong>la</strong> persona,<br />
sino de varias generaciones.<br />
RI ¿Piensa cambiar el mundo a través de una nove<strong>la</strong>?<br />
CL En primer lugar, Jesucristo en “La Hermandad<br />
del Pez”, antes de ser hijo de los cielos es hijo<br />
de <strong>la</strong> tierra, personificada por una anciana que<br />
28<br />
Página 28<br />
permanece joven gran parte del año; por otro<br />
<strong>la</strong>do, retomo una leyenda medieval que se re<strong>la</strong>ciona<br />
con el unicornio: se dice que para cazarlo,<br />
se utilizaba una doncel<strong>la</strong> que se acercaba a <strong>la</strong> bestia<br />
y lo tocaba; apenas lo hacía, el animal caía en<br />
el mundo de los sentidos y los hombres llegaban<br />
con <strong>la</strong>nzas y cuerdas para apresarlo. Así se inicia<br />
<strong>la</strong> nove<strong>la</strong> y un personaje afirma en un pasaje que<br />
“Cuando el hombre se enamora es cuando empieza<br />
a morir…”<br />
RI: Según su postura, el amor fue <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong><br />
muerte de Jesucristo...<br />
CL Es más complicado que eso. El personaje en <strong>la</strong><br />
nove<strong>la</strong> se rebe<strong>la</strong> contra <strong>la</strong> muerte en <strong>la</strong> cruz, que<br />
es anticipada en muchos pasajes.<br />
RI ¿Hay fecha de publicación?<br />
CL Estoy estudiando varias propuestas de algunas<br />
editoriales, pero con tiempo. A pesar de que<br />
en estas condiciones <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> no es redituable:<br />
cantidad de lectores <strong>la</strong> conocerán por haber<strong>la</strong><br />
bajado de Internet cuando salga publicada, creo<br />
que es fecunda esta difusión; <strong>la</strong>s sugerencias de<br />
los lectores enriquecen el texto; es construida en<br />
el diálogo.<br />
RI ¿Hubo algún pronunciamiento de <strong>la</strong> iglesia?<br />
CL No oficial. Muchos de quienes <strong>la</strong> reciben por<br />
Internet son católicos y su lectura ha producido<br />
un interesante debate acerca del dogma. Respetando<br />
<strong>la</strong> base histórica, hay un libre trabajo de <strong>la</strong><br />
imaginación y de cierta información oculta o secreta.<br />
RI Se comenta que usted ha tenido acceso a fuentes<br />
sobre <strong>la</strong> vida de Cristo que no son <strong>la</strong>s convencionales.<br />
CL En parte sí, pero cuando utilizo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra secreto<br />
es en el sentido originario que se vincu<strong>la</strong> con<br />
sagrado. Hay algo profundamente sagrado en <strong>la</strong><br />
vida de Jesucristo y esto excluye cualquier profanación,<br />
en el sentido de difundir aspectos impropios.<br />
RI Finalmente, señor Lázaro, ¿cómo podría hacer<br />
un lector para obtener <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> por Internet?<br />
CL Enviando un mail a:<br />
<strong>la</strong>_hermandad_del_pez@hotmail.com y poniendo<br />
en el Asunto <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra NOVELA.<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Sólo los locos hab<strong>la</strong>n solos y dicen siempre <strong>la</strong> verdad<br />
Una historia a favor de <strong>la</strong> Trinidad (sin Tobago)<br />
29<br />
Humor<br />
«Chesterton hace una bel<strong>la</strong> interpretación cuando dice que ese momento en<br />
que Cristo pregunta, en <strong>la</strong> cruz, Padre, ¿por qué me has abandonado?, es<br />
el momento catastrófico en que Dios mismo es ateo.»<br />
Entrevista a S<strong>la</strong>voj Zizek (Eslovenia) revista Ñ - Argentina.<br />
[Allí el crucificado es ateo de sí mismo, de <strong>la</strong> Trinidad (o <strong>la</strong><br />
Binidad). Pero sigue creyendo en Dios Padre. Comentarios<br />
de este Narrador Omnisciente, nunca menos omnisciente ya<br />
que su re<strong>la</strong>to abarca a Dios mismo, o a los dos dioses, o a los<br />
tres. Aprovecha el autor estos tiempos en donde sus escritos<br />
(y menos él mismo) no van a ir a parar a <strong>la</strong> hoguera.]<br />
En <strong>la</strong> colina del Gólgota tres crucificados están<br />
muriendo.<br />
Dimas, Gestas y Jesús.<br />
El último de ellos abre los ojos entrecerrados por<br />
gruesas gotas de sangre que le cayeron desde donde<br />
se hunde <strong>la</strong> corona de espinas. El Salvador parece<br />
dudar, quiere salvarse y de esta forma dejar<br />
de salvarnos. Y grita hacia el cielo estas pa<strong>la</strong>bras<br />
que yo, narrador omnisciente, traduzco del arameo:<br />
—¡Yo mismo! —mientras otro crucificado lo mira<br />
con asombro— ¿Por qué me he abandonado?<br />
Gustavo O<strong>la</strong>iz gso<strong>la</strong>iz@gmail.com<br />
DELAPALABRA (Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />
CILENCIO: Trabajé en demasiados <strong>la</strong>dos, los editores<br />
no tienen criterio... Hasta hoy, publiqué, entre<br />
otros, en <strong>la</strong>s revistas Gente, Rico tipo, El gráfico,<br />
Humor Registrado, Avivato, Tía Vicenta,<br />
Satiricón, Goles, Radio<strong>la</strong>ndia 2000, P<strong>la</strong>yboy –argentina<br />
y españo<strong>la</strong>–, Anteojito y Antifaz, Billiken,<br />
y en los diarios El mundo, La Prensa, Diario Popu<strong>la</strong>r,<br />
Crónica, Gazeta y muchos otros del interior de<br />
Argentina, El Día, de Montevideo, y en diarios y<br />
revistas de Europa, como El Batracio Amarillo y<br />
La Kodorniz. Gané <strong>la</strong> medal<strong>la</strong> de oro en el Salón<br />
de Dibujantes de <strong>la</strong> Argentina en 1956 y el primer<br />
premio en Trento, en 1990. Realicé muchísimas<br />
muestras colectivas, y dos individuales, en Santa<br />
Fe y en Fancomix. Además de participar en muchí-<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
simos salones internacionales de todo el p<strong>la</strong>neta y<br />
sus alrededores. Soy antes que nada humorista, por<br />
vocación filosófica, y porque no se hacer otra maldita<br />
cosa, que dibujar y escribir, sobre todo humor,<br />
parte de hacerlo por radio, cuando me dejan. También<br />
para desgracia de muchos ingenuos, enseño<br />
dibujo, en el Museo de <strong>la</strong> Caricatura Severo Vaccaro<br />
y en <strong>la</strong> Casa de <strong>la</strong> Cultura de Ramos Mejía y en<br />
escue<strong>la</strong>s particu<strong>la</strong>res. cilencio@speedy.com.ar<br />
Página 29<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> organización del f<strong>la</strong>co cobardía para hacer maldades<br />
Reg<strong>la</strong> 2: Non fumarun <strong>la</strong>rgum vivirum.<br />
Reg<strong>la</strong> 3: Proscribir el Rock and Roll en sus causas y efectos. La música consta de dos partes: melodía,<br />
armonía y ritmo. El Rock es música invertida se le da el primer lugar al ritmo, no tiene armonía y muy<br />
poca melodía.<br />
Reg<strong>la</strong> 11: Tener como billete de <strong>la</strong> suerte uno de 5 dó<strong>la</strong>res, nueva denominación (billete posterior a<br />
1996).<br />
Reg<strong>la</strong> 14: Bajarse una Coca Co<strong>la</strong> de 3 litros en una hora o menos (<strong>la</strong> Pepsi tiene gusto a remedio). Queda<br />
proscripta.<br />
Reg<strong>la</strong> 18: No mezc<strong>la</strong>r leche La Serenísima con anabólicos.<br />
Reg<strong>la</strong> 23: Procurar morir el día de los fieles difuntos (2 de Noviembre) o (28 de Diciembre) día de los<br />
inocentes.<br />
Reg<strong>la</strong> 42: Queda proscrito el tema de lo importante no es llegar, lo importante es el camino, seria como<br />
decir lo importante no es morir, lo importante es el cajón.<br />
Reg<strong>la</strong> 44: Agua que no has de beber y es corriente no <strong>la</strong> dejes correr. Arreg<strong>la</strong> <strong>la</strong>s pérdidas de <strong>la</strong> casa.<br />
Reg<strong>la</strong> 46: No dejar que el gato se coma el cucú del reloj.<br />
Reg<strong>la</strong> 53: Ponerse el cinturón de seguridad sin desabrocharse el cinto del pantalón.<br />
Reg<strong>la</strong> 64: No ir tanto en avión como Charly García, ir en tren y necesitar mucha gente alrededor.<br />
Reg<strong>la</strong> 67: No <strong>la</strong>nzar una botel<strong>la</strong> de 7up con nafta como misil antiaéreo.<br />
Reg<strong>la</strong> 79: No apuntar con un láser a los ojos de cualquier persona (como una vez hicieron con el Chelo<br />
<strong>De</strong>lgado cuando iba a patear un penal).<br />
Reg<strong>la</strong> 86: Charly Gardel canta mejor que Carlos García.<br />
Reg<strong>la</strong> 89: Es mas rica una persona que tiene un globo aerostático que <strong>la</strong> que tiene un globo común, pero<br />
ambas juntas son mas pobres que el dueño de <strong>la</strong> Red O Globo de Brasil.<br />
Reg<strong>la</strong> 96: Repartir caramelos y galletitas para ser elegido delegado.<br />
Reg<strong>la</strong>100: No ser ni de Aldosivi porque es un tiburón de tierra (según Vicentico) ni de Alvarado porque<br />
es una calle. El club marp<strong>la</strong>tense es Cadetes de San Martín.<br />
Reg<strong>la</strong> 101: Ahorrar energía porque los boquenses duermen con <strong>la</strong> luz prendida porque se les aparece el<br />
Cucuta.<br />
Reg<strong>la</strong> 105: Es mejor un cuadro de Quinque<strong>la</strong> que ganarte <strong>la</strong> Quinie<strong>la</strong>.<br />
Reg<strong>la</strong> 107: Es mejor mandar un recado por medio de una paloma mensajera que por una mensajería llena<br />
de pajarones.<br />
Reg<strong>la</strong> 112: Ser amigo de Sanfilippo y no hacerlo enojar, festejar con el Día del Amigo, y hacerle regalos<br />
para el cumpleaños.<br />
Reg<strong>la</strong> 116: No poner triples en electricidad, en básquet pueden andar.<br />
Reg<strong>la</strong> 124: No darle de comer a los gatos negros así se comen al grupo de Rock and Roll Rata B<strong>la</strong>nca.<br />
David Juan Martínez Popov<br />
Taller Pa<strong>la</strong>bra C<strong>la</strong>ra<br />
Fede rata:<br />
Reg<strong>la</strong> 14 “(<strong>la</strong> Pepsi tiene gusto a remedio. Queda proscripta)”.<br />
Reg<strong>la</strong> 112 “festejar con el Día del Amigo” por “festejar con él el Día del Amigo”.<br />
BLOGS de CILENCIO<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
http://cilencionosecal<strong>la</strong>.blogspot.com<br />
http://cilenciomuestradibujos.blogspot.com<br />
30<br />
Página 30<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
CONDENSACIÓN DE LA LUZ<br />
Cristina Domenech<br />
Ediciones: Libros de Alejandría<br />
Al internarnos en el mundo que nos propone Cristina<br />
Domenech hal<strong>la</strong>remos visiones, pensamientos genuinos,<br />
imágenes.<br />
En “Instancia” juega a filosofar<br />
Breve y hermosa es su “Otoño II”<br />
En “Elegía b<strong>la</strong>nca” despliega imaginación creadora.<br />
“Bello engaño”, allí sublima <strong>la</strong> mentira; pero es en “Manchas<br />
de fuga”, a mi entender, cuando realiza su mejor<br />
poesía pues en el<strong>la</strong> logra unidad y nos fascina con bel<strong>la</strong>s<br />
imágenes.<br />
Sin duda su sensibilidad se ve afectada por el enigma de<br />
<strong>la</strong> sobrevida. Ahonda en <strong>la</strong> crueldad humana y nos rebe<strong>la</strong><br />
su conciencia de <strong>la</strong> fragilidad de <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong><br />
vida en el tiempo. Su poesía es un viaje al interior del<br />
ser.<br />
Ernesta Campos<br />
HOJAS DE RUTA<br />
(1984-2004)<br />
Eduardo Dalter<br />
Ediciones del Nuevo Cántaro<br />
Estas Hojas de Ruta son un paseo por <strong>la</strong> obra poética de<br />
Dalter. Es grato y bello ver el mundo desde los ojos del<br />
autor. Su poesía es c<strong>la</strong>ra, y con compromiso vital que no<br />
elude aquello que nos duele y aqueja. Dice en <strong>la</strong> Marcha<br />
de los <strong>De</strong>socupados…Vi a mi país, contraerse de dolor<br />
y asfixia.<br />
O en Bocas Baldías... Sube el humo negro, se desparrama,<br />
adensa el aire / como si fuera a llover/tronar /por<br />
hambre…<br />
Sabe decir <strong>la</strong> condición humana sin ruidos panfletarios<br />
y eso es mucho. Combina el decir poético con su posición<br />
ante el mundo y no es fácil por cierto. Dalter lo<br />
logra.<br />
Nando Bonatto<br />
http://poesiayramosgenerales.blogspot.com<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Libros y revistas recibidas<br />
33<br />
Anticipo del libro:<br />
LOS PASOS DE LA MEMORIA<br />
de Alba Estrel<strong>la</strong> Gutiérrez*<br />
ya no hay rincones<br />
ni llorar de ausencias<br />
alguien se va<br />
y uno se queda<br />
sin traje<br />
contemp<strong>la</strong>ndo el vacío<br />
inútilmente<br />
desata su castidad de absurdo<br />
acomoda su equipaje de lámpara<br />
y enciende su oscuridad de mañana absoluta<br />
es apenas toda <strong>la</strong> eternidad<br />
que se arrodil<strong>la</strong><br />
ya no hay rincones<br />
ni puertas que cerrar<br />
sólo hay ventanas<br />
alba estrel<strong>la</strong> gutiérrez<br />
<br />
Marce<strong>la</strong> Predieri<br />
http://mpredieri.blogspot.com<br />
* fue presentado en el CAFÉ DELAPALABRA el sábado 4<br />
de Agosto a <strong>la</strong>s 20.30 hs. en La Rada, Mar del P<strong>la</strong>ta, junto a<br />
<strong>la</strong> cantante y compositora Julia Lascano<br />
Página 31<br />
Café Literario de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
Primer Sábado de cada mes<br />
20hs<br />
Jujuy 1673<br />
Mar del P<strong>la</strong>ta<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
34<br />
Cine y TV<br />
Cine coreano en DVD<br />
Dos o tres cosas que sé de él<br />
Mezc<strong>la</strong> de géneros, obsesión por lo inesperado, violencia salvaje y sabiduría búdica: una nueva antropología imaginaria<br />
desde un subcontinente portador de algo más que autos y electrodomésticos. Lo siguiente es una mirada al<br />
sesgo, fuera del circuito porteño del festival independiente, de lo –poco– que nos dejan ver en Mar del P<strong>la</strong>ta de <strong>la</strong><br />
reciente filmografía coreana.<br />
Kim Ki-duk o los gritos del silencio. Todo empezó<br />
cuando se estrenó comercialmente el primer <strong>la</strong>rgo<br />
coreano en Argentina. Fue Camino a casa (2003)<br />
de <strong>la</strong> directora Lee Jung-hyang, el encuentro obligado<br />
entre una abue<strong>la</strong> sordomuda y campesina y<br />
su nieto urbano adicto a los game boy, casi un cuento<br />
de hadas neorrealista, con una anciana actriz que<br />
no lo era: al uso del viejo cine italiano de posguerra,<br />
se trató de una auténtica montañesa sin experiencia<br />
previa, y <strong>la</strong> conmovedora, intimista re<strong>la</strong>ción<br />
entre dos universos disímiles l<strong>la</strong>mados a repelerse,<br />
pero que logran casi sin pa<strong>la</strong>bras comunicarse<br />
a través del afecto. Luego descubrimos a Kim<br />
Ki-duk, y <strong>la</strong> constante de <strong>la</strong> fricción de realidades<br />
opuestas y coetáneas, normalmente del país civilizado,<br />
sin embargo henchido de violencia instintiva<br />
y sed de venganza, y <strong>la</strong> inmanencia de un pequeño<br />
p<strong>la</strong>neta silencioso, afectivo y sabio, que espera su<br />
momento y lugar, dicho de otro modo el amor puro<br />
contra el embate del odio más e<strong>la</strong>borado y, sospechamos,<br />
ancestral. Se l<strong>la</strong>mó Primavera, verano,<br />
otoño, invierno y otra vez primavera (2003) y reunía<br />
sexo iniciático, meditación, filosofía, redentorismo<br />
y hasta una oblicuidad policial en <strong>la</strong><br />
simbólica naturaleza agreste que contiene y representa<br />
a sus criaturas.<br />
Duk nos deparó Hierro-3 (3-Iron o Bin-jip, en<br />
coreano) hace unos meses, aunque data del 2004.<br />
El cineasta ape<strong>la</strong> a objetos de sentido múltiple para<br />
rodearlos de una historia. En El arco (Hwal, 2005)<br />
lo hará mediante el instrumento que sirve de arma<br />
en <strong>la</strong> caza, y a su turno implica el violín, y <strong>la</strong> tensión,<br />
diría Heráclito, de <strong>la</strong> cuerda tanto como del<br />
argumento, amenaza y armonía de los contrarios.<br />
Hierro-3 significa el palo de golf, que aquí nunca<br />
Página 32<br />
se utiliza deportivamente sino para probar puntería<br />
en b<strong>la</strong>ncos humanos, pues los personajes se agreden<br />
b<strong>la</strong>ndiendo el hierro y atizándose pelotas. <strong>De</strong><br />
nuevo, Duk elige una estética del silencio. El Muchacho<br />
es un okupa original: se mete en casas provisoriamente<br />
vacías, come, se baña y repara los aparatos<br />
eléctricos, no roba nada y se va sin dejar rastro.<br />
Hasta que hal<strong>la</strong> a <strong>la</strong> Chica, maltratada por un<br />
marido golpeador e irascible y su bolsa de golfista,<br />
y empiezan ambos un romance trashumante, casto<br />
al principio y siempre sin hab<strong>la</strong>rse. A su paso, cada<br />
inmueble en que se posan muestra el mismo fracaso<br />
–matrimonios desavenidos en permanente, o<br />
inmediata, trifulca, más un policía corrupto, un tipo<br />
que boxea al Muchacho mientras duerme, y<br />
trascartón, el esposo de <strong>la</strong> Chica, que sólo sueña <strong>la</strong><br />
vendeta contra el seductor. <strong>De</strong>trás de <strong>la</strong> próspera<br />
burguesía pro-occidental cambia máscaras <strong>la</strong> misma<br />
crueldad primaria de antes de <strong>la</strong> opulencia. El<br />
mudo joven que anda en una moto p<strong>la</strong>tinada como<br />
un caballero andante sin armadura es el irónico<br />
héroe que rompe <strong>la</strong> convención propietaria en varias<br />
direcciones: amante no posesivo, víctima voluntariamente<br />
indefensa y usuario del éxito consumista<br />
ajeno por un breve <strong>la</strong>pso sin reivindicaciones. A <strong>la</strong><br />
coreana: contar una fábu<strong>la</strong> de amor privada e impredecible<br />
y, sin retórica, pintar una sociedad egoísta<br />
y hostil.<br />
Park Chan-wook y el vengador imposible.<br />
Oldboy (2003), segundo opus de <strong>la</strong> trilogy of<br />
revenge de Park Chan-wook es el más complejo<br />
de un trípode temático –los otros, Sympathy for Mr.<br />
Vengeance (2002) y Sympathy for Lady Vengeance<br />
(2005)–, casi una metafísica de <strong>la</strong> venganza. Si Mr.<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
involucraba a dos hermanos intrínsecamente culpables<br />
y Lady incriminará a una mujer inocente que<br />
buscará vindicarse tras trece años de cárcel, el prisionero<br />
de Oldboy se come década y media a <strong>la</strong><br />
sombra sin poder adivinar <strong>la</strong> causa. Y, embutido de<br />
prepo en un cuarto de hotel sin salida cuyo único<br />
vínculo con el exterior es un televisor, Oh Dae-soo<br />
se preguntará <strong>la</strong> mitad del tiempo qué lo llevó allí,<br />
y <strong>la</strong> otra mitad <strong>la</strong> invertirá en p<strong>la</strong>nificar su revancha,<br />
nada fácil tratándose de averiguar además el<br />
quién. A partir de entonces su drama será un juego<br />
de espejos de identidad borgesiana. Le endosan el<br />
asesinato de su mujer, pero ocurre después de pasar<br />
un año en su celda; cuando sale, se entera de<br />
que fue otro el que se vengó de él, primero con sus<br />
quince años sin libertad y luego... dejándolo libre.<br />
<strong>De</strong>smarque en <strong>la</strong> trama y desmadre sanguinario:<br />
Oldboy se insinuaba como un Montecristo y desemboca<br />
en una tragedia shakespiriana de incesto y<br />
autocondena.<br />
El furioso protagonista deglute angui<strong>la</strong>s crudas en<br />
un fastfood, le arranca un diente a un soplón y se<br />
muti<strong>la</strong> <strong>la</strong> lengua, pero termina como un lloroso perdedor<br />
humil<strong>la</strong>do frente a su cruel ex-compañero<br />
de secundaria, y éste ha llevado una cruz indelegable<br />
durante toda su vida –<strong>la</strong> culpa por el suicidio<br />
de su hermana, a <strong>la</strong> que Dae-soo vio besándose<br />
con él y después hizo correr <strong>la</strong> bo<strong>la</strong>, con el consiguiente<br />
deshonor; no obstante <strong>la</strong> sevicia desencadenada<br />
y el empaque, también trágico, de rey del<br />
mundo, el tipo que encadenó quince años a su antiguo<br />
camarada tampoco puede evitar el suicidio, al<br />
terminar su complicada e inútil venganza. Espectacu<strong>la</strong>r<br />
luminaria del concurso de Cannes, Oldboy,<br />
encima, tiene un diseño formal rico en registros,<br />
igual que su imprevisible libreto. Pasa del pixe<strong>la</strong>do<br />
de <strong>la</strong> imagen a <strong>la</strong> imagen invertida, del montaje de<br />
videoclip y <strong>la</strong> saturación al sepia para los instantes<br />
de recuerdo, <strong>la</strong> fusión visual de presente/pasado en<br />
el mismo cuadro, <strong>la</strong> pesadil<strong>la</strong> surreal –hormigas<br />
bajo <strong>la</strong> piel, una gigantesca hormiga en el subte de<br />
Seúl– al sadismo expresionista, todo adobado sobre<br />
una música tan imprevista como el decurso, que<br />
combina una banda romántica con Las cuatro estaciones<br />
de Vivaldi, sobreimpresas a <strong>la</strong> asfixia y <strong>la</strong><br />
sangre.<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
35<br />
Bong Joon-ho o una de monstruitos. El diamante<br />
del col<strong>la</strong>r es The host (El huésped, 2006), de<br />
esas pelícu<strong>la</strong>s que se disfrutan de punta a punta,<br />
inquietante y a <strong>la</strong> vez divertida, terrorífica y política,<br />
heroicómica y de suspenso: resueltamente inc<strong>la</strong>sificable.<br />
Comienza con un malo –el único–, un científico<br />
yanqui, que decide arrojar al río Han hectólitros<br />
de un tóxico, desde <strong>la</strong> base del ejército norteamericano.<br />
El vertedero termina mutando a una <strong>la</strong>rva de<br />
pez fluvial en tremendo ca<strong>la</strong>maretti antropófago,<br />
que los pescadores y paseantes saludan al principio<br />
tirándole <strong>la</strong>titas de gaseosa como a un oso del<br />
zoo. Y sigue <strong>la</strong> clásica corrida por el muelle y <strong>la</strong><br />
p<strong>la</strong>za aledaña, <strong>la</strong> bestia de cacería a grandes zancadas<br />
y su primera rehén, <strong>la</strong> hija del héroe, que se<br />
<strong>la</strong>nzará a salvar<strong>la</strong> a como dé lugar. Hasta allí el<br />
p<strong>la</strong>nteo tradicional del film de terror con monstruos,<br />
pero The host da una pirueta en el aire y nada vuelve<br />
a ser como antes. El protagonista humano Park<br />
Gang-du (Song Kang-ho, el actor más popu<strong>la</strong>r de<br />
Corea) es un tendero holgazán y bobalicón, de ridículo<br />
pelo parafinado, inmaduro e incapaz de oficiar<br />
mínimamente de padre, pero sale a rescatar a<br />
su hija junto a su familia, más parecida a una Armada<br />
Brancaleone que a un comando de SWAT.<br />
En medio de torpezas y peripecias innumerables,<br />
también aparece ex machina el providencial gobierno<br />
norteamericano, que alucina un virus contagioso<br />
–a <strong>la</strong> medida de otras pelícu<strong>la</strong>s del rubro–<br />
y no se le ocurre nada mejor que rociar <strong>la</strong> ciudad<br />
de un agente amarillo, referencia al que depredó<br />
<strong>la</strong>s selvas de Vietnam, y deja centenares de muertos.<br />
Y, frutil<strong>la</strong> del postre, <strong>la</strong> pinta del mostro mismo,<br />
homenaje al viejo Godzil<strong>la</strong> y <strong>la</strong>s series japonesas<br />
de mutantes, que provoca una ambigua efusión<br />
de risa y espanto: especie de gusano p<strong>la</strong>ntígrado<br />
hecho de goma espuma como en los filmes<br />
c<strong>la</strong>se Z, y su cueva de tesoros humanos en una alcantaril<strong>la</strong>,<br />
entre ellos a un huerfanito que Park terminará<br />
adoptando de hijo.<br />
¿Cuántas cosas es The host? Una sátira anti-imperialista,<br />
debido a los apuntes co<strong>la</strong>terales que sindican<br />
de invasores inescrupulosos a los americanos;<br />
una épica coral con héroes proletarios –un hermano<br />
de <strong>la</strong> chica raptada usa contra <strong>la</strong> bestia molotovs<br />
Página 33<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
caseras que aprendió a armar en <strong>la</strong> universidad–;<br />
una aventura de terror que desestabiliza <strong>la</strong>s certezas<br />
del espectador porque cuando podría asomar<br />
el miedo <strong>la</strong> anatomía del superbicho por poco hace<br />
reir... Sin <strong>la</strong> sofisticación y el presupuesto de toda<br />
<strong>la</strong> genealogía anterior, parodiándo<strong>la</strong> y a un tiempo<br />
haciéndo<strong>la</strong> avanzar, The host se convirtió en uno<br />
de los estrenos del año 2007, dentro de un campo<br />
argumental que sólo podía presagiar aburrimiento.<br />
“Un grano de arena y una roca se hunden igual en<br />
el agua”, sentencia búdicamente un personaje de<br />
Oldboy. El cine es un acuario que nos permite ver<br />
al grano y a <strong>la</strong> roca: pequeño o grande, narrativo o<br />
poético, del coreano podemos distinguir y admirar<br />
a ambos bril<strong>la</strong>ntes en <strong>la</strong> luz. El resto, sólo se hunde.<br />
Gabriel Cabrejas<br />
(Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
36<br />
Página 34<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
EL EXPRESIONISMO: <strong>la</strong> expresión ataca<br />
Plástica<br />
Se cree que el hartazgo de ver todo<br />
resp<strong>la</strong>ndeciente de luz y sometido a <strong>la</strong><br />
complementación de colores lleva a<br />
los artistas a querer evadirse de ese<br />
mundo ya sin fronteras. Muchos de<br />
ellos llevados por sus visiones interiores<br />
eluden el cromatismo visual y leyes<br />
preestablecidas para sumergirse en<br />
un mundo de alucinación con figuras<br />
deformes. Se oponen al impresionismo<br />
basado en <strong>la</strong>s formas e iluminación del<br />
mundo exterior; se apoyan en <strong>la</strong>s vivencias<br />
interiores para crear el<br />
“expresionismo”. En él están ausentes<br />
el control y <strong>la</strong> lógica, imponiendo<br />
el artista su individualidad. El<br />
expresionismo trata de hacer aparecer<br />
<strong>la</strong> esencia de los objetos y personajes,<br />
de ponerlos en evidencia sin concesiones.<br />
Ya no importan <strong>la</strong> armonía y el<br />
James Ensor<br />
orden. Los p<strong>la</strong>nteos pueden provocar rechazo, es<br />
<strong>la</strong> “expresión” <strong>la</strong> que ataca. Su disposición parece miento pictórico fue integrado en su mayoría por<br />
desordenada, el dibujo es agresivo y el color no se hombres de vulnerable sensibilidad, de vida solita-<br />
sujeta a <strong>la</strong> concepción clásica. Un precursor es el ria. El miedo les resultaba el factor acuciante con<br />
mismo Goya. Según Pierre Courthion, <strong>la</strong> época del re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> técnica, a <strong>la</strong>s multitudes, al mismo a-<br />
expresionismo se sitúa entre 1880 y 1918. El mor. Se seña<strong>la</strong> a Edvard MUNCH como el ejem-<br />
nabismo (1889–1899), el fovismo (1905–1907), el plo más relevante, con su cuadro El grito. Según<br />
cubismo (1907–1914) y el futurismo (1910–1918). Michel Ragón: “Es un grito de miedo demencial.<br />
Se dio en los países del Norte y del Centro de Eu- Un grito que <strong>la</strong> muchedumbre indiferente no escuropa<br />
(países escandinavos, Alemania, Suiza y Auschó”.tria). Sus exponentes más importantes: James El Die Brucke (El Puente) Fue fundado por una<br />
ENSOR (belga–1860–1949); Ferdinand HODLER asociación de artistas en 1905. Constituido por es-<br />
(suizo–1853–1918); Edvard MUNCH (noruego– tudiantes de arquitectura: Kirchner, Bleyl, Schmidt–<br />
1863–1944).<br />
Rottluff, Heckel. Se unieron luego de esa fecha<br />
Se considera que uno de los grandes méritos del Pelchtein y Gallen. Nolde, Mueller. Su fin fue crear<br />
expresionismo es el de haber mostrado en sus lien- un arte nuevo que expresara libremente el instinto<br />
zos <strong>la</strong> realidad más elocuente y brutal desoyendo y p<strong>la</strong>smara <strong>la</strong>s sensaciones más inmediatas. Tenía<br />
los preceptos del idealismo excesivo. Este movi- <strong>la</strong> sobrecarga de un pesado contenido emocional<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
Página <strong>37</strong> 35
que dejó traslucir una concepción estética<br />
específicamente alemana y nórdica.<br />
Otro exponente de este movimiento<br />
fue el B<strong>la</strong>ue Reiter (El jinete azul) que<br />
se fundó en 1911 y sus principales<br />
miembros Kandinsky y Marc. Con re<strong>la</strong>ción<br />
a este grupo, Jean Cassou cita en<br />
el Panorama des Ars p<strong>la</strong>stiques (1960)<br />
<strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong> emotividad para que<br />
sea suficiente <strong>la</strong> expresión al p<strong>la</strong>smar<strong>la</strong><br />
en una pintura mural. Estos artistas sustituyen<br />
<strong>la</strong>s leyes científicas de <strong>la</strong> aplicación<br />
de cantidad de color contraponiendo<br />
p<strong>la</strong>nos de color que hacen a <strong>la</strong> libertad<br />
individual de expresión. Los objetos<br />
conservan sus líneas, a pesar de los<br />
p<strong>la</strong>nos cromáticos, con una función nueva<br />
que no representa ni da forma sino<br />
para impregnar de emoción lo figurativo.<br />
El hecho de que <strong>la</strong> figuración exista<br />
Ernst Ludwig Kirchner<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
August Macke<br />
en el p<strong>la</strong>no no evita que su realidad sea contradicha.<br />
Lo importante no es el objeto sino <strong>la</strong> composición<br />
del color. La obra no tiene en cuenta su impresión<br />
de <strong>la</strong> naturaleza, sino <strong>la</strong>s sensaciones que<br />
provoca. Al desaparecer el límite de <strong>la</strong> ciencia, surge<br />
<strong>la</strong> recreación.<br />
En ocasión de <strong>la</strong> primera exposición del B<strong>la</strong>ue<br />
Reiter (el Jinete Azul) Franz Marc, uno de sus integrantes<br />
con re<strong>la</strong>ción a Construcción y Composición,<br />
hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong> diversidad de fortunas consideradas<br />
bajo estos aspectos. Dice de <strong>la</strong> necesidad de<br />
volcarse intensamente a <strong>la</strong> Naturaleza renunciando<br />
al embellecimiento de <strong>la</strong>s formas exteriores. Le<br />
l<strong>la</strong>ma renacimiento interior. El propósito de resaltar<br />
los impulsos íntimos en todas <strong>la</strong>s formas para<br />
provocar <strong>la</strong> reacción del espectador. Los componentes<br />
del Jinete Azul buscan lo que se oculta tras<br />
<strong>la</strong> apariencia pareciendo eso más importante que<br />
lo descubierto por los impresionistas. Perseguimos,<br />
dice Marc, lo espiritual de cada uno en <strong>la</strong> naturaleza<br />
no por caprichosos o para diferenciarnos sino<br />
porque ese aspecto es el que observamos como antes<br />
otros se preocuparon por <strong>la</strong>s sombras violetas y<br />
<strong>la</strong> atmósfera.<br />
Textualmente dice Marc: “La naturaleza está en<br />
todas partes, en nosotros y fuera de nosotros; sólo<br />
hay una cosa que no es completamente <strong>la</strong> naturale-<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />
Página 38 36
Emil Hansel Nolde<br />
za, sino más bien <strong>la</strong> maestría y <strong>la</strong> interpretación de<br />
<strong>la</strong> naturaleza: el arte. El arte ha sido siempre y es<br />
en su pura esencia <strong>la</strong> separación más audaz de <strong>la</strong><br />
naturaleza y <strong>la</strong> «naturalidad». Es el puente con el<br />
mundo del espíritu”.<br />
Según Giulio Carlo Argan, se considera que los<br />
expresionistas tienen como origen a Van Gogh y<br />
Munch; siendo <strong>la</strong>s características de sus manifestaciones<br />
en el arte <strong>la</strong>s que ponen en evidencia sus<br />
vidas torturadas; el arrastre de profundos conflictos<br />
los lleva a tener una visión deformada y mostrar<br />
su juicio de un mundo violento. Este movimiento<br />
no hace hincapié en <strong>la</strong> belleza clásica sin<br />
<strong>la</strong> cual no se concebía hasta ese momento una pintura<br />
sino que por el contrario considera belleza lo<br />
que tal vez el ojo rechaza como tal. Lydie<br />
Krestovsky al analizar el concepto de fealdad lo<br />
asocia con una efigie sin rostro, informe, sin forma<br />
“todo lo que es informe, sin forma y que equivale<br />
a sin rostro o sin imagen, es definido en casi<br />
todos los idiomas como cosas feas, catalogadas<br />
bajo <strong>la</strong> rúbrica de «fealdad»”. <strong>De</strong>spués nos dice<br />
que esta definición no es tan así cuando se trata<br />
de un proceso tan complejo como es <strong>la</strong> creación de<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
39<br />
una obra de arte donde el fin principal es <strong>la</strong> comprensión<br />
de <strong>la</strong> fealdad, bajo todas sus formas.<br />
Se destacan en el expresionismo escandinavo:<br />
Munch. El expresionismo f<strong>la</strong>menco: Ensor. El<br />
expresionismo vienés: Kokoshka. El expresionismo<br />
alemán, en cambio es más un estilo colectivo que<br />
un genio solitario<br />
August Macke (1887–1914–alemán) Influido por<br />
el impresionismo y neoimpresionismo. Su pintura<br />
se enriqueció en colorido más definido en los contornos,<br />
más sencillo en formas. Amigo de Marc<br />
desde 1910 Perteneció al B<strong>la</strong>ue Reiter. Movilizado<br />
en 1914 este pacifista fue muerto, igual que su<br />
amigo Franz Marc al principio de <strong>la</strong> guerra de 1914,<br />
a los 27 años. Une en su pintura <strong>la</strong> geometría de <strong>la</strong><br />
poesía más refinada. Su obra está más próxima al<br />
cubismo cromático que al expresionismo.<br />
Franz Marc (1880–1916–alemán). Sufrió <strong>la</strong> influencia<br />
de Niestlé pintor animalista, así como <strong>la</strong><br />
del grupo modern style. En l908 pintó el primer<br />
cuadro de <strong>la</strong> serie de los Caballos de Lenggries,<br />
tema que desarrolló hasta <strong>la</strong> muerte. Dos obras<br />
maestras “Los tres caballos rojos”, “Los caballos<br />
azules”. Partícipe del B<strong>la</strong>ue Reiter. Se alistó como<br />
voluntario en el ejército alemán. Fue muerto en<br />
1916, ante Verdún.<br />
Página <strong>37</strong><br />
Karl Schmiddt Rottluff<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
Edvard Munch (noruego–1863–1944) No puede<br />
permanecer ajeno a <strong>la</strong> dictadura de <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses<br />
medias y a su moral hipócrita. Su infancia torturada<br />
por <strong>la</strong> muerte de su madre cuando tenía 5<br />
años y <strong>la</strong> de su hermana a sus trece años, el padre<br />
de un cristianismo severo, vida puritana y<br />
triste, hacen a un Munch propicio al desequilibrio.<br />
Su tema preferido es <strong>la</strong> muerte aunque lo<br />
horroriza. Escribió esta profesión de fe: “No se<br />
puede pintar eternamente a mujeres que hacen<br />
punto y a hombres que leen; quiero representar<br />
seres que respiran, sienten, aman y sufren. El<br />
espectador debe adquirir conciencia de lo que<br />
tienen de sagrado, de modo que se descubra ante<br />
ellos, como en <strong>la</strong> iglesia”. A pesar de todo fue<br />
un pintor exitoso y de <strong>la</strong>rga v ida. En 1897 pinta<br />
El Beso. En 1893 realiza sus obras capitales entre<br />
el<strong>la</strong>s El Grito. En 1918 presentó: Friso de <strong>la</strong> vida.<br />
Al advenimiento del nazismo ochenta y dos<br />
obras fueron confiscadas en Alemania, se <strong>la</strong>s consideró<br />
como <strong>la</strong> expresión misma de un arte degenerado.<br />
Falleció cuando el mundo asistió al fin de<br />
<strong>la</strong> guerra en 1944.<br />
James Ensor (belga–1860–1949) Sus padres tenían<br />
una tienda de juguetes y artículos de carnaval.<br />
<strong>De</strong> muy joven le gustaba pintar y dibujar; en ese<br />
bazar hal<strong>la</strong>ría algunos de sus motivos predilectos.<br />
A partir de 1883 se orientará cada vez más hacia el<br />
reino de <strong>la</strong> fantasmagoría. Su paleta pasó de <strong>la</strong>s<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
tintas sordas y profundas a sus más francos y<br />
acusadores colores. La incomprensión del medio<br />
que le rodeaba fue grande. Al final de su<br />
vida fue colmado de honores.<br />
El expresionismo, que pone en evidencia los<br />
problemas humanos, es <strong>la</strong> tendencia que más admiro<br />
porque privilegia el sentimiento a <strong>la</strong> técnica,<br />
muestra al artista al <strong>la</strong>do del sufrimiento de<br />
los otros, es contraria al despropósito, a <strong>la</strong> guerra;<br />
destacando <strong>la</strong> pasión y <strong>la</strong> entrega hasta <strong>la</strong><br />
heroicidad de muchos de sus protagonistas.<br />
Franz Marc<br />
40<br />
Página 38<br />
Alekej Von Jawlensky<br />
Bibliografía:<br />
La dimensión estética del hombre. J.D. Calderaro.<br />
ED. Paidós. Bs.As.<br />
Historia Gral. <strong>De</strong> <strong>la</strong> Pintura. El expresionismo. ED.<br />
Agui<strong>la</strong>r. Madrid.<br />
Ernesta Campos<br />
(Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Sobre el arte de escribir, fragmentos de Franz Kafka<br />
Kafka a Oskar Pol<strong>la</strong>k, 15 de noviembre de 1910.<br />
Casi ninguna pa<strong>la</strong>bra que escribo se adapta a <strong>la</strong>s<br />
demás; oigo cómo <strong>la</strong>s consonantes se rozan con<br />
sonido metálico y <strong>la</strong>s vocales lo acompañan con<br />
un canto que parece el de los negros en <strong>la</strong>s ferias.<br />
Mis dudas forman un círculo en torno a cada pa<strong>la</strong>bra,<br />
<strong>la</strong>s veo antes que a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, ¿pero qué? No<br />
veo en absoluto <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, <strong>la</strong> invento. En definitiva<br />
no sería <strong>la</strong> mayor desgracia, sólo que entonces<br />
tendría que inventar pa<strong>la</strong>bras capaces de sop<strong>la</strong>r el<br />
olor de cadáver en una dirección que no nos espantara<br />
en seguida a mí y al lector. Cuando me siento<br />
42<br />
Página 39<br />
Rescates<br />
ante mi escritorio, mis ánimos no son mejores que<br />
los del individuo que cae en medio de <strong>la</strong> P<strong>la</strong>ce de<br />
l’Opéra y se fractura ambas piernas. A pesar del<br />
ruido que producen, todos los coches avanzan en<br />
silencio de todas partes a todas partes, pero mejor<br />
orden que el de los urbanos lo produce el dolor de<br />
ese individuo, que le cierra los ojos y hace que <strong>la</strong><br />
p<strong>la</strong>za y <strong>la</strong>s calles queden desiertas, sin que los coches<br />
hayan de volverse atrás. La mucha vida le duele,<br />
puesto que representa un obstáculo para <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción,<br />
pero el vacío no es menos duro, puesto<br />
que libera su dolor propiamente dicho.<br />
Kafka a Max Brod, 19 de enero de 1911.<br />
Dado que parece que estoy acabado de raíz –en el<br />
último año no me he despertado más de cinco minutos–,<br />
cada día tendré que desear mi desaparición<br />
de <strong>la</strong> Tierra, o bien habré de comenzar desde<br />
el principio como un niño pequeño, sin que pueda<br />
ver en ello <strong>la</strong> menor esperanza. Externamente me<br />
resultaría ahora más fácil que en aquel entonces,<br />
pues en aquellos tiempos apenas avanzaba yo con<br />
una leve idea hacia una representación que de pa<strong>la</strong>bra<br />
en pa<strong>la</strong>bra estuviera conectada con mi vida,<br />
que yo pudiera atraer a mi pecho y que me arrastrara<br />
de mi asiento. ¡<strong>De</strong> qué forma más ca<strong>la</strong>mitosa<br />
comencé (aunque incomparable con <strong>la</strong> actual)! ¡Qué<br />
frío me perseguía días enteros procedentes de los<br />
textos escritos! ¡Cuán enorme era el peligro y qué<br />
poco interrumpido parecía, que no noté en absoluto<br />
ese frío, lo que sin embargo no disminuía en absoluto<br />
mi desgracia!<br />
En cierta ocasión tenía pensada una nove<strong>la</strong> en <strong>la</strong><br />
cual se habían de enfrentar dos hermanos, uno de<br />
los cuales emigraría a América, mientras el otro<br />
permanecía en una cárcel europea. Sólo comencé<br />
alguna que otra frase desperdigada, pues en seguida<br />
me sentí fatigado.<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
28 de marzo de 1911.<br />
Mi visita a casa del Dr. Steiner [...]. Mi felicidad,<br />
mi habilidad y cualquier posibilidad de ser útil de<br />
alguna forma, se encuentran desde siempre en lo<br />
literario. Y aquí he vivido algunas situaciones (no<br />
muchas), que en mi opinión están muy emparentadas<br />
con los estados visionarios descritos por usted,<br />
señor doctor, en los cuales yo vivía enteramente<br />
cada visión, y en los cuales no sólo me sentía llegar<br />
a mis límites, sino a los límites de lo humano<br />
en sí. Sólo <strong>la</strong> tranquilidad del entusiasmo, probablemente<br />
propia de los visionarios, estaba ausente<br />
en tales estados, aunque no del todo. Esto lo deduzco<br />
del hecho de que lo mejor de mis trabajos<br />
no lo escribí en tales estados.<br />
A esta tarea literaria no puedo entregarme por completo,<br />
tal como habría de ser, y ello por diversas<br />
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
43<br />
razones. Aparte de mi situación familiar, no podría<br />
vivir de <strong>la</strong> literatura debido al lento proceso de e<strong>la</strong>boración<br />
de mis trabajos y a su carácter especial.<br />
Por añadidura, mi salud y mi carácter me impiden<br />
dedicarme a una vida que, en el mejor de los casos,<br />
sería incierta. Por consiguiente estoy empleado en<br />
una compañía de seguros sociales. Ahora bien, esas<br />
dos profesiones jamás pueden soportarse mutuamente<br />
ni permitir una felicidad común. La menor<br />
felicidad en una se convierte en enorme desgracia<br />
para <strong>la</strong> segunda. Si una noche logro escribir algo<br />
bueno, al día siguiente no consigo hacer nada en <strong>la</strong><br />
oficina. Este continuo contraste empeora cada vez<br />
más. En <strong>la</strong> oficina cumplo externamente con mis<br />
obligaciones, pero no así interiormente. Y toda obligación<br />
interna no cumplida se convierte en una desgracia,<br />
que ya no se mueve de mí. ¿Y a esas dos<br />
tendencias nunca equilibrables habría de adjuntar<br />
ahora, como tercera, <strong>la</strong> teosofía? (T. 57 s.).<br />
Página 40<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra
La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
44<br />
Blogs<br />
RECOMENDAMOS: El Escribidor http://elescribidor.blogspot.com<br />
Entrevista a El Escribidor:<br />
Juntos es mejor<br />
Este blog, dedicado a <strong>la</strong> poesía, logró en algunos<br />
casos, juntar <strong>la</strong>s voluntades de los ya de por sí dispersos<br />
artistas. Y así, como de paso, permitir <strong>la</strong><br />
interacción entre distintos estilos.<br />
Algo de eso sintió Lina Caffarello, consejera de<br />
redacción de <strong>la</strong> revista de literatura Tamaño Oficio,<br />
y moderadora del blog El escribidor..<br />
En diálogo con ZONA GBA, Caffarello afirmó que<br />
<strong>la</strong> web es «un medio dinámico de difusión, con un<br />
fuerte potencial para <strong>la</strong> poesía, ya que nos permite<br />
estar al tanto de qué y cómo se escribe día a día en<br />
culturas de diversas <strong>la</strong>titudes».<br />
El Escribidor fue concebido por el escritor de<br />
Necochea Juan José Flores, el marp<strong>la</strong>tense Víctor<br />
Clementi –director de <strong>la</strong> publicación Sufrido<br />
Neanderthal–, y Julio Oscar Peralta, quien dirigía<br />
<strong>la</strong> revista Hojo de Pezcado. Ellos convocaron a<br />
Caffarello, porteña el<strong>la</strong>, para darle una mirada distinta<br />
desde <strong>la</strong> proximidad. «Alguien dijo que para<br />
poder escribir poesía, es imprescindible leer mucha<br />
poesía. <strong>De</strong> ello se desprende que <strong>la</strong> incidencia<br />
de este tipo de blog es sumamente positiva en cuanto<br />
a <strong>la</strong> amplitud de perspectivas de los lectores y,<br />
por lo tanto, a <strong>la</strong> creación en sí misma. Es, sin dudas,<br />
una manera inteligente de tender un nexo entre<br />
<strong>la</strong>s distintas formas de expresión que se desarrol<strong>la</strong>n<br />
alrededor del mundo», resume <strong>la</strong> escritora,<br />
y agrega: «Además, estos blogs contribuyen<br />
a cubrir <strong>la</strong> carencia de material poético de actualidad,<br />
no disponible en <strong>la</strong>s librerías de nuestro<br />
país, ya que se ha desjerarquizado <strong>la</strong> venta<br />
de libros de este género.»<br />
Pero no todas son rosas en este camino entre pa<strong>la</strong>bras<br />
y red. La posibilidad de estar conectado de<br />
manera «artificial» por medio de un blog también<br />
tiene algunas consecuencias no tan sanas. Por lo<br />
menos así lo reconoce Laneri, que ve «poco contacto<br />
real con los poetas, poco o ningún contacto real<br />
con el libro materialmente hab<strong>la</strong>ndo, y lo peor es<br />
Página 41<br />
que Internet aún no ha podido convertirse en una<br />
fuente real de trabajo para los poetas y escritores».<br />
Para el moderador de Ediciones Argentina Escribe,<br />
«se publica gratis, pero termina resultando imposible<br />
que el autor venda sus libros o sus trabajos<br />
para sobrevivir como escritor. Al mismo tiempo, <strong>la</strong><br />
poesía es voz, es interpretación, es contacto humano,<br />
y eso no es posible a través del ciberespacio.<br />
Nos comunicamos mejor, pero cada día nos alejamos<br />
más de contacto humano real».<br />
Esta advertencia hecha por Laneri es parte de un<br />
viejo problema de algunos sectores de <strong>la</strong> literatura:<br />
el sectarismo. Difícil de vencer, esta tendencia<br />
a encerrarse en sí trae alguno de los nuevos problemas<br />
de <strong>la</strong> escena poética. «Eso constituye o construye<br />
a un monstruo que resulta fatal para el crecimiento<br />
de <strong>la</strong>s emociones y de <strong>la</strong> belleza palpable.<br />
Consecuencia lógica: El gran aumento de <strong>la</strong> insensibilidad<br />
generalizada», dispara Laneri. Será por<br />
esto que el poeta prefiere «los antiguos jug<strong>la</strong>res que<br />
difundían <strong>la</strong> poesía y <strong>la</strong> música de pueblo en pueblo,<br />
antes que a lo que yo l<strong>la</strong>maría <strong>la</strong>s letras que no<br />
<strong>la</strong>ten».<br />
Lina Caffarello, en desacuerdo con lo que manifiesta<br />
Laneri, concluye diciendo que »el blog es un<br />
medio más de reconocernos, de convocarnos, de<br />
difundirnos, en medio de una sociedad ciega, sorda<br />
y muda con respecto a multitud de expresiones<br />
literarias que de otro modo pasarían inadvertidas.<br />
En ese contexto es precisamente lo opuesto a <strong>la</strong><br />
insensibilidad generalizada. Es <strong>la</strong> forma moderna<br />
de transmitir <strong>la</strong> poesía de pueblo en pueblo, y eso<br />
<strong>la</strong> constituye en una jug<strong>la</strong>ría contemporánea<br />
y universal.»<br />
http://www.zonagba.com.ar/12/cultura01.htm<br />
Gentileza <strong>De</strong> Lina Caffarello<br />
<br />
Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra