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Relatos sobre la ceguera - Gobierno de Canarias

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R e l a t o 2<br />

La persona a quien más quiero en el mundo se l<strong>la</strong>ma Natalia. La conocí nada más llegar a mi<br />

nueva ciudad. Me gustó enseguida, porque huele a mandarinas, choco<strong>la</strong>te y jazmín (parece un<br />

<strong>de</strong>talle insignificante, pero no lo es en absoluto). Por aquel entonces, yo era un graduado bastante<br />

presumido, aunque con muchas ganas <strong>de</strong> trabajar (me había entrenado a conciencia).<br />

Antes <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> Boadil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l Monte, en Madrid, nadie me había hab<strong>la</strong>do nunca <strong>de</strong> Natalia. Por<br />

eso me asombró tanto escuchar, <strong>de</strong> pronto, mientras echaba <strong>la</strong> siesta: «Pasa, Natalia. Deja que te<br />

acompañe, espera aquí, enseguida te presento a Bob. Verás como te cae bien».<br />

Creo que nos gustamos enseguida. Natalia me pareció guapísima, alegre, muy inteligente.<br />

Acababa <strong>de</strong> entrar en <strong>la</strong> Universidad y venía acompañada por su padre, que durante nuestra<br />

primera entrevista no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> mirarme, como preguntándose qué provecho sacaría su hija <strong>de</strong> mi<br />

compañía. Si hubiera podido, le habría dicho: «Soy un profesional, señor, sé cómo tratar a su hija,<br />

no <strong>de</strong>be preocuparse».<br />

Natalia, en cambio, sonrió todo el rato. Sonrió, extendió <strong>la</strong> mano y me dijo: «Nos lo vamos a<br />

pasar muy bien juntos, ya lo verás».<br />

Qué razón tenía.<br />

Des<strong>de</strong> ese día, no nos separamos ni un segundo. Yo <strong>la</strong> acompañaba a todas partes. Madrugaba<br />

para recorrer con el<strong>la</strong> el camino a <strong>la</strong> facultad. Me aburría con el<strong>la</strong> durante <strong>la</strong> temporada <strong>de</strong><br />

exámenes. En <strong>la</strong>s fiestas, intentaba ser el primero en llegar a <strong>la</strong> barra y el<strong>la</strong> me seguía. «Juntos<br />

somos imparables», me dijo una vez. Y cuando alguien se quejaba <strong>de</strong> mi presencia, Natalia me<br />

<strong>de</strong>fendía. «Si Bob no entra, yo tampoco», les <strong>de</strong>cía, tan seria que daba un poco <strong>de</strong> miedo. Y por <strong>la</strong>s<br />

noches, c<strong>la</strong>ro, compartíamos habitación. Me encanta ver<strong>la</strong> dormir.<br />

Fui el primero <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia que conoció a Ramón, el novio <strong>de</strong> mi chica, y el único que estaba<br />

presente cuando él le pidió que se fueran a vivir juntos. Aceptamos, porque Ramón nos gustaba a<br />

los dos. De modo que Natalia y yo nos mudamos <strong>de</strong> piso unas semanas antes <strong>de</strong> que el<strong>la</strong><br />

cumpliera los veintitrés. Nuestra habitación nueva es lo bastante gran<strong>de</strong> para nosotros dos y para<br />

Ramón, así que yo me instalé don<strong>de</strong> siempre: lo más cerca posible <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. Un tiempo <strong>de</strong>spués (no<br />

sabría precisar cuánto) nació Óscar. Cuando lo olí por primera vez supe que iba a quererle tanto<br />

como a su madre. ¿Adivináis? Olía a jazmín, mandarinas y choco<strong>la</strong>te, podría <strong>de</strong>cirse que era un<br />

bebé dulce y <strong>de</strong>licioso. Tanto, que no pu<strong>de</strong> evitar darle un <strong>la</strong>metón <strong>de</strong> bienvenida. Sus padres me<br />

regañaron un poco, pero en el fondo creo que se alegraron. Aquel<strong>la</strong> fue <strong>la</strong> única vez en que no me<br />

comporté como me enseñaron en <strong>la</strong> Fundación ONCE <strong>de</strong>l Perro Guía, don<strong>de</strong> me gradué con nota un<br />

par <strong>de</strong> días antes <strong>de</strong> viajar hasta aquí.<br />

Aunque, sinceramente, creo que <strong>la</strong> ocasión lo merecía.<br />

C a r e S a n t o s<br />

9

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