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PICATRIX - habilis

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llama argumento suficiente. Donde primero vi mención de este argumento fue en la obra de<br />

Ptolomeo. Luego, después de la experiencia, di con lo que yo había ya observado de la acción<br />

del talismán cuya fabricación he descrito en el Tratado Primero 12 y seguí investigando el<br />

problema y sus circunstancias en todos los libros de los sabios sobre este asunto y no lo dejé<br />

hasta haber obtenido lo que pretendía de ello, que era lograr el bálsamo de la certeza.<br />

Pero volvamos a nuestro propósito y digamos que nadie alcanza el modo de influir [57] el<br />

mundo superior en el mundo inferior sino después de dominar todas las ciencias de la<br />

filosofía, es decir: las matemáticas, la cosmología y la metafísica y quien no logra esto no<br />

alcanza la verdad de su propósito porque los principios de su objeto de estudio están tomados<br />

de las tres ciencias dichas, y así, quien ignora las matemáticas, o sea, el número, ignora los<br />

movimientos de los cuerpos superiores, los caminos que hay en ellos, la geometría que no<br />

existe sino por el arte numérico, y tampoco el cálculo, y al carecer de él caree e de la<br />

astronomía, porque no sabe las observaciones ni las proporciones celestes cuyos principios<br />

proceden de los teoremas geométricos. Y también del arre de la combinación con cuyo<br />

conocimiento se halla la armonía o la pugna, quien carece de él tampoco sabe qué cosas<br />

celestes se parecen a las cosas terrestres, ni qué hecho de aquéllas se parece a tal hecho de<br />

estas últimas, quien no conoce esta magnitud, ¿cómo sacará conclusiones de estas<br />

semejanzas? 13 Quien no sabe la cosmología tampoco sabe las causas próximas del ser y la<br />

corrupción, y quien no sabe eso no sabe que los cuerpos superiores influyen en los cuerpos<br />

inferiores. Quien no sabe metafísica no sabe en qué criaturas de abajo se producen las<br />

influencias de los cuerpos superiores, ni cuáles de aquellos son influenciables ni cuáles no.<br />

Así, por fuerza, no conoce este arte en verdad sino quien conoce sus principios y sus principios<br />

no se encuentran de verdad más que en un filósofo y, por necesidad, sólo el filósofo los<br />

conoce; tenlo en cuenta.<br />

Capítulo 2<br />

[58]Lo que habla de las formas, fortalézcate Dios, es de lo más difícil porque aquella gente lo<br />

simbolizó hasta el máximo posible; pero yo voy a descubrirte lo que ellos ocultaron. Quien<br />

quiera penetrar en este propósito tiene El Libro de las Grandes Formas de Zósimo que se<br />

dedicó a este asunto. Así pues, amigo mío, cuanto aparece de las formas en los signos, lo hace<br />

en dos respectos. El primero, son las formas que aparecen en los signos y sus 48 secciones en<br />

la esfera; estas son formas imaginarias proyectadas sobre las estrellas fijas y es lo que se ve<br />

constelando o dispersando las estrellas fijas, por ejemplo, las formas de los signos y otras<br />

formas, como el Perro, la Osa, el Águila, el Cisne y otras. Estas formas se mueven y pasan de<br />

signo a signo; esta cualidad no es normal en la esfera, quitando la zona del Zodiaco, donde<br />

cambian de faz en mil años. Pero las que están cerca de sus polos no parecen moverse en<br />

miles de años porque por la proximidad al eje su órbita se reduce mucho. Este es un respecto,<br />

el otro son las formas fantásticas que mencionan los hindúes, por ejemplo:<br />

«En la primera faz de Aries aparece un hombre con los ojos rojos, corpulento, decidido [59],<br />

arrogante, con una túnica blanca sujeta a la cintura por una cuerda. Está furioso y se apoya<br />

sólo en un pie; es un guardián. En la segunda faz aparece una mujer con una túnica y ropas<br />

rojas, tiene sólo un pie con forma de corcel sobre el que ella va pidiendo ropas, joyas y el<br />

niño. En la tercera faz aparece un hombre cobrizo, con el pelo rojo, furioso y desafiante, con<br />

una espada de madera y vara en la mano, con ropas rojas, amigo de la industria del hierro;<br />

quiere hacer el bien y no puede». Y así siguen hasta el final del Zodíaco.<br />

Daré cuenta de que si se imaginaron estas cosas fue por las características de los astros y los<br />

12 Cfr. p. 15.<br />

13 «Todo está en todas partes, cualquier cosa es todas las cosas, el sol es todas las estrellas, y cada estrella es<br />

todas las estrellas y el sol» (Plotino, Eneadas, VI, 8, 4).<br />

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