0 Vida de Blanco White 2008-03-12.qxp - Seminario de Pilas

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ANTONIO RAFAEL RÍOS SANTOS
hartura de sus papeles contables le hizo «de la gramática latina una
delicia», aun sin tiempo para preparar las lecciones. Ese profesor
trajo nueva savia de lecturas. Se añade otro, de música: ésta tuvo
gran valor en su vida. Además, éstos osaron dejarle, a ocultas, más
lecturas.
El comienzo de estos préstamos parece fechable en 1785. Uno
se debió, según él, al segundo de esos profesores.
Me prestó un ejemplar del Quijote /. No recuerdo satisfacción
y placer más grandes que el que experimentaba cuando
/ lo devoraba a escondidas. / Estaba considerado por mi
padre como un libro peligroso.
Hasta el Quijote fue incluido en el Índice, por una frase de un
personaje secundario, la Duquesa, que la dice de paso: «Las obras
de caridad que se hacen flojamente, no tienen mérito, ni valen
nada». La prohibición era antigua, y ese Índice tranquilizaba con
un paréntesis final: «(Las ediciones modernas están corregidas)»: el
edicto ordenaba «bórrese». Suprimida la Inquisición al final del
Absolutismo, la frase está ya reincorporada.
Los pasos en su educación fueron sutiles en su familia; sintetiza
con maestría:
Las dos ramas de mi familia, la irlandesa y la española, / no
se ponían de acuerdo en cuanto a / mis estudios. / Yo / aunque
sólo tenía doce años y sabía menos del mundo que un
niño inglés de ocho años, encontré instintivamente lo
único que podía librarme de la esclavitud del comercio:
declaré / fuerte inclinación por el sacerdocio.
El partido mercantilista insistió en que, ante la eventualidad
de que yo cambiara de idea / siguiera yendo al escritorio
por la mañana y dedicara la tarde a / la escuela [de latinidad]
que regentaba el mismo maestro que me había estado
dando lecciones.