0 Vida de Blanco White 2008-03-12.qxp - Seminario de Pilas

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ANTONIO RAFAEL RÍOS SANTOS
El efecto de esta mística disciplina en mi espíritu y en mis
sentimientos fue muy poderoso, pero afortunadamente
también había en mi interior una secreta fuente de resistencia
que se rebelaba contra este aspecto de mi educación.
Pero él salía de esos Ejercicios renovado, en ‘huidas hacia adelante’.
La tonsura, hoy suprimida por la Iglesia, significaba, con corte
que hacía el Obispo en el cabello del aspirante, que éste quedaba
separado del resto de los fieles para el culto divino. Es difícil calcular
el número de clérigos no sacerdotes que había entonces en Sevilla
capital, pero eran centenares; aún sin contar los del clero regular,
mucho más numeroso. Puede dar una idea el que, para España, el
censo de Floridablanca sobre el clero secular dé una cifra de 70.168
clérigos seculares: 22.460 sacerdotes con cura de almas, un número,
por paradoja algo mayor, de beneficiados sine cura (es decir, sin
esa carga), y otro, superior a éste en más de mil, de clérigos no
sacerdotes: un colectivo de unos 24.000, al entrar Blanco en él,
cuatro años tras dicho censo. Y las cifras habían bajado, respecto a
la población absoluta, en relación al periodo áureo de nuestra
Historia. Hoy, al no sabedor de las circunstancias de antaño, extraña,
más aún que esa estadística, el que Blanco pudiese entrar en el
clero antes de los 15 años. Pero, aunque hasta en eso fue precoz,
hubo bastantes con no mucha más edad al recibir la tonsura; como
sus amigos Mármol, Arjona, Reinoso, etc. En la ‘teoría de los
números grandes’ un clérigo adolescente es inmaduro; será «libre»
hasta su subdiaconado; cada vez tendrá más conciencia de seguir
un camino sin retorno: recuerda en el XIX condicionantes sociorreligiosos
del XVIII:
Es absurdo y cruel pretender que un joven que ha gastado
los diez o doce años mejores de su vida preparándose para
las órdenes tiene plena libertad para apartarse. / Tiene que
olvidarse de que la mayor parte de su patrimonio se ha gas-