María y los malestares del paraíso por Viviana Díaz Balsera

aquello que no es él. 5 No obstante, a pesar de ser fiel a la bondad y angelicalidad a que
su nuevo nombre la obliga, la heroína no gozará de mucha autoridad en la hacienda del
padre de Efraín. La rectitud y nobleza de los deseos e ideas de María que garantiza la
construcción de su subjetividad seráfica, no reciben crédito alguno cuando interfieren
con los designios masculinos.
¿Cuáles son pues las actividades de las féminas virtuosas en este texto? Entre otras
cosas, se afanan porque queden bien hechos los dulces para ofrecer a las visitas (34). Se
leen en voz alta capítulos de la Imitación de la Virgen mientras esperan para la cena a
los hombres, o les enseñan a los niños cómo rezar en lo que aquéllos llegan (63). Luego
de años de práctica, las mujeres angelicales en este texto desarrollan un instinto especial
para hallar las flores más hermosas de los jardines, y ponérselas luego en los cuartos a
los hombres. A veces emprenden tareas más duras tales como las de cortarle el pelo al
padre mientras éste conversa sobre negocios con el hijo (65-66), o la de acomodar
provisiones en el equipaje de los viajeros que casi siempre son ellos (70-71).
Creo que puede concluirse de lo dicho anteriormente que las actividades de las mujeres
del padre (la madre, las hermanas de Efraín y María) en este texto cuasiidílico, son de
una improductividad exquisita. Esta improductividad exquisita no es algo intrínseca y
universalmente indeseable, pero en este texto en particular acarreará consecuencias
funestas en términos de las relaciones entre los sexos porque en el espacio del padre,
aunque sea paradisíaco, siempre hay que dar algo a cambio. A cambio de habitar
despreocupada y ociosamente el espacio que el padre (productor) ha forjado, la mujer-
angel acepta la exclusión de su voluntad y de su voz. En este sentido las mujeres del
padre de Efraín pagan su alquiler reconociendo públicamente sólo los deseos de él. La
madre de Efraín, por ejemplo, a pesar de ser la mujer más poderosa del texto
(evidentemente por los servicios reproductivos que ha prestado en el pasado), no osa
hacer valer su posición cuando ésta es contraría a la del padre. Así pues, son muy
significativos sus esfuerzos clandestinos por tratar de impedir que María sufra con el
silencio impuesto a Efrain por aquél ―sin dejar yo de cumplir al mismo tiempo con lo
prevenido últimamente por tu padre‖ (52). Su deseo de proteger a María queda sin
5 Para una interesante interpretación revisionista de María centrada en su judaísmo, refiero el
artículo de Doris Sommer ―El mal de María: (Con)fusión en un romance nacional‖. En él, Sommer
considera que el judaismo de María/Ester es una figura polisémica que representa el gran obstáculo entre
María y Efraín, así como el destino de la clase hacendada en la segunda mitad del siglo XIX en Colombia.