Notas Sobre Apocalipsis - Bill H. Reeves enseña
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9:13 -- El sexto ángel tocó la trompeta,<br />
y oí una voz de entre los cuatro cuernos<br />
del altar de oro que estaba delante de<br />
Dios --<br />
La sexta trompeta es tocada. Esta<br />
trompeta tiene que ver con la guerra; es<br />
decir, con todas las guerras de todo el<br />
tiempo, usadas por Dios como una voz de<br />
advertencia a todos los incrédulos.<br />
La quinta trompeta trajo tormento<br />
para los malos de la tierra; la sexta trae la<br />
muerte para una tercera parte de ellos. Se<br />
simbolizan aquí las calamidades de las<br />
guerras, las sediciones o los motines y<br />
otros actos de violencia pública, en todas<br />
partes y en todo el tiempo. El cuarto sello<br />
(6:7,8) indicaba (en parte) una prueba para<br />
el santo (véase 6:7,8, comentario); la sexta<br />
trompeta indica una advertencia punitiva<br />
para el malo.<br />
Dios hizo uso de las guerras de los<br />
asirios para castigar a Israel, de los babilonios<br />
para llevar cautivos a los judíos, y de<br />
los medo-persas para derrotar a los babilonios.<br />
Hizo uso de los romanos para destruir<br />
a Jerusalén en el año 70 d. de J.C. Esta<br />
sexta trompeta indica las advertencias de<br />
Dios por medio de guerras en general.<br />
-- y oí una voz ... de Dios -- Esta voz<br />
vino del lugar donde el ángel añadió incienso<br />
a las oraciones de los santos (8:3).<br />
9:14 -- diciendo al sexto ángel que<br />
tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles<br />
que están atados junto al gran río<br />
Eufrates --<br />
-- Desata ... atados --La respuesta de<br />
Dios a las oraciones de los santos. Estos<br />
ángeles todavía no tenían poder para actuar,<br />
pero estaban esperando órdenes.<br />
-- junto al gran río Eufrates -- Este<br />
río, en la frontera oriental de Israel (1 Reyes<br />
4:21), simbolizaba el terreno del enemigo<br />
del pueblo de Dios. Desde allí vinieron<br />
los babilonios (Nabucodonosor) para<br />
conquistar a Egipto (Jeremías 46:1-13).<br />
9:15 -- Y fueron desatados los cuatro<br />
ángeles que estaban preparados para la<br />
hora, día, mes y año, a fin de matar a la<br />
tercera parte de los hombres --<br />
-- Y fueron desatados -- El Trono controla,<br />
empleando las actividades de las naciones<br />
para sus propios fines y propósitos.<br />
Compárese Habacuc 1:6-11 ("he aquí, yo<br />
levanto").<br />
-- la hora, día, mes y año -- Dios es<br />
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quien decide cuándo y cómo los eventos en<br />
la historia humana le sirvan en sus propósitos<br />
para el hombre.<br />
-- a fin de matar ... hombres -- Estos<br />
ángeles precipitan al mundo a la guerra<br />
general, de la cual resulta muerta la tercera<br />
parte de los hombres. Desde hace siglos<br />
Dios ha hecho uso de la guerra para advertir<br />
al hombre.<br />
9:16 -- Y el número de los ejércitos<br />
de los jinetes era doscientos millones. Yo<br />
oí su número --<br />
La cantidad indicada en este versículo<br />
es simbólica de una cantidad enorme. El<br />
texto original dice literalmente: "dos<br />
MURIADES MURIADON". La palabra griega<br />
MURIAS quiere decir "diez mil" (como por<br />
ejemplo en Hechos 19:19, cinco MURIADAS,<br />
o sea 50,000). Pero esta palabra en el plural,<br />
seguida de la misma palabra en el genitivo<br />
plural (como en este versículo, 9:16),<br />
significa una multitud sin número, según<br />
el Sr. Thayer, lexicógrafo reconocido. La<br />
traducción literal en este pasaje es "doscientos<br />
millones" (dos por diez mil por<br />
diez mil), pero el significado es "una multitud<br />
indefinida". Esta cantidad simbólica es<br />
suficiente para lograr los propósitos de<br />
Dios. Esa cantidad no puede ser resistida.<br />
Ese es el punto.<br />
9:17-19 -- Así vi en visión los caballos<br />
y a sus jinetes, los cuales tenían corazas<br />
de fuego, de zafiro y de azufre. Y las<br />
cabezas de los caballos eran como cabezas<br />
de leones; y de su boca salían fuego, humo<br />
y azufre. 18 Por estas tres plagas fue<br />
muerta la tercera parte de los hombres;<br />
por el fuego, el humo y el azufre que salían<br />
de su boca. 19 Pues el poder de los<br />
caballos estaba en su boca y en sus colas;<br />
porque sus colas, semejantes a serpientes,<br />
tenían cabezas, y con ellas dañaban --<br />
Se describe en simbolismo la fuerza<br />
tanto ofensiva como defensiva. Su obra es<br />
la de matar y dañar. Matan a la tercera<br />
parte de los hombres, y dejan dañados a<br />
otros muchos. Así es con la guerra en general.<br />
9:20 -- Y los otros hombres que no<br />
fueron muertos con estas plagas, ni aun<br />
así se arrepintieron de las obras de sus<br />
manos, ni dejaron de adorar a los demonios,<br />
y a las imágenes de oro, de plata, de<br />
bronce, de piedra y de madera, las cuales