Notas Sobre Apocalipsis - Bill H. Reeves enseña
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miento y conversión; es tiempo de castigo,<br />
y nadie puede interceder por los objetos de<br />
la ira de Dios. El castigo final de los impíos<br />
es un acto del poder y de la gloria de<br />
Dios.<br />
CAPITULO 16<br />
Este capítulo da una declaración sumaria<br />
de una sucesión de juicios en general<br />
en contra de los malos. Las plagas de<br />
Egipto (Éxodo capítulos 7 al 10) son figura<br />
de las manifestaciones de la ira de Dios sobre<br />
los inicuos. Compárese el capítulo 28<br />
de Deuteronomio, donde estos mismos juicios<br />
(copas de ira) de <strong>Apocalipsis</strong> 16 son<br />
prometidos como la consecuencia de la<br />
desobediencia. Dice el texto, Deuteronomio<br />
28:60: "Y traeré sobre ti todos los males<br />
de Egipto...".<br />
Como las trompetas (capítulo 8), estas<br />
copas representan ayes sobre la naturaleza<br />
y sobre el hombre. Pero hay una diferencia:<br />
las trompetas representaban juicios<br />
punitivos parciales, tocando una tercera<br />
parte, mientras que las copas enfatizan la<br />
finalidad del juicio, tocando el objeto entero.<br />
Estos juicios terminantes de Dios<br />
pueden ser derramados sobre diferentes<br />
poderes políticos, a través de la historia del<br />
hombre, pero creo que la aplicación principal<br />
tiene que ver con el imperio romano de<br />
los Césares. El Juicio Final se deja para la<br />
parte final del libro (20:11 y sig.).<br />
16:1 -- Oí una gran voz que decía<br />
desde el templo a los siete ángeles: Id y<br />
derramad sobre la tierra las siete copas de<br />
la ira de Dios --<br />
-- una gran voz -- Significa la gran ira<br />
de Dios porque los pecadores no se han<br />
arrepentido. La voz es de una fuente divina<br />
(desde el santuario del templo).<br />
-- sobre la tierra -- El mundo de los<br />
no regenerados es el objeto de esta ira.<br />
16:2 -- Fue el primero, y derramó su<br />
copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna<br />
y pestilente sobre los hombres que<br />
tenían la marca de la bestia, y que adoraban<br />
su imagen -- Como las úlceras son<br />
la consecuencia de una acumulación de<br />
impurezas en el cuerpo físico, así es que los<br />
mundanos del tiempo de Juan, que se iden-<br />
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tificaban con las corrupciones del imperio<br />
romano pagano, ya están segando la corrupción<br />
que habían sembrado. Véase Gálatas<br />
6:7,8.<br />
La palabra para "úlcera" en este versículo<br />
es la misma hallada en Éxodo 19:10,<br />
Versión Septuaginta (de Los Setenta).<br />
Véanse también Deuteronomio 28:27; Hechos<br />
12:23.<br />
-- marca de la bestia, y que adoraban<br />
su imagen -- Véase 13:15-17, comentario.<br />
16:3 -- El segundo ángel derramó su<br />
copa sobre el mar, y éste se convirtió en<br />
sangre como de muerto; y murió todo ser<br />
vivo que había en el mar --<br />
Como el mar simboliza las sociedades,<br />
o la humanidad (véase 8:8 y 13:1, comentario),<br />
el mar convertido en sangre enfatiza<br />
la muerte o extinción de las sociedades<br />
dadas a la idolatría y a las inmoralidades<br />
consecuentes.<br />
16:4 -- El tercer ángel derramó su copa<br />
sobre los ríos, y sobre las fuentes de<br />
las aguas, y se convirtieron en sangre --<br />
Con toda fuente de agua contaminada,<br />
no hay posibilidad de vida. Aquí se<br />
simboliza el castigo de Dios que no permite<br />
salida o escape.<br />
En todas estas "copas" de ira, el punto<br />
importante es el efecto de ellas, que en todo<br />
caso es el castigo completo del malo.<br />
16:5 -- Y oí al ángel de las aguas, que<br />
decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres<br />
y que eras, el Santo, porque has juzgado<br />
estas cosas --<br />
-- Y oí al ángel de las aguas -- Cada<br />
ángel tiene algo que administrar, algo a su<br />
cargo (compárese 14:18).<br />
-- Justo eres ... estas cosas -- El ángel<br />
declara la justicia de Dios en castigar a los<br />
que por sus hechos pecaminosos merecían<br />
las "copas" de ira. La ira de Dios es conmensurable<br />
con la iniquidad del hombre.<br />
Nótese el versículo siguiente.<br />
16:6 -- Por cuanto derramaron la sangre<br />
de los santos y de los profetas, también<br />
tú les has dado a beber sangre; pues<br />
lo merecen --<br />
Estos son los mismos del versículo 2;<br />
o sea, los que rendían culto a César y se<br />
identificaban con los perseguidores de la<br />
iglesia primitiva. Ya que pedían la sangre<br />
de los del pueblo de Dios, Dios les recom-