Nº 37 - De la Palabra
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La Avispa <strong>Nº</strong> <strong>37</strong> - Mar del P<strong>la</strong>ta - Argentina<br />
Es como un aullido asqueroso, un chillido de miles de ratones<br />
Encerrados en <strong>la</strong>s bocas de estas bestias, donde pueden<br />
estacionarse cómodamente algunos automóviles.<br />
Achicharra los nervios escuchar ese sonido.<br />
Hace veinte años no existía.<br />
Pero los códigos sólo se conservan desde entonces.<br />
Se dice que son tan pocas, que han desarrol<strong>la</strong>do<br />
Ese sonido especial para l<strong>la</strong>mar al imposible otro<br />
<strong>De</strong> su especie. Es el deseo, que busca su eficiencia.<br />
Que a veces, pasan su vida entera recorriendo<br />
Los siete o más mares que hay buscando, buscando.<br />
Finalmente mueren emitiendo ese sonido,<br />
Cada vez más débilmente, hasta que cesa del todo<br />
Y unas decenas de tone<strong>la</strong>das de carne se depositan<br />
En el légamo del fondo del sueño.<br />
Una remesa nueva y silenciosa, al cabo de un tiempo<br />
-fácilmente calcu<strong>la</strong>ble- trocada en alguna capa más<br />
de grano fino que engrosa <strong>la</strong> cubierta.<br />
También están el tipo <strong>la</strong> tipa que descubren en <strong>la</strong> carroña<br />
Que les ha tocado en suerte muy buenas cualidades:<br />
La nobleza es una cuestión de <strong>la</strong> imaginación. Hace <strong>la</strong> vida<br />
Más llevadera desde el desayuno hasta <strong>la</strong> cena.<br />
Luego, <strong>la</strong>mentablemente, se sueña toda <strong>la</strong> noche con lombrices,<br />
Grandes lombrices anil<strong>la</strong>das que te comen <strong>la</strong>s articu<strong>la</strong>ciones lentamente.<br />
Tienen todo el tiempo de este mundo.<br />
Pero el<strong>la</strong>/él son lo mejor que nos podía haber pasado.<br />
Mira si no todavía fresca esa gotita de sangre,<br />
Esa gotita, que es todo lo que queda aquí, a <strong>la</strong> vuelta,<br />
<strong>De</strong>l desgraciado/<strong>la</strong> desgraciada que se había animado<br />
A vivir sólo consigo. Entiéndase: a so<strong>la</strong>s con todo Eso.<br />
C<strong>la</strong>veteando <strong>la</strong> puerta infatigablemente, arrimando muebles,<br />
Poniéndole toda suerte de obstáculos, hasta comprender<br />
Que es el monstruo mismo quien nos alcanza los c<strong>la</strong>vos.<br />
<strong>De</strong>sgraciadamente para ellos, los homosexuales son <strong>la</strong> gente<br />
Más romántica de este mundo. Sufren todavía más,<br />
Dulces transformaciones del hombre y <strong>la</strong> mujer,<br />
Obligadas a salvarse de <strong>la</strong> locura por el trasvestido salvavidas,<br />
Adán con portaligas, Eva con bigotes, representando<br />
Incansablemente, dulcemente, áridamente,<br />
A los últimos héroes de <strong>la</strong> sexualidad.<br />
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Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra