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Nº 46 - De la Palabra

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Staff<br />

Idea y dirección:<br />

Marce<strong>la</strong> Predieri<br />

http://mpredieri.blogspot.com<br />

Vicedirección:<br />

Gustavo O<strong>la</strong>iz<br />

Realización:<br />

“DELAPALABRA”<br />

Grupos de Estudio y Creación<br />

Literaria<br />

Secretaria de Producción:<br />

Alejandro Gómez<br />

Diagramación y armado:<br />

Gustavo O<strong>la</strong>iz<br />

Página WEB:<br />

www.de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra.com.ar<br />

Co<strong>la</strong>boradores permanentes:<br />

Gabriel Cabrejas<br />

David Fuks<br />

Gustavo Ciancio<br />

Diego Orcoyen<br />

Augusto Munaro<br />

Víctor Clementi<br />

Lidia Castro<br />

Danie<strong>la</strong> Riccioni<br />

Débora Pereyra<br />

Diseño de Tapa:<br />

Gustavo Fogel<br />

Foto de Tapa:<br />

Javiera Miraglia<br />

Co<strong>la</strong>boraciones a:<br />

de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra@hotmail.com<br />

Libros y/o revistas a:<br />

Pellegrini 3637 - 7600<br />

Mar del P<strong>la</strong>ta<br />

La dirección no se hace<br />

responsable de los conceptos<br />

vertidos por los autores.<br />

Permitida su reproducción por<br />

cualquier medio (es más se<br />

agradece) siempre y cuando se<br />

respete el nombre del autor y se<br />

cite <strong>la</strong> fuente.<br />

Este pliego no es una edición<br />

comercial. Ha sido ideado para<br />

compartir con amigos y otros<br />

escritores nuestra obra.<br />

ISSN en trámite.<br />

ÍNDICE<br />

<strong>Nº</strong> <strong>46</strong><br />

Octubre 2009<br />

Editorial .............................................. pág 2<br />

Entrevista<br />

a Ricardo Strafacce por Augusto Munaro ..... pág 3<br />

Poesía ............................................... pág 7<br />

Di Vita / Battiston / Gómez Saavedra / Valiente /<br />

Cartaginese / J. M. González / Ibáñez /<br />

Echeverría / Predieri / Idiazabal / Ortiz / Sanrodri /<br />

Humor con Clementi ...................................... pág 14<br />

Cuentos y re<strong>la</strong>tos ......................................... pág 18<br />

Battiston / Di Vita / Medina Castro / Salvatierra /<br />

Notas y ensayos<br />

Divagaciones acerca del lenguaje, <strong>la</strong> percepción y <strong>la</strong> locura<br />

de un filósofo francés de apellido Merleau Ponty<br />

por Diego Orcoyen .................................. pág 23<br />

Anca<strong>la</strong>o furioso o <strong>la</strong> justicia insuficiente<br />

por Carlos Carto<strong>la</strong>no .................................. pág 27<br />

DOSSIER ROSARIO ............................................ pág 35<br />

Homenaje a Enrique B<strong>la</strong>nchard ..................... pág 41<br />

Dar <strong>la</strong> cara<br />

ROCK DESCREMADO por Víctor Clementi ......... pág 43<br />

LA GUERRA por Pablo Zama ........................... pág 44<br />

CULTURA DEL FRÍO (Tercera noche)<br />

por Juan Manuel Tasada ............................ pág 49<br />

Fotografía ................................................ pág 50<br />

El Elegido Luis María Sobrón ......................... pág 55<br />

Teatro ....................................................... pág 56<br />

Entrevista a María Carreras por Alejandro Gómez<br />

Rescates ....................................................... pág 60<br />

Reseñas ..................................................... pág 62<br />

El rincón de los bajitos ................................... pág 63<br />

Cine y TV ................................................... pág 65<br />

Premio Faro de oro VIP 2002<br />

Rubro: Revista Literaria Marp<strong>la</strong>tense<br />

<strong>De</strong>c<strong>la</strong>rada de interés cultural por <strong>la</strong> Sub-Secretaría<br />

de Cultura del Partido de Gral Pueyrredón<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Sólo que aquel<strong>la</strong> vez íbamos de un sueño hacia<br />

una pesadil<strong>la</strong> y ahora vamos directamente hacia<br />

el vacío. Vivir para un escritor es intentar<br />

decir algo que ya se ha dicho de una manera<br />

diferente, es aspirar a ver eso que aún queda<br />

por decir pero ante <strong>la</strong> oscuridad que nos rodea<br />

se nos hace imposible. Parece como si algunos<br />

personajes de nuestra cultura hubieran nacido<br />

de manera espontánea; sin pasado, sin historia,<br />

solo con el vacío de generar desde ellos mismos<br />

<strong>la</strong> capacidad de mostrar su genio ante sus pares.<br />

Olvidan que el ser humano nace con una historia<br />

a cuestas, organizado dentro de un medio<br />

social al cual se incorpora de manera única<br />

en donde <strong>la</strong> educación es el medio. Educar es<br />

“hacer” una persona, por lo tanto <strong>la</strong> ecuación<br />

inversa diría que no educar es exactamente<br />

“deshacer” a esa persona.<br />

Al conversar con gente joven me he dado<br />

cuenta de que muchos no tienen idea del pasado<br />

reciente; no generalizo, pero si <strong>la</strong> transmisión<br />

de ese pasado no es incorporado a ellos, que<br />

son nuestro futuro, existe un mundo de experiencias<br />

a <strong>la</strong> cual no tendrán acceso, y si no<br />

tienen pasado es como si estuviéramos formando<br />

a los primeros seres humanos; no podrían<br />

adaptarse a vivir en una sociedad organizada<br />

y se irían deshumanizando de una manera<br />

gradual y cada vez más acelerada ¿Les hace<br />

acordar algo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra “deshumanizado”? Es<br />

lo que vemos y escuchamos a cada momento<br />

en cualquier medio de comunicación. Hab<strong>la</strong>n<br />

con recelo de adolescentes, jóvenes y no tan<br />

jóvenes a quienes denominan “marginados”<br />

porque su portación de ignorancia los ha empujado<br />

literalmente a vivir sobre el borde de una<br />

sociedad que, de manera distraída, mira hacia<br />

cualquier <strong>la</strong>do con tal de no ver <strong>la</strong> realidad. Si<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Esta pelícu<strong>la</strong> ya <strong>la</strong> vi y es de miedo…<br />

2<br />

Editorial<br />

tan convencidos estamos que sólo a través del<br />

conocimiento podemos salvar ese futuro tan<br />

temido ¿qué es lo que esperamos para actuar<br />

de manera coherente?<br />

“Todos” somos responsables de este vacío<br />

que nos comienza a inquietar. ¿Seguiremos<br />

a<strong>la</strong>bándonos entre nosotros? ¿Ensalzando<br />

nuestro ego, rega<strong>la</strong>ndo y recibiendo ha<strong>la</strong>gos<br />

por lo bien que distribuimos nuestra cultura<br />

en círculos cada vez más cerrados sin dar<br />

cabida a estos presuntos marginados? ¿O en<br />

algún momento tomaremos conciencia de que<br />

es a ellos a quienes debemos ayudar? Esto es<br />

una manera inteligente de ayudarnos nosotros<br />

mismos.<br />

<strong>De</strong>bemos poner manos a <strong>la</strong> obra y ver <strong>la</strong><br />

manera, cada cual desde su “gueto” cultural,<br />

buscar <strong>la</strong> forma de arrimarnos a aquellos que<br />

nos necesitan para no perder <strong>la</strong> identidad que<br />

aún les queda. Creo que es coherente pensar<br />

que si cada uno de “nosotros” ayudáramos a<br />

uno de “ellos”, <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>nza podría lograr cierto<br />

equilibrio, porque si hab<strong>la</strong>mos de cultura estamos<br />

hab<strong>la</strong>ndo de justicia. América está en<br />

busca de su propia identidad perdida durante<br />

siglos de penetración cultural, quizá sea este<br />

el momento de apoyar <strong>la</strong> idea de ayudarnos<br />

entre todos como una manera de lograr mover<br />

este pesado carro que se ha estancado desde<br />

hace <strong>la</strong>rgo tiempo y desechar de <strong>la</strong> mente de<br />

nuestros jóvenes <strong>la</strong> idea que <strong>la</strong> única salida<br />

que tenemos es un aeropuerto. <strong>De</strong>l otro <strong>la</strong>do<br />

no existe el paraíso, solo existe <strong>la</strong> ignominia<br />

del no ser.<br />

Aun quedan muchas salidas, depende de no-<br />

sotros.<br />

Alejandro Gómez<br />

halegomez2003@yahoo.com.ar


Hay casos excepcionales en <strong>la</strong> literatura nacional.<br />

Autores que han cimentado sus estéticas<br />

a espaldas de <strong>la</strong>s leyes narrativas convencionales.<br />

Macedonio Fernández, Arturo Cance<strong>la</strong>,<br />

Néstor Sánchez, Ricardo Co<strong>la</strong>utti, Antonio<br />

Di Benedetto, pueden integrar esta nómina<br />

de creadores profundamente particu<strong>la</strong>res. El<br />

escritor y poeta Osvaldo Lamborghini (1940-<br />

1985), ha sido uno de ellos. Un autor cuyo<br />

estilo literario no está inscripto en ninguna<br />

continuidad, ya que jamás formó parte de secuencia<br />

alguna. Su estilo converge más bien,<br />

con formas de escritura antagónicas, desde <strong>la</strong><br />

gauchesca hasta incurrir en el corte surrealista,<br />

sin desdeñar <strong>la</strong> parodia de tono rabelesiano. El<br />

psicoanálisis y <strong>la</strong> ironía han sido, a su vez, otra<br />

impronta de su prosa. Una respiración narrativa<br />

polimórfica de complejísimo entramado, que<br />

nació y murió con él.<br />

Lamborghini, nos informa <strong>la</strong> historia, publicó<br />

en vida sólo tres libros: El fiord (1969), Sebregondi<br />

retrocede (1973) y Poemas (1980), pero<br />

le bastó para romper con los cánones de <strong>la</strong> literatura<br />

argentina. Tan solo quinientas páginas<br />

fueron suficientes para rep<strong>la</strong>ntear lícitamente,<br />

el modo de escribir ficción. No mucho se supo<br />

de su vida. Militante peronista, fue miembro<br />

de <strong>la</strong> revista Literal. <strong>De</strong> personalidad un tanto<br />

compleja, llevó una existencia andariega.<br />

Falleció en España, a los 45 años de edad,<br />

envuelto en un manto de leyenda; siendo un<br />

autor marginal y secreto. Tal ha sido el singu<strong>la</strong>r<br />

destino para quien fue el nexo entre <strong>la</strong> antigua<br />

y <strong>la</strong> nueva narrativa nacional. Sus días fueron<br />

LA OBRA SUPREMA<br />

Entrevista a RICARDO STRAFACCE<br />

Entrevista<br />

Por Augusto Munaro<br />

augusthxx@yahoo.com.ar<br />

contrastantes, como sus libros.<br />

Esc<strong>la</strong>recer <strong>la</strong> imaginación <strong>la</strong>mborghiniana<br />

resulta tan complejo como referirse a su personalidad<br />

transgresora. Supo acuñar una escritura<br />

paródica, escatológica, irreverente, por<br />

momentos risible y explícitamente sexual. Su<br />

pluma encarnó una musicalidad narrativa sin<br />

parangón. A pesar de ello, sus textos continúan<br />

siendo marginales, aunque con mayor recepción<br />

con respecto a épocas anteriores. Con <strong>la</strong><br />

publicación de sus obras completas, editadas y<br />

prologadas póstumamente por su amigo y albacea<br />

César Aira; <strong>la</strong> relevancia de sus escritos, se<br />

ha ido desp<strong>la</strong>zando desde los márgenes hacia el<br />

centro de <strong>la</strong> literatura argentina. El interés hacia<br />

su mítica figura se catapultó en el último lustro<br />

tras el surgimiento de una importante colección<br />

de ensayos críticos; textos que lo consagraron<br />

como el escritor que más influyó en <strong>la</strong>s nuevas<br />

generaciones de narradores nacionales. <strong>De</strong>sde<br />

entonces, su figura no ha hecho más que crecer<br />

y anonadar.<br />

El abogado y escritor Ricardo Strafacce (1958),<br />

autor de El crimen de <strong>la</strong> negra Reguera y La<br />

boliviana, entre otras nove<strong>la</strong>s, se ha dedicado<br />

a lo <strong>la</strong>rgo de una década de abnegada <strong>la</strong>bor, a<br />

desentrañar <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> obra del autor de El<br />

fiord. El resultado ha sido Osvaldo Lambor<br />

ghini, una biografía (Mansalva), un trabajo<br />

de investigación monumental, y de credo<br />

intelectual, que nos recuerda, por <strong>la</strong> calidad<br />

y ambición, –supera el mil<strong>la</strong>r de páginas–, a<br />

<strong>la</strong> célebre Vida de Samuel Johnson de James<br />

Boswell. Un trabajo que desacraliza ciertos<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


conceptos y que dilucida los aspectos personales<br />

y profesionales menos conocidos del mítico<br />

autor, a través de cientos de cartas, manuscritos<br />

y el testimonio de quienes lo conocieron. Así,<br />

Strafacce, esc<strong>la</strong>rece, a través de una prosa vigorosa<br />

y objetiva, <strong>la</strong> propuesta de Lamborghini,<br />

no solo reconstruyendo cronológicamente <strong>la</strong><br />

vida del biografiado, sino también rehaciendo<br />

el mundo cultural de entonces con una inusual<br />

pericia.<br />

Osvaldo Lamborghini, una biografía, libro<br />

de aparición inminente, constituye un rescate<br />

oportuno y riguroso sobre quien ha legado<br />

una de <strong>la</strong>s obras esenciales de <strong>la</strong> literatura <strong>la</strong>tinoamericana,<br />

aquel<strong>la</strong> que el propio Strafacce<br />

calificó sin vaci<strong>la</strong>r, de “suprema”.<br />

¿Cómo surgió <strong>la</strong> posibilidad de realizar un<br />

proyecto tan singu<strong>la</strong>r, como resulta esta<br />

exhaustiva biografía?, ¿qué intentó principalmente<br />

alcanzar con el<strong>la</strong>?<br />

<strong>De</strong>sde que leí a Lamborghini supe –supongo–<br />

que alguna vez iba a escribir sobre él. Al mismo<br />

tiempo, sentía gran curiosidad por su persona<br />

(¿Cómo habrá sido alguien que escribe así?,<br />

me preguntaba). Finalmente, experimentaba<br />

entonces una incomodidad casi invencible con<br />

el discurso crítico. <strong>De</strong> <strong>la</strong> confluencia de todas<br />

estas circunstancias surgió con naturalidad <strong>la</strong><br />

elección del género biográfico.<br />

Le demandó una década de investigación, y<br />

¿cuánto tiempo de redacción?<br />

La escritura propiamente dicha del libro me<br />

llevó tres años febriles. Hubo después muchos<br />

retoques, correcciones, etc.<br />

Respecto a <strong>la</strong> metodología de <strong>la</strong> investigación,<br />

¿utilizó algún modelo específico?,<br />

¿consideró otras biografías o estudios monográficos<br />

antes de <strong>la</strong>nzarse de lleno a <strong>la</strong><br />

realización de este libro?<br />

El método fue recopi<strong>la</strong>r cartas (unas doscientas),<br />

fotos (otro tanto), cotejar manuscritos<br />

y distintas versiones de los textos<br />

finalmente publicados, recabar testimonios<br />

(alrededor de ciento cincuenta), recorrer he-<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Osvaldo Lamborghini<br />

merotecas y una decena de archivos públicos<br />

y privados y, sobre todo, pensar y conjeturar<br />

sobre ese material y organizarlo narrativamente.<br />

Leí algunas biografías, sí, pero ninguna funcionó<br />

como modelo. Podría decir que aprendí<br />

a escribir el libro mientras lo escribía.<br />

¿Fue un trabajo, en cierta forma, intuitivo?<br />

Podría decirse que sí. <strong>De</strong> hecho, cuando empecé<br />

<strong>la</strong> investigación creí que iba a escribir un<br />

libro de doscientas páginas. Pero conforme fui<br />

escribiendo <strong>la</strong> cosa tomó otra dimensión.<br />

¿Por qué cree que el género biográfico ha<br />

sido tan pobremente abordado en <strong>la</strong> historia<br />

literaria argentina?, ¿cuáles cree que sean<br />

<strong>la</strong>s razones de este fenómeno deficitario?<br />

No sería elegante de mi parte –y probablemente<br />

tampoco sería justo– dar por cierta <strong>la</strong> aseveración<br />

implícita en su pregunta. En cualquier<br />

caso, no tengo mal recuerdo de <strong>la</strong> biografía de


Arlt de Silvia Saíta y entre mis lecturas próximas<br />

figura <strong>la</strong> biografía de Walsh de Eduardo<br />

Jozami. Quizás su juicio desalentador se refiera<br />

a algunos trabajos donde el sesgo periodístico<br />

y cierta premura en dar a conocer el libro han<br />

conspirado contra proyectos que merecían<br />

más paciencia. Por fin: <strong>la</strong> breve biografía que<br />

César Aira escribió de Alejandra Pizarnik es<br />

una pequeña obra maestra.<br />

Según su criterio, ¿qué preguntas debería<br />

responder una biografía ideal?<br />

Se me ocurren éstas: 1) ¿Cómo era una persona<br />

que escribía así?; 2) ¿por qué escribía así?; 3)<br />

¿qué contexto –familiar, social, cultural, económico,<br />

etc.– sirvió de marco al nacimiento<br />

de esa voz, de ese estilo? 4) En algunos casos<br />

–Lamborghini es uno–, ¿qué contextos es<br />

necesario reponer para entender <strong>la</strong>s alusiones<br />

que los textos hacen cuando se muestran –o se<br />

fingen, da lo mismo– autoreferenciales?<br />

¿Tuvo algún impedimento a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong><br />

investigación que puso en peligro su concreción?<br />

Impedimentos, no, al contrario: he contraído<br />

una inmensa deuda de gratitud con decenas de<br />

personas, sin cuya generosidad el trabajo no<br />

hubiera sido posible. Dificultades, sí: nuestros<br />

archivos públicos (<strong>la</strong> Biblioteca Nacional, por<br />

ejemplo), mucho no ayudan, es cierto. Y ya que<br />

estamos: recientemente, mi editor (un editor<br />

independiente y esforzado) me sugirió que<br />

presentase el libro en una especie de concurso<br />

(o licitación) l<strong>la</strong>mado por el gobierno de <strong>la</strong><br />

Ciudad de Buenos Aires para otorgar subsidios<br />

destinados, precisamente, a <strong>la</strong> publicación de<br />

libros. Pero no tuve suerte. Me dicen que uno<br />

de los miembros del jurado, que, casualmente,<br />

acaba de publicar un artículo sobre Lamborghini<br />

donde el resentimiento aparece bajo <strong>la</strong>s<br />

formas de <strong>la</strong> negligencia (o viceversa), se<br />

opuso al otorgamiento del subsidio con un<br />

argumento algo extraño: “¡No puede ser –me<br />

dicen que dijo–, ni Borges tiene una biografía<br />

de mil páginas!”. Curiosamente, es de Borges<br />

el intertexto que me viene a <strong>la</strong> memoria para<br />

entender esta oposición. Se trata del cuento “El<br />

soborno”, incluido en El libro de arena. Borges<br />

lo definió así: “Siempre me ha sorprendido <strong>la</strong><br />

obsesión ética de los americanos del Norte. El<br />

soborno quiere reflejar ese rasgo”. Nosotros no<br />

tenemos ninguna obsesión ética, ya se sabe. A<br />

pesar de todo, el libro ya está en <strong>la</strong> imprenta.<br />

Sin subsidio.<br />

Con respecto a <strong>la</strong> figura del biografiado.<br />

¿Fue Osvaldo Lamborghini un “escritor<br />

maldito”?, ¿se mantuvo deliberadamente<br />

al margen de <strong>la</strong> cultura oficial, o es esto<br />

también producto de un mito?<br />

Nadie deseó más que Lamborghini acceder<br />

a <strong>la</strong> publicación, <strong>la</strong>s reseñas, los premios, <strong>la</strong>s<br />

entrevistas, el mercado en suma. Que pretendiera<br />

eso con una obra como <strong>la</strong> de él es otra<br />

cuestión, paradójica si se quiere. En una carta<br />

a sus amigos Tamara Kamenzsain y Héctor<br />

Libertel<strong>la</strong>, sin asomo de ironía ni jarana, se<br />

confesaba así: “Si hay algo que me gusta en<br />

esta pícara vida es publicar”<br />

No obstante, publicó poco. ¿A qué se debió?<br />

Fundamentalmente a que, si se exceptúan sus<br />

últimos años, escribía poco. El 80% de su obra,<br />

si no más, <strong>la</strong> escribió entre 1983, momento en<br />

que se instaló definitivamente en Barcelona,<br />

1985, año de su muerte. Y en ese momento<br />

ya no le interesaba publicar, quizás porque ya<br />

había entendido que a esa obra, por su carácter<br />

fragmentario o discontinuo, le convenía <strong>la</strong><br />

edición póstuma.<br />

¿Cómo hizo usted para conservar un estilo<br />

impasible a lo <strong>la</strong>rgo de 1200 páginas, más<br />

aún, teniendo en cuenta el estilo particu<strong>la</strong>r<br />

del biografiado? ¿Cuán consciente fue de<br />

ello?<br />

Su pregunta me hace pensar en algo que no me<br />

había p<strong>la</strong>nteado nunca: ¿cómo actúa el estilo<br />

del biografiado sobre el del biógrafo? No lo<br />

sé, realmente. En cualquier caso, me costó<br />

empezar a escribir el libro pero una vez que<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Ricardo Strafacce<br />

encontré el tono avancé con mucha naturalidad<br />

(y velocidad).<br />

¿Fue necesaria una reescritura?<br />

Si no sonara presuntuoso le diría que no reescribí<br />

nada, aunque sí fueron necesarios muchos<br />

retoques.<br />

Si bien esto lo define el lector, no obstante,<br />

¿cree que <strong>la</strong> publicación de esta biografía<br />

ayudará a mistificar o desmitificar aún más<br />

<strong>la</strong> figura del autor de El fiord?<br />

Creo que, en <strong>la</strong> medida que el libro repone,<br />

como dije antes, diversos contextos, erosiona<br />

el mito. Tal vez para construir otro mito podría<br />

decir usted. Sea.<br />

¿Cómo explica este brote de “<strong>la</strong>mborghi<br />

nofilia”, que se viene impulsando a través de<br />

una proliferación de trabajos recientes?, ¿es<br />

una mera maniobra marketinera?<br />

No sé qué decirle del “brote”, si es que lo hay.<br />

Yo empecé este libro en el milenio pasado y ya<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

entonces cualquiera que supiera lo que le convenía<br />

tenía bien leído a Lamborghini. Quizás<br />

ahora esa obra tenga nuevos lectores pero yo<br />

lo ligaría más con una cuestión generacional<br />

(nuevas generaciones de lectores) que con una<br />

moda o “brote”.<br />

¿Cuál cree usted que sea el valor literario de<br />

<strong>la</strong> obra de Osvaldo Lamborghini?<br />

En cuanto al valor literario de esa obra no<br />

vacilo en definirlo como supremo. Creo que<br />

el tiempo terminará de colocar<strong>la</strong> como central<br />

en el sistema de nuestra literatura pero, como<br />

usted seña<strong>la</strong> (si bien bajo <strong>la</strong> sospecha de “brote”<br />

o “maniobra marketinera”), <strong>la</strong>s cosas, de a<br />

poco, se van poniendo en su lugar.<br />

¿Fue el mayor heredero de Arlt y Gombrowicz?<br />

Si bien el concepto de “heredero” es un poco<br />

fuerte –y ambiguo a <strong>la</strong> vez– los nombres de<br />

Arlt y Gombrowicz deben sin dudas traerse<br />

a co<strong>la</strong>ción. Pero también, y principalmente<br />

diría yo, los de Macedonio Fernández y José<br />

Hernández. Y el de Borges, por supuesto.<br />

Una fusión entre metafísica y gauchesca, ¿lo<br />

culto y popu<strong>la</strong>r?<br />

Si usted no lo toma a mal, dejo ese tipo de<br />

enfoques para los académicos.<br />

¿Se siente conforme con los resultados de<br />

esta biografía?<br />

Estoy conforme con lo que escribí. El tiempo<br />

y <strong>la</strong>s lecturas dirán si hago bien.<br />

¿Siente que O. L. lo ha influido de alguna<br />

forma?<br />

No más que a cualquiera que se tope con <strong>la</strong>s<br />

delicias de ese estilo.<br />

Catamarca y Alvarado


HERMÉTICA (ma non troppo!)<br />

En <strong>la</strong>s riveras pantanosas<br />

en <strong>la</strong>s riberas de los caminos<br />

sobre desechos, vahos, y nieb<strong>la</strong>s.<br />

Los esqueletos incendiados,<br />

añoran mejores tiempos.<br />

En los cinturones<br />

de <strong>la</strong>s grandes paquidermas<br />

montañas de oro comestibles<br />

con exploradores harapientos.<br />

Mientras; cuervos plumíferos y asesinos<br />

duermen con los ojos abiertos.<br />

Provocan los volcanes<br />

<strong>la</strong>s noches, <strong>la</strong>s nieb<strong>la</strong>s, los despojos.<br />

Ellos saben que<br />

más temprano que tarde<br />

de <strong>la</strong>s pillerías, de los morros<br />

bajarán, subirán.<br />

e “irán a buscarlos”.<br />

ROBERTO ROMEO DI VITA<br />

(Buenos Aires)<br />

antonio@heniax.com.ar<br />

TRES HAIKUS<br />

I<br />

Flores de otoño<br />

su eucaristía última<br />

de pronto invierno<br />

II<br />

Lluvia p<strong>la</strong>teada<br />

en mareas de tiempo<br />

una flor nace<br />

III<br />

Sol de octubre<br />

colándose en tu boca<br />

voz de durazno<br />

DANIEL BATTISTON<br />

(Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />

danielbattiston@gmail.com<br />

Poesía<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


ENTIERRO DEL CARNAVAL<br />

Creo que lo gastamos por el cuesta abajo de alguna calle…<br />

Otra vez <strong>la</strong>s espaldas<br />

y estas uñas que retienen orfandad<br />

cuando me hace sentir inconcluso<br />

el boca arriba de los alcoholes.<br />

… Pastorean cruelmente lejano<br />

al hi<strong>la</strong>nte sangrado del joi joi. Entonces,<br />

quedo convencido de cierta irrealidad.<br />

Corvo, lo solo le deja<br />

<strong>la</strong> poca luz f<strong>la</strong>meante de <strong>la</strong> albahaca;<br />

de cuando <strong>la</strong> mujer<br />

improlija<br />

le atentaba <strong>la</strong> boca<br />

con <strong>la</strong> irrecuperable cartografía del andar del río.<br />

Miro atrás, y ade<strong>la</strong>nte es lo mismo…<br />

Otra vez saboreando <strong>la</strong> harina del aire en descenso.<br />

… Otra vez me l<strong>la</strong>man desde abajo<br />

y debilitado reconozco con el oído<br />

lo que resume el tiempo<br />

por <strong>la</strong>s raíces de los algarrobos.<br />

… Ya me pesan los diablos de ferrito<br />

desdibujándose en mi cara.<br />

¿Por qué de nuevo me guarda <strong>la</strong> luna uterina de Amaicha<br />

confundiéndome con una cría de <strong>la</strong>s he<strong>la</strong>das?<br />

… ¡Ay, pero estoy tan b<strong>la</strong>ndo!<br />

Los escalofríos irán acostumbrándose<br />

a ese <strong>la</strong>tido cerrado<br />

sin tener que recordar que ahí lo puso el olvido.<br />

GABRIEL GÓMEZ SAAVEDRA<br />

(Concepción-Pcia. de Tucumán)<br />

gabogs@hotmail.com<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

***<br />

El otoño retoña<br />

a <strong>la</strong> muerte del verano<br />

Los árboles pierden sus melenas<br />

entre espasmos amarillos<br />

Fuego he<strong>la</strong>do<br />

cierzo rojo en el muro<br />

Mi corazón<br />

está lleno de plumones fríos<br />

El cielo es una mancha <strong>la</strong>rga<br />

y me contemp<strong>la</strong><br />

los dos<br />

<strong>De</strong> luto<br />

MARTHA VALIENTE<br />

puertopegaso@gmail.com<br />

(de “Montuiri a dues veus” - 2008)<br />

Débora Pereyra


Angélica<br />

La niña<br />

abre a<strong>la</strong>s<br />

gira<br />

algodón de cielo<br />

y arco iris<br />

ángel de tules<br />

en puntil<strong>la</strong>s<br />

gira<br />

cada vuelta resta<br />

desmayo de un trompo<br />

vuelca el exceso<br />

en el silencio<br />

de otros ojos<br />

La niña duerme<br />

gira<br />

cada vuelta<br />

desnuda una resta<br />

suelo suma cielo<br />

tiempo huérfano<br />

liviano de cuerpo<br />

KARINA CARTAGINESE<br />

(Pcia. Bs. As.)<br />

Sin título<br />

La b<strong>la</strong>nca pared<br />

<strong>De</strong> tus ojos,<br />

Me muestra el camino,<br />

Al olvido.<br />

JUAN IDIAZABAL<br />

chaselon@hotmail.com<br />

SOLA<br />

En su rostro<br />

lágrima seca<br />

de purpurina<br />

No quiere<br />

desmaquil<strong>la</strong>r <strong>la</strong> fiesta<br />

El<strong>la</strong><br />

de cristal y fantasía<br />

se astil<strong>la</strong><br />

con <strong>la</strong> mirada del sol<br />

KARINA CARTAGINESE<br />

(Pcia. Bs. As.)<br />

karinacartaginese@yahoo.com.ar<br />

www.escritospoeticosdekarina.blogspot.com<br />

Débora Pereyra<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


***<br />

Su voz es siempre el poder tenue, donde mueren <strong>la</strong>s excusas.<br />

La huel<strong>la</strong> del tiempo se expresa en papel, el corazón cansado hal<strong>la</strong> sitio<br />

entre <strong>la</strong>s hojas<br />

Una espera se presenta y amerita ser escrita.<br />

Citas y comentarios <strong>la</strong> confían temblor del aire, en su ternura desatada.<br />

La historia de sentimientos rítmicos y excedentes,<br />

La dulzura conjugada en tercera persona.<br />

NOCHE<br />

JUAN MANUEL GONZÁLEZ<br />

(Pcia. Bs. As.)<br />

jmg_113@hotmail.com<br />

Anochece y hace buen tiempo. Estupendo.<br />

Me comp<strong>la</strong>zco plácido en el cielo llovido.<br />

Tengo donde dirigirme, lo que significa que <strong>la</strong> escena actual es estéril.<br />

Tengo convicción, que por otra parte, quiere decir que no tengo nada a <strong>la</strong> vista.<br />

Plenitud rítmica: pronuncio voz apagada, extinguida y terminante, y a fe mía, disimu<strong>la</strong> crueldad<br />

(dirán tristeza).<br />

El cielo llovido (me apaga, extingue y fulmina) me apunta: fiera, desafiado, baldosa suelta,<br />

linaje oscuro, intenso y devoto. Todo esto quiere decir: qué gloria y qué pena, qué mísera<br />

ironía.<br />

Pertenezco, a fe mía, a una espantosa señal endiab<strong>la</strong>da, que me consume incipiente, incumple<br />

promesas y enluta.<br />

La fútil existencia prestada <strong>la</strong>nguidece, y es bien sabido, que anochece y hace buen tiempo.<br />

Poema del No-Libro<br />

JUAN MANUEL GONZÁLEZ<br />

(Pcia. Bs. As.)<br />

jmg_113@hotmail.com<br />

www.jmgproyectos.blogspot.com<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 0<br />

Débora Pereyra


BAJO TU VENTANA<br />

Cada tarde<br />

por <strong>la</strong> vereda <strong>la</strong>rga del sol ya malherido<br />

en ese exacto momento<br />

entre el último pájaro-trino<br />

y el primer lucero-grillo,<br />

traeré mis sombras<br />

mis ojos de mar nocturno<br />

y mis manos azules de tu ausencia iluminadas,<br />

aquí mismo<br />

bajo tu ventana.<br />

Encenderé de a una<br />

quedamente<br />

docenas de pa<strong>la</strong>bras<br />

y en ese altar de prieta poesía<br />

cada cirio murmuroso repetirá<br />

todos tus nombres<br />

desde siempre.<br />

ESPACIO<br />

Qué oscuridad tan grande...<br />

pero <strong>la</strong> oscuridad no tiene espacio<br />

Dónde está entonces, <strong>la</strong> geografía de <strong>la</strong> luz...<br />

MARÍA NOELIA IBAÑEZ<br />

noe_13777@yahoo.com.ar<br />

No serán ígneas pa<strong>la</strong>bras<br />

como sarmientos en <strong>la</strong> noche de San Juanino pa<strong>la</strong>bras de arder en los huesos<br />

con esa l<strong>la</strong>ma oscura<br />

del en-amorado<br />

que aso<strong>la</strong>do<br />

espera<br />

en su porfía.<br />

[plegaria: recuérdame paloma de mar nocturno mis ojos<br />

azules mis manos aquí mismo bajo tu ventana de tu ausencia iluminada]<br />

MARTÍN ECHEVERRÍA<br />

(Mendoza)<br />

echeverriamg@yahoo.com.ar<br />

Débora Pereyra<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


ENLUNECIDA<br />

Hay una mujer en un charco de luna<br />

sobre mi cama.<br />

No hay horizonte humano que <strong>la</strong> abarque en su hermosura.<br />

Pareciera derretirse de estrel<strong>la</strong>s<br />

en mi espera<br />

deleitosa.<br />

Nocturnal<br />

<strong>la</strong> luz le cae en el cuerpo<br />

como un paño de p<strong>la</strong>ta y <strong>la</strong> viste<br />

desnudándo<strong>la</strong><br />

aún<br />

más hondamente.<br />

Quiero amar<strong>la</strong><br />

y su nombre es lejanía.<br />

Hay Luna mía<br />

yo con tanta soledad y tú<br />

con tanta poesía.<br />

MARTÍN ECHEVERRÍA<br />

(Mendoza)<br />

echeverriamg@yahoo.com.ar<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2<br />

Un maletín<br />

Ese buen acólito<br />

que te lleva de <strong>la</strong> mano<br />

que no te suelta<br />

de puro comedido<br />

al que no querés soltar<br />

adicto a tus agendas<br />

es una estrategia inteligente<br />

Así <strong>la</strong> vida dura<br />

pero no es imprescindible<br />

Débora Pereyra<br />

MARCELA PREDIERI<br />

de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra@hotmail.com


EL DIABLO<br />

El diablo se puso a disposición de los ingenios<br />

Sólo les pidió el alma de unos cuantos obreros<br />

nada que complique <strong>la</strong> producción<br />

al contrario<br />

mejor si le dan el alma<br />

de aquellos que se opongan al orden establecido<br />

aquellos que se atrevan a pensar diferente<br />

–no hay de qué preocuparse– prometió el diablo<br />

todo desaparece con ellos<br />

nunca encontrarán los cuerpos<br />

y nadie, por miedo, los recordará<br />

El ingenio cumplió<br />

pero al diablo lo engañaron<br />

y algunos peores que él<br />

se hicieron cargo del trato<br />

MARIANO IGNACIO ORTIZ<br />

(Jujuy)<br />

marianoortiz@hotmail.com<br />

Débora Pereyra<br />

CARENCIAS<br />

“Aunque nadie cambie, si yo<br />

cambio, todo cambia.”<br />

Marcel Proust<br />

El simu<strong>la</strong>cro de un mendrugo de pan<br />

deja sus heridas penitenciarías<br />

en cada dieta de miseria,<br />

donde <strong>la</strong> anorexia coloca su soga<br />

alrededor de <strong>la</strong> pócima del intestino<br />

sin cáscaras, para que sólo se vea<br />

el eclipse, en tu cuerpo de sombra.<br />

JOSÉ MANUEL SANRODRI<br />

http://poetadelx.blogspot.com/<br />

http://elpicudob<strong>la</strong>nco.blogspot.com/<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Los Textos Prohibidos de Marcel Nasif<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Humor<br />

por el Licenciólogo Arístides Oril<strong>la</strong>s<br />

Reseña: El Primer Terrorista literario<br />

Es muy poco lo que conocemos acerca de Marcel Nasif, excepto que el resentimiento lo acercó<br />

a <strong>la</strong> locura. Su madre concedió una entrevista, <strong>la</strong> única, antes de suicidarse en el Manicomio de<br />

Saint Retret, donde confesó que desde muy pequeño Marcel exhibía síntomas de intolerancia<br />

social. Sus cuadernos de Jardín eran manchas negras teñidas con rojo sangre, en casi todas <strong>la</strong>s<br />

ocasiones.<br />

En <strong>la</strong> primaria desarrolló un asco mucho más sofisticado hacia sus compañeritos de grado,<br />

jamás manifestó un rasgo de compasión hacia ellos. Pero lo más extraño sucedió durante <strong>la</strong><br />

adolescencia de Marcel: comenzó a escribir poemas, a desahogarse en una suerte de metafísica<br />

mundana. Entonces liberó su naturaleza primordial.<br />

El drama estalló cuando quiso publicar un libro. Apenas sabemos y de acuerdo a su progenitora,<br />

que ninguna Imprenta reprodujo sus trabajos, absolutamente todas se negaron a leerlos. Además,<br />

todos los amigos de Marcel que intentaron editarlo en sus propias computadoras, murieron de <strong>la</strong><br />

peor manera: de infarto y sangrando tinta por los ojos y <strong>la</strong>s fosas nasales. <strong>De</strong> allí que le valiera<br />

el apodo de “Maldito Aprendiz”.<br />

Lo último que nos contó su madre, es que Marcel, una noche violenta, encendió a siete Librerías<br />

y a doce Imprentas. Todas ardieron en sólo media hora, y en cada siniestro dejó un grafitti en <strong>la</strong><br />

vereda de enfrente: LA VENGANZA ES LA OBLIGACIÓN DE LOS JUSTOS. Esto lo convirtió<br />

en el primer terrorista literario de <strong>la</strong> Ciudad. Luego desapareció como si no hubiera.<br />

La misma madrugada de los incendios, <strong>la</strong> policía al<strong>la</strong>nó su vivienda y secuestró todos sus manuscritos<br />

y archivos. Pero gracias a un contacto en Tribunales, arreglo mediante, fue posible rescatar<br />

alguno de sus textos malditos, como La Protesta Interior, junto a un subtítulo; La rebelión<br />

de <strong>la</strong>s vísceras. Un libro distinto, 42 poemas hacen de prólogo, mientras que el contenido en sí<br />

sólo ocupa media página. La Logia de Intérpretes Ocultos de Marcel Nasif, no ofrecen pocas<br />

controversias al respecto; aunque sí comparten <strong>la</strong> intención de <strong>la</strong> Obra: cada poema ataca a un<br />

órgano, músculo o hueso.<br />

Otras fuentes poco y nada confiables, sin embargo afirman que Marcel frecuentaba una Secta<br />

Mutante, junto a Renattus de Vil<strong>la</strong>ris, El Croata Ebrio, El Guapo Basualdo, Richard Pantus,<br />

Las Siamesas Predierich y el histriónico Ayato<strong>la</strong> Gustav Van der O<strong>la</strong>iz, entre otros camaradas<br />

alcohólicos de igual o peor ca<strong>la</strong>ña que nuestro especímen.<br />

Pero vayamos a los bifes, digo, a los textos en cuestión, fechados en el 2005.<br />

Advertencia: si suena el celu<strong>la</strong>r luego de leerlos, no atiendas, puede ser Marcel exigiéndote<br />

un comentario.


Firus<strong>la</strong>bio<br />

tiene cara de herramienta<br />

de puerco carnívoro dietético<br />

de cenicienta si hay cash<br />

en todo caso un beso así no daña<br />

el callejón de estrel<strong>la</strong>s<br />

tiene un rostro devoto<br />

perfume a c<strong>la</strong>ustro<br />

árbitro<br />

santuario masturbatorio<br />

que ambu<strong>la</strong> por angostura<br />

tiene un baloncesto en el cerebro<br />

un arco en <strong>la</strong> aorta una baguette<br />

un tajo mojado con salsa de peyote<br />

tiene caripe<strong>la</strong> de escarape<strong>la</strong><br />

pechito argentino bien jugoso<br />

yapa de un conventillo<br />

que hambrea en <strong>la</strong> vereda<br />

<strong>la</strong> timba misericordiosa.<br />

Adán y Eva en el Is<strong>la</strong>m<br />

Marcel Nasif<br />

No vivas hasta que yo llegue<br />

Orongus erektus<br />

canibaliza <strong>la</strong> capocha<br />

recalcitrada con vinos alienígenas<br />

agostamente penetrada<br />

por dinastías salsíferas<br />

adyaciste el ciclo onanista<br />

entonces tu fingías<br />

un pezón al advertirme<br />

secretamente segregum<br />

algún fluido errabundo<br />

hacia tu arista mariconeada<br />

por decibeles mongísticos<br />

atrios y otros anómalos humores<br />

orongus in rektus.<br />

Secso<br />

Marcel Nasif<br />

Pido secso y no responden<br />

nadie sabe quien es<br />

entregate a mi pene ritual<br />

a esta jau<strong>la</strong> de opio<br />

ávida de colonos hembra<br />

quiero secso y nadie accede<br />

no suponen qué es<br />

yo tampoco.<br />

Marcel Nasif<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Dudas Indigentes<br />

Me estoy rompiendo en ratos<br />

ya no silbo espadas<br />

cualquier extranjero hace foul<br />

me causa lesbianas lo patético<br />

los urgentes los desesperadamente ellos<br />

arrogantes aceitunas flotando en mierda<br />

criadas entre piojos celestes<br />

y damajuanas con yuyos<br />

otras adrede<br />

aspirantes a Barbie humillándose<br />

en un steep <strong>la</strong>tinizado<br />

como <strong>la</strong> leche que <strong>la</strong>s bebe<br />

de casi a todo<br />

me resulta insalubre clonado<br />

fotocopiado remixado y otros hados<br />

que temen convertirse en hadas<br />

el destino es un desierto<br />

con bolsas de orín que cuelgan<br />

del único cactus alucinado<br />

no importa<br />

tengo <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve de este cuadro.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Marcel Nasif<br />

COLABORACIONES<br />

Alienario<br />

habríamos cesárea<br />

piedad con quien escribe<br />

de haberlo invierno<br />

me imposiblo<br />

aquí me insecto<br />

desdén desmemoriado<br />

me apocilgo en trincheras taciturnas<br />

sensibleo un arrabal gorrión<br />

hombreciso circunstancio<br />

inmo<strong>la</strong>rme en <strong>la</strong> moral<br />

entre animal y so<strong>la</strong>r<br />

piedad, almendra de mi dolor<br />

cal<strong>la</strong> siquiera, que provocar al duende....<br />

Marcel Nasif<br />

Víctor Clementi<br />

victormarceloclementi@yahoo.com.ar<br />

www.<strong>la</strong>cocuzza.blogspot.com<br />

• “LA AVISPA” recibe como co<strong>la</strong>boraciones: Poesía, Re<strong>la</strong>tos, Crítica Literaria,<br />

Artículos sobre literatura, plástica, cine o teatro y Reseña de libros. Las mismas<br />

deben ser enviadas UNICAMENTE por internet como archivo adjunto de word a<br />

de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra@hotmail.com poniendo en Asunto: AVISPA COLABORACIÓN. En<br />

el caso de fotos o ilustraciones, en jpg preferentemente en b<strong>la</strong>nco y negro.


Sobre <strong>la</strong> existencia de Marcel Nasif<br />

por Jean Michelet<br />

Sr Director:<br />

Gracias a un amigo español, quien me enviara los datos del Blog La Cocuzza, pude leer y no<br />

menos que asombrarme, al notar el nombre de quien fuera mi vecino, en un altillo del Boulevard<br />

Lamartine. Recuerdo a Marcel como una persona silenciosa, hermética, y que tal vez abusaba<br />

con los CD, siempre los mismos: Eric C<strong>la</strong>pton y Guns and Roses.<br />

El destino nos presentó una ocasión, en que, subiendo <strong>la</strong>s escaleras, tropezó, hecho por el cual<br />

varios de sus libros cayeran. Allí me sorprendió ¨Las Iluminaciones¨de Artur Rimbaud, quien<br />

fuera abuelo de mi bisabuelo, dicen, en una muy esquiva coincidencia, además de incomprobable.<br />

Según mi tía Sophie, antes de viajar a África, Rimbaud tuvo un romance con mi antecesora,<br />

creando así un linaje sospechoso.<br />

Pero al margen de mi confidencia, fueron <strong>la</strong>s simpatías literarias <strong>la</strong>s que nos comunicaron con<br />

Marcel. Fue desde septiembre del 2007 hasta fines de año, creo. A partir de <strong>la</strong>s escaleras comenzamos<br />

a frecuentarnos dos o tres veces a <strong>la</strong> semana; intercambiando poemas, libros inconfesables,<br />

vinos y hasta alguna que otra prostituta. Una noche me confesó detalles de su pasado, los que<br />

me hacen confiar en que hab<strong>la</strong>mos del mismo sujeto.<br />

Un hecho a destacar, y hasta donde me permite <strong>la</strong> obligación moral de no traicionar a mi amigo,<br />

Marcel, cuando huye de Argentina, se enlista en un grupo armado. Lo tras<strong>la</strong>dan a Palestina, pero<br />

como no era musulmán, lo obligan a realizar un Curso Acelerado; el cual no termina, debido a<br />

que se negaba a agacharse cinco veces al día para orar por un dolor crónico en sus rodil<strong>la</strong>s. No<br />

sólo eso, lo pescaron fumando marihuana en el baño. Por ofensas al Is<strong>la</strong>m lo encarce<strong>la</strong>ron. Y<br />

cuando faltaban horas para que lo ejecutaran, un cohete israelí derribó una pared de <strong>la</strong> prisión.<br />

Marcel escapó hacia el Líbano. Hasta allí sé de su vida, o mejor dicho, es lo único que me autorizó<br />

a confiarles.<br />

Ahora recuerdo exactamente <strong>la</strong> fecha: un 17 de diciembre, sí, del 2007. También desapareció.<br />

Me percaté de ello al ver su puerta entreabierta. Me permití entrar, ya que éramos confidentes,<br />

y ya no estaba. Sólo había dejado unos manuscritos, y encima de los mismos, un sobre a mi<br />

nombre con otros detalles que juré no divulgar.<br />

Sensiblemente les escribe Jean Michelet.<br />

Octubre del 2009 desde Mesón Valery<br />

Víctor Clementi<br />

victormarceloclementi@yahoo.com.ar<br />

www.<strong>la</strong>cocuzza.blogspot.com<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


EL FANTASMA DEL CASINO<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Re<strong>la</strong>tos y cuentos<br />

<strong>De</strong> Nunzio Ratto se decía que jugando a los dados y al póquer, dejó en <strong>la</strong> ruina a muchos ricos<br />

y nobles europeos. <strong>De</strong>sde París llegó a Buenos Aires; y cuando todos los jóvenes acomodados<br />

de <strong>la</strong> capital terminaron con sus bolsillos vacíos, decidió <strong>la</strong>rgarse a viajar.<br />

Así llegó al sa<strong>la</strong>dero de Pedro Luro. Se cuenta que compartía con Luro el gusto por el truco,<br />

juego que conoció en los prostíbulos del bajo. En el puerto, todavía cuentan <strong>la</strong> historia del genovés<br />

que arruinó a muchas familias de pescadores.<br />

Hasta que decidió ir por el premio mayor: le jugó a Luro toda su fortuna contra el sa<strong>la</strong>dero. Y<br />

perdió.<br />

Algunos cuentan que escapó a Génova. Otros, que por vergüenza se suicidó, y que su fantasma<br />

recorre los pasillos del Casino.<br />

Y que por resentimiento, o quizás venganza, obliga a que los dados nunca sumen siete; que <strong>la</strong><br />

bo<strong>la</strong> caiga en el número que nadie apostó; que <strong>la</strong>s cartas siempre hagan ganar a <strong>la</strong> banca.<br />

LA BICICLETA PERDIDA<br />

DANIEL BATTISTON<br />

(Mar del P<strong>la</strong>ta) - danielbattiston@gmail.com<br />

No estuvo perdida, se <strong>la</strong> encontró en <strong>la</strong> memoria, en todas <strong>la</strong>s memorias de los habitantes de<br />

Rosario que quisieron ver<strong>la</strong>.<br />

La encontraron los amigos de Cachilo que salieron a buscarlo; <strong>la</strong> madre de Cachilo que guardó<br />

<strong>la</strong> bicicleta como una prolongación de su hijo.<br />

<strong>De</strong> <strong>la</strong> novia de Cachilo, que alguna vez paseó por el Parque Independencia o el Parque Urquiza,<br />

pedaleando en esa bicicleta de leyenda. <strong>De</strong> Raúl García el maestro que <strong>la</strong> tomó prestada y llevó<br />

cuadernos para los pibes de su escuelita Cabín 9; en esos cuadernos escribió: “Existen seres<br />

humanos que soñaron más allá del sol y con un país mejor”.<br />

Vieron <strong>la</strong> bicicleta de Cachilo, los canal<strong>la</strong>s y los leprosos, los gorriones y los actores de conciencia<br />

rosarigasinos.<br />

La vio el negro Fontanarrosa y no puso contener una lágrima. La vio Olmedo desde su banco y<br />

su escultura sobre wheelwright y <strong>la</strong> saludó con tristeza.<br />

La bicicleta solitaria de Cachilo, el muchachito que hace treinta años se dirigió a una cita militante<br />

y nunca más volvió; se lo llevaron los inefables oscuros de <strong>la</strong> muerte.<br />

Pero quedó como testimonio su amiga bicicleta, dibujada en <strong>la</strong>s paredes de Rosario, de San<br />

Martín y de otras ciudades. Está en <strong>la</strong>s canciones, en <strong>la</strong> memoria; todos <strong>la</strong> ven aún. Es <strong>la</strong> bicicleta<br />

perdida de Cachilo, el pibe que no volvió; todos <strong>la</strong> verán menos los que se tapan los ojos.<br />

ROBERTO ROMEO DI VITA


YO, EL FIDAIYIN<br />

<br />

La loa del medio día había concluido. Y yo, al estar en el vestidor para calzarme mis sandalias<br />

de hoja de palma e irme, el ulema, Abdul<strong>la</strong>h, me mandó a l<strong>la</strong>mar para felicitarme por el gran<br />

progreso obtenido en mis estudios de <strong>la</strong> shari’ah. Así pues, con c<strong>la</strong>ra alegría en el semb<strong>la</strong>nte,<br />

me invitó a pasar hacia un pequeño salón para comer arroz bismati mezc<strong>la</strong>do con trozos de<br />

carne de cabra, un par de deliciosas zambusas y beber una copa rebosante con leche fresca de<br />

camel<strong>la</strong>. Durante <strong>la</strong> comida estuvimos en completo silencio. Al concluir el p<strong>la</strong>tillo principal, me<br />

pasó un gran canasto de mimbre repleto de dulces dátiles, olivos y alfóncigos. Repentinamente,<br />

rompiendo <strong>la</strong> incómoda calma, habló con euforia: “Ijwan El Muslimin tiene grandes p<strong>la</strong>nes para<br />

ti como premio por tu esfuerzo y dedicación a Al<strong>la</strong>h, el señor absoluto”. Se paró de su taburete<br />

y tomó sobre un atril su hadith. Parado, dando <strong>la</strong> espalda al occidente, hojeó algunas páginas<br />

amarillentas hasta detenerse en algún dicho. Recitó con armonía <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras del profeta y después<br />

me pidió retirarme y cavi<strong>la</strong>r durante <strong>la</strong> semana sobre lo escuchado.<br />

Los días pasaron siéndome imposible descifrar el mensaje. <strong>De</strong>ntro de <strong>la</strong> excelsa mezquita de<br />

Azhar, al término de <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza, nuevamente fui requerido por el ulema, pero en esta ocasión no<br />

había comida, no había silencio y no estábamos solos. El mol<strong>la</strong>h, sin presentarse, me informó <strong>la</strong>s<br />

buenas nuevas. Yo era el candidato ideal para cumplir con <strong>la</strong> disposición de Al<strong>la</strong>h, el ilimitado.<br />

Se escuchó su fuerte voz y observándome fijamente a los ojos manifestó: “Ahora vete y alégrate<br />

pues eres desde ahora un mahdi”.<br />

Al salir del lugar de oración, <strong>la</strong> gente se congregó a mi alrededor e iniciaron a vitorear una y<br />

otra vez ¡A<strong>la</strong>ho Akbar! ¡A<strong>la</strong>ho Akbar!, pues <strong>la</strong> multitud me consideró una nueva esperanza.<br />

Escapé como pude de allí y me dirigí a mi hogar. En el camino, no paraba de meditar sobre <strong>la</strong><br />

perturbante noticia, y no por negarme a realizar el propósito de Al<strong>la</strong>h, el inmenso. Mi preocupación<br />

se centraba en dejar desamparada a mi pobre madre. La muy desdichada había perdido<br />

ambas piernas al pisar una mina antipersonal, y mi padre hacía más de cinco años de haberse<br />

alistado como muyahidin, y desde entonces no sabíamos nada de él. Además, yo estaba muy<br />

enamorado de Sagal Yabril, ya hasta tenía lista <strong>la</strong> dote para pedir<strong>la</strong> en matrimonio: tres chivos,<br />

dos corderos, un camello y varias mantas de fina seda traídas desde Siria.<br />

Al llegar a casa desconcertado, inmediatamente p<strong>la</strong>nteé <strong>la</strong> situación a mi adorada viejecita,<br />

y a el<strong>la</strong>, se le entristecieron sus aceitunados ojos pero no lloró. Sostuvo su noble Corán con<br />

ambas manos y con pa<strong>la</strong>bras inquebrantables exc<strong>la</strong>mó: “¡Que así sea <strong>la</strong> voluntad de Al<strong>la</strong>h, el<br />

altísimo!”<br />

Salí corriendo de mi vivienda aún con <strong>la</strong> incertidumbre y protesté: ¡el precepto de Al<strong>la</strong>h es<br />

amar a tu prójimo! Continué meditando a través de los maltrechos caminos rumbo al bazar<br />

para encontrarme con Sagal. La vi, <strong>la</strong> tomé con ternura de sus suaves y <strong>la</strong>rgas manos y comenté<br />

lo sucedido. Y a el<strong>la</strong>, se le nub<strong>la</strong>ron sus amie<strong>la</strong>dos ojos pero no hubo l<strong>la</strong>nto. Sacó de un burdo<br />

manto su noble Corán y con un lenguaje íntegro dijo: “¡Que así sea <strong>la</strong> voluntad de Al<strong>la</strong>h, el<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


encumbrado!” Me escabullí furioso entre <strong>la</strong> multitud, pues esperaba de el<strong>la</strong> su disuasión. Alcé<br />

mis brazos en plegaria y grité: ¡el mandato de Al<strong>la</strong>h es ser misericordioso y sensitivo!<br />

Regresé a <strong>la</strong> madrasa de Osman para cumplir con el Asr. Al terminar, me acerqué con timidez al<br />

ulema, bajé sumiso mi mirada y manifesté mi desacuerdo balbuceando: sabio estudioso, éstos no<br />

son los medios como Al<strong>la</strong>h quiere expandir su pa<strong>la</strong>bra. Y a él, se le afligieron sus almendrados<br />

ojos pero no derramó lágrimas. Abrió su noble Corán como en búsqueda de una aleya y con<br />

términos firmes expresó: “¡Que así sea <strong>la</strong> voluntad de Al<strong>la</strong>h, el indulgente!” Me desvanecí del<br />

lugar de oración, me arrojé en el polvoriento suelo y prorrumpí: ¡La resolución de Al<strong>la</strong>h es ser<br />

perdonador y compasivo!<br />

A <strong>la</strong> mañana siguiente respondí al l<strong>la</strong>mado del almuédano al convocar desde el alminar, me<br />

postré y recitando el noble Corán me convencí de llevar a cabo según <strong>la</strong> voluntad de Al<strong>la</strong>h, el<br />

infalible. Unos toquidos arrítmicos perturbaron mi rezo y al abrir <strong>la</strong> puerta, allí estaba una docena<br />

de hermanos musulmanes fuertemente armados y encapuchados. Me llevaron a una retirada<br />

construcción en escombros que servía como cuartel y al llegar todas <strong>la</strong>s personas presentes me<br />

felicitaron. Fui conducido a un amplio cuarto bril<strong>la</strong>nte con <strong>la</strong>s paredes tapizadas de cuadros<br />

mal colgados de algunos ayato<strong>la</strong>s a quienes reconocí de inmediato. Se me invitó a sentarme<br />

sobre una afelpada alfombra iraní de frente a una vieja tele incapaz de recibir alguna señal<br />

alentadora del mundo exterior. Un tipo forcejeó por un rato con el televisor y al finalizar salió<br />

de <strong>la</strong> habitación. Me dejó viendo un video sobre el testimonio de otros compañeros militantes.<br />

Toda una inspiración para nuevas generaciones. Me quedé dormido del cansancio y del estrés.<br />

Al día siguiente, sin siquiera desayunar, se me daba un sin fin de indicaciones. En ese mismo<br />

momento mi cuerpo era forrado por potentes explosivos. Al finalizar, se me condujo debajo<br />

de una bandera y me pidieron recitar <strong>la</strong> “Sura de <strong>la</strong> Prohibición”. <strong>De</strong> reojo veía a una temible<br />

persona con tupida y negra barba filmarme.<br />

Al llegar a unas cuadras de mi objetivo, el conductor sin voltear habló: “Reza a tu señor y ofrécete<br />

en sacrificio. Recuerda, tu muerte no será en vano, Al<strong>la</strong>h te premiará con el reino de <strong>la</strong>s<br />

huríes.” Al comenzar a caminar, sustraje del bolso mí pequeño noble Corán, se desconso<strong>la</strong>ron<br />

mis oscuros ojos y lloré. Alcé mí vista al cielo hasta quedar cegado por el sol, me detuve por<br />

un momento y en silencio recordé mi primera lección en <strong>la</strong> madrasa: ¡<strong>la</strong> voluntad de Al<strong>la</strong>h, es<br />

<strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong> paz!<br />

Glosario<br />

A<strong>la</strong>ho Akbar: Dios es grande.<br />

Aleya: versículo del Corán.<br />

Asr: Oración de <strong>la</strong> tarde.<br />

Ayatolá: líder religioso o político regional.<br />

Fidaiyin: los que se inmo<strong>la</strong>n por alguna causa.<br />

Hadith: dichos atribuidos al profeta Muhammad.<br />

Ijwan El Muslimin: <strong>la</strong> Hermandad Musulmana.<br />

Madrasa: escue<strong>la</strong> religiosa.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 20<br />

IVÁN MEDINA CASTRO<br />

imc_grozny@yahoo.com<br />

Mahdi: elegido.<br />

Mol<strong>la</strong>h: líder religioso local.<br />

Muyahidin: los que combaten en nombre de<br />

<strong>la</strong> Guerra Santa.<br />

Ulema: estudiosos o personas entrenadas en<br />

<strong>la</strong>s ciencias religiosas.<br />

Shari’ah: parte legis<strong>la</strong>tiva de <strong>la</strong> religión<br />

tal como fue estipu<strong>la</strong>da en el Corán y los<br />

hadices.


EL FLAUTISTA AL CONCLUIR EL ALBA.<br />

Se dice que fue en enero de 1975, más precisamente en un estudio de grabación de Ing<strong>la</strong>terra.<br />

Ya habían llegado hasta donde querían, ya se habían sobrepuesto a <strong>la</strong> partida de quien fuera su<br />

fundador. Haber mostrado, tan magistralmente, el <strong>la</strong>do oscuro, los catapultó hacia <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s.<br />

Ahora el desafío pasaba, en parte por mantenerse, en parte por no perder aquel fuego que los<br />

había llevado hasta donde querían.<br />

El príncipe Mefistófeles acechaba otra vez, y aparentemente, nadie logró percatarse. Como a<br />

tantos otros, <strong>la</strong> cima se les fue volviendo inhabitable. El precio del éxito trajo exactamente <strong>la</strong>s<br />

mismas presiones que, por haberse formado en Cambridge, imaginaron poder sortear algo mejor.<br />

Empezaban a sentirse vacíos, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s frases que se iban contorneando alrededor de esos<br />

hombres pintaban un cuadro bastante parecido a <strong>la</strong> deso<strong>la</strong>ción. Un cuadro donde <strong>la</strong> ausencia no<br />

se detenía. La consigna pasaba por identificar el rostro de aquel que después de haber podido<br />

diferenciar el cielo del infierno, eligió renunciar-absolutamente-a todo. Y aunque ninguno se<br />

atrevió a decirlo abiertamente, estaban anegados de nostalgia. Fue Roger el que pudo empezar<br />

a decir “algo”, de todo eso que pasaba y les pasaba: “Somos dos almas perdidas, nadando en<br />

una pecera… año tras año… Corriendo siempre sobre el mismo viejo<br />

suelo. ¿Qué hemos encontrado? Los mismos viejos temores. ¡Cómo<br />

desearía que estuvieses aquí…!”.<br />

En el estudio tres de Abbey Road, Mefistófeles reía sentado al <strong>la</strong>do de<br />

todos ellos. Prácticamente, como siempre supo hacerlo, ya los tenía<br />

acorra<strong>la</strong>dos… y nadie de por ahí, se llegó a percatar de lo que estaba a<br />

punto de reiterarse. Aunque a <strong>la</strong> distancia había alguien (que como vivía<br />

en el medio de los mundos) pudo verlo, sentirlo, captarlo. Y si bien no<br />

supo por qué lo hacía, se decidió a ir por sí mismo hasta aquel lugar.<br />

Luego de empezar a dibujar aquel sideral solo de guitarra que entraría<br />

en los más profundos senderos de los sueños colectivos, David cortó una<br />

cuerda. Richard empezó a temb<strong>la</strong>r, y sus dedos no dejaban de golpear<br />

el piano. Nick insultaba a todos los que por allí anduvieran. Roger iba<br />

y venía, discutiendo por lo que fuera con los técnicos que no entendían<br />

nada de lo que ocurría. Estaban como dentro de una Torre de Babel:<br />

nadie entendía a nadie, cada cual hab<strong>la</strong>ba su propio idioma. Mefistófeles les estaba tendiendo <strong>la</strong><br />

misma trampa que les tendió a tantas celebridades a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> historia. Y <strong>la</strong>s almas de estos<br />

cuatro extraordinarios músicos, ya estaban casi a su merced.<br />

En el preciso instante en que pulsando aquel inolvidable <strong>la</strong> menor, David puso mal algún dedo<br />

–dando lugar ahí mismo, a que un misterioso e imperceptible haz de luz atravesara todo el recinto<br />

del estudio tres– se desató una brutal batal<strong>la</strong>. Nadie de los allí presentes vio a Mefistófeles<br />

forcejear y recibir <strong>la</strong> cantidad de empujones, puñetazos y puntapiés que recibió. Quien lo estaba<br />

golpeando era un hombre gordo y rapado, que no dejaba de insultarlo, escupirlo y pedirle que<br />

se fuera. Tan sorpresivo fue el ataque recibido, que el emisario de <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s casi no llegó<br />

a reaccionar. El magistral contrapunto que en simultáneo se daba entre <strong>la</strong> guitarra de David y<br />

los tec<strong>la</strong>dos de Richard, lo aturdieron aún más. El hombre gordo y rapado no podía parar de<br />

golpear a Mefistófeles, mientras (muy del otro <strong>la</strong>do de ese mundo) <strong>la</strong> voz de Roger cantaba algo<br />

así como: “Vamos tú… delirante, profeta de visiones… Vamos tú, pintor... Tú, f<strong>la</strong>utista… Tú<br />

2<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


prisionero… Bril<strong>la</strong> tú…”. El hombre gordo y rapado respiró hondo, y hasta ensayó una sonrisa,<br />

al ver huir, despavorido, a quien había sido enviado a molestar (una vez más)… a aquellos que<br />

cada tanto nos recuerdan que por más ventaja que pueda darle en <strong>la</strong> carrera, <strong>la</strong> luz es siempre<br />

más veloz que <strong>la</strong> oscuridad.<br />

Con el correr de los años, iría cobrando forma el mito de que en esos días, mientras grababan esa<br />

fantástica canción, que se terminó l<strong>la</strong>mando “Bril<strong>la</strong> tú, diamante loco”, inicialmente dedicada a<br />

quien fuera su primer líder (que terminó yéndose luego de grabar el primer disco, y poco después<br />

enloquecer); los músicos de Pink Floyd se vieron sorprendidos por <strong>la</strong> inesperada presencia en <strong>la</strong><br />

cabina de control de un hombre gordo, rapado, con <strong>la</strong>s cejas afeitadas, que vestía un mameluco<br />

b<strong>la</strong>nco y llevaba un bolso marinero. Ninguno lo reconoció en un principio, hasta que Roger<br />

miró profundamente a los ojos de ese hombre al que hacía siete años no veía. Se abrazaron y<br />

lloraron como si hubiesen pasado siglos... Aunque no llegaron a entender demasiado lo que ese<br />

hombre les decía, conversaron muy emocionados unos cuantos minutos. Y no volvieron a ver<br />

más a Syd Barret, aquel que les enseñó los secretos del viaje al sonido, que llegó lejos, muy<br />

lejos… más lejos que ellos tal vez. Y que al nunca más volver, les enseñó también donde está<br />

el límite del cual no se puede volver. Justamente para que vuelvan y puedan seguir contando el<br />

cuento… que Syd no pudo continuar, al menos hasta ese día.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 22<br />

ROLY SALVATIERRA<br />

Gloria Mariño - http://aguacateyfresas.blogspot.com


2<br />

Notas y ensayos<br />

DIVAGACIONES ACERCA DEL LENGUAJE, LA PERCEPCIÓN<br />

Y LA LOCURA DE UN FILÓSOFO FRANCÉS<br />

DE APELLIDO MERLEAU PONTY<br />

Estimado lector, quiero que nos entendamos<br />

desde el principio y que conozca mis más<br />

profundas intenciones. Quiero que sepa que<br />

sólo deseo confundirlo.<br />

Entonces, podría hab<strong>la</strong>rle de esta melodía que<br />

ahora mismo escucho o decirle “campo, una<br />

pequeña casita envuelta en distancia y tiempo,<br />

salpicada de viento y olvido, <strong>la</strong> soledad”.<br />

Pero no me entendería, no, y no es que pueda<br />

yo descifrar <strong>la</strong> realidad mejor que usted, no.<br />

Es sólo que cuando digo “casita” usted no<br />

puede ver<strong>la</strong> como <strong>la</strong> veo yo, como <strong>la</strong> he visto<br />

yo realmente, y digo “envuelta en distancia”<br />

y usted imagina otras distancias y no puede<br />

figurarse <strong>la</strong> envoltura. Y si pudiera imaginar<br />

tan fielmente como verdaderamente he visto<br />

yo aquel<strong>la</strong> casita no podría decírmelo ¿Cómo<br />

transformar <strong>la</strong> pura realidad en pa<strong>la</strong>bras? Las<br />

pa<strong>la</strong>bras empobrecen <strong>la</strong>s ideas, <strong>la</strong>s acotan, <strong>la</strong>s<br />

banalizan; hay un universo delicado y precioso<br />

dentro nuestro que no puede salir, que<br />

se siente atrapado, impedido, maniatado, un<br />

universo que quiere gritar, anunciar al mundo<br />

su verdad. Pero su exc<strong>la</strong>mación es muda y <strong>la</strong>s<br />

pa<strong>la</strong>bras por demás torpes. Alguien dijo que<br />

tan sólo el silencio es grandeza y lo demás<br />

mera debilidad.<br />

Pero me dice que usted podría comunicármelo,<br />

que tiene <strong>la</strong> habilidad y bril<strong>la</strong>ntez necesarias<br />

para lograrlo. Y aún así, no, estimado lector,<br />

no puede, no sabe si yo puedo entender como<br />

quiere lo que usted dice, y de entenderlo nunca<br />

sabría, al igual que yo, si lo ha interpretado<br />

Por Diego Orcoyen<br />

dorcoyen@hotmail.com<br />

correctamente. <strong>De</strong> este modo siento cualquier<br />

esfuerzo a <strong>la</strong> postre infructífero e inútil. Entiéndame,<br />

que no es capricho absurdo o dis<strong>la</strong>te.<br />

Hagamos <strong>la</strong> prueba: una pequeña casita envuelta<br />

en distancia y tiempo, salpicada de<br />

viento y olvido. ¿Entonces? ¿Puede ver<strong>la</strong>? ¿La<br />

pequeña casita? ¿La pequeña casita envuelta en<br />

distancia y tiempo, salpicada de viento y olvido?<br />

¿Puede ver<strong>la</strong>?... No, no puede… Y tengo<br />

miedo de que cuando digo estas cosas, usted,<br />

queridísimo lector, <strong>la</strong>s malinterprete; <strong>la</strong> so<strong>la</strong><br />

idea de aquello atormenta mi alma, me hace<br />

pensar en mis escritos arrojados humildemente<br />

al mar, en mis barquitos que ahora mismo creo<br />

ver naufragar bajo otras miradas distintas a <strong>la</strong>s<br />

de su hacedor y dios… ¿Comprende entonces<br />

cuál es mi temor? Digo pequeña casita y usted<br />

con tanta impunidad, ser injusto y frívolo ve<br />

su pequeña casita y no <strong>la</strong> mía, mancha mis<br />

pa<strong>la</strong>bras con sus pérfidos reemp<strong>la</strong>zos, con su<br />

sucia ideología. Aunque, deberá disculparme,<br />

puesto a que creo que yo tampoco puedo conocer<br />

<strong>la</strong> casita de <strong>la</strong> cual le hablo ni podré hacerlo<br />

jamás, al menos no en su totalidad.<br />

Espero que a esta altura esté tan desconcertado<br />

como lo estoy yo, o tal vez más aún.<br />

Pero para que el embrollo sea mayúsculo nos<br />

adentraremos (usted y yo, querido lector) en el<br />

pensamiento de un filósofo francés nacido en<br />

Rochefort-sur-Mer el 14 de marzo de 1908, y<br />

que se sitúa en <strong>la</strong> corriente fenomenológica y<br />

existencialista; Maurice Merleau Ponty. ¿Qué<br />

significan nuestras pa<strong>la</strong>bras para nosotros<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


mismos y para los otros? ¿Cómo percibimos?<br />

¿Cómo conocemos el mundo y compartimos<br />

nuestras experiencias con los demás? <strong>De</strong>bemos<br />

sospechar, al menos, de quienes pregonan un<br />

lenguaje cosa, una pa<strong>la</strong>bra vacía, pa<strong>la</strong>bra herramienta.<br />

<strong>De</strong> aquellos encumbrados peritos de<br />

<strong>la</strong> fisiología, <strong>la</strong> psicología o <strong>la</strong> lingüística que<br />

predican un pensamiento “rey”, que ordena, y<br />

un cuerpo, “esc<strong>la</strong>vo”, que ejecuta órdenes sin<br />

más. <strong>De</strong>bemos enmarañarnos un poco.<br />

Hablemos. Haga <strong>la</strong> prueba. Repita junto conmigo,<br />

“una pequeña casita envuelta en distancia<br />

y tiempo, salpicada de viento y olvido”. Las<br />

pa<strong>la</strong>bras surgen, nos sorprenden de pronto, son<br />

como un tren que transporta sus propios rieles.<br />

Pensamos en pa<strong>la</strong>bras, pa<strong>la</strong>bras-pensamiento.<br />

Pero para llegar a embrol<strong>la</strong>rnos como se debe<br />

en el lenguaje según Merleau, necesitaremos<br />

hurgar un poco en su locura más general acerca<br />

de <strong>la</strong> percepción. El tratamiento del lenguaje<br />

per se, lo hal<strong>la</strong>remos hacia el final de este<br />

gran texto-confusión, aunque percibirán su<br />

presencia durante toda <strong>la</strong> exposición. Confundámonos,<br />

pues.<br />

Merleau Ponty reacciona contra <strong>la</strong>s posturas<br />

que postu<strong>la</strong>n que percibir es recordar; arremete<br />

contra estos puntos de vista del asociacionismo<br />

para los que percibir sería el experimentar una<br />

multiplicidad de impresiones que traerían consigo<br />

recuerdos que los completarían. Porque<br />

de esa forma percibir se transformaría en una<br />

operación de conocimiento en <strong>la</strong> que un objeto<br />

percibido se constituiría de sensaciones y recuerdos<br />

sin saber cuál es el límite entre ambos,<br />

cual es el límite a <strong>la</strong> invasión de los recuerdos.<br />

La percepción es, por el contrario, institución<br />

originaria de un sentido que es siempre nuevo.<br />

La percepción inaugura el conocimiento y se<br />

da en el presente de una manera total.<br />

Pero, si el objeto se constituye de <strong>la</strong> totalidad de<br />

<strong>la</strong>s experiencias, y si nunca podremos conocer<br />

el objeto en su totalidad… ¿Cómo conocemos<br />

entonces el objeto como unidad? A través de <strong>la</strong><br />

percepción, dice Merleau Ponty, <strong>la</strong> percepción<br />

cepción, 1957, p. 75<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2<br />

puede realizar <strong>la</strong> unidad del objeto. La percepción<br />

es presente, pero un presente continuo que<br />

retiene experiencias pasadas y espera futuras;<br />

esto es lo que constituye <strong>la</strong> unidad del objeto.<br />

Esto es lo que Merleau Ponty denomina “estructura<br />

de horizonte”. Es el presente el que<br />

hace posible <strong>la</strong> unidad, y esa unidad sólo puede<br />

ser entendida en <strong>la</strong> retroacción y en <strong>la</strong> protensión.<br />

“Todo presente funda definitivamente un<br />

punto del tiempo que solicita el reconocimiento<br />

de todos los demás, el objeto es, pues, visto<br />

desde todos los tiempos como es visto desde<br />

todos los lugares, y por el mismo intermediario,<br />

<strong>la</strong> estructura de horizonte” 1 .<br />

Como el presente retiene el pasado inmediato<br />

y este a su vez el pasado inmediato anterior,<br />

y como el presente efectivo es el advenir de<br />

ese pasado inmediato que fue presente, y es<br />

a <strong>la</strong> vez el pasado inmediato del futuro advenir,<br />

el presente deja de ser un presente que es<br />

enseguida destruido y pasa a ser un punto fijo<br />

que puede identificarse. Así es como <strong>la</strong> sil<strong>la</strong><br />

que ahora mismo está de<strong>la</strong>nte de mí seguirá<br />

estando al darle yo <strong>la</strong> espalda y no necesitaré<br />

darme una y otra vez vuelta hacia el<strong>la</strong> para<br />

corroborar que aún sigue allí. La estructura de<br />

horizonte resguarda <strong>la</strong> identidad del objeto al<br />

conservar en el presente lo recién visto y a <strong>la</strong><br />

vez tener los detalles de lo porvenir. Cabe destacar<br />

todavía, que <strong>la</strong> retención y <strong>la</strong> protensión<br />

en <strong>la</strong> estructura de horizonte no se tratan de<br />

un acto voluntario de mi conciencia, sino por<br />

el contrario involuntario, ya que de otro modo<br />

nos encontraríamos de<strong>la</strong>nte de una conciencia<br />

que determina.<br />

Hab<strong>la</strong> entonces de <strong>la</strong> percepción no como determinación<br />

de un a-priori, de una asociación<br />

de estímulos y recuerdos, de una representación<br />

de <strong>la</strong> conciencia, sino de una percepción<br />

instituyente, una percepción que instituye<br />

originariamente sentido y que es, por lo tanto,<br />

indeterminada. Pero esta indeterminación es<br />

1 MERLEAU PONTY, Maurice, Fenomenología de <strong>la</strong> per


positiva ya que permite un número indefinido<br />

de posibles determinaciones, el objeto queda<br />

inacabado, abierto a futuras determinaciones,<br />

ya que nuestro cuerpo nos ofrece una perspectiva<br />

posible de entre infinitas perspectivas, mi<br />

cuerpo es entonces mi punto de vista sobre el<br />

mundo.<br />

Según Merleau Ponty el cuerpo no es un cuerpo<br />

máquina que se mantiene a <strong>la</strong> expectativa de<br />

una conciencia que le ordena, el cuerpo es un<br />

sí mismo que realiza <strong>la</strong> práctica sin mediación<br />

alguna de un pensamiento que lo anteceda. El<br />

cuerpo se porta a sí mismo, se lleva en todo<br />

momento, tiene intencionalidad propia. “La<br />

conciencia es ser en <strong>la</strong> cosa por intermedio de<br />

un cuerpo” 2 . Así aprendemos un movimiento<br />

cuando el cuerpo ya lo ha comprendido y lo ha<br />

hecho parte de su mundo, y este movimiento<br />

será apuntar a <strong>la</strong>s cosas por medio de nuestro<br />

cuerpo sin intermediación de ninguna representación.<br />

La motricidad no es consecuencia de<br />

un pensamiento previo que conduce el cuerpo<br />

hacia un lugar que nos habíamos representado<br />

con anterioridad. No hay un a-priori sino<br />

que percibo porque me muevo y me muevo<br />

porque percibo. La percepción proporciona<br />

una experiencia integral de los movimientos<br />

corporales, un esquema corporal, mucho más<br />

allá de <strong>la</strong> simple suma de partes. Así, nuestras<br />

prácticas son el fruto de nuestra re<strong>la</strong>ción con<br />

el mundo, no tienen como causa el obrar de<br />

una conciencia libre que extrae de su interior<br />

<strong>la</strong>s intenciones. “Nada me determina desde<br />

afuera, no porque nada me solicite, sino, por<br />

el contrario, porque de antemano estoy fuera<br />

de mi y abierto al mundo” 3 .<br />

El mundo nos solicita y somos referencia a<br />

él; el mundo se da primeramente al cuerpo y<br />

2 Ibíd., p. 151<br />

3 MERLEAU PONTY, Maurice, El ser para sí y el ser en el<br />

mundo, La libertad, Pág. 498<br />

2<br />

luego a una conciencia que reflexiona. Es en<br />

una re<strong>la</strong>ción sin mediaciones entre el cuerpo<br />

y el mundo que se desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s prácticas.<br />

Prácticas con sentido que se desenvuelven en<br />

un espacio de situación, es decir, en un espacio<br />

vivido, fenoménico, un aquí y ahora de mi<br />

cuerpo propio que se constituye corporalidad<br />

espacial en el sentido. El cuerpo se sitúa en<br />

el mundo, constituye su punto de referencia<br />

intencional, se dirige hacia él. Así el mundo<br />

no es independiente del modo en que es para<br />

alguien y <strong>la</strong> percepción y <strong>la</strong> motricidad del<br />

cuerpo hacen posible una fisonomía, una encarnación<br />

del sentido en <strong>la</strong> cosa. Es a partir de<br />

estos sentidos disponibles que desarrol<strong>la</strong>mos<br />

nuestras prácticas actuales; estas encarnaciones<br />

de sentido instituidas en <strong>la</strong>s cosas son<br />

disponibilidades posibles que sirven de suelo y<br />

punto de partida de nuestro obrar. Y como posibles<br />

son indeterminadas positivamente. “La<br />

intención significativa nueva sólo se conoce a<br />

si misma recubriéndose de significaciones ya<br />

disponibles, resultado de actos de expresión<br />

anteriores” 4 .<br />

Asimismo el cuerpo posee <strong>la</strong> visión de su visión,<br />

el cuerpo puede verse ver por esa capacidad<br />

reflexiva que tiene en sí mismo. El sentido<br />

no es dado sino reasumido desde el otro; ser es<br />

ser con el otro, ser es ser con el mundo. Cuando<br />

me encuentro con el otro mi subjetividad se<br />

despierta. Mi subjetividad no tiene existencia<br />

antes del contacto con el otro. Pero el otro no<br />

me limita; yo tengo <strong>la</strong> posibilidad, yo instituyo.<br />

El otro no me determina, no soy su efecto, yo<br />

soy el que tengo <strong>la</strong> posibilidad de despertar mi<br />

subjetividad encontrándome con él. “El cuerpo<br />

propio es premonición del otro”, dice Merleau<br />

Ponty 5 , de ese otro que co-instituye los sentidos<br />

de mi existencia estando presente en mí.<br />

Y es aquí donde aparece explícitamente el<br />

asunto del lenguaje ya que Merleau Ponty no<br />

4<br />

MERLEAU PONTY, Maurice, Fenomenología de <strong>la</strong> percepción,<br />

El cuerpo como expresión y el hab<strong>la</strong>,1957, p. 201<br />

5<br />

MERLEAU PONTY, Maurice, Signos, 1964, p.213<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


considera sólo a <strong>la</strong> percepción como un acto<br />

originario sino que también postu<strong>la</strong> como<br />

actos de aprehensión originaria del mundo a<br />

<strong>la</strong> motricidad, a <strong>la</strong> práctica de un cuerpo y a <strong>la</strong><br />

pa<strong>la</strong>bra. El lenguaje no es <strong>la</strong> síntesis entre una<br />

materia significante y un contenido conceptual,<br />

<strong>la</strong> unidad del acto del lenguaje es anterior a<br />

cualquier distinción del pensamiento. Las teorías<br />

lingüísticas consideran a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra como<br />

representación, como algo vacío y muerto,<br />

como un mero vehículo de <strong>la</strong> significación.<br />

Pero <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es un “ahora”, un “presente”,<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es institución originaria de sentido<br />

nuevo, es una producción actual, no <strong>la</strong>stre y<br />

reproducción. Es nuestro cuerpo el que hab<strong>la</strong>,<br />

y hab<strong>la</strong> desde un aquí y un ahora. Merleau<br />

Ponty sostiene que <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra tiene un sentido<br />

que le pertenece; el sentido está directamente<br />

en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra porque <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es ya pensamiento,<br />

pienso en pa<strong>la</strong>bras; <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra no es<br />

representación, envoltura vacía; <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es<br />

pensamiento. Y si <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra surge es porque<br />

hay un cuerpo que intenta expresarse significativamente.<br />

La pa<strong>la</strong>bra es originariamente gesto y es el<br />

único gesto que puede sedimentarse. Lo que<br />

queremos decir “no es más que el exceso de lo<br />

que vivimos sobre lo que ha sido ya dicho”. 6<br />

Merleau distingue un hab<strong>la</strong> hab<strong>la</strong>da, que es el<br />

hab<strong>la</strong> sedimentada, de un hab<strong>la</strong> hab<strong>la</strong>nte, que<br />

es <strong>la</strong> significación naciente. El hab<strong>la</strong> hab<strong>la</strong>da<br />

es un pasado que puedo recuperar desde un<br />

presente con un sentido nuevo; integra el<br />

conjunto de mis disponibilidades. “Hay un<br />

lenguaje constituido. Pero lo superamos, a cada<br />

momento, en <strong>la</strong> dirección de una nueva institución<br />

que no está, sin embargo, comprendida<br />

en el origen temporal del lenguaje sino que<br />

aparece como siendo singu<strong>la</strong>rmente realizado<br />

en cada uno de los actos de hab<strong>la</strong>” 7 .<br />

6<br />

MERLEAU PONTY, Maurice, Elogio de <strong>la</strong> Filosofía, El<br />

lenguaje indirecto y <strong>la</strong>s voces del silencio, 1964, p. 120<br />

7<br />

SAVRANSKY, Carlos F., Para una teoría de <strong>la</strong> práctica.<br />

Ensayo sobre <strong>la</strong> poiética de <strong>la</strong> obra, p. 149<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2<br />

Espero que haya sido lo bastante poco c<strong>la</strong>ro y<br />

que usted, como yo, entienda cada vez menos<br />

del asunto. Me conformo con que haya quedado<br />

c<strong>la</strong>ro que cuando diga “una pequeña casita<br />

envuelta en distancia y tiempo, salpicada de<br />

viento y olvido” usted no pretenda ver mi casita;<br />

y le aseguro que yo también he aprendido<br />

<strong>la</strong> lección: no pretenderé que usted vea lo que<br />

yo. Haga usted su propia casita envuelta en distancia<br />

y tiempo, salpicada de viento y olvido;<br />

póngale tejas de estilo francés si así lo desea,<br />

edifíque<strong>la</strong> con <strong>la</strong>drillo a <strong>la</strong> vista o en piedra<br />

Mar del P<strong>la</strong>ta, si muere por ello. Por mi parte<br />

sólo decirle que esta situación irremediable ya<br />

no me afecta como cuando transitábamos los<br />

primeros párrafos de esta gran confusión y lo<br />

acusaba a usted de ser injusto y frívolo por ver<br />

su casita y no <strong>la</strong> mía; haga usted lo que quiera.<br />

A esta altura estoy bien confundido… y espero<br />

que usted también. Cordiales saludos.<br />

Débora Pereyra


ANCALAO FURIOSO<br />

O LA JUSTICIA INSUFICIENTE<br />

Homero a Agamenón victorioso hizo,<br />

y viles y f<strong>la</strong>cos a troyanos;<br />

que Penélope fiel fuese a su esposo<br />

salvada por <strong>la</strong> maña de sus manos.<br />

Pues si quieres saber lo fabuloso,<br />

vuelve al contrario aquellos versos vanos:<br />

los griegos rotos, Troya vencedora,<br />

y que fue deshonesta esa señora.<br />

Ariosto – ¨Or<strong>la</strong>ndo furioso¨<br />

Por Carlos Enrique Carto<strong>la</strong>no<br />

cecarto<strong>la</strong>no@hotmail.com<br />

http://<strong>la</strong>trampadearena.blogspot.com<br />

http://diasporasur.wordpress.com<br />

1. La furia y los personajes<br />

La furia es del contrariado, del que ha probado infinidad de caminos y en todo tránsito se ha<br />

extraviado, o ha llegado allí donde justamente no quería ir. También parece ser <strong>la</strong> del sometido,<br />

expoliado, engañado, que mantiene fuerzas aunque más no sea para enfurecerse.<br />

<strong>De</strong> manera que ese enojo, esa irritación generalizada, capaz de neutralizar sentimientos, incluye<br />

<strong>la</strong> violencia para llegar al escalón de <strong>la</strong> furia y admite, más de una vez, un agente externo. Y<br />

ese desencadenante es casi invariablemente <strong>la</strong> injusticia, o <strong>la</strong> ausencia de justicia, y hasta su<br />

administración insuficiente.<br />

Como si volviéramos a ser convocados por el propio Quijote (1), consultemos a Ariosto (2), que<br />

de furias sabe más que el propio Or<strong>la</strong>ndo, y obtendremos una fórmu<strong>la</strong> económica:<br />

Injustísimo amor… que es el disparador o tema central<br />

en mar de mil pasiones, como si <strong>la</strong> paz ya no fuera asequible<br />

<strong>De</strong> quien desea mi amor, quieres que huya<br />

y por quien me odia muera o me destruya: por lo que c<strong>la</strong>ramente el destino de Or<strong>la</strong>ndo<br />

contrariado es <strong>la</strong> furia (3).<br />

Cuando leemos esta nove<strong>la</strong> en verso, o este extenso poema –como se prefiera–, tenemos <strong>la</strong><br />

sensación de que ninguno de los personajes ha logrado alcanzar sus metas. Más allá de que<br />

concibamos al hombre con <strong>la</strong> potestad de fijarse un destino, o bien creamos que <strong>la</strong> evolución del<br />

espíritu es sólo una, lo cierto es que todos en el texto terminan ¨equitativamente¨ derrumbados.<br />

Or<strong>la</strong>ndo, poderoso caballero, ha sido afectado de tal modo que se ha vuelto fuera de sí; Zerbino<br />

ha sido muerto por <strong>la</strong> fuerza de Mandricardo; por igual, <strong>la</strong> falibilidad es <strong>la</strong> intersección donde<br />

se encuentran todos los personajes de <strong>la</strong> obra (4).<br />

Y justamente es en este yerro final, en <strong>la</strong> fragilidad humana, en todo lo que contribuye a que<br />

nada sea como se pensó que debía ser, donde se asienta <strong>la</strong> furia de Or<strong>la</strong>ndo. ¡Y también <strong>la</strong> de<br />

Francisco Anca<strong>la</strong>o!<br />

¿Qué tiene que ver el vorogano Anca<strong>la</strong>o, Sargento Mayor y jefe de <strong>la</strong> guarnición de indios amigos<br />

de <strong>la</strong> Fortaleza Protectora Argentina? Pues lo que queda referenciado en el expediente abierto<br />

el 2 de mayo de 1848, y de instrucción concluida nueve días después (5), y que comenzara con<br />

el parte dirigido por el Comandante del fortín, Teniente Coronel José Luis Pa<strong>la</strong>vecino, al Juez<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra<br />

2


de Paz y Comercio, José María Hidalgo.<br />

El documento consigna que el amigo Francisco Anca<strong>la</strong>o se presentó denunciando que en <strong>la</strong> noche<br />

anterior y en el interior de su toldo fue sorprendido el paisano Martín Montenegro, tratando de<br />

robarle prendas personales. Que por esa razón se vio obligado a defenderse, hiriendo y reduciendo<br />

al eventual <strong>la</strong>drón. Para entonces, el Comandante había puesto preso a Montenegro, si bien su<br />

privación de <strong>la</strong> libertad se reducía a una vigi<strong>la</strong>ncia en el hospital en el que estaba convaleciente<br />

y muy seriamente limitado en <strong>la</strong> motricidad por causa de <strong>la</strong>s heridas inferidas por el indio. Junto<br />

con el escrito de iniciación, el militar fortinero acompañó <strong>la</strong>s prendas robadas, ¨cuerpo del delito¨<br />

que detalló como sigue (<strong>la</strong> ortografía es original del documento):<br />

¨Unas espue<strong>la</strong>s grandes de p<strong>la</strong>ta; un puñal con bayna y cavo de p<strong>la</strong>ta; una daga con su bayna;<br />

un poncho inglés; un mandil de algodón y un retazo de lienzo…¨ (6).<br />

<strong>De</strong>notando un contenido ideológico peculiar, ha dicho Néstor Luis Montezanti, a propósito de<br />

este mismo hecho y expediente judicial:<br />

¨Un botín aparentemente inexplicable en poder de un indio, y capaz de justificar una temeridad<br />

como <strong>la</strong> achacada a Montenegro. Es que los indios ´amigos´ eran tales debido a convenios con<br />

el Gobierno provincial, que incluían muchas generosidades por parte de éste. Las prendas dan<br />

una idea del poder de Anca<strong>la</strong>o…¨ (7).<br />

Por lo que no so<strong>la</strong>mente resultará discriminatoria <strong>la</strong> escasa justicia administrada por el Juez de<br />

Paz y Comisario, sino que ciento sesenta años después uno de los comentaristas del acontecimiento<br />

dudará primero de <strong>la</strong> víctima y sólo en segundo lugar del victimario. Pareciera que el<br />

poder que el propio gobierno, y en forma inmediata el comandante de <strong>la</strong> fortaleza asignaran a<br />

Francisco Anca<strong>la</strong>o no es legítimo o carece de merecimientos. También se deja entrever en <strong>la</strong><br />

opinión de Montezanti que este aborigen mapuche de <strong>la</strong> parcialidad vorogana había obtenido<br />

esas prendas ¨preciosas¨ como un regalo inmerecido, o que nada había hecho para ganárse<strong>la</strong>s,<br />

o que su derecho sobre <strong>la</strong>s mismas era limitado por no haber<strong>la</strong>s adquirido en tráfico comercial,<br />

ni con sus dineros.<br />

¡F<strong>la</strong>cos precios pagaba el gobierno rosista por estas vidas aborígenes! ¡Si los regalos perseguían<br />

<strong>la</strong> mansedumbre frente a <strong>la</strong> muerte, cuando se armaban <strong>la</strong>s columnas con <strong>la</strong>s indiadas de Anca<strong>la</strong>o,<br />

de Antenao y de Linares a <strong>la</strong> cabeza! ¡Si era razonable para un cristiano de 1848 considerar<br />

inferior al indio, destinándolo a <strong>la</strong> ¨natural¨ masacre, tratándolo como ¨carne de cañón¨! ¡Pero<br />

pensar en esa misma dirección en 2005, Dr. Montezanti…! ¡Esto continúa resultando inadmisible,<br />

por su inmoralidad, por ser brutal y primitivo, propio de procedimientos nazis para <strong>la</strong><br />

depuración étnica! (8).<br />

La injusticia. La violencia ejercida sobre los bienes y <strong>la</strong> familia de Francisco Anca<strong>la</strong>o. Su discriminación,<br />

considerándoselo inferior. Y además, proviniendo todo esto de cristianos que han<br />

invadido su toldo. Como si fuera necesario comenzar otra vez, seguir agachándose y asintiendo<br />

a todo lo que les cayera de los milicos, a costa de dolor y sufrimiento. ¡Vaya infortunio! ¡Enorme<br />

es el daño que experimentan Anca<strong>la</strong>o y los suyos!<br />

Es <strong>la</strong> furia del indio amigo que, contrariado, ha respondido con ferocidad <strong>la</strong> agresión del sarraceno<br />

Montenegro. A tal punto que el <strong>la</strong>drón salvó su vida de mi<strong>la</strong>gro. ¿Tanta fue <strong>la</strong> saña del<br />

bandido? ¿Tanta <strong>la</strong> del pa<strong>la</strong>dín carolingio redivivo? ¡Y fíjese, si no…!<br />

¨El detalle de <strong>la</strong>s heridas que padece Martín Montenegro es espeluznante y pone de manifiesto<br />

<strong>la</strong> ´decisión´ con que Anca<strong>la</strong>o reprimió el atentado…¨ continúa diciendo intencionadamente<br />

Montezanti (9). Porque el informe del médico Sixto Laspiur, que ¨salva¨ de los grillos a Mon-<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2


tenegro es abrumador:<br />

¨… <strong>De</strong>talle de haber curado en el Hospital de <strong>la</strong> Fortaleza al paisano Martín Montenegro de<br />

heridas contusas a <strong>la</strong> cabeza, una herida de <strong>la</strong> más consideración en <strong>la</strong> cara, abajo del arco<br />

cigomático del <strong>la</strong>do izquierdo, vertical más profunda en <strong>la</strong> parte superior en <strong>la</strong> extensión de una<br />

pulgada que interesa <strong>la</strong> piel, el elevador del <strong>la</strong>bio superior, el buccinador y el ángulo orbicu<strong>la</strong>r<br />

de los <strong>la</strong>bios, y trozada <strong>la</strong>s arterias <strong>la</strong>bial superior y infraorbitaria. Además otra herida de poca<br />

consideración que ha trozado transversalmente <strong>la</strong> oreja del mismo <strong>la</strong>do. Todas estas heridas<br />

son hechas con instrumentos contundentes, esta circunstancia y <strong>la</strong> mucha pérdida de sangre lo<br />

tiene al herido en un estado delicado, de todo lo cual el que firma pone en su conocimiento a<br />

los fines que sean de superior aprobación…¨ (10).<br />

Un mayor detalle surge de un nuevo inventario cuando ya ha comenzado <strong>la</strong> instrucción judicial:<br />

¨… que una de <strong>la</strong>s espue<strong>la</strong>s está quebrada, que el puñal también tiene cubo de p<strong>la</strong>ta, que<br />

<strong>la</strong> vaina de <strong>la</strong> daga está guarnecida en metal amarillo, que el poncho inglés está listado a lo<br />

<strong>la</strong>rgo de b<strong>la</strong>nco y azul, que el mandil de algodón es punzó y b<strong>la</strong>nco y que el retazo de liencillo<br />

es como de vara y media <strong>la</strong>rgo…¨ (11).<br />

¿Pero qué fue lo que pasó en los toldos de Anca<strong>la</strong>o aquel<strong>la</strong> noche?<br />

<strong>De</strong>jemos que nos de una idea Ariosto, y después ciñámonos a <strong>la</strong>s crónicas de partes y testigos:<br />

Quizás que fue por Dios apresurada<br />

<strong>la</strong> noche, de piedad de su hechura;<br />

<strong>la</strong> campiña de sangre fue regada<br />

y vuelta en <strong>la</strong>go <strong>la</strong> carrera dura.<br />

A ochenta mil dio muerte cruda espada,<br />

sin los heridos libres por ventura:<br />

lobos <strong>la</strong> noche y rústicos bajaron,<br />

unos comieron y otros desnudaron.<br />

A quién cabeza y vientre, a quién el pecho,<br />

a quién el brazo rompe, a quién <strong>la</strong> pierna,<br />

el que no muere queda contrahecho,<br />

deja al menos herido <strong>la</strong> caverna.<br />

Rompe lomos y huesos, y de hecho,<br />

cual hace losa grande en una tierna mata,<br />

llena de víboras juntadas, que el sol<br />

de invierno toman descuidadas.<br />

Rebullen no sé cuántas al instante:<br />

una muere, otra coja o derrabada<br />

queda, y cual sin mover lo de de<strong>la</strong>nte,<br />

en vano ondea <strong>la</strong> co<strong>la</strong> allí cortada.<br />

Otra, que fue entre todas bienandante,<br />

Silbando entre <strong>la</strong> hierba va emboscada.<br />

El golpe horrible fue, mas no es mirado,<br />

pues que lo hizo don Roldán airado (12).<br />

2<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


2. Los hechos violentos<br />

Nuestro pa<strong>la</strong>dín, el indio amigo Francisco Anca<strong>la</strong>o, que por entonces tenía unos treinta y cinco<br />

años, fue el primero en dec<strong>la</strong>rar, a pocas horas de los hechos y aún ocupado por los últimos<br />

vagidos furiosos. <strong>De</strong>c<strong>la</strong>ró bajo juramento y no firmó.<br />

Era noche cerrada y él dormía junto con su familia, cuando despertó por haber escuchado ruidos<br />

y pudo ver a su mujer siguiendo a un paisano que huía cargando sus prendas. El <strong>la</strong>drón había<br />

echado mano de cuchillos, espue<strong>la</strong>s y otras prendas que Anca<strong>la</strong>o atesoraba en un cajón ubicado<br />

junto a su lecho. Y saltó desnudo del jergón para perseguir al <strong>la</strong>drón que se dirigía al toldo de<br />

Fermín, aunque ya su china lo había alcanzado y en ese mismo momento recibía fuertes golpes<br />

propinados con el facón recién robado. <strong>De</strong> manera que Anca<strong>la</strong>o ¨… alcansó al <strong>la</strong>drón y agarrándolo<br />

por los cabello lo tiró al suelo, se le puso en sima <strong>la</strong> quitó <strong>la</strong>s prendas robadas tirándo<strong>la</strong>s<br />

a un <strong>la</strong>do incluso el puñal, el facón y <strong>la</strong>s espue<strong>la</strong>s de p<strong>la</strong>ta y agarrando una de dichas espue<strong>la</strong>s<br />

con <strong>la</strong> mano izquierda le apretó <strong>la</strong> garganta al <strong>la</strong>drón y con <strong>la</strong> derecha le pegó con <strong>la</strong> espue<strong>la</strong><br />

por <strong>la</strong> cara y <strong>la</strong> cabeza en términos que <strong>la</strong> rompió; que en tanto el <strong>la</strong>drón se defendía a mordiscones:<br />

resultando el dec<strong>la</strong>rante con tres mordiscos en su cuerpo: que este caso comensó a<br />

l<strong>la</strong>mar a gritos a Fermín, que en inmediatamente llegó hallí así como su muger y varias Chinas<br />

y condujeron al <strong>la</strong>drón al toldo del dec<strong>la</strong>rante…¨ (13).<br />

Posteriormente, continuó re<strong>la</strong>tando Anca<strong>la</strong>o, fueron con Fermín a denunciar los hechos al Sargento<br />

Mayor Francisco Iturra (14), quien hizo conducir al <strong>la</strong>drón y prendas robadas a su presencia<br />

al solo efecto de favorecer el conocimiento de Pa<strong>la</strong>vicino. Sostuvo también el jefe indígena que<br />

nunca había visto a Montenegro, y que lo reputaba único autor del delito.<br />

<strong>De</strong>spués dec<strong>la</strong>raron <strong>la</strong> china Micae<strong>la</strong>, de unos veinticinco años, mujer de Anca<strong>la</strong>o, y Fermín,<br />

<strong>la</strong>dero de Francisco, de treinta y ocho años. Ambos juraron ¨por el sol que nos alumbra¨, a quien<br />

adoran, y tampoco firmaron.<br />

Fermín fue el que confirmó <strong>la</strong> furia de Francisco Anca<strong>la</strong>o. Refirió que tan enojado estaba con<br />

Montenegro que quería degol<strong>la</strong>rlo, a lo que él se opuso, convenciéndolo de que lo dejasen atado<br />

en el toldo hasta el amanecer. Micae<strong>la</strong> dijo haber recibido un tajo en su cara, por una cuchil<strong>la</strong>da<br />

de Montenegro, como así refirió que Anca<strong>la</strong>o había recibido varios mordiscos en diversas partes<br />

de su cuerpo durante <strong>la</strong> refriega.<br />

Segundo acto discriminatorio: como condenando <strong>la</strong> ¨injustificada¨ furia desatada por Anca<strong>la</strong>o,<br />

no se dejó constancia ninguna de <strong>la</strong> gravedad de <strong>la</strong>s heridas recibidas por los tres aborígenes,<br />

ni menos aún de que se prestasen atención y curaciones.<br />

La versión que contó Montenegro cuatro días después, cuando parecía ya parcialmente repuesto,<br />

contradijo <strong>la</strong> de los indios amigos. Refirió el paisano que <strong>la</strong> noche del hecho había estado bebiendo<br />

aguardiente y jugando a <strong>la</strong>s cartas en <strong>la</strong> pulpería de Estanis<strong>la</strong>o Araque (15), en compañía de<br />

otros ocupados como él en quehaceres del campo. Que había ganado bastante para lo habitual<br />

y que ya bastante afectado por <strong>la</strong> bebida, salió hacia <strong>la</strong> pulpería de Felipa Araque (16), aunque<br />

encontrándo<strong>la</strong> cerrada, terminó bebiendo en lo de Juana Seguel (17), en compañía de otros, entre<br />

los que se encontraba Juan Peralta. A partir de ese momento, Montenegro no recordaba nada<br />

más, ya que a continuación se despertó en <strong>la</strong> toldería de los Anca<strong>la</strong>os, desnudo, <strong>la</strong>stimado y<br />

fuertemente atado. Sin embargo dice que puede referir lo re<strong>la</strong>tado por Peralta que lo ha visitado<br />

en su prisión horas antes de <strong>la</strong> dec<strong>la</strong>ración.<br />

Dijo Peralta que, junto con Ignacio Becerra, llevaron a Montenegro a dormir a casa de Petrona<br />

Correa (18), ya que estaba tan borracho que no se bastaba a sí mismo. Que después Becerra y un<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 0


tal Agustín López pasaron a buscar a Montenegro para llevarlo a un baile. Y que en apariencia<br />

lo dejaron en <strong>la</strong> toldería de los indios amigos, después de haberlo robado. Y sostenía el <strong>la</strong>drón,<br />

a su vez víctima, que los indios lo estropearon ¨… tan ma<strong>la</strong>mente porque lo vieron embreagado,<br />

o quizás zelosos porque creyeron que iba a buscar alguna de sus chinas…¨ (19).<br />

Nueva discriminación: que a todas luces quien entrase para robar en <strong>la</strong> toldería es quien seguramente<br />

salió robado de lo ganado en el juego de naipes. Que fueron los indios quienes facilitaron<br />

el robo de ambos cristianos en terreno neutral, y seguramente participando de lo obtenido. ¡Como<br />

<strong>la</strong>s únicas heridas certificadas y atendidas eran <strong>la</strong>s de Montenegro!<br />

Como no logra el instructor dar con Peralta que se ha ausentado al Arroyo del Sauce, sienta<br />

al testigo Ignacio Becerra –aparentemente uno de los nuevos <strong>la</strong>drones–, que es en realidad un<br />

Soldado de <strong>la</strong> Segunda Compañía del primer Regimiento de Dragones de <strong>la</strong> Nueva Frontera.<br />

Dice vivir junto con el otro citado Agustín López en <strong>la</strong> casa de Petrona Correa, donde justamente<br />

llevaron al borracho para que allí durmiera. El antes nombrado López era también soldado, esta<br />

vez del Regimiento de B<strong>la</strong>ndengues de <strong>la</strong> Nueva Frontera. Ambos –Becerra y López– negaron<br />

que lo hubieran conducido a alguna parte y sostuvieron que sólo mucho después se enteraron<br />

de que Montenegro se había ido de <strong>la</strong> casa de Petrona Correa sin esperarlos. Disienten además<br />

con que el borracho llevara mucho dinero encima, y calcu<strong>la</strong>n que no tendría más que cuarenta<br />

pesos, producto de <strong>la</strong> venta de unos botones de p<strong>la</strong>ta que había concretado horas antes con Pío<br />

Iturra (20). Y que además con este dinero era que había adquirido <strong>la</strong>s bebidas que ingirió. A su<br />

vez, Becerra atribuye el dinero que lleva encima a lo ganado con los naipes en <strong>la</strong> pulpería de<br />

Juana Pérez (21), habiendo jugado allí merced a un préstamo que le hiciera el Sargento Ramírez.<br />

Tanto Petrona Correa, como el soldado López y el Sargento Ramírez confirmaron los dichos de<br />

los dec<strong>la</strong>rantes previos.<br />

3. Justicia insuficiente, si es que hay justicia<br />

Como era de suponerse, Anca<strong>la</strong>o furioso no merecía ninguna justicia, ya que el principal agresor<br />

había sido él. Porque ¨… a juicio del Fiscal se cré no haber habido tal robo, y sí que los indios<br />

para cubrir <strong>la</strong> gravedad del delito que habían cometido han inventado el robo: pues de ningún<br />

modo el Acusado pudo haber entrado en un toldo obscuro, robar rápidamente tantas prendas y<br />

escapar con el<strong>la</strong>s sin tener antecedente ni conocimiento alguno en los toldos…¨ (22).<br />

<strong>De</strong> manera que al cierre de <strong>la</strong>s actuaciones <strong>la</strong> familia de los Anca<strong>la</strong>o fue culpable de dos delitos<br />

de ninguna manera probados: el robo de un dinero que portaba Montenegro (¿lo llevaba?) y<br />

lesiones inferidas al paisano que jamás quiso robar nada…<br />

Aquí no pasó nada, parecían decir los papeles formales incapaces de hacer justicia por <strong>la</strong> so<strong>la</strong> y<br />

escasa letra. Y los indios amigos no recibieron tampoco pena, porque aún se los necesitaba para<br />

atajar malones ¡y bastante tenían con eso!<br />

Por lo que Pa<strong>la</strong>vicino remitió <strong>la</strong>s actuaciones al Juez de Paz diciéndole:<br />

¨El infrascripto remite á U. <strong>la</strong> indagación seguida al Paysano Martín Montenegro por <strong>la</strong> que no<br />

resultan pruebas para proceder en juicio contra dicho Paysano, por no haber testigos presenciales;<br />

por cuyo motivo el infrascripto es de opinión se le lebante el Arrestro al Paysano Montenegro,<br />

y después de sanar de sus dolencias, sea apercibido seriamente para los subsecivo en andar<br />

bagando noturnamente por los Toldos de los indios amigos, por lo que sehá hecho sospechoso<br />

y digno de un castigo ejemp<strong>la</strong>r, sin embargo de no habérsele podido probar el robo, tampoco<br />

se puede decir que no lo ha cometido, por cuando hecha por disculpa <strong>la</strong> embriaguez…¨<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


¨Las prendas de su referencia pertenecientes al Capitanejo amigo Anca<strong>la</strong>o, le han sido entregadas<br />

por el conducto del Sargento Mayor Dn Francisco Iturra…¨.<br />

¨Dios guarde á V.M.A.¨ (23).<br />

Injustísimo amor… continuó exc<strong>la</strong>mando Ariosto, con tono severamente admonitorio. La injusticia,<br />

en efecto, había cambiado <strong>la</strong> vida a más de uno bajo el mismo sol. Al paisano seriamente<br />

<strong>la</strong>stimado. Al Sargento Mayor Anca<strong>la</strong>o, con su furia comiéndole el corazón y una espue<strong>la</strong> de<br />

p<strong>la</strong>ta rota. A <strong>la</strong> china Micae<strong>la</strong>, con su joven carita marcada. A todos los habitantes de <strong>la</strong> toldería,<br />

que una vez más sirvieron para explicar con argumentos mentirosos los desaguisados de cristianos<br />

usurpadores. Al gobierno de Buenos Aires, que admitió por razones de distancia que los<br />

pulperos y <strong>la</strong>s pulperas continuaran haciendo su negocio porque era <strong>la</strong> única forma de mantener<br />

quietos a los rebeldes. Así como permitiendo que los oficiales de <strong>la</strong> Fortaleza se enriquecieran<br />

con negocios marginales, con tal de que no abandonaran su mojón.<br />

Gracias al menos que –como decíamos en el epígrafe– <strong>la</strong> actuación escrita permitiera seccionar<br />

un capítulo de historia con mínimas certezas. Aún cuando una de el<strong>la</strong>s fuera <strong>la</strong> injusticia. Y que<br />

una vez más los escritores nos transformáramos en árbitros. Ignorado pero insobornable referato<br />

el nuestro, que permite cantar al justo y rec<strong>la</strong>mar al miserable. Como ha dicho Ariosto:<br />

Oye bien, pues, <strong>la</strong> fama que ha dejado Elisa,<br />

siendo casta a su marido,<br />

que por ma<strong>la</strong> entre gentes ha quedado<br />

sólo porque Marón mal <strong>la</strong> ha querido.<br />

Y no te maravilles si he hab<strong>la</strong>do<br />

sin orden, por pasión que me ha corrido;<br />

que yo a escritores amo, y c<strong>la</strong>ro muestro<br />

que escritor también fui al mundo vuestro.(24)<br />

Y entonces sea dicho: Verba vo<strong>la</strong>nt; scripta manent. (25)<br />

__________________________________________________________<br />

(1) En <strong>la</strong> introducción a ¨Don Quijote de <strong>la</strong> Mancha¨ de Miguel de Cervantes Saavedra, leemos con particu<strong>la</strong>r goce<br />

el soneto ¨Or<strong>la</strong>ndo furioso a don Quijote de <strong>la</strong> Mancha¨:<br />

Si no eres par, tampoco le has tenido:<br />

que par pudieras ser entre mil pares,<br />

ni puede haberle donde tú te hal<strong>la</strong>res,<br />

invicto vencedor, jamás vencido.<br />

Or<strong>la</strong>ndo soy, Quijote, que, perdido<br />

por Angélica, vi remotos mares,<br />

ofreciendo a <strong>la</strong> Fama en sus altares<br />

aquel valor que respetó el olvido.<br />

No puedo ser tu igual, que este decoro<br />

se debe a tus proezas y a tu fama,<br />

puesto que, como yo, perdiste el seso;<br />

mas serlo has mío, si al soberbio moro<br />

y cita fiero domas, que hoy nos l<strong>la</strong>ma<br />

iguales en amor con mal suceso.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2


(2) Ariosto, Ludovico: Poeta italiano nacido en Regio Emilia en 1474 y muerto en Ferrara en 1533. Con él, el Renacimiento<br />

italiano alcanzó su cenit. Miembro de una familia aristocrática, ya desde joven recibió el apoyo de <strong>la</strong><br />

casa de Este, una familia de mecenas renacentistas en cuya corte permaneció de 1503 a 1517. Hombre de mundo y<br />

artista refinado, su gran poema es el Or<strong>la</strong>ndo furioso, que comenzó en 1506 y publicó en 1516, aunque <strong>la</strong> corrección<br />

definitiva no <strong>la</strong> concluyó hasta 1532.<br />

(3) Pertenece a Or<strong>la</strong>ndo Furioso de Ludovico Ariosto. El texto completo de <strong>la</strong> octavil<strong>la</strong> (italiana) citada es el siguiente:<br />

Injustísimo Amor ¿por qué tan raro<br />

nuestros deseos conformas y opiniones?<br />

¿<strong>De</strong> dó, pérfido, viene serte caro<br />

querer discordes ver dos corazones?<br />

Al vado ir no me dejas, fácil, c<strong>la</strong>ro;<br />

y llévame por mar de mil pasiones.<br />

<strong>De</strong> quien desea mi amor, quieres que huya<br />

y por quien me odia muera o me destruya.<br />

El Or<strong>la</strong>ndo furioso (1532) constituye una continuación del poema épico inacabado Or<strong>la</strong>ndo enamorado, del poeta<br />

italiano Matteo María Bojardo, y trata del amor del pa<strong>la</strong>dín Or<strong>la</strong>ndo por Angélica, en el marco de <strong>la</strong>s leyendas de<br />

Carlomagno y de <strong>la</strong> guerra de los caballeros cristianos contra los sarracenos. Obra maestra del Renacimiento, se estructura<br />

en <strong>46</strong> cantos compuestos en ágiles octavil<strong>la</strong>s, y en él Ariosto hace ga<strong>la</strong> de profundo lirismo, de extraordinaria<br />

imaginación y habilidad narrativas y de un finísimo sentido del humor.<br />

Considerado por muchos críticos como uno de los mejores poemas épicos de todos los tiempos por su vigor y dominio<br />

técnico del estilo, toda <strong>la</strong> obra pretende rendir tributo a <strong>la</strong> familia de Este, protectora del poeta, encarnada en<br />

<strong>la</strong> figura de su ilustre fundador Ruggero, cuya vida aparece transmutada y enaltecida en <strong>la</strong> figura del héroe Or<strong>la</strong>ndo.<br />

Popu<strong>la</strong>r de inmediato en toda Europa a partir de su publicación en 1516, el poema influyó decisivamente en los<br />

poetas renacentistas.<br />

Su primera traducción al castel<strong>la</strong>no data de 1549 y fue debida a Jerónimo de Urrea. Las posteriores copiaron con<br />

escasas variantes a <strong>la</strong> citada, por lo que los textos que reproducimos son muy simi<strong>la</strong>res a los del siglo XVI. Recién<br />

en los últimos años, se editó en España una nueva versión debida al traductor Micó, cuyo arribo a Buenos Aires<br />

parece demorado.<br />

(4) Testimonio de Roberto Cruz Núñez en www.furioso-or<strong>la</strong>ndo.blogspot.com<br />

(5) Este expediente se conservó en <strong>la</strong> ex Alcaldía de Paz, Sección Primera de Bahía B<strong>la</strong>nca. Actualmente se encuentra<br />

en poder del Centro de Abogados de <strong>la</strong> misma ciudad.<br />

(6) Expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca. Por ¨mandil¨ se entiende ¨de<strong>la</strong>ntal¨, bien de cintura o<br />

bien de cuerpo entero, para protección de <strong>la</strong>s prendas de vestir.<br />

(7) Néstor Luis Montezanti ¨Un curioso procedimiento penal en 1848¨, en www.educar-argentina.com.ar, julio<br />

2005.<br />

(8) Véanse al respecto consideraciones ampliadas en ¨Indios amigos¨ del mismo autor. En www.diasporasur.wordpress.com.<br />

(9) Néstor Luis Montezanti, op cit.<br />

(10) Actuaciones del expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca. Hemos analizado el vocabu<strong>la</strong>rio de<br />

Sixto Laspiur, entre tempranamente científico y curioso. Y entre otras cosas, hemos constatado que el buccinador<br />

es el músculo de <strong>la</strong> mejil<strong>la</strong> que da forma al rostro, y que cortado que fuese, atribuyó a Montenegro el mote de ¨cara<br />

cortada¨.<br />

(11) Actuaciones del expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca.<br />

(12) Ariosto, Ludovico, op cit.<br />

(13) Expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca. Ortografía original.<br />

(14) L<strong>la</strong>mado ¨el aindiado¨, lenguaraz de primera ocupación y con consecuente excelente re<strong>la</strong>ción con los indios<br />

amigos. A continuación de Pa<strong>la</strong>vicino, fue Iturra el Comandante de <strong>la</strong> Fortaleza.<br />

(15) Posiblemente progenitor de Felipa Araque.<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


(16) Ocupaba junto con su esposo el Teniente Coronel Manuel Leyba un campo de cerca de dos mil trescientas<br />

hectáreas en el actual égido de Coronel Rosales.<br />

(17) Chilena hija de un gobernador del país vecino. Estuvo cautiva y fue liberada por el contingente del Cacique<br />

Venancio, del cual formaba parte Iturra, el lenguaraz aindiado. Con éste se casó, pasando a explotar <strong>la</strong> pulpería,<br />

mientras su esposo, sargento mayor de <strong>la</strong> Fortaleza, atendía <strong>la</strong> comercialización de cueros con absoluta primacía y<br />

c<strong>la</strong>ros privilegios.<br />

(18) Una cuarta pulpería, o un lugar donde se pensionaba o alojaba soldados, sin que existan precisiones o constancias<br />

que orienten <strong>la</strong> investigación.<br />

(19) Expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca. Ortografía original.<br />

(20) Hijo de Francisco Iturra y de Juana Seguel.<br />

(21) Era ésta <strong>la</strong> cuarta pulpería, que funcionaba en un rancho ubicado dentro del perímetro del cuartel.<br />

(22) Expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca. Ortografía original.<br />

(23) Expediente citado. Centro de Abogados de Bahía B<strong>la</strong>nca. Ortografía original.<br />

(24) Ariosto, Ludovico. Op cit.<br />

(25) ¨Lo escrito permanece. Las pa<strong>la</strong>bras son efímeras¨. Random House Mondadori, 1ra edición, página 99. Barcelona,<br />

2005. Sin embargo, téngase presente que en sus orígenes esta expresión no servía como ahora para confiar antes en<br />

el texto escrito que en <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras mortales por naturaleza. Por el contrario, con <strong>la</strong> frase se loaba a <strong>la</strong> libertad de lo<br />

verbal, por sobre lo inmóvil e improductivo de <strong>la</strong> letra escrita.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Débora Pereyra


ACERCA DE LA LITERATURA DE ROSARIO<br />

Y SU CONFLICTIVO LUGAR EN LOS ESPACIOS ACADÉMICOS<br />

Dossier ROSARIO<br />

Por nuestro corresponsal DAVID FUKS - fuksdavidalberto@gmail.com<br />

Al respecto acaba de escribir el Dr. en Letras<br />

(UNR) y escritor Roberto Retamoso :”(...) los<br />

estudios literarios locales se hal<strong>la</strong>ron, desde<br />

siempre, en una c<strong>la</strong>ra posición de subordinación<br />

respecto de los procesos de canonización<br />

de <strong>la</strong> literatura argentina instituidos desde Buenos<br />

Aires, según líneas de fuerza discursivas<br />

que determinaron fuertemente los contenidos<br />

de los programas de <strong>la</strong>s cátedras y <strong>la</strong>s temáticas<br />

de los proyectos de investigación. Porque esa<br />

posición de subordinación no sólo excluye autores<br />

y obras ajenos al canon dominante, sino<br />

que además implica una fuerte desvalorización<br />

de tales obras y autores.<br />

LA POETA Y CRÍTICA BEATRÍZ VIGNOLI<br />

ESCRIBE ACERCA DEL PRIMER LIBRO DE LA POETA ANDALUZA<br />

ROCÍO MUÑOZ VERGARA.<br />

Por nuestro corresponsal DAVID FUKS<br />

Afirma Vignoli: “Muñoz Vergara de 26 años,<br />

es oriunda de Sevil<strong>la</strong>, pero ha editado en Rosario,<br />

su libro Tacuarita (2009, Espiral Calipso,<br />

Rosario). La suya es una voz que canta, que<br />

asume lo específico estético de <strong>la</strong> poesía que<br />

es su capacidad de sonar como música. Es<br />

una voz celebratoria, capaz además de jugar<br />

inventándose otros tonos en poemas”. Escribe<br />

en uno de sus poemas, “Mente Cata”: “¿Por<br />

qué no puedo/ meterme <strong>la</strong> mano en <strong>la</strong> cabeza/<br />

y sacarme <strong>la</strong> mente/ para que dé una vuelta y<br />

se despeje?/ ¿Por qué <strong>la</strong> mente no es de p<strong>la</strong>s-<br />

<strong>De</strong> tal modo, <strong>la</strong>s respuestas a esa c<strong>la</strong>se de preguntas<br />

nos dirían que, históricamente, <strong>la</strong> poesía<br />

de Rosario devino en un objeto excéntrico<br />

y extraño respecto del canon de <strong>la</strong> literatura<br />

argentina, y que esa posición de excentricidad<br />

y extrañeza impidió su abordaje desde<br />

los saberes y <strong>la</strong>s técnicas propias de <strong>la</strong> crítica<br />

especializada. Esa es una de <strong>la</strong>s razones principales,<br />

si no <strong>la</strong> fundamental, por <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong><br />

poesía de Rosario aún rec<strong>la</strong>ma los instrumentos<br />

teóricos, metodológicos y críticos capaces de<br />

constituir<strong>la</strong> en objeto de reflexión teórica e<br />

indagación metodológica.”<br />

Es de suponer que este p<strong>la</strong>nteo no se restringe<br />

exclusivamente a <strong>la</strong> realidad rosarina.<br />

tilina?/ ¡Qué bueno que estaría/ rodar<strong>la</strong> por el<br />

piso/ llenándo<strong>la</strong> de pelos y de mugre/ ap<strong>la</strong>star<strong>la</strong><br />

y hacer<strong>la</strong> pedacitos/ o amasar<strong>la</strong> y construir<br />

todas <strong>la</strong>s cosas...!/ Mente juguete/ mente para<br />

jugar/ mente no sujeta a una cabeza/ mente descabezada/<br />

que rueda que se rompe y se rehace/<br />

mente que se derrite y se conge<strong>la</strong>/ mente de<br />

p<strong>la</strong>stilina/ descubridora/ mente mentira/ mente<br />

bo<strong>la</strong> mente torta/ mente cisne dragón tortuga<br />

puente/ mente desatinada y multiforme/ ¿por<br />

qué no puedo rega<strong>la</strong>r<strong>la</strong>/ o juntar<strong>la</strong> con otra/ o<br />

robar<strong>la</strong> o vender<strong>la</strong> o sacudírme<strong>la</strong>?”.<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


El XVII Festival Internacional de Poesía de Rosario<br />

Entre los días 14 y 21 de septiembre se realizó este evento (considerado luego del de Medellín,<br />

el festival más importante de Latinoamérica), organizado por <strong>la</strong> <strong>De</strong>legación Centro Sur del<br />

Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe 1 , <strong>la</strong> Secretaría de Cultura y Educación Municipal<br />

2 y el Centro Cultural Parque España, organismos todos coordinados por importantes<br />

intelectuales locales 3 .<br />

Siete fueron <strong>la</strong>s particu<strong>la</strong>ridades de éste encuentro<br />

1) Homenaje a Francisco Urondo (1930-1976), poeta y militante (de cuya obra dijo Jorge Aulicino<br />

(Buenos Aires, 1949), “que dotó de sensualidad al lenguaje sin ponerse nunca en el centro<br />

de <strong>la</strong> escena”) sobre quien se realizaron muestras fotográficas de retratos familiares, paneles de<br />

discusión, presentación de <strong>la</strong> reedición de <strong>De</strong> poesía argentina y otros ensayos, y proyección<br />

del documental La pa<strong>la</strong>bra justa de Daniel <strong>De</strong>saloms.<br />

2) Se proyectaron <strong>la</strong>rgometrajes del poeta y cineasta colombiano Víctor Manuel Gaviria (Rodrigo<br />

D. No future; La vendedora de rosas y Sumas y restas) filmadas en <strong>la</strong> ma<strong>la</strong>famada, contradictoria<br />

y plural Medellín, y brindaron sendos conciertos musicales los cantores y poetas Palo Pandolfo<br />

y Rosario Bléfari.<br />

3) Las áreas culturales de los cinco centros municipales de distrito (joyas arquitectónicas de los<br />

afamados Mario Corea Aiello, Alvaro Siza, Laureano Forero, Luis J. Grossman y César Pelli),<br />

expandieron el Festival en los barrios con recitales, proyecciones fílmicas, títeres, debates y <strong>la</strong><br />

participación de los talleres de escritura de los vecinos.<br />

4) Poesía con los niños en el Jardín de los Niños (antiguo zoológico que actualmente reúne<br />

juegos infantiles sofisticados y hasta una réplica de <strong>la</strong> Bauhaus de Berlín) donde se realizaron<br />

talleres de edición artesanal, espacios de juego con escue<strong>la</strong>s y en el Museo “A. Gal<strong>la</strong>rdo” de<br />

Ciencias Naturales se expusieron los poemas escritos por chicos en <strong>la</strong> actividad “Poemas de<br />

terror… o no, con bichos”.<br />

5) Entrevistas públicas a Diana Bellesi (Zaval<strong>la</strong>, Santa Fe, 19<strong>46</strong>), y Juana Bignozzi (Buenos<br />

Aires, 1937), el cubano José Kozer (La Habana, Cuba, 1940, residente en Miami), y <strong>la</strong> gallega<br />

Chus Pato (1955) y escue<strong>la</strong> gratuita de poesía y edición a cargo del poeta Daniel Durand (“Cómo<br />

hacer para empezar desde cero, borrando todos los rastros de cualquier estética cristalizada”,<br />

interrogó.<br />

6) Feria de libros con stands de editores independientes de poesía (Vox de Bahía B<strong>la</strong>nca, Recovecos<br />

de Córdoba, <strong>la</strong> U.N.L. Ed., <strong>la</strong> Editorial Municipal, Mansalva de Bs. As., Press Scripta<br />

Ed. Rosario, etc.).<br />

7) Fuera de <strong>la</strong> programación oficial se sucedieron <strong>la</strong>s comidas en los restaurantes de pescado<br />

a oril<strong>la</strong>s del río, <strong>la</strong>s trasnochadas c<strong>la</strong>ndestinas, <strong>la</strong>s visitas a <strong>la</strong> Comunidad Qöm (a quienes los<br />

guaraníes designaban despectivamente “frentones” es decir tobá –frente–) y, que en Rosario,<br />

cuenta con dos barrios con escue<strong>la</strong>s bilingües, <strong>la</strong> asistencia al taller de poesía de Susana Valenti<br />

en <strong>la</strong> Cárcel de Rosario, una segunda maratón en el Bar Tercer Mundo (sitio semanal de lectura)<br />

y paseos por el Paraná y sus is<strong>la</strong>s. Los días 20 y 21 Rosario “prestó” algunos invitados a los<br />

1 Siendo ministra <strong>la</strong> abogada y actriz Chiqui González.<br />

2 Coordinado por <strong>la</strong> psicóloga y cantante Mary Lanese<br />

3 Su director, el poeta Martín Prieto edita para el CCPE/AECID Transatlántico, periódico de arte y cultura.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong>


centros culturales Pachamama y <strong>De</strong> <strong>la</strong> Cooperación de Bs.As.<br />

El Festival fue curado por los escritores Pablo Makovsky, Daniel García Helder y Osvaldo<br />

Aguirre 4 y contó con el apoyo de <strong>la</strong> Agencia Españo<strong>la</strong> de Cooperación Internacional para el<br />

<strong>De</strong>sarrollo, que a través de su red de centros culturales co<strong>la</strong>bora en el financiamiento y auspicia<br />

<strong>la</strong> participación de los invitados conjuntamente con <strong>la</strong> Embajada de México, el Ministerio de<br />

Cultura de Luxemburgo, el Goethe-Institut, etc.<br />

Entre otros huéspedes el Festival acogió a: Tilsa Otta (Perú), Horácio Costa (San Pablo, Brasil,<br />

1954), Jean Portante (Luxemburgo, 1950), Roberto Appratto (Montevideo, Uruguay, 1950),<br />

los chilenos Yanko González, Malú Urrio<strong>la</strong> y Rosabetty Muñoz (Ancud, 1960), Eli To<strong>la</strong>retxipi<br />

(San Sebastián, España, 1962), Tomi Kontio (Fin<strong>la</strong>ndia), Niko<strong>la</strong> Richter (Alemania), Homero<br />

Pumarol (Rep. Dominicana), Roxana Méndez (El Salvador), A<strong>la</strong>n Mills (Guatema<strong>la</strong>), Tania<br />

Montenegro (Nicaragua), Reina María Rodríguez (Cuba), Kurt de Boodt (Bélgica), Lito Pesso<strong>la</strong>ni<br />

(Paraguay), Ernesto Lumbreras y José Eugenio Sánchez de México y poetas jóvenes de<br />

<strong>la</strong>s diferentes regiones del país: Marcelo Díaz (B. B<strong>la</strong>nca), Marcelo Ahumada (Catamarca),<br />

Ariel Williams (Puerto Madryn), Meliza Ortiz (Jujuy), Alejo Carbonell y el cantante, editor e<br />

investigador Ricardo Maldonado de Entre Ríos, Marcelo Dughetti (Córdoba), Cecilia Pavón<br />

(Mendoza) y <strong>De</strong>nise León (Tucumán), Francisco Bittar y Este<strong>la</strong> Figueroa (Santa Fe), Ana Porrúa<br />

(Mar del P<strong>la</strong>ta), Elvio E. Gandolfo (Mendoza, 1947, formado en Rosario y miembro de <strong>la</strong><br />

legendaria revista El <strong>la</strong>grimal Trifurca), Cristian <strong>De</strong> Nápoli, Laura Forchetti, Laura Wittner,<br />

Verónica Vio<strong>la</strong> Fisher y Darío Cantón de Buenos Aires, Verónica Padín (Neuquén),etc. Entre los<br />

rosarinos: Francisco Garamona, Celia Fontán, Beatriz Vignoli, Marcelo Rizzi, Diego Colomba,<br />

Hugo Diz, Irene Ocampo, Roberto Retamoso, así como los ganadores del Premio Municipal<br />

Felipe Aldana 2009: Leandro Llull y <strong>la</strong> adolescentísima Florencia Volonté.<br />

4 Editor del suplemento cultural Señales “La Capital”. Como escritor, ha publicado Las vueltas del camino (poesía,<br />

1992), Al fuego (Poesía, 1994), La deriva (nove<strong>la</strong>, 1996) y La pandil<strong>la</strong> salvaje, Butch Cassidy en <strong>la</strong> Patagonia (investigación<br />

histórica, 2004), etc.<br />

Inscripción a: de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra@hotmail.com<br />

o TE: 451-7337<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Gessler<br />

Penachos indomables, teros rompieron <strong>la</strong> siesta<br />

búhos rompiendo <strong>la</strong> noche<br />

torpes cardos, vacas como hongos florecidos<br />

<strong>la</strong> brisa abejea entre <strong>la</strong>s cunetas,<br />

toros jocundos rompiendo <strong>la</strong> mañana<br />

rompiendo el olor rancio de <strong>la</strong> quesería<br />

pacifistas caballos cebados de tanto amarillo<br />

de tanto tierno choclo.<br />

Fui a conquistar un paisaje zanjado, yodado<br />

a ver el abandono de <strong>la</strong> loca Marita y su familia<br />

aprendí a cascotazos a errores a sapos a abrojos,<br />

a berrear como tilingos de arpillera.<br />

Haciendas cercanas en <strong>la</strong>s que nos revolcamos<br />

ojivas nuestros cuerpos<br />

entre ronquidos y gallinas estercoleras<br />

sobre los campos de soja<br />

lejos del oleaje petrificado de los adoquines,<br />

lejos del riquerío<br />

más cerca del escarmiento apestoso.<br />

Machona,<br />

aprendí a tirar con <strong>la</strong> escopeta, a hacer <strong>la</strong> vertical,<br />

a amar en tiempos tranquilos, a hacer ramos de chamicos embalsamados<br />

a dar zarpazos capaces de abril<strong>la</strong>ntar a los chicos lindos<br />

a hab<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> vida de lo demás en que chismorreábamos tole toles,<br />

a dar codazos y chiflidos, aprendí otras consonantes<br />

pa<strong>la</strong>bras de yute.<br />

Cosas que debíamos corregir allí de jóvenes<br />

que luego ya sería tarde.<br />

Toda esa quietud me rompe,<br />

su aburrimiento hincó el diente a <strong>la</strong>s auroras,<br />

lo hincó en el casco de los atardeceres.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong>


<strong>De</strong> ahí que prefiero estudiar con <strong>la</strong>s manos. La no rebeldía,<br />

vivir bajo el dosel de una gloria inmediata<br />

sin que nadie se responsabilice de mi salvajada.<br />

Gessler, hiciste de mí lo rústica que soy.<br />

¿Motivos para festejar?<br />

MARÍA PAULA ALZUGARAY<br />

alzugapau@hotmail.com<br />

Nació en 1974 en Rosario (Argentina), donde vive. Licenciada en Letras. Coordinó<br />

el Área Literaria de <strong>la</strong> Secretaría de Cultura y Educación de <strong>la</strong> Municipalidad de<br />

Rosario. Asimismo coordinó <strong>la</strong> Casa de <strong>la</strong> Poesía de Rosario desde donde dirigió<br />

<strong>la</strong> Revista Literaria Boga<br />

(http://www.rosario.gov.ar/poesia) Actualmente se desempeña en el Programa<br />

Bicentenario R2010 de <strong>la</strong> Ciudad de Rosario.<br />

<br />

<br />

<br />

Yo soy un gaucho matero<br />

because I liiiiive en <strong>la</strong> costa<br />

Hello, Tata! How many avispas trujeron?<br />

Cuarenta y seis... Y avispero!<br />

Versión digital de <strong>la</strong> revista en: www.de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra.com.ar/revistaLA.htm<br />

Respetar mayúscu<strong>la</strong>s y minúscu<strong>la</strong>s luego de <strong>la</strong> barra /<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


UN CREYENTE<br />

tal vez los dioses<br />

son los hombres muertos<br />

tal vez no somos sino<br />

los feligreses de <strong>la</strong> nada<br />

disfrutemos entretanto<br />

el mágico vino y el verso bien escrito<br />

y <strong>la</strong> cintura de una mujer<br />

y otros prodigios<br />

disfrutemos este<br />

nuestro fugaz mi<strong>la</strong>gro<br />

de prometeos inversos<br />

llegará ya el instante<br />

en que nos divinicemos<br />

llegará ya el tiempo<br />

de reinar sin saberlo<br />

NADA...<br />

Nada<br />

sobre <strong>la</strong> rivera de tu espalda<br />

un l<strong>la</strong>nto de arena ruda<br />

arena tibia sin crepúsculos. Siroco: al tiempo<br />

<strong>la</strong> vuelta le resta veinte años<br />

para seguir <strong>la</strong> trama de <strong>la</strong> memoria.<br />

Hoy se asoma el colibrí que sólo tu jardín visita, y el aljibe<br />

deja de ser fondo para transformarse en profundidad;<br />

deja de ser agua quieta sin bríos,<br />

para ser arte. Arte en el sueño, arte en <strong>la</strong> hondura del pañuelo<br />

que suavemente va<br />

borrándose en <strong>la</strong>s arrugas de su rostro.<br />

Rostro que no cae, no cierra<br />

ni prende <strong>la</strong> luz del espejo<br />

porque le teme tanto, tanto al viento.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 0<br />

de Entre gallos y cuervos<br />

ALEJANDRO GÓMEZ MONZÓN<br />

alegomezmonzon@hotmail.com<br />

Débora Pereyra<br />

MARÍA CECILIA MICETICH 1979 profesora de música y de literatura (UNR) e investigadora<br />

(UNL). Publicó en <strong>la</strong>s antologías Poetas rosarinos (Edit. UNR 2005 y 2000) Música de Cámara es<br />

su primer libro. ceciliamice@hotmail.com


***<br />

“cuando los símbolos se sentaban a mirar pasar el río”<br />

Enrique B<strong>la</strong>nchard<br />

Flores en el jardín que un viento de agua<br />

y de cristal ultraja. En <strong>la</strong> luz de un amanecer<br />

he<strong>la</strong>do, gris el tiempo significa estas cosas: No<br />

muere el esplendor de ayer. Regresa, una vida<br />

desnuda de bordes y colores. Un sabor suave<br />

como <strong>la</strong> luz del ámbar queda en <strong>la</strong> voz del que<br />

ya no canta. No vence <strong>la</strong> muerte <strong>la</strong> alegría del<br />

instante, el fulgor del fuego del amor en el<br />

pétalo. El río retorna siempre, limpio de <strong>la</strong> sal<br />

y de <strong>la</strong> nieve: un dios lo guarda eterno en su<br />

mirada.<br />

ALEJANDRO PALERMO, “El viaje que jamás termina”<br />

Buenos Aires, 1984. Ediciones de Poesía ‘La Lámpara Errante’,<br />

Colección <strong>De</strong>l Muelle, dirigida por Enrique B<strong>la</strong>nchard.<br />

niños de barro<br />

Homenaje<br />

ENRIQUE BLANCHARD<br />

torpeza del tiempo / que obsequia horas / fantasías<br />

de olivos / a<strong>la</strong>s silenciosas / barcos amarrados<br />

/ diluyendo llegadas / en sonámbulos<br />

ojos<br />

esas manos / mariposas del agua / en mortales<br />

minutos / enceguecen lucecitas / en rostros<br />

de otros / que en otros ojos / hubiera amado<br />

su tiempo / sol de grietas / grises sedientos /<br />

aprieta corazoncitos / cuando ruido y rama /<br />

columpian el agua c<strong>la</strong>ra<br />

MARCELA FERNÁNDEZ CANEDO, “Veces de<br />

voces, vida y veranos” Buenos Aires, 1984. Ediciones<br />

de Poesía ‘La Lámpara Errante’, Colección <strong>De</strong>l Muelle,<br />

dirigida por Enrique B<strong>la</strong>nchard.<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


SIMETRÍA<br />

Nubes pétreas iluminan <strong>la</strong><br />

temblorosa inescrutable<br />

sensación de interminables<br />

casas-terrores casas-colores<br />

cruces de predios trasnochados<br />

roces de arpegios insalvables<br />

campos en creces compelidas<br />

cien rutas cien espacios<br />

sin cabida<br />

Tierra reseca presa entre pircas<br />

Vientos que azotan <strong>la</strong>s demenciales<br />

horas que caen<br />

bordes ahogados<br />

Casas ariscas de cielos en suelos<br />

hombres torrenciales de años y arrestos<br />

¿Batracios o aves?<br />

No importa el concierto<br />

ni el ejecutante<br />

Sólo el intermezzo contra <strong>la</strong> a<strong>la</strong>mbrada<br />

Sólo <strong>la</strong> cegada tez<br />

sólo <strong>la</strong> nada.<br />

a Enrique B<strong>la</strong>nchard<br />

CRISTINA LEONIDAS MENDIRY, “Castillos circenses”,<br />

Buenos Aires, 1984. Ediciones de Poesía ‘La Lámpara Errante’,<br />

Colección <strong>De</strong>l Muelle, dirigida por Enrique B<strong>la</strong>nchard.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2<br />

EL ENVIADO<br />

La profecía<br />

descalza:<br />

El papiro<br />

omnipresciente.<br />

<strong>De</strong>monio<br />

de carbón<br />

de <strong>la</strong> hecatombe<br />

de tu propia mortaja.<br />

Quemaste tu bruja<br />

y te marchaste.<br />

a Enrique B<strong>la</strong>nchard<br />

MARCELO VELISONE, “Prismas y<br />

Eclipses”, Buenos Aires, 1984. Ediciones de<br />

Poesía ‘La Lámpara Errante’, Colección <strong>De</strong>l<br />

Muelle, dirigida por Enrique B<strong>la</strong>nchard.<br />

Enrique B<strong>la</strong>nchard


ROCK DESCREMADO<br />

LA PÉRDIDA DEL SENTIDO CONTESTATARIO<br />

Si pudiéramos ais<strong>la</strong>r <strong>la</strong> música de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y<br />

concentrarnos exclusivamente en el contenido,<br />

notaríamos un deterioro casi ecológico.<br />

Letras bobas, diluidas en una pócima homeopática.<br />

Cada tanto un rara avis asoma una puteada o<br />

describe <strong>la</strong> realidad villera con epítetos cuasi<br />

lunfardescos que provocan estertores en sus<br />

fans. Entonces prolifera una especie de vanguardia<br />

entre mentirosa y ambigua. Son los bad<br />

boys del momento; el éter les fía un cuarto de<br />

hora prolífico: hacen fama, billete, además de<br />

curtirse a cuanta chichi-cholu<strong>la</strong> aparezca.<br />

Pero <strong>la</strong> masa crítica del mensaje, ese prolegómeno<br />

insípido, es espeluznante, cuando<br />

no tóxico. No son bolches ni anarcos, no son<br />

punks ni cabezas rapadas, son los fracturados<br />

por el paco o el éxtasis (de nuevo el puto sarcasmo:<br />

distinta falopa para distinta c<strong>la</strong>se)<br />

Entonces el Universo termina aquí, <strong>la</strong> muerte es<br />

<strong>la</strong> mejor vacuna. La ruleta rusa del ¨vive rápido,<br />

muere joven¨. Una vuelta de rosca al <strong>De</strong>lirio<br />

Prometido de los 60/70. El f<strong>la</strong>sh, <strong>la</strong> psicodelia,<br />

<strong>la</strong> antimateria, colores inexistentes, bruma,<br />

plenitud… Ausencia de cuerpo, alteración de<br />

los sentidos, <strong>la</strong> búsqueda de una percepción que<br />

asemeje a <strong>la</strong> muerte: el hábito por sus caricias<br />

(expresa <strong>la</strong> muerte del momento, el renacer<br />

insurgente).<br />

Dar <strong>la</strong> cara<br />

Por Víctor Clementi<br />

victormarceloclementi@yahoo.com.ar<br />

www.<strong>la</strong>cocuzza.blogspot.com<br />

Este paralelismo acentúa el sustento ideológico<br />

de los 60/70 en contraposición al casi hoy<br />

inexistente. Y remarco el casi, siempre algo<br />

subsiste.<br />

Tener el pelito <strong>la</strong>rgo o ¨esos raros peinados<br />

nuevos¨ ya no es motivo de controversia. Hoy<br />

<strong>la</strong>s mechas no acusan repulsión a <strong>la</strong> sociedad.<br />

Tomar falopa es otro de los tantos demonios<br />

de <strong>la</strong> ansiedad que emu<strong>la</strong> <strong>la</strong> autodestrucción,<br />

como <strong>la</strong> timba y el escabio. Todos nadamos en<br />

cepas de debilidad.<br />

¿Quién puede arrojar <strong>la</strong> primera sentencia?<br />

, ¿por qué yo mismo cometo excepciones?<br />

Alguien dirá: Bastante con sostener <strong>la</strong> libertad<br />

sexual y religiosa. Otros, digo: Bastante con<br />

andar desnudo por el sueño arrogante. Bastante<br />

continuar <strong>la</strong> inercia que de a poco despedaza.<br />

Bastante con despertar al otro <strong>la</strong>do de mi cuerpo<br />

y observarme…<br />

¿Qué mortifica o distancia? ¿A qué le cantamos<br />

ahora?<br />

Parece que no quedan conflictos fuera del<br />

onanismo ritual.<br />

Ojalá que <strong>la</strong>s injusticias sigan ofendiendo, para<br />

responderle con <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que nos queden y<br />

así nunca inmunizarnos.<br />

Aguante el rocanrrolll… viejita…<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


LA GUERRA<br />

Ha caído un amigo en combate y parece que<br />

ya no hay vuelta. Y será así hasta que <strong>la</strong> guerra<br />

no cese. Será así para siempre. La guerra vive<br />

en <strong>la</strong> memoria de los que <strong>la</strong> padecieron. Rara<br />

vez esas huel<strong>la</strong>s se sublevan para dejar de ser<br />

esas tremendas marcas que permanecen y<br />

vuelven con cada estridencia de algún relámpago<br />

perdido en una noche vacía y podrida en<br />

medio de <strong>la</strong> nada. La guerra no cesa jamás, más<br />

allá que <strong>la</strong> guerra sea, a veces, sólo un recuerdo.<br />

En esta noche ha vuelto a caer en combate<br />

un amigo y he visto esa caída mortuoria, mientras<br />

mis gritos de a<strong>la</strong>rma se desvanecían en <strong>la</strong><br />

oscuridad petu<strong>la</strong>nte en <strong>la</strong> que creí que el adversario<br />

era aquel<strong>la</strong> tropa desconocida que<br />

acechaba <strong>la</strong> is<strong>la</strong>. Me despierto de a ratos en<br />

esta tempestad interna y me doy cuenta que el<br />

adversario real es <strong>la</strong> muerte. La muerte sin más<br />

etiquetas que ese salto al vacío desesperante.<br />

Todavía tengo en mi mente grabados a fuego:<br />

el ruido frío y seco del seguro de <strong>la</strong> pisto<strong>la</strong><br />

desp<strong>la</strong>zándose para dejar habilitado el gatillo;<br />

los breves y casi imperceptibles roces crepuscu<strong>la</strong>res<br />

del hierro he<strong>la</strong>do del caño negro de <strong>la</strong><br />

nueve milímetros en <strong>la</strong> cara de su asesinado;<br />

el propio gatil<strong>la</strong>zo sobre <strong>la</strong> frente de mi ahora<br />

finado amigo; y, por último, el fogonazo feroz,<br />

el destello certero, que acabó con el camino<br />

hacia el vacío de un soldado. Entonces grito<br />

otra vez con el recuerdo. Leo, reproducidas en<br />

una revista, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de un tal C<strong>la</strong>usewitz:<br />

“La guerra es <strong>la</strong> política por otros medios”. La<br />

frase célebre me sirve para evaluar el por qué<br />

de esta criminalidad. Y vuelvo a gritar un grito<br />

<strong>la</strong>cerante de putrefacción interna. Grito<br />

como si alguien me fuera a escuchar. Pero <strong>la</strong><br />

guerra ha terminado. Aunque de todos modos,<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Por Pablo Zama<br />

(San Juan)<br />

pablo_zama@yahoo.com.ar<br />

se quiere quedar a vivir en <strong>la</strong> memoria. Sigo<br />

encerrado en este espacio cercado por cerros<br />

pe<strong>la</strong>dos y fríos, a veces con <strong>la</strong>s cimas recubiertas<br />

del b<strong>la</strong>nco del invierno. Especulo con que<br />

de un momento a otro el adversario, que ya no<br />

es otro que <strong>la</strong> muerte, va a venir por mi amigo,<br />

y yo (atónito y con los ojos salidos hacia el<br />

miedo y <strong>la</strong> avaricia que en ese milésimo instante<br />

sólo quiere cuidar <strong>la</strong> propia vida como<br />

manda el “sálvese quien pueda” de <strong>la</strong>s sociedades<br />

en “crecimiento y desarrollo”) no puedo<br />

hacer nada, otra vez, para evitar el ruido <strong>la</strong>cerante<br />

del gatillo en movimiento y el posterior<br />

fogonazo. Tampoco creo que pueda mirar <strong>la</strong><br />

cabeza de mi amigo, moliéndose en pedazos<br />

deformes, deshaciéndose debajo de <strong>la</strong> tormenta<br />

y escuchar <strong>la</strong> risa de su ejecutor que ríe de<br />

terror y desaliento hacía <strong>la</strong> existencia. Toda<br />

guerra implica <strong>la</strong> pérdida, para siempre, de <strong>la</strong><br />

vida de todos y cada uno de sus participantes.<br />

La guerra es <strong>la</strong> propia muerte desde que empieza.<br />

Y <strong>la</strong> guerra, una vez que empieza, no<br />

termina más. Entonces paseo <strong>la</strong> pisto<strong>la</strong> por mis<br />

sienes y siento que vuelvo a <strong>la</strong> adrenalina de<br />

aquel<strong>la</strong> noche sepultada en <strong>la</strong> memoria colectiva<br />

de los que no estuvieron ahí, los que jamás<br />

sintieron mecerse sobre sus vísceras el torpor,<br />

<strong>la</strong> c<strong>la</strong>udicación y un deseo incalcu<strong>la</strong>ble de caer<br />

en combate para no seguir después, pasados<br />

los tiempos y los sonidos bélicos, viviendo <strong>la</strong><br />

guerra. Confieso que envidio a mi amigo.<br />

Aunque de vez cuando, en esos momentos en<br />

que trato de entender <strong>la</strong> ferocidad del desprecio<br />

entre los seres humanos que acechan con su<br />

modernidad vacía, hueca de sentimientos,<br />

palidecida por <strong>la</strong> falta de ideas; en esos instantes<br />

de fundamentada sensación de misantropía,


siento el gatil<strong>la</strong>zo, el fogonazo, el remezón en<br />

mis vísceras y <strong>la</strong> explosión de mi cabeza, que<br />

estal<strong>la</strong> a pedazos, como si yo mismo estuviera<br />

cayendo en un combate que ni siquiera me<br />

elevará a <strong>la</strong> calidad de héroe pos mortem. Cuál<br />

es <strong>la</strong> guerra entonces. La guerra es ver caer a<br />

cada rato a ese amigo por el fogonazo estridente<br />

de una pisto<strong>la</strong> social, en manos de <strong>la</strong> miseria<br />

humana. La guerra es ese amigo que se muere<br />

de hambre en una vil<strong>la</strong>, ejecutado, muti<strong>la</strong>do,<br />

despedazado, por este juego de ajedrez arrasador<br />

que a veces tiene el nombre de política y<br />

en otros casos tiene, inclusive, hasta el nombre<br />

de justicia social. La guerra es, por lo tanto,<br />

también, y pese a ello, el progreso material de<br />

<strong>la</strong> humanidad, que se deshumaniza en ese<br />

proceso y que se olvida de su calidad de humana,<br />

perimida en los detalles. Mi amigo está<br />

gritando cuando siente en su cabeza el frío seco<br />

del caño negro de <strong>la</strong> nueve milímetros dispuesta<br />

a empezar con los gatil<strong>la</strong>zos. Pero yo no lo<br />

escucho, ni puedo mirar su cabeza deshaciéndose<br />

en el aire. Pese a que se me aca<strong>la</strong>mbran<br />

<strong>la</strong>s vísceras con el estupor que me ocasiona el<br />

acontecimiento. Mi amigo es molido a disparos,<br />

igual que aquel pibe que es fusi<strong>la</strong>do moralmente<br />

por un padre violento que lo maldice<br />

porque otra vez no llevó p<strong>la</strong>ta al rancho. Esa<br />

es <strong>la</strong> guerra. Es un hombre que ya no puede<br />

pararse por <strong>la</strong> presión de los litros de aquel<br />

alcohol barato que ya duermen en sus venas,<br />

que está sucio, desamparado, sin rumbo y que<br />

aguanta, como puede, <strong>la</strong>s risas y <strong>la</strong>s bur<strong>la</strong>s de<br />

aquellos jóvenes que imitan los chistes del<br />

programa de TV de <strong>la</strong> noche. El cuerpo de mi<br />

amigo empieza a caer casi en cámara lenta, en<br />

medio del campo, sobre una tierra dura y desamparada<br />

después de haber sido acribil<strong>la</strong>do a<br />

ba<strong>la</strong>zos. El olor a pólvora me hace estornudar<br />

un estornudo de miedo, de deso<strong>la</strong>ción. Un<br />

estornudo que intenta sacar <strong>la</strong> opresión que<br />

tengo en el alma cuando me doy cuenta que<br />

algunos disparos arrebataron una vida y, con<br />

el<strong>la</strong>, otras vidas más por el efecto dominó que<br />

un asesinato por <strong>la</strong> supervivencia causa en <strong>la</strong><br />

cadena de afectos del caído. Es de noche otra<br />

vez, y fumo como todas <strong>la</strong>s noches desde que<br />

mi amigo cayó vencido por un arma de fuego.<br />

Fumo sin parar y <strong>la</strong>s pastil<strong>la</strong>s que también<br />

consumo cada madrugada no logran vaciarme<br />

de ese recuerdo que no es tan recuerdo, de esas<br />

imágenes que veo a diario. Eso es <strong>la</strong> guerra. Al<br />

<strong>la</strong>do del cuerpo de mi amigo hay un pibe mugriento,<br />

con los ojos llenos de una tristeza<br />

acostumbrada que se traduce ahora en una<br />

mirada dura y rebelde, una mirada que empieza<br />

a perderse en <strong>la</strong>s imágenes de fantasías<br />

concretadas en un mundo ilusorio, construido<br />

por <strong>la</strong> inha<strong>la</strong>ción continua de los pegamentos.<br />

Ha caído un amigo en plena batal<strong>la</strong>, antes de<br />

darle tiempo a <strong>la</strong> noche para que por lo menos<br />

muestre una cercanía con su culminación en<br />

otro amanecer. Hay olor a muerte ya, a cadáver<br />

podrido. Mi amigo tiene los ojos en b<strong>la</strong>nco. La<br />

batal<strong>la</strong> se despedaza con cada muerte que<br />

acarrea en <strong>la</strong> is<strong>la</strong>. Yo no puedo dormir todavía.<br />

En <strong>la</strong> carpa de <strong>la</strong> resistencia armada de mi<br />

pueblo tomo agua sucia. La arenil<strong>la</strong> del vaso<br />

se me mete entre los dientes. Siento más tiros.<br />

Han pasado casi tres décadas desde aquel fusi<strong>la</strong>miento.<br />

Sigo escuchando esas detonaciones<br />

y salgo a <strong>la</strong> calle, pedregosa todavía, para<br />

presenciar <strong>la</strong> vida. Camino media cuadra entre<br />

el polvo que emerge de <strong>la</strong> tierra suelta entre <strong>la</strong>s<br />

piedras de <strong>la</strong> calle vieja y el humo que cimenta<br />

<strong>la</strong> presencia del desarrollo. Un presentimiento<br />

de l<strong>la</strong>nto amargo me invade. Veo venir a mi<br />

verdugo, pero no huyo, sino que, más aún, me<br />

le acerco sin pausa, aunque no camino muy<br />

rápido. Diez segundos después, un fogonazo<br />

me paraliza. Siento un ardor de incertidumbre<br />

ante <strong>la</strong> nada en mi pecho de tantas batal<strong>la</strong>s<br />

grises. El ardor penetra y se expande por todo<br />

el cuerpo. Empiezo a caer. Hay gente en <strong>la</strong><br />

calle, pero nadie atina a levantarme por miedo<br />

a irse también hacia <strong>la</strong> muerte contagiados por<br />

mi propio estado de moribundo abandonado.<br />

Siento <strong>la</strong>s miradas cada vez más lejos. Mi<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


amigo pasa cerca y veo cómo le explota su<br />

cabeza y se le rompe en pedazos sin que yo<br />

pueda, ni quiera ya, parar su caída. Siento otro<br />

fogonazo encima de los dos. Alguien, muy<br />

cerca se ríe de risa aturdida y siniestra, alguien<br />

se bur<strong>la</strong> también de su propia existencia, con<br />

una pisto<strong>la</strong> de caño frío y negro en su sien<br />

derecha que representa el vacío de su propia<br />

vida en desesperación. Empiezo a cerrar los<br />

ojos. Nadie se acerca. Siento dos detonaciones<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

más antes de olvidarme de mi amigo para<br />

siempre. El ardor en el pecho desaparece. Todo<br />

desaparece. Las imágenes se evaporan tan<br />

rápido como empiezo a sentir el cese de <strong>la</strong><br />

angustia. <strong>De</strong>masiado cerca de <strong>la</strong> calle pedregosa,<br />

alguien, que en una batal<strong>la</strong> expulsada de<br />

<strong>la</strong> memoria colectiva fusiló a un soldado desamparado,<br />

celebra con bebidas alcohólicas y<br />

mujeres ardientes y pagas, <strong>la</strong> muerte a un recuerdo<br />

que intenta evadir; mientras envidia <strong>la</strong><br />

suerte corrida por su propio<br />

asesinado en batal<strong>la</strong>. En <strong>la</strong><br />

TV alguien recuerda aquel<strong>la</strong><br />

contienda y festeja, una<br />

vez más, su resultado.<br />

Otros esperan que el efecto<br />

de ese recuerdo filtrado<br />

y traducido en gloria<br />

repercuta en <strong>la</strong>s bolsas<br />

de comercio. La mayoría<br />

sólo trabaja para comer y<br />

sobrevive, como puede, a<br />

los golpes de <strong>la</strong> cotidianeidad.<br />

<strong>De</strong>sde el Poder<br />

Ejecutivo <strong>la</strong>nzan un cese<br />

el fuego mínimo hacia <strong>la</strong><br />

marginalidad, con prebendas<br />

pre-elecciones. Hay<br />

cada vez más pa<strong>la</strong>bras que,<br />

juntas, cal<strong>la</strong>n <strong>la</strong> verdad en<br />

el pueblo. Y un bebé acaba<br />

de salir, desnudo y arrojado<br />

al mundo, de un útero<br />

joven en este contexto de<br />

defunciones y nacimientos<br />

paralelos. Esa, creo, es <strong>la</strong><br />

guerra.<br />

Débora Pereyra


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“No habrá nunca juicio más brutal<br />

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Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

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CULTURA DEL FRÍO (Tercera noche)<br />

Una antinomia permanente de grandes<br />

pensadores y devastadores de<br />

pensamiento se comenzaba a gestar<br />

aquel<strong>la</strong> terrible noche del 16 de septiembre<br />

de 1976, noche en que <strong>la</strong>s<br />

sombras trepanaron de sus hogares<br />

a siete estudiantes secundarios que<br />

bregaban por <strong>la</strong> igualdad de oportunidades<br />

en un país que se demostraba cada vez<br />

mas esquivo a <strong>la</strong> justicia. La antigua Grecia y<br />

<strong>la</strong> beligerante República Argentina unidos bajo<br />

el mismo yugo, el de <strong>la</strong> posibilidad de pensar<br />

y el del silencio de no hacerlo. Hoy al haber<br />

trascurrido algo mas de treinta años de aquel<br />

cruento episodio, <strong>la</strong> memoria nos lo recuerda<br />

como <strong>la</strong> noche de los lápices; y nuestros sueños<br />

no hacen más que ta<strong>la</strong>drar con cada mañana<br />

un ápice de aquel<strong>la</strong>s encerronas y de aquellos<br />

boquetes que hoy duermen en <strong>la</strong>s puertas que<br />

no han podido enderezarse aún tras <strong>la</strong>s patadas<br />

de <strong>la</strong>s botas de <strong>la</strong> desidia militar. Los dinteles<br />

de <strong>la</strong>s casas se consumían solos ante <strong>la</strong> presencia<br />

de los emisarios de Vide<strong>la</strong>, <strong>la</strong>s corridas de<br />

entre los muebles servía para decantar todo tipo<br />

de pruebas acusatorias, entiéndase como tal a<br />

todo papel que denote <strong>la</strong> subversión ante los<br />

ojos del buen verdugo; y el verde de los coches<br />

estaba lejos de representar el color esperanza<br />

para aquellos adolescentes que comenzaban a<br />

adolecer de <strong>la</strong> vida en <strong>la</strong> muerte misma. Separándonos<br />

apenas dos mil seiscientos años y<br />

varios kilómetros de distancia, encontramos a<br />

siete filósofos griegos intentando explicar <strong>la</strong>s<br />

concepciones del ser humano: Protágoras, Sócrates,<br />

<strong>De</strong>mócrito, P<strong>la</strong>tón, Aristóteles, Epicuro<br />

y Pitágoras. <strong>De</strong>sde <strong>la</strong> idea del hombre como <strong>la</strong><br />

suma de todas <strong>la</strong>s cosas, <strong>la</strong> moral, el átomo y el<br />

Por Juan Manuel Tasada<br />

juan.tasada@gmail.com<br />

vacío, <strong>la</strong> Teoría de <strong>la</strong>s ideas, el equilibrio entre<br />

<strong>la</strong> razón y el instinto, <strong>la</strong> doctrina sobre el p<strong>la</strong>cer<br />

hasta <strong>la</strong>s matemáticas. Epicuro p<strong>la</strong>nteaba que<br />

<strong>la</strong> verdadera felicidad se lograba al contro<strong>la</strong>r el<br />

miedo, eran épocas previas al nacimiento del<br />

redentor y yuxtapuestas aparecían <strong>la</strong>s imágenes<br />

en los pozos de detención, un miedo que carcomía<br />

lentamente <strong>la</strong> mente de los detenidos. En<br />

qué estaba pensando este gran filósofo al haber<br />

hecho semejante premisa se están preguntando<br />

los desaparecidos de <strong>la</strong> dictadura, nunca más es<br />

solo el comienzo de lo que nunca debió haber<br />

ocurrido. El frío mármol de <strong>la</strong> historia p<strong>la</strong>smará<br />

para <strong>la</strong> eternidad los bustos de <strong>la</strong>s ideas y <strong>la</strong>s<br />

botas serán solo un recuerdo, un mal recuerdo<br />

de quienes han vencido al irraciocinio de <strong>la</strong><br />

fuerza. La sangre que corrió se estanca por fin<br />

en los albores de <strong>la</strong> equidad y <strong>la</strong> obtención del<br />

Boleto estudiantil nos advierte que no c<strong>la</strong>udicar<br />

ante nuestros ideales es <strong>la</strong> mejor forma de<br />

permanecer en el tiempo a pesar de ya no estar<br />

aquí, entre nosotros.<br />

...hoy los siete filósofos de <strong>la</strong> República<br />

Argentina gritan desde <strong>la</strong> oscuridad que no<br />

cerremos nuestros oídos, y que <strong>la</strong>s torturas no<br />

fueron lo suficientemente feroces para acal<strong>la</strong>r<br />

sus almas, menos aun el frío que acompañó<br />

sus cautiverios en esta cultura que hoy impera<br />

a nuestra diestra.<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


TECNOLOGÍA Y CREACIÓN<br />

Día tras día, asistimos a <strong>la</strong> aparición de “novedades”<br />

tecnológicas en el área de <strong>la</strong> fotografía<br />

digital. Cámaras que identifican rostros previamente<br />

almacenados en su memoria, otras<br />

que se accionan al percibir una sonrisa en los<br />

sujetos fotografiados, y algunas más como<br />

<strong>la</strong> recientemente presentada por Fuji como<br />

el “no va más” de <strong>la</strong> tecnología, <strong>la</strong> FinePix<br />

Real 3D (http://911sistemas.criticadigital.<br />

com/2009/07/14/<strong>la</strong>-primer-camara-tridimensional-del-mercado-digital/,<br />

donde alegremente<br />

nos informan que <strong>la</strong>nzaron <strong>la</strong> primera cámara<br />

tridimensional del mercado digital, algo que,<br />

por cierto –haciendo <strong>la</strong> salvedad de que funcionaba<br />

con pelícu<strong>la</strong>– existe aproximadamente<br />

desde 1850).<br />

Ahora bien, aquí no se trata de atacar a este<br />

tipo de artefactos, sino más bien de hacer<br />

una reflexión acerca del espíritu que anima a<br />

quienes compran y usan este tipo de máquinas,<br />

y <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción, yendo más a lo general, que se<br />

establece entre el fotógrafo y su máquina hoy<br />

en día.<br />

Para el filósofo checo Vilem Flusser (1920-<br />

1991) esta re<strong>la</strong>ción pone al usuario de <strong>la</strong><br />

máquina en una situación verdaderamente<br />

deso<strong>la</strong>dora, l<strong>la</strong>mándolo “funcionario”, en<br />

el sentido que su tarea es hacer funcionar al<br />

dispositivo, que por otra parte ya trae en sí<br />

<strong>la</strong> suma de <strong>la</strong>s posibilidades en su programa.<br />

Así, se hace prácticamente imposible lograr <strong>la</strong>s<br />

imágenes que Flusser l<strong>la</strong>ma “informativas”,<br />

esto es, aquel<strong>la</strong>s que queden por afuera del<br />

programa de <strong>la</strong> cámara, lo que por otra parte,<br />

sería el reto que afronta el verdadero creador, o<br />

sea, lograr “arrancar” a su cámara una imagen<br />

para <strong>la</strong> cual no fue diseñada.<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Fotografía<br />

Por Gustavo Ciancio<br />

(Punta Alta) - gustavociancio@hotmail.es<br />

Al respecto, el brasilero Arlindo Machado,<br />

Doctor en Comunicaciones, Profesor del<br />

departamento de Cine, Radio y TV de <strong>la</strong><br />

Universidad de San Pablo y del Programa<br />

de Postgrado en Comunicación y Semiótica<br />

de <strong>la</strong> Universidad Pontificia de San Pablo,<br />

escribió en su texto “Repensando a Flusser y<br />

<strong>la</strong>s imágenes técnicas” (http://www.arteuna.<br />

com/CRITICA/flusser2.htm) :<br />

“Es posible, por lo tanto, definir a <strong>la</strong>s máquinas<br />

semióticas por su propiedad básica de estar<br />

ya programadas para producir determinadas<br />

imágenes y para producir<strong>la</strong>s de determinadas<br />

maneras, a partir de ciertos principios científicos<br />

definidos a priori. Las formas simbólicas<br />

(imágenes) que ésas máquinas construyen<br />

ya están, de alguna manera, inscriptas previamente<br />

(pre-escritas, programadas) en su<br />

propia concepción, en <strong>la</strong> concepción de su(s)<br />

programa(s) de funcionamiento. Eso quiere<br />

decir que una máquina semiótica condensa en<br />

sus formas materiales e inmateriales un cierto<br />

número de potencialidades y cada imagen<br />

técnica producida a través de el<strong>la</strong> representa<br />

<strong>la</strong> realización de alguna de esas posibilidades.<br />

En verdad, programas sin formalizaciones de<br />

un conjunto de procedimientos conocidos,<br />

donde parten los elementos constitutivos de<br />

determinado sistema simbólico, bien como<br />

sus reg<strong>la</strong>s de articu<strong>la</strong>ción son inventariadas,<br />

sistematizadas y simplificadas para ser colocadas<br />

a disposición de un usuario genérico,<br />

preferencialmente instruido.<br />

Al usuario que opera con esas máquinas y<br />

que extrae de el<strong>la</strong>s <strong>la</strong>s imágenes técnicas,<br />

Flusser le da el nombre de funcionario. Para<br />

el funcionario, <strong>la</strong>s máquinas semióticas son<br />

0


cajas negras cuyo funcionamiento y cuyo mecanismo<br />

generador de imágenes se les escapa<br />

parcial o totalmente. El funcionario trabaja<br />

como un canal productivo pero no como el<br />

proceso codificador interno. Pero eso no importa,<br />

por que estas cajas aparecen ante él de<br />

forma amigable (user-friend) es decir, el<strong>la</strong>s<br />

pueden funcionar y colocar en operación a su<br />

sistema generador de imágenes técnicas de<br />

igual manera si el funcionario que <strong>la</strong>s manipu<strong>la</strong><br />

desconoce que pasa en sus entrañas, un poco<br />

como el conductor puede dirigir un vehículo<br />

sin preocuparse cómo es el funcionamiento del<br />

motor. El funcionario domina apenas el input<br />

u output de <strong>la</strong>s cajas negras. Él sabe como<br />

alentar <strong>la</strong>s máquinas o cómo accionar los<br />

botones adecuados, de modo de permitir<br />

que el dispositivo (cump<strong>la</strong>) complete <strong>la</strong>s<br />

imágenes deseadas. Así, el funcionario<br />

escoge, entre <strong>la</strong>s categorías disponibles<br />

del sistema, aquel<strong>la</strong>s que le parecen más<br />

adecuadas, y con el<strong>la</strong>s construye su escena.<br />

Una vez que puede escoger, el funcionario<br />

acredita estar creando o ejerciendo una cierta<br />

libertad, pero su elección será siempre<br />

programada, porque es limitada por el número<br />

de categorías inscriptas en el aparato<br />

o máquina. Para producir nuevas categorías,<br />

no previstas en <strong>la</strong> concepción del aparato,<br />

sería necesario intervenir en el p<strong>la</strong>no de<br />

<strong>la</strong> propia ingeniería del dispositivo, sería<br />

preciso re-escribir su programa, esto<br />

quiere decir: penetrar en el interior de <strong>la</strong><br />

caja negra y deve<strong>la</strong>r<strong>la</strong>.”<br />

Visto así, poco queda para aquellos que<br />

intentamos una imagen original, un enfoque<br />

novedoso. Sin embargo, siempre es<br />

posible hacer, con los medios a nuestro<br />

alcance, algo que escape a ese fatalismo<br />

según el cual cada desviación del<br />

programa de <strong>la</strong> máquina, será apuntado<br />

cuidadosamente por <strong>la</strong> industria fotográfica<br />

a fin de incluirlo en <strong>la</strong> próxima<br />

generación de aparatos, dejándonos una<br />

vez más dentro de lo que el programa nos<br />

“permite” hacer. En muchísimos casos, con<br />

seguridad, esas innovaciones pasarán incluso<br />

desapercibidas para el aparato industrial, por<br />

cuanto no tienen, con seguridad, un atractivo<br />

económico que justifique ofrecerlos como bien<br />

de consumo masivo, y quedando casi como<br />

un hecho anecdótico enmarcado en <strong>la</strong> difusa<br />

categoría de arte experimental.<br />

Esto es así porque <strong>la</strong> industria, de hecho,<br />

avanza en dirección contraria, a juzgar por<br />

los ejemplos citados al principio del artículo.<br />

Hoy en día, parece ser deseable, en nombre de<br />

una mayor facturación seguramente, colocar<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


en el mercado cámaras de uso cada vez más<br />

simple, y con mayor grado de automatismo,<br />

entendiendo en rigor por automatismo una<br />

mayor cantidad de operaciones resueltas por<br />

<strong>la</strong> máquina, sin posibilidad siquiera para el<br />

usuario de actuar sobre esos parámetros.<br />

Aquí es interesante recordar <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras del<br />

filósofo francés Gilbert Simondon, que ya en<br />

1969 escribía, en su libro Du mode d’existence<br />

des objects técniques (Paris, Ed. Aubier, 1969):<br />

“El verdadero perfeccionamiento de <strong>la</strong>s máquinas,<br />

aquél que se puede decir que eleva<br />

su grado de tecnicidad, corresponde no a un<br />

incremento del automatismo, sino por el contrario,<br />

a <strong>la</strong> introducción de un cierto margen de<br />

indeterminación en su funcionamiento. Es ese<br />

margen el que permite a <strong>la</strong> máquina volverse<br />

sensible a una información exterior”.<br />

Y cuánto más son importantes estas pa<strong>la</strong>bras en<br />

el contexto en que estamos aquí, si tratamos a <strong>la</strong><br />

cámara fotográfica y su producto, <strong>la</strong> fotografía,<br />

como bienes culturales, y siendo aún un poco<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong> 2<br />

más ambiciosos, como medio y objeto para <strong>la</strong><br />

producción de obras de arte.<br />

Esta máquina actual, con todas sus “ventajas”<br />

de fácil manejo, nos hace entonces correr el<br />

riesgo de quedarnos afuera del proceso creativo,<br />

con el agravante de, además, dificultar el<br />

discernimiento entre una obra original y que<br />

represente un verdadero aporte innovador,<br />

y <strong>la</strong> mera capacidad para manejar con cierta<br />

solvencia algunos programas. Así, Machado<br />

dice (op cit): “En una primera aproximación,<br />

Flusser advierte, por lo tanto, sobre los peligros<br />

de <strong>la</strong> actuación puramente externa en <strong>la</strong><br />

caja negra. En <strong>la</strong> era de <strong>la</strong> automatización, el<br />

artista, no siendo capaz él mismo de inventar<br />

el equipamiento que necesita o él programarlo,<br />

queda reducido a un operador de aparatos, esto<br />

es, a un funcionario del sistema productivo, que<br />

no hace otra cosa sino cumplir posibilidades<br />

ya previstas en el programa, sin poder todavía<br />

en el límite de ese juego programado, instaurar<br />

nuevas categorías. <strong>De</strong> parte de <strong>la</strong> crítica y del<br />

público, lo que se percibe es una creciente<br />

dificultad, a medida que los programas se<br />

tornan más poderosos y “amigables”, de saber<br />

discriminar entre una contribución original o<br />

una mera demostración de <strong>la</strong>s virtudes de un<br />

programa. Nada puede ser menos confortable<br />

para un realizador de trabajos de computación<br />

gráfica o multimedia que aquel<strong>la</strong> pregunta<br />

inevitable que le es inferida inmediatamente<br />

después de cualquier exhibición: ¿Qué programa<br />

usó Ud. para hacer esto?. Una vez que<br />

permanecemos incapaces de saber lo que pasa<br />

en el interior de <strong>la</strong> caja negra, “somos por lo<br />

tanto analfabetos en cuanto a <strong>la</strong>s imágenes<br />

técnicas. No sabemos cómo descifrar<strong>la</strong>s”<br />

(Flusser 1985).<br />

En este sentido, asistimos ahora a un cierto<br />

desengo<strong>la</strong>miento de <strong>la</strong> noción de valor en el<br />

arte: Los juicios de valoración se tornan flojos.<br />

Nos volvemos cada vez más condescendientes<br />

con re<strong>la</strong>ción a trabajos realizados con<br />

mediación tecnológica, por que no tenemos


criterios suficientemente maduros para ava<strong>la</strong>r<br />

<strong>la</strong> contribución de un artista o de un equipo de<br />

realizadores. Como consecuencia <strong>la</strong> sensibilidad<br />

comienza a volverse embotada, se pierde<br />

el rigor en el juzgamiento y cualquier tontera<br />

nos excita, por que parece estar up today<br />

como estadio actual de <strong>la</strong> carrera tecnológica.<br />

La verdadera tarea del arte (y <strong>la</strong> filosofía que<br />

<strong>la</strong> ampara teóricamente) sería ahora, según<br />

Flusser, reve<strong>la</strong>rse en contra de esa automatización<br />

estúpida, contra esa robotización de<br />

<strong>la</strong> conciencia y <strong>la</strong> sensibilidad, y recolocar<br />

<strong>la</strong>s cuestiones de <strong>la</strong> libertad y <strong>la</strong> creatividad<br />

en el contexto de una sociedad cada vez más<br />

informatizada y cada vez más dependiente de<br />

<strong>la</strong> tecnología.”<br />

Días atrás me preguntaban, durante una entrevista<br />

radial, acerca de los “momentos Kodak”,<br />

en el sentido de que si cualquier ocasión era<br />

digna de ser fotografiada. <strong>De</strong>sde ya, en <strong>la</strong><br />

óptica de <strong>la</strong> empresa, por supuesto que sí (¡de<br />

eso viven!). <strong>De</strong>sde mi punto de vista, es lógico<br />

suponer que cualquier cosa que nos parezca<br />

digna de ser fotografiada, pues entonces lo<br />

es desde ese momento. Ahora bien, una cosa<br />

es dar rienda suelta a una afición, e incluso<br />

luego pasarse un buen rato, dependiendo de<br />

<strong>la</strong> habilidad para el manejo del Photoshop,<br />

embelleciendo según el criterio de cada uno<br />

<strong>la</strong> imagen capturada, y otra cosa muy distinta<br />

es suponer que esa habilidad y una dosis de<br />

suerte (o no) para alguna toma, nos transforma<br />

en artistas, y ya estamos listos para hacer una<br />

muestra.<br />

Ser artista es otra cosa.<br />

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Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Estenopo<strong>la</strong>roids<br />

Una vieja Kodak EK 160-EF Instant<br />

Camera (según me contaron o leí por<br />

ahí, <strong>la</strong> empresa <strong>la</strong> sacó al mercado un día<br />

antes que expirara <strong>la</strong> licencia exclusiva de<br />

Po<strong>la</strong>roid para este tipo de cámaras, y tras<br />

posterior juicio, tuvo que retirar<strong>la</strong> junto<br />

con todos sus insumos) llegó a mis manos,<br />

más como una curiosidad que como algo<br />

utilizable. No obstante, un día me encontré<br />

deseando hacer unas tomas en mi casa y sin<br />

mi otra máquina disponible, de modo que<br />

tomé el artefacto, y luego de unas cuantas<br />

modificaciones, quedó en condiciones de<br />

volver a funcionar, desde ya, dejando de ser<br />

lo que era para transformarse en otra cosa,<br />

a mitad de camino entre <strong>la</strong>s tecnologías de<br />

<strong>la</strong> po<strong>la</strong>roid y <strong>la</strong> técnica de <strong>la</strong> estenopeica, pero sin ser ninguna de ambas.<br />

Hibridaje de tecnologías, subversión de sistemas técnicos... fotografía.<br />

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TE: 478-7131 - Mar del P<strong>la</strong>ta


I<br />

Cande<strong>la</strong>bros del estío<br />

iluminaron mis huesos<br />

que <strong>la</strong> verdad predijo.<br />

No haré más el amor contigo<br />

adorada muerte.<br />

Me enamoré de ti<br />

Cabalgando horizontes<br />

Que <strong>la</strong>s brumas cubrían.<br />

Tú sabes que eres límite.<br />

Sin embargo<br />

muerte<br />

quedarás so<strong>la</strong><br />

porque morir<br />

no es lo mismo que morirse.<br />

II<br />

Navego <strong>la</strong> barca del pensamiento<br />

horizontal como campos en flor<br />

vertical<br />

como el vértigo audaz del relámpago.<br />

Camino esta tierra de muros tatuados<br />

por los secretos del alma.<br />

Transbordo <strong>la</strong> barca en océanos<br />

sin nombre y sin puertos<br />

océanos que hoy<br />

<strong>la</strong> utopía nos concede.<br />

III<br />

¿Dónde quedó mi libertad,<br />

hasta hoy enajenada?<br />

El elegido<br />

LUIS MARÍA SOBRÓN<br />

luismasobron@hotmail.com<br />

Mi corazón<br />

es un desierto de espinas y de águi<strong>la</strong>s;<br />

habíamos contribuido a despojar de primaveras<br />

jardines de peonías y de rosas.<br />

Habíamos atrapado <strong>la</strong> presa de <strong>la</strong> incógnita,<br />

para descubrir <strong>la</strong> anatomía<br />

del secreto que <strong>la</strong> hiere.<br />

El señor de <strong>la</strong> patria y el infierno<br />

reservó para su gloria, <strong>la</strong> libertad:<br />

quitar del mundo<br />

el antifaz a <strong>la</strong> gratuita pa<strong>la</strong>bra.<br />

*Poemas inéditos<br />

del libro “ESTADO DE VIGILIA”<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

María Carreras.<br />

Actriz, directora, autora. Cuarta generación de artistas.<br />

Técnica en periodismo.<br />

Tuve oportunidad de conocer<strong>la</strong> por el año<br />

2000, el<strong>la</strong> venía precedida por generaciones de<br />

artistas que fueron y son su familia. No es fácil<br />

acceder a un diálogo con una persona a quién<br />

rodea una historia actoral tan intensa en donde<br />

ha compartido cartel con muchos grandes de<br />

<strong>la</strong> escena nacional. Sin embargo su humildad<br />

y sobre todo su generosidad acortó el camino<br />

y así pude conocer algunos de los proyectos<br />

de esta “Teatrera” con mayúscu<strong>la</strong>s, supe algo<br />

de sus sueños, pude percibir su energía y sobre<br />

todas <strong>la</strong>s cosas el amor que siente por este género<br />

tan difícil; “Viniendo desde donde viene<br />

no podía ser de otra manera”, pensé. Con el<br />

tiempo y a través de ver su trabajo en <strong>la</strong>s diferentes<br />

sa<strong>la</strong>s de nuestra ciudad me di cuenta que<br />

es una “<strong>la</strong>buradora” del espectáculo y no una<br />

portadora de apellido; cosa que no tendría nada<br />

de malo. Pero repito, es humilde y respetuosa<br />

de los otros y ha sabido ganarse un merecido<br />

lugar a través de su continuo trabajo, como<br />

autora, docente, productora o actriz dentro<br />

del quehacer marp<strong>la</strong>tense. No quiero olvidar<br />

mencionar que es una persona muy querida y<br />

respetada por sus pares y para cualquier actor<br />

sería un honor trabajar junto a el<strong>la</strong>. En <strong>la</strong> actualidad<br />

coordina el TMC! Espacio de formación,<br />

investigación y producción teatral.<br />

Distinciones recibidas: Asociación Argentina<br />

de Actores, delegación Mar del P<strong>la</strong>ta. Por el<br />

aporte al desarrollo teatral y a <strong>la</strong> formación de<br />

actores. Mujeres <strong>De</strong>stacadas. Centro Cultural<br />

Cortázar. (2001) Mujeres <strong>De</strong>stacadas. (2003)<br />

Centro Cultural para el desarrollo social de Luz<br />

y Fuerza. Mujer destacada por su trayectoria<br />

artística en el marco del Día de <strong>la</strong> Mujer otor-<br />

Teatro<br />

gado por el Honorable Concejo <strong>De</strong>liberante de<br />

<strong>la</strong> Municipalidad de Gral. Pueyrredón. (2007)<br />

Gaviota de Oro (2007) Trayectoria artística<br />

femenina. Otorga SADAP -Premio San Gabriel.<br />

Participó en los elencos de <strong>la</strong>s obras que<br />

presentaran su padres, Enrique y Mercedes<br />

Carreras pioneros del teatro en Mar del P<strong>la</strong>ta<br />

y que obtuvieron el reconocimiento del público<br />

y varias estrel<strong>la</strong>s de mar.<br />

Trabajó en cine, televisión, circo y teatro junto<br />

a grandes hacedores de <strong>la</strong> escena nacional.<br />

Julio Vaccaro, Mario Rol<strong>la</strong>, Ismael Hasse,<br />

José María Pao<strong>la</strong>ntonio, Jorge Ahamendaburu,<br />

Darío Vittori, Juan Carlos Mesa, Eva Franco,<br />

Tita Merello, Osvaldo Miranda, Tincho Zaba<strong>la</strong>,<br />

Adolfo García Grau, Imperio Argentina, Jorge<br />

Porcel, Carlos Andrés Calvo, Alberto Olmedo,<br />

Vicente Parra, Beatriz Taibo, Diana Maggi,<br />

Juan Carlos Mesa, Mario Sapag, Helena Lucena,<br />

Juan Carlos Dual, Marcos Zucker, Tino<br />

Pascali, Emilio Comte; Jorge Barreiro, Alfonso<br />

de Grazia, Ignacio Quirós, Lolita Torres, Luis<br />

Medina Castro, Juan Darthes, Rodolfo Ranni,<br />

Mario Pasik , Iris Láinez; Ruben Pires; Violeta<br />

Rivas; Estel<strong>la</strong> Raval y muchos más...<br />

Con una intensa y permanente actividad, se<br />

destacan entre los espectáculos dedicados al<br />

público adulto su trabajo de actriz en “Vidas<br />

Parale<strong>la</strong>s”, “Discépolo”, “50y50”, “Así es <strong>la</strong><br />

Vida”, “Don Gil de <strong>la</strong>s Calzas Verdes” y “Made<br />

in Lanús”.<br />

Como directora: ”Parecen ángeles”, “El partener”,<br />

”Boda Gitana”, “Sueño de una noche<br />

de verano”, “Chau Misterix” y “Los Invertidos”.<br />

Se suman también los dedicados a <strong>la</strong> infancia:


“La Bel<strong>la</strong> Durmiente” (producción), “<strong>De</strong>tectives<br />

Revoltosos” (autora), “Aprendiz de<br />

músico”, “Como A<strong>la</strong>dino” (dirección), “La<br />

Familia Perino<strong>la</strong>” (autora, directora).<br />

Aquí alguna de sus respuestas para nuestra<br />

revista<br />

¿Qué tipo de teatro le provoca admiración?<br />

El que está bien hecho, sea el género que sea.<br />

Que me haga “entrar en el juego” que me<br />

propone.<br />

¿Sigue leyendo nuevas obras o mantiene en<br />

carpeta viejos proyectos, si es así? ¿Cuáles<br />

son? Siempre leo, trato de nutrirme, de<br />

mantenerme al día. Trato de llevar a cabo los<br />

proyectos que me interesan. Me entusiasman<br />

los musicales y los espectáculos donde se fusionen<br />

lenguajes.<br />

¿Se siente acompañado o el medio teatral<br />

es solitario y competitivo? Es competitivo,<br />

trato de que sea grupal. Me encanta encarar<br />

proyectos con mucha gente, un nuevo proyecto<br />

es material de aprendizaje y enriquecimiento,<br />

el intercambio con los otros me moviliza<br />

¿Qué es lo que prima al abordar una obra,<br />

el goce o el dolor? El goce, hay que disfrutar<br />

desde el primer momento. Pongo mucho esfuerzo,<br />

energía, tiempo, compromiso y muchas<br />

veces dinero como para además sufrir. Cuando<br />

empiezo a sufrir quiero dejarlo<br />

Existen personas del medio y público que<br />

considera que el teatro actual es en su<br />

mayoría falto de sentido ¿Qué me puede<br />

decir? ¡Hay tanto de todo! (POR SUERTE). En<br />

principio el teatro tiene que tener sentido para<br />

uno que es el que lo genera. Si para uno tiene<br />

sentido seguramente encontrará un público<br />

que le llegue. Estamos llenos de “sin sentido”<br />

como en toda época, pero ahora <strong>la</strong> T.V. tomó<br />

como material difundir casi exclusivamente el<br />

“sin sentido”. Y eso nos hace sentir invadidos e<br />

impotentes. Sin embargo creo que no hay que<br />

dejar de hacer lo que uno cree. O por lo menos<br />

intentar creer en algo y trabajar por eso.<br />

Existe <strong>la</strong> comunión Teatro-Política ¿Piensa<br />

que al público le interesa esa propuesta? En<br />

este momento me parece que a <strong>la</strong> mayoría no.<br />

Es una unión rica y posible como cualquier<br />

otra. Teatro-Política me parece más interesante<br />

que teatro panfleto. Significa que abre <strong>la</strong> puerta<br />

a un intercambio de ideas o propone re-pensar<br />

una situación.<br />

Se juega con <strong>la</strong> idea que el teatro no comercial<br />

o under siempre lleva adherido a<br />

su espalda un tinte político o una idea muy<br />

hacia a <strong>la</strong> izquierda ¿Por qué se piensa eso y<br />

si es verdad a qué se debe? Supongo que a <strong>la</strong><br />

historia transcurrida y a <strong>la</strong> necesidad de expresión<br />

y libertad. No pienso que solo lo político<br />

sea el único abordaje del teatro no comercial.<br />

Creo que en <strong>la</strong> actualidad el universo es mucho<br />

más amplio, abarca <strong>la</strong> búsqueda de sentido en<br />

el mundo globalizado, <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones y vínculos<br />

en <strong>la</strong> sociedad actual.<br />

¿Cómo inserta en lo cotidiano su <strong>la</strong>bor teatral?<br />

Es mi cotidianeidad.<br />

¿Se piensa en <strong>la</strong> obra o en el espectador o<br />

viceversa? ¿Por qué? Pienso en <strong>la</strong>s dos cosas.<br />

Pienso en lo que voy a contar y a quien<br />

se lo voy a contar y entonces como lo voy a<br />

contar.<br />

La celebración de una escena es el ritual de<br />

una fa<strong>la</strong>cia en lo cual lo trascendental es <strong>la</strong><br />

emanación de <strong>la</strong> verdad, como si se tratara<br />

de una segunda lectura. ¿Trabajan en <strong>la</strong><br />

puesta en esa segunda lectura? Una obra<br />

es interesante cuando permite lecturas, y esas<br />

lecturas pueden estar facilitadas, acentuadas o<br />

creadas en una puesta. Eso es lo apasionante<br />

del trabajo de director teatral. Permitir que en<br />

escena se muestre toda <strong>la</strong> riqueza de un texto<br />

y todo lo que al director puede sumar según su<br />

propia óptica. Se vuelve co-autor.<br />

¿Cree usted que <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor de <strong>la</strong> mujer es<br />

sustancialmente diferente de <strong>la</strong> del hombre<br />

en esta profesión? No.<br />

Como marp<strong>la</strong>tense tengo <strong>la</strong> sensación de<br />

que <strong>la</strong> ciudad no trata muy bien a sus repre-<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


sentantes culturales ¿Qué opinión tiene al<br />

respecto? No es consciente de <strong>la</strong> riqueza que<br />

tiene, de <strong>la</strong> situación privilegiada en cuanto a<br />

<strong>la</strong> masividad, cantidad, diversidad, de espectáculos<br />

y públicos. Se desperdicia esfuerzos<br />

formando gente que luego no se le genera el<br />

espacio de profesionalización. Se sigue teniendo<br />

<strong>la</strong> idea de que el artista por elegir ser artista<br />

tiene que ser pobre.<br />

Actuar o dirigir una obra es moverse al ritmo<br />

de una música interna, para usted ¿Por<br />

dónde pasa esa melodía? Según… el trabajo,<br />

y el roll a desempeñar. Como autora y directora<br />

de espectáculos infantiles <strong>la</strong> melodía es <strong>la</strong> de<br />

<strong>la</strong> magia, <strong>la</strong> de <strong>la</strong> esperanza, <strong>la</strong> de <strong>la</strong> fantasía,<br />

que preserve el espacio de <strong>la</strong> infancia, de los<br />

sueños y el juego. Que tenga el toque de inocencia<br />

para creer en <strong>la</strong> bondad y en un mundo<br />

mejor, y <strong>la</strong> audacia de atreverse a p<strong>la</strong>smarlo y<br />

volver a buscar al niño interno para ponerlo<br />

nuevamente en juego. Como actriz, en Vidas<br />

Parale<strong>la</strong>s o en Made in Lanús, <strong>la</strong> melodía es <strong>la</strong><br />

de los sentimientos, <strong>la</strong>s emociones, los dolores<br />

y <strong>la</strong>s alegrías de <strong>la</strong> vida cotidiana, lo humano,<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

<strong>la</strong> comprensión de lo<br />

humano.<br />

Considerando que<br />

grandes actores de<br />

<strong>la</strong> escena nacional<br />

han sido autodidactas<br />

¿qué piensa que<br />

aporta el taller teatral<br />

a un artista? Espacio<br />

para descubrir, ejercitar<br />

e intercambiar.<br />

Formar parte de una<br />

búsqueda compartida.<br />

Herramientas para<br />

no desesperarse. Mis<br />

bisabuelos y abuelos<br />

españoles formaban<br />

parte de una compañía<br />

de teatro que hacia<br />

repertorio. El taller se<br />

hacía trabajando. Tres<br />

obras por día, compañías de 20 o 30 personas.<br />

La ejercitación continua. Mi viejo aprendió a<br />

hacer cine en los estudios, filmando, empezando<br />

desde abajo. Cuando no tenés acceso a<br />

eso, el estudiar teatro te brinda ese espacio de<br />

aprendizaje, y te lo organiza para que después<br />

tengas herramientas para generar tus proyectos<br />

o puedas presentarte a un casting.<br />

En lo personal ha sido merecedora de diferentes<br />

distinciones en el ámbito local y<br />

nacional ¿Puede explicar cuál fue <strong>la</strong> que<br />

le dio <strong>la</strong> mayor alegría y por qué? Premio<br />

a <strong>la</strong> trayectoria destacada en <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor artística<br />

otorgada por el concejo deliberante con motivo<br />

del día de <strong>la</strong> mujer. Porque valorizaba un<br />

camino, una permanencia, una conducta. No<br />

lo esperaba, no lo concursé, me emocionó y<br />

me hizo ver que no siempre uno está solo jaja.<br />

Y el Estrel<strong>la</strong> de Mar a Vidas Parale<strong>la</strong>s como<br />

mejor obra dramática a nivel nacional, (no<br />

creo en esa distinción de local y nacional, no<br />

me gusta esa autodiscriminación). Por otro <strong>la</strong>do<br />

Vidas Parale<strong>la</strong>s es un proyecto muy querido,


trabajado y defendido por Mercedes (autora<br />

y directora) y Sandra Maddonni (protagonista<br />

nominada como mejor actriz) y yo que estuvimos<br />

desde los inicios del proyecto hace tres<br />

años. Propone un diálogo, una apertura a <strong>la</strong><br />

diversidad y revalorización del otro. Parecía<br />

que era propicio y necesario hab<strong>la</strong>r no en<br />

función de antinomias sino de cercanías, de<br />

convivencias.<br />

Como actriz, directora y dramaturga ha<br />

bebido los diferentes estilos y escue<strong>la</strong>s en<br />

<strong>la</strong>s cuales encuentra un camino ¿Le sería<br />

posible explicar qué género logró influenciar<br />

en su manera de expresar? No lo sé. Tal vez<br />

el que vea mis trabajos pueda decirlo. Trato de<br />

seguir probando, de trabajar en equipo, de estar<br />

sensible a lo que pasa. Mi escue<strong>la</strong> es el hacer<br />

en forma continua y permanente y tomar cada<br />

trabajo como una investigación.<br />

Siendo movimientos independientes, sin<br />

estructura comercial ¿cómo financian <strong>la</strong><br />

puesta de una obra? ¿Vestuario, escenografía,<br />

sa<strong>la</strong>, etc.? Funcionamos como cooperativa<br />

que puede tener o no producción según el caso.<br />

Arriesgamos en lo que creemos.<br />

¿Cuénteme algo de su último trabajo? Es<br />

un musical con 30 artistas en escena. P<strong>la</strong>ntea<br />

el rescate de <strong>la</strong> infancia del país de los piratas,<br />

donde los sueños no son posibles y <strong>la</strong>s<br />

oportunidades no existen. La clásica historia<br />

de Wendy, Peter Pan y Campanita. Un equipo<br />

de profesionales increíbles. Sergio Hernández<br />

creando un delirante “Mano Ganchuda” pone<br />

al servicio del público infantil <strong>la</strong>s dotes de un<br />

gran actor. Pau<strong>la</strong> Lostra una joven y talentosa<br />

coreógrafa Un p<strong>la</strong>cer trabajar con el<strong>la</strong>. Te adjunto<br />

<strong>la</strong> data porque todos son maravillosos.<br />

Estamos trabajando desde Febrero cuando<br />

Willy Wullich director del teatro Colón, nos<br />

dio el sí para el proyecto. Wendy, Campanita<br />

Peter Pan dice muchas cosas, simboliza muchas<br />

cosas, es un paso muy importante en mi<br />

carrera. Espero que los chicos puedan decir<br />

qué les pareció.<br />

¿Qué nos puede decir como reflexión final?<br />

¡Que amo hacer teatro!<br />

DIEZ PREGUNTAS SIMPLES<br />

1.¿Una obra? El violinista en el tejado.<br />

2.¿Un autor? Kartum, Rovner.<br />

3.¿Un docente? Noemí Coelho. Danza jazz.<br />

4.¿Un autor/ra marp<strong>la</strong>tense? Julio Lascano<br />

5.¿Un actor o actriz marp<strong>la</strong>tense? Los que<br />

estoy trabajando ahora.<br />

6.¿Un libro? No sé, varios<br />

7.¿Un amigo? María Jordán.<br />

8.¿Un color? verde<br />

9.¿Una fecha? Nacimiento de mis hijos.<br />

10.¿Un sueño? Argentina estable, organizada,<br />

republicana, productiva, contenedora, inclusiva,<br />

progresista. Feliz.<br />

Alejandro Gómez<br />

(Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />

halegomez2003@yahoo.com.ar<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


JULIO CORTÁZAR<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

0<br />

Rescates<br />

Por Lidia Castro<br />

castrohernando@gmail.com<br />

Sus libros de cuentos y nove<strong>la</strong>s han marcado <strong>la</strong> literatura de <strong>la</strong> segunda mitad del siglo XX.<br />

Entre ellos, hay títulos clásicos como Bestiario, Las armas secretas, Todos los fuegos el fuego,<br />

Los premios y Rayue<strong>la</strong>.<br />

En febrero de 1964 un grupo de escritores <strong>la</strong>tinoamericanos se reunió en Ciudad de México<br />

para celebrar una reunión “cronopia”. Julio Cortázar no pudo asistir pero envió <strong>la</strong> contribución<br />

siguiente:<br />

“Nada puede parecerme más ominoso que una reunión de cronopios poetas y artistas. La so<strong>la</strong> y<br />

siniestra idea es comparable a <strong>la</strong> mañana en que los campesinos de Bustedville, Nevada, vieron<br />

llegar a un caballo sin jinete, con un mensaje atado a un estribo: <strong>la</strong>s <strong>la</strong>ngostas habían aprendido<br />

a pensar y avanzaban estratégicamente, comiéndose a los hombres en vez de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas de<br />

maíz. Pero también, mensaje por mensaje, acordémonos de <strong>la</strong> botel<strong>la</strong> vomitada por el mar en<br />

<strong>la</strong>s p<strong>la</strong>yas de Dubrovnik en agosto de 1865, con su inscripción bordada en un guante de mujer:<br />

“Estoy tan solo, tan lejos, tan alto”.<br />

Dados esos antecedentes, toda aglomeración de cronopios me parece digna<br />

de sospecha. ¡Cuidado con los poetas que muerden! ¡Cuidado con los artistas<br />

que transforman! Ya se han visto sus intenciones en el vo<strong>la</strong>nte teñido de rosa<br />

ingenuo que han distribuido profusamente y donde anuncian: “Cerrojos caídos<br />

y puertas abiertas”. ¡Cerrojos caídos y puertas abiertas! ¿Pero qué va a ser de<br />

nosotros, doctor Gómez? ¡Ay, vaya uno a saber, señora Rodríguez!<br />

En vista de todo lo cual, mi indignada aportación a este nefasto primer<br />

encuentro de <strong>la</strong> Acción Poética Interamericana es <strong>la</strong> siguiente: Cronopios<br />

de <strong>la</strong> tierra americana, muestren sin vaci<strong>la</strong>r <strong>la</strong> hi<strong>la</strong>cha. Abran <strong>la</strong>s puertas<br />

como <strong>la</strong>s abren los elefantes distraídos, ahoguen en ríos de carcajadas toda<br />

tentativa de discurso académico, de estatuto con artículos de I a XXX, de<br />

organización pacificadora. Háganse odiar minuciosamente por los cerrajeros, echen tone<strong>la</strong>das<br />

de azúcar en <strong>la</strong>s salinas del l<strong>la</strong>nto y estropeen todas <strong>la</strong>s azucareras de <strong>la</strong> comp<strong>la</strong>cencia con el<br />

puñadito subrepticio de <strong>la</strong> sal parricida.<br />

El mundo será de los cronopios o no será, aunque me cueste decirlo porque nada me parece más<br />

desagradable que saludarlos hoy cuando en realidad me resultan profundamente sospechosos,<br />

corrosivos y agitados. Por todo lo cual aquí va un gran abrazo, como le dijo el pulpo a su inminente<br />

almuerzo.”<br />

París, 1964.


LAS CINCO VOCALES<br />

La famosa escritora españo<strong>la</strong> Lucía Echevarría, ganadora del Premio P<strong>la</strong>neta, dijo en una entrevista,<br />

que ‘murcié<strong>la</strong>go’ era <strong>la</strong> única pa<strong>la</strong>bra en el idioma español que contenía <strong>la</strong>s cinco vocales.<br />

Un lector, José Fernando B<strong>la</strong>nco Sánchez, envió <strong>la</strong> siguiente carta al periódico ABC, para ampliar<br />

su conocimiento:<br />

“Acabo de ver en <strong>la</strong> televisión estatal a Lucía Echevarría diciendo que, ‘Murcié<strong>la</strong>go’ es <strong>la</strong> única pa<strong>la</strong>bra<br />

en el idioma español que contenía <strong>la</strong>s cinco vocales. Pues mi estimada señora, piense un poco<br />

y controle su ‘euforia’. Un ‘arquitecto’, ‘escuálido’, l<strong>la</strong>mado ‘Aurelio’ o ‘Eu<strong>la</strong>lio’, dice que lo más<br />

‘auténtico’ es tener un ‘abuelito’ que lleve un traje ‘reticu<strong>la</strong>do’ y siga el ‘arquetipo’ de aquel viejo<br />

‘reumático’ y ‘repudiado’, que ‘consiguiera’ en su tiempo, ser ‘esqui<strong>la</strong>do’ por un ‘comunicante’,<br />

que cometía ‘adulterio’ con una ‘encubridora’ cerca del ‘estanquillo’, sin usar ‘estimu<strong>la</strong>dor’.<br />

Señora escritora, si el ‘peliagudo’ ‘enunciado’ de <strong>la</strong> ‘ecuación’ <strong>la</strong> deja ‘irresoluta’, olvide su<br />

‘menstruación’ y piense de modo jerárquico’. No se atragante con esta ‘perturbación ‘, que no<br />

va con su ‘milonguera’ y ‘meticulosa’ ‘educación’. Y repita conmigo, como diría Cantinf<strong>la</strong>s:<br />

¡Lo que es <strong>la</strong> falta de ignorancia!”<br />

Citas:<br />

Hoy en día, los jóvenes se imaginan que el dinero lo es todo, y cuando<br />

se hacen mayores, saben que es cierto. Oscar Wilde<br />

La búsqueda de dios es una ocupación inútil, pues no hay nada que buscar donde<br />

nada existe. A los dioses no se les busca, se les crea... Máximo Gorki<br />

Un hombre que es original no actúa el papel de otra persona, es él mismo. Y su autoridad<br />

no viene de nadie, viene del universo mismo.<br />

Osho, tomado de: The Language of Existence<br />

Consejo de Onetti:<br />

No sacrifiquen <strong>la</strong> sinceridad literaria a nada. Ni a <strong>la</strong> política ni al triunfo. Escriban<br />

siempre para ese otro, silencioso e imp<strong>la</strong>cable, que llevamos dentro y no es posible<br />

engañar. Juan Carlos Onetti<br />

Partes de Diccionario del diablo Ambroise Bierce<br />

Difamar, v. t. Atribuir maliciosamente a otro vicios que no hemos tenido <strong>la</strong><br />

oportunidad ni <strong>la</strong> tentación de practicar.<br />

Difamar, v. t. <strong>De</strong>cir mentiras sobre otro. <strong>De</strong>cir verdades sobre otro.<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

2<br />

Reseñas<br />

Acerca de los poemas de CATÁLOGO DE IMPERFECCIONES<br />

del libro ÉBANO de MARCELA PREDIERI<br />

Por DAVID ALBERTO FUKS<br />

(Rosario) - fuksdavidalberto@gmail.com<br />

Algunos de los libros<br />

de Marce<strong>la</strong> Predieri<br />

podrían haber integrado<br />

muy honorablemente<br />

aquel<strong>la</strong><br />

colección rosada de<br />

Tusquets: La sonrisa<br />

vertical. Es que si<br />

se los acerca al fuego<br />

podrá aspirarse el<br />

ominoso olor a azufre<br />

del Anticristo sin necesidad<br />

de leerlos de atrás para ade<strong>la</strong>nte. Yo accedí<br />

tardíamente a sus textos y confieso que <strong>la</strong> lectura<br />

de estos versos me exacerbó <strong>la</strong> liberación de óxido<br />

nítrico en el cuerpo cavernoso. Es que lo orgásmico<br />

fluye a lo <strong>la</strong>rgo de este libro bajo <strong>la</strong> tradicional expresión<br />

francesa de petite mort. En efecto, diversos<br />

son los versos que dan cuenta de ello:”El veneno<br />

solo aguardando” (magdalenas),”se saben muertos<br />

y de prisa” (es presa de inviernos), “<strong>la</strong> mañana rebasa<br />

el luto de los pájaros” (cinco), “frente a tu puerta<br />

b<strong>la</strong>nqueada de mortajas” (resistencia), metáfora que<br />

insiste en mínimo: ”Entre mortajas de viento”. ”El<br />

veneno solo aguardando” es una voz poética inquietante<br />

que sobresalta al lector en <strong>la</strong> mitad de una<br />

lista cotidianeísta. También el p<strong>la</strong>cer del exhausto<br />

da cuenta de ello en ”los viernes duermen siestas<br />

<strong>la</strong>s señoras” (magdalenas) y “y tres gallos que se<br />

quedan dormidos” (es presa de inviernos).<br />

Predieri no oculta sus apremiantes armas secretas.<br />

Así, “el estilete de <strong>la</strong> luna sobre los cueros” o “con<br />

una estocada” (tándem) y “como un puñado de tierra<br />

en el ojo” (es presa de inviernos) ,aquellos apremios<br />

amorosos, sostengo, se prolongan en “quiebra<br />

<strong>la</strong>s piernas de <strong>la</strong> tarde” (cinco), en “quebrarle <strong>la</strong>s<br />

piernas a <strong>la</strong>s horas” (tándem) y “al dolor del tacto”<br />

(enroque). En suma, el cuerpo predieriano es om-<br />

nipresente, contundente, ora sugiere al otro y ora<br />

es autosuficiente y autosatisfactorio.<br />

Estos cuerpos no siempre desean interrogarse,<br />

prefieren y profieren su vecindad más del <strong>la</strong>do del<br />

instinto que de <strong>la</strong> pulsión, de <strong>la</strong> postergación de <strong>la</strong><br />

ternura (no es que <strong>la</strong> ternura esté exenta) más que<br />

de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra compasiva.<br />

La belleza de algunos versos, (como epifanía en <strong>la</strong><br />

que adviene <strong>la</strong> poiesis), reve<strong>la</strong> <strong>la</strong> calidad mayor de <strong>la</strong><br />

autora, quien, corrompiendo <strong>la</strong> lengua, simu<strong>la</strong> sustantivar<br />

los adjetivos y adjetivizar los sustantivos:”<strong>la</strong><br />

boca del acanti<strong>la</strong>do se trepa a <strong>la</strong> mentira”, “pero el<br />

cielo está sangre de mis miedos”.<br />

En una licencia, Marce<strong>la</strong> Predieri, muy pero muy<br />

audaz, lleva su impudor poético más allá del límite<br />

de lo licencioso y no cal<strong>la</strong> su deseo en <strong>la</strong> ceguera<br />

silenciosa de los amores parafílicos o sugiere acoples<br />

ad tergo (tándem) o ¿evoca al film Querelle?<br />

(”recorramos entonces los bares de muelles”) pero<br />

jamás deja de invitar a horadar con nuestro atisbo,<br />

en <strong>la</strong> profundidad de sus escotes líricos con miradas<br />

que navegan entre alusiones atlánticas (dársenas,<br />

puertos, barcazas).<br />

No se trata del mar, sino de otras humedades, c<strong>la</strong>ro<br />

está, aquel<strong>la</strong> de <strong>la</strong> genial genitalidad de los amantes<br />

que como bien sabemos, cuando encal<strong>la</strong>n, hab<strong>la</strong>n<br />

en lengua y en <strong>la</strong> áspera suavidad de <strong>la</strong>s yemas de<br />

los dedos soliviantados.<br />

Adhesión:<br />

SADE Atlántica<br />

sadeat<strong>la</strong>ntica@yahoo.com.ar


El rincón de los bajitos<br />

IMPORTANCIA DEL CUENTO EN LA FORMACIÓN DE LOS NIÑOS<br />

Por Esmeralda Longhi Suárez*<br />

El cuento es un género literario de gran atractivo para <strong>la</strong> niñez. Produce goce, p<strong>la</strong>cer, recreación<br />

y expansión de sensaciones y sentimientos, al crear una atmósfera de encanto, imaginación,<br />

fantasía, belleza y pureza que logra en lectores y auditores, al recibir el mensaje, ilusión y emociones<br />

diversas: reír, entristecer, pensar, asombrar.<br />

El cuento debe responder al gusto y necesidad de los niños, contribuir a satisfacer su curiosidad,<br />

deseo de conocer y descubrir pau<strong>la</strong>tinamente el mundo que los rodea, desarrol<strong>la</strong>r habilidades y<br />

actitudes como gozar de <strong>la</strong> acción dramática, identificarse con los hechos y personajes, escuchar<br />

atentamente, mantener <strong>la</strong> continuidad de ideas en <strong>la</strong> mente, acrecentar el vocabu<strong>la</strong>rio haciendo<br />

comentarios y preguntas sobre lo narrado, disfrutar de <strong>la</strong> belleza y el sonido del idioma, rescatar<br />

enseñanzas y principios morales positivos, distinguir progresivamente lo real de lo imaginario,<br />

descubrir el p<strong>la</strong>cer de hojear libros apreciando ilustraciones y cuidarlos pues son de utilidad.<br />

Los temas a brindar deben ser re<strong>la</strong>tivos a <strong>la</strong> edad y preferencias de los destinatarios, como <strong>la</strong>s<br />

acciones sobre situaciones familiares donde existan animales domésticos, que todos desean<br />

tener, haciendo travesuras como ellos, y elementos cotidianos donde puedan hal<strong>la</strong>r el amor a<br />

<strong>la</strong> familia y los amigos como forma de integración a un grupo social. Todo esto, con una trama<br />

simple, bien desarrol<strong>la</strong>da, con un accionar c<strong>la</strong>ro girando sobre él todo el tema, con secuencias<br />

sencil<strong>la</strong>s, comprensibles; no muchos personajes ni hechos para su fácil captación e identificación<br />

para que puedan saborear del cuento, extraer de él amor, cariño, generosidad, y descubrir <strong>la</strong><br />

riqueza idiomática a través de un lenguaje adecuado, ameno, que responda a su edad, con frases<br />

ordenadas, diálogos ágiles y una correcta estructura gramatical.<br />

A través de <strong>la</strong>s tramas con hechos continuos y re<strong>la</strong>cionados entre sí se pretende abrir un clima de<br />

aventura, ternura, simpatía, comprensión e identificación con experiencias de vida y se recibirá,<br />

como <strong>la</strong> mejor de <strong>la</strong>s recompensas, <strong>la</strong> sonrisa de los niños quienes, al leerlos u oírlos, exp<strong>la</strong>yarán<br />

sus emociones y sentimientos dentro de un marco de magia, felicidad y pureza.<br />

*Autora de CUENTOS PARA CONTAR Y LEER - Selección para niños pequeños<br />

Agradecimiento: a todos aquellos que han co<strong>la</strong>borado<br />

con adhesiones y publicidad durante estos 9 años.<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


LOS HIBERTECAS<br />

Comienza el otoño.<br />

El á<strong>la</strong>mo que había estirado sus brazos buscando los mejores rayos de sol para pasar el verano,<br />

los más bril<strong>la</strong>ntes tonos de verde para sus hojas y los murmullos más graciosos de <strong>la</strong> brisa que<br />

circu<strong>la</strong> por sus ramas, cambió de parecer. Ahora se está haciendo dueño de todos los amarillos,<br />

marrones y rojos. Los pone en sus hojas que se descuelgan dejando, poco a poco, <strong>la</strong>s ramas<br />

vacías.<br />

¿Dónde se dirigen? ¿Dónde quieren vivir otras aventuras?<br />

Se suben a <strong>la</strong>s ráfagas del viento del mar, que recorre <strong>la</strong> zona, llevando frío, nieb<strong>la</strong> y gotones<br />

de lluvia.<br />

Galopan grandes distancia, muchas van a <strong>la</strong> otra cuadra, al parque de los pinos; otras se refugian<br />

bajo <strong>la</strong> higuera de <strong>la</strong> otra casa: pero hay muchas que les gusta quedarse cerquita, se bajan del<br />

viento ahí nomás y se quedan, simpáticas, en mi parque.<br />

Este es el momento en que todos los de <strong>la</strong> casa se ponen a mirar detenidamente. Bajo <strong>la</strong>s hojas<br />

de otoño, amaril<strong>la</strong>s, marrones y rojas, que cubren todo el pasto y también los canteros, aparecen<br />

los hibertecas, esos seres herbóreos que viven bajo <strong>la</strong>s hojas de otoño, amaril<strong>la</strong>s, marrones y<br />

rojas.<br />

Perlita, <strong>la</strong> dálmata llorona, camina con cuidado, no quiere pisar ninguno. Trompita, <strong>la</strong> gatita<br />

b<strong>la</strong>nca y negra, juguetona como siempre, los espía y les tiene miedo; el Negrito, el gato de <strong>la</strong><br />

casa, brilloso y sereno, trata de saludarlos con sus <strong>la</strong>rgos bigotes; Minina, <strong>la</strong> gata abue<strong>la</strong>, los<br />

l<strong>la</strong>ma y como no vienen, les conversa. También Pelusa se inquieta, pero no demasiado, parece<br />

que dijera: No me interesa…<br />

A mí también me impactan, <strong>la</strong> primera vez que los vi no lo podía creer; ¡son tan chiquitos, casi<br />

trasparentes, tan vivaces!<br />

Livianos por su sencillez, humildes como los grandes.<br />

Su ojo, –porque tienen uno solo– mira <strong>la</strong> realidad desde otro lugar, pasea <strong>la</strong> visión desde abajo<br />

del amarillo, los marrones y los rojos, y por eso sus percepciones y opiniones sobre <strong>la</strong> vida,<br />

sobre el bien y el mal, y hasta sobre <strong>la</strong> belleza son diferentes a otras. Hab<strong>la</strong>n de <strong>la</strong> libertad, de<br />

los valores, del respeto por el otro. Se agrupan y no dejan a nadie afuera. ¿Serán familiares del<br />

Unicornio Azul, aquel que cantaba Silvio Rodríguez, con un dejo de nostalgia caribeña?<br />

Los hibertecas viven en familia. Construyen sus casas diminutas bajo <strong>la</strong> primera hoja grande que<br />

encuentran. A veces usan <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> higuera, que se vienen de <strong>la</strong> casa vecina, un poco arrugadas,<br />

pero abrigan igual.<br />

El papá se preocupa de su familia, trata de protegerlos del frío, a veces armando el techo con dos<br />

o tres hojas de otoño, para que el agua resbale por <strong>la</strong>s grietas y no entre <strong>la</strong> he<strong>la</strong>da de <strong>la</strong> madrugada<br />

en su madriguera. La mamá corre rápida hasta que les cocina <strong>la</strong> mejor comidita.<br />

Los nenes y <strong>la</strong>s nenas, como otros nenas y nenas, de otras razas, son juguetones, trasgresores y<br />

bulliciosos. Al año siguiente, cuando llegan otra vez, esos niñitos, tan chiquititos, ya han crecido,<br />

no mucho, pero se han hecho adultos y forman otras familias de hibertecas.<br />

Siempre vuelven al mismo parque, en otoño. Con <strong>la</strong> caída de <strong>la</strong> hoja del almanaque del 21 de<br />

marzo, llegan. ¡Igual que <strong>la</strong>s golondrinas en primavera! Hasta se podría decir que día es, por<br />

<strong>la</strong> llegada de ellos.<br />

¡Qué graciosos! ¡Que chiquitos! ¡Qué elegantes! Todos llevan gorritos rojos. A veces algunos,<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong>


muy trasgresores usan gorritos azules. A los más chiquititos<br />

les ponen gorritos b<strong>la</strong>ncos, supongo que para verlos mejor.<br />

Los chiquititos juegan a <strong>la</strong> ronda, a <strong>la</strong> mancha y a <strong>la</strong>s escondidas.<br />

Este juego es el que más les gusta, porque encuentran<br />

lugares para esconderse enseguida: una hojita suave y a<strong>la</strong>rgada<br />

de gramil<strong>la</strong>, una ramita caída del á<strong>la</strong>mo, o un caminito<br />

de hormigas les alcanza.<br />

Siguen cayendo hojas del almanaque, y continúan surcando<br />

el aire de mi parque, <strong>la</strong>s hojas del otoño. Ahora ya son más<br />

marrones y rojas, no tan amaril<strong>la</strong>s y ni pizca de verde.<br />

Nos empezamos a preparar todos para saludarlos hasta el<br />

próximo año, Perlita <strong>la</strong> llorona, llora más que nunca. Trompita se vuelve más seria, es que sabe<br />

que los va a extrañar bastante. Minina piensa, como todos los años que les van a faltar estos<br />

“muñequitos” para char<strong>la</strong>r en <strong>la</strong>s tardes de sol, de sol de otoño.<br />

Hoy es <strong>la</strong> gran asamblea, deciden que rumbo tomarán para buscar otros parques sembrados de<br />

hojas de otoño. ¡Qué cantidad de ojitos, tras <strong>la</strong>s hojas! Todos quieren exponer sus ideas, uno,<br />

seguro el líder de este año, trata de organizar <strong>la</strong> reunión, desde <strong>la</strong> mesa de afuera se oye un<br />

murmullo, si uno se acerca más el murmullo sube de tono hasta parecer una especie de diálogo,<br />

un diálogo de hibertecas.<br />

Preparan valijas. Buscan sus vehículos: <strong>la</strong>s ráfagas de viento del invierno, los gotones de lluvia,<br />

y hasta algún capullo de nieve que cae suavemente entre <strong>la</strong>s ramas del mandarino.<br />

Este año decidieron ir a Groen<strong>la</strong>ndia. ¡Qué lejos! ¿Llegarán los vientos del sur? En el norte,<br />

allá en Groen<strong>la</strong>ndia, no encuentran al otoño.<br />

El más grande, el líder, les dice que van a viajar un rato más. Hasta los bosques de Canadá.<br />

Los más chiquitos se pierden. Es que el viento que los llevaba se quedó sin fuerza.<br />

Allá sale toda <strong>la</strong> familia de los hibertecas a buscarlos. Piden ayuda a <strong>la</strong>s fuerzas públicas. La<br />

Policía Montada de Canadá, <strong>la</strong>s Fuerzas Armadas y los esquiadores amables buscan con aviones,<br />

vehículos terrestres y hasta con barcos por los <strong>la</strong>gos casi he<strong>la</strong>dos.<br />

Los l<strong>la</strong>man, ayudados con micrófonos, y altavoces. Pasa una noche, fría como <strong>la</strong>s noches de<br />

invierno, lloran <strong>la</strong>s mamás hibertecas, lloran los papás hibertecas. Y esperan que los encuentren,<br />

escuchan <strong>la</strong> radio, miran televisión y se escriben mail entre todos. Un locutor en Canal 68hwt<br />

dice que parece que se han encontrados rastros, entre <strong>la</strong>s hojas caídas de los robles de antaño.<br />

Y allá van todos; aviones, helicópteros y vehículos terrestres, arrastrando cables, micrófonos y<br />

altavoces. Es que son tan unidas, <strong>la</strong>s familias hibertecas.<br />

Los encuentran, ¡qué alegría! Tiritando de miedo, todos tomados de <strong>la</strong>s manitas, haciendo una<br />

ronda para darse valor.<br />

Gritos, besos pequeñitos, recomendaciones para no perderse otra vez.<br />

Y ahora, ¿dónde iremos? Vamos de nuevo al parque del mandarino, que nos esperan. Como<br />

todos los años el 21 de marzo, para dormir debajo de <strong>la</strong>s hojas de otoño, amaril<strong>la</strong>s, marrones<br />

y rojas.<br />

Magalí ABBRUZZESE<br />

magaedu@copetel.com.ar<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

Un poco de cuota de pantal<strong>la</strong><br />

El cine que nos mira (cuando lo dejan)<br />

Cine y TV<br />

Muchos productos de consumo llevan el esperanzado rótulo trabajo argentino y hay tantos filmes vernáculos<br />

como productos, sólo que no llegan ni por internet a los usuarios locales. La mayoría son tan<br />

descartables como aquéllos, pero no podemos juzgarlos. Con cuentagotas, llegaron a estreno marp<strong>la</strong>tense<br />

un puñado, los previsiblemente popu<strong>la</strong>res, en absoluta justicia. Lo siguiente es <strong>la</strong> reseña de lo que<br />

nos dejan ver… por ahora.<br />

La música esperada. La crítica mira <strong>la</strong>deado a<br />

<strong>la</strong> comedia, por su final previsto y sus equívocos<br />

poco verosímiles, pero son otros los parámetros<br />

correctos de lectura: si tiene convicción<br />

en <strong>la</strong>s actuaciones, si el libreto aumenta en vez<br />

de racionalizar los enredos, si los diálogos son<br />

un festival de chispas. Y de todo eso armoniza<br />

Música en espera, opera prima del jovenzuelo<br />

Hernán Goldfrid.<br />

Educado en el c<strong>la</strong>n Damián Szifrón, otro<br />

muchacho cumplidor –Los simu<strong>la</strong>dores y<br />

Hermanos y detectives en <strong>la</strong> tele, El fondo del<br />

mar y Tiempo de valientes en cine– igual que<br />

su guionista Patricio Vega, más una tal Julieta<br />

Steinberg, sumaba experiencia en comedias<br />

policiales, género difícil si los hay. El equipo<br />

sale muy bien parado y hasta invita a soñar un<br />

segundo tiempo juntos, ya que fórmu<strong>la</strong> probada<br />

merece ballotage, como <strong>la</strong>s de otro comediógrafo<br />

exitoso, Juan Taratuto.<br />

Ya etiquetado el mejor actor del modelo, y cara<br />

tabicada de <strong>la</strong>s pelícu<strong>la</strong>s de este último, Diego<br />

Peretti vuelve a hacer que <strong>la</strong> historia sea él,<br />

creador de un estilo y un personaje que a su<br />

vez, hace historia, el film-Peretti. Se trata del<br />

típico perdedor urbano, solitario y remiso a<br />

involucrarse mucho en una re<strong>la</strong>ción, culposo y<br />

risible, provocador de piedad en el desarrollo y<br />

de envidia al final. Su nariz lo pondría incómodo<br />

para galán, pero lo pone convincente para<br />

héroe cotidiano, uno de nosotros víctima del<br />

esfuerzo inútil, sus contradicciones y <strong>la</strong> sorna<br />

del azar. El acicate argumental suele aparecer<br />

en el sistema de <strong>la</strong> ficción: un p<strong>la</strong>zo perentorio.<br />

Pero en el suspenso el reloj atañe a <strong>la</strong> vida de<br />

un rehén y en este caso a algo trivial, y por eso<br />

cómico al ver cómo se complica: el destino de<br />

su trabajo. Pues el buen Ezequiel debe componer<br />

el sound track de un <strong>la</strong>rgometraje dentro de<br />

escasas horas, o su contratista-director simplemente<br />

buscará a otro músico. Y he ahí que se le<br />

cruza <strong>la</strong> subgerente del banco al cual le adeuda<br />

lo impagable –Natalia Oreiro– embarazada y<br />

soltera, a quien le cae su concheta madre de<br />

visita desde España –Norma Aleandro– a fin<br />

de conocer al afortunado padre de <strong>la</strong> criatura.<br />

El pacto será tan bizarro como retorcido. El<strong>la</strong><br />

le permitirá escuchar los ringtones del título,<br />

esos que nos atragantan <strong>la</strong> paciencia mientras<br />

esperamos una voz humana, y él fingirá ser<br />

el novio triunfador y enamorado. Ocurre que,<br />

tomando de ejemplo a un trucho ex socio,<br />

Ezequiel-Peretti cree que desfigurando un tema<br />

musical hasta lo irreconocible podrá venderlo<br />

al cineasta y zafar del brete, y busca identificar<br />

uno que ya escuchó apenas, entre los … cien<br />

internos del banco.<br />

C<strong>la</strong>ro, Música se so<strong>la</strong>za en los goznes vodevilescos,<br />

<strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada coincidencia abusiva: <strong>la</strong><br />

obstetra de Pau<strong>la</strong>-Oreiro es justo <strong>la</strong> ex esposa<br />

de Ezequiel, éste anda con un ta<strong>la</strong>dro en <strong>la</strong><br />

mano y justo se le presenta forzar una cerradura,<br />

se supone que se fue de viaje a Sidney y <strong>la</strong><br />

improbable suegra se mete en el departamento


justo cuando él entró a rescatar un celu<strong>la</strong>r. Son<br />

métodos naturales de <strong>la</strong> sinrazón reinante y el<br />

público sabe que vendrán de un modo u otro.<br />

Cierto, Oreiro es una futura madre fashion a<br />

<strong>la</strong> que el texto insiste en adicionarle virtudes<br />

de joven talentosa y autónoma, pero significa<br />

un paso ade<strong>la</strong>nte frente al autohomenaje de<br />

divismo que le mechara Eduardo Mignogna<br />

en Cleopatra (2003), donde compartiera cartel<br />

también con <strong>la</strong> Aleandro. Todo un hal<strong>la</strong>zgo <strong>la</strong><br />

sutil perverso-burguesa de Norma, que pasea<br />

su casticismo de neoespaño<strong>la</strong> veleidosa y no<br />

deja de bajarle línea a <strong>la</strong> dísco<strong>la</strong> hija.<br />

Esta Música, al fin, suena afinada, radiante en<br />

su pequeñez sin ostentaciones, en un cine aburridamente<br />

existencial, castrado de emociones<br />

e impersonal, el que regurgitan los egresados<br />

de nuestras escue<strong>la</strong>s de arte audiovisual,<br />

privadas o estatales. Una enseñanza para <strong>la</strong><br />

asignatura que sigue en espera, llevar gente<br />

a <strong>la</strong>s sa<strong>la</strong>s.<br />

Amas de casa inesperadas. “Nadie sobrevive<br />

sin culpa, es un precio que se paga. Y no me<br />

parece demasiado alto”, sentencia el Tano<br />

Pablo Echarri, el winner de <strong>la</strong> década menemista,<br />

y se pondrá enseguida a calentar su puro,<br />

siempre cínico y amoral, incluso al proponer<br />

a sus vecinos-amigos del country el suicidio a<br />

trío. Las cartas están echadas y pasan los primeros<br />

créditos. Los cadáveres ojiabiertos del<br />

Tano, Gustavo (Juan Diego Botto) y Martín<br />

(Ernesto Alterio) yacen semisumergidos en <strong>la</strong><br />

piscina climatizada, electrocutados. Sabemos<br />

ab ovo que <strong>la</strong> is<strong>la</strong> flotante contiene muerte e<br />

infelicidad, una distopía al sol que soñó un<br />

dorado autoexilio, el de los ganadores, y <strong>la</strong> vida<br />

real, el país en definitiva, se les filtró entre los<br />

dedos. Porque era el país que ellos hicieron,<br />

nunca se mantuvo afuera. “¿Tenés miedo de<br />

salir?”, concluye, sin respuesta, <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de<br />

C<strong>la</strong>udia Piñeiro. El miedo a quedar afuera<br />

comienza al entrar.<br />

Fenómeno editorial único desde los lejanos días<br />

de Osvaldo Soriano, Las viudas de los jueves<br />

sigue siendo <strong>la</strong> única finalista al Premio C<strong>la</strong>rín<br />

que ha leído alguien, y lleva, merecidamente,<br />

veintiún reediciones. Un poco oportunista,<br />

pero siempre lúcido e idóneo, el casi homólogo<br />

Marcelo Piñeyro desmadejó <strong>la</strong>s posibilidades<br />

de un texto preconcebido para el equipaje cinematográfico.<br />

Un testimonio imp<strong>la</strong>cable de <strong>la</strong><br />

sociedad neoliberal en miniatura, escondida, y<br />

reve<strong>la</strong>da, en su paradigma-metáfora, el barrio<br />

cerrado.<br />

Las viudas abre y se c<strong>la</strong>usura igual, y el asunto<br />

a descifrar consiste en el cómo: qué llevó<br />

a tres nouveaux riches de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se gerencial,<br />

eventualmente a punto de perder el tren de<br />

prosperidad, a decidir el aniqui<strong>la</strong>miento para<br />

que sus mujeres e hijos cobren el suculento<br />

seguro. No existe escapatoria y los destinos<br />

fueron sel<strong>la</strong>dos, de allí que nove<strong>la</strong> y pelícu<strong>la</strong> se<br />

asemejen en estructura. Los episodios replican<br />

de un molde al otro, con variantes. La <strong>la</strong>tente<br />

bisexualidad de Teresa (Ana Celentano) y su<br />

proximidad con <strong>la</strong> frágil Car<strong>la</strong> (Juana Viale),<br />

aunque en <strong>la</strong> versión filmada no continúa <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción;<br />

el marido golpeador de Car<strong>la</strong> (Botto); <strong>la</strong><br />

malicia transgresora de Trina (Vera Spinetta);<br />

el vigi<strong>la</strong>nte resentido y chantajista (Adrián<br />

Navarro), más desdibujado en el original,<br />

Grupo de<strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra


todo un poder en <strong>la</strong>s sombras; <strong>la</strong>s hemorragias<br />

nasales de Martín, que no sabe cómo ocultar su<br />

desempleo; Ronnie-Sbaraglia, un anfitrión del<br />

team de mosqueteros mantenido por su mujer.<br />

La solvente guía de los actores y <strong>la</strong> predilección<br />

por el re<strong>la</strong>to puro, según <strong>la</strong> inspiración sociopolicial<br />

son los datos destacados. Se hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong><br />

vil<strong>la</strong> lindera, y asoma so<strong>la</strong>mente un segundo en<br />

un ángulo de <strong>la</strong> pantal<strong>la</strong>. Las ma<strong>la</strong>s noticias del<br />

Corralito llegan vía telefónica y el saqueo del<br />

20/12/2001 se ve de sos<strong>la</strong>yo por televisión.<br />

Alguna incongruencia del casting, no obstante,<br />

se nos presenta. Sbaraglia-Alterio-Echarri se<br />

ven muy jóvenes para el desp<strong>la</strong>zamiento familiar<br />

y el éxito que los define, cuando un lector<br />

avisado se los imagina de cuarenta y tantos. Sí,<br />

en cambio, lucen exactas <strong>la</strong>s mujeres, <strong>la</strong> palidez<br />

irónica de <strong>la</strong> rubísima Gloria Carrá, el aspecto<br />

de mannequin italiana madura de <strong>la</strong> Celentano,<br />

<strong>la</strong> lánguida y f<strong>la</strong>quita Viale y <strong>la</strong> enérgica<br />

y temperamental Gabrie<strong>la</strong> Toscano. Todas de<br />

b<strong>la</strong>nco al principio como ángeles inmacu<strong>la</strong>dos<br />

de un sueño social, y rigurosamente de negro<br />

en el luto final, parecen brotar de una miniserie<br />

de Hollywood. Salvo el sonido ambiente, mucho<br />

tiempo inentendible –se apreciará mejor en<br />

dvd—a nivel imagen responde a <strong>la</strong> disciplina<br />

técnica de Piñeyro. Por supuesto, el film vale<br />

solo y quien no leyó su texto base no extrañará<br />

lo que no conoce.<br />

Al director no se le achacará incoherencia.<br />

Nunca fue un audaz, ni hacía falta. Fiel a su<br />

compromiso, criticó <strong>la</strong> abyección encubierta<br />

de <strong>la</strong> Argentina financiera en Caballos salvajes<br />

(95), remedó el juego de La vida es bel<strong>la</strong> en<br />

Kamchatka (02) con mejor dramatismo y respetó<br />

y mostró <strong>la</strong> beligerancia sorda del puesto<br />

codiciado en El método (05). Tango feroz, su<br />

debut del 93, fue un diccionario de citas y un<br />

borrador generacional pero millones de adolescentes,<br />

gracias a él, vieron cine nacional por<br />

única vez. P<strong>la</strong>ta quemada (2000) se pareció<br />

mucho a Butch Cassidy versión criol<strong>la</strong>, y no<br />

le escaseó buena pulsación pese al camino<br />

Revista La Avispa <strong>Nº</strong><strong>46</strong><br />

tril<strong>la</strong>do. Incluso pergeñó una tragedia griega<br />

familiar contemporánea en Cenizas del paraíso<br />

(97). Su sociedad con Marcelo Figueras de<br />

libretista es de lo mejor del último cine argento<br />

–lo acompañó en P<strong>la</strong>ta y Kamchatka. Añadamos<br />

que el tema del barrio con peaje social se<br />

ha vuelto recurrente durante el 2009: mucho<br />

se habló, por ejemplo, de Una semana solos,<br />

de Celina Murga.<br />

No cierra, sin embargo, tanto en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong><br />

como en su envase fílmico, <strong>la</strong> solución del acto<br />

sacrificial para un grupo de beneficiarios del<br />

sistema que, suponemos, tendrá muchísimas<br />

más opciones que el lumpenaje hambriento o<br />

<strong>la</strong> c<strong>la</strong>se media expropiada del 2001. No fueron<br />

ellos, precisamente, los que representaron <strong>la</strong>s<br />

autofagia civil en aquellos tenebrosos días<br />

de salto al vacío económico. Todavía más,<br />

continúan incombustibles en sus e<strong>la</strong>boradas<br />

madrigueras, cuando el afuera tiene problemas<br />

que no se tras<strong>la</strong>dan, salvo algún impuesto o<br />

servicio, a sus bucólicos jardines y garajes<br />

adornados de 4 x 4. Hasta podría interpretarse<br />

en forma positivo-heroica: morir ricos y por<br />

una causa noble, eso sí, autista. Otra buena<br />

idea, de reflejos wellesianos, el letrero de Altos<br />

La Cascada, celoso censor del ajeno apenas<br />

ahí, y el nombre, que implica caída vertical y<br />

reparto, ese que salpica a los de más abajo e<br />

inunda con hidromasaje a los de <strong>la</strong> cumbre.<br />

Gabriel Cabrejas<br />

(Mar del P<strong>la</strong>ta)<br />

gabcab2003@yahoo.com.ar

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