0 Vida de Blanco White 2008-03-12.qxp - Seminario de Pilas

28
ANTONIO RAFAEL RÍOS SANTOS
de diez o doce años». El padre quería para el primogénito el porvenir
del comercio; las mujeres preferían una carrera literaria. Ante
estos planes, decidió:
Había tomado una inclinación decisiva: odiaba el escritorio
y amaba los libros. Como la cultura y la Iglesia eran entonces
para mí dos ideas inseparables, muy pronto le declaré a
mi madre que no quería ser otra cosa que sacerdote.
Indica que ella deseaba eso, aunque callaba, por prudencia.
Tener un hijo que toque / el cuerpo real de Cristo / levanta
a una mujer española a un alto estado de dignidad y felicidad.
Estas líneas del Blanco adulto reflejan lo que intuyó entonces
su madre:
A la piedad más sincera unía la esperanza de ver a su querido
hijo disfrutar de las dignidades y riquezas de una Iglesia
poderosa. Además, la Iglesia, por / la ley del celibato, aleja
de la madre el / temor / de la esposa que / se llevará al hijo.
La madre consulta a «graves teólogos» que «opinaron que se
trataba de una verdadera vocación». Y el padre, que había pensado
casar a José María con la hija de su socio capitalista, para que el
control del negocio volviese a los Blanco, sólo puede decir que, por
un posible cambio de idea, «de momento siguiera yendo al escritorio
por la mañana y dedicara la tarde a asistir a la escuela». Blanco
habla de su alegría por convivir con muchachos de su edad, aunque
tenía prohibido tratar con ellos fuera de las clases; ida y vuelta,
lo acompañaba un criado.
Este importante cambio se fecha en 1787, tras la muerte del
aventurero abuelo materno.