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DRÁCULA BRAM STOKER - Portal Académico del CCH

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Drácula Bram Stoker<br />

hipnotizando! El polvo bailó más rápidamente. Los rayos de la luna parecieron estremecerse al pasar<br />

cerca de mí en dirección a la oscuridad que tenía detrás. Se unieron, hasta que parecieron tomar las<br />

tenues formas de unos fantasmas. Y entonces desperté completamente y en plena posesión de mis<br />

sentidos, y eché a correr gritando y huyendo <strong>del</strong> lugar. Las formas fantasmales que estaban<br />

gradualmente materializándose de los rayos de la luna eran las de aquellas tres mujeres fantasmales a<br />

quienes me encontraba condenado. Huí, y me sentí un tanto más seguro en mi propio cuarto, donde no<br />

había luz de la luna y donde la lámpara ardía brillantemente.<br />

Después de que pasaron unas cuantas horas escuché algo moviéndose en el cuarto <strong>del</strong> conde;<br />

algo como un agudo gemido suprimido velozmente. Y luego todo quedó en silencio, en un profundo y<br />

horrible silencio que me hizo estremecer. Con el corazón latiéndome desaforadamente, pulsé la puerta;<br />

pero me encontraba encerrado con llave en mi prisión, y no podía hacer nada. Me senté y me puse<br />

simplemente a llorar.<br />

Mientras estaba sentado escuché un ruido afuera, en el patio: el agonizante grito de una mujer.<br />

Corrí a la ventana y subiéndola de golpe, espié entre los barrotes. De hecho, ahí afuera había una mujer<br />

con el pelo desgreñado, agarrándose las manos sobre su corazón como víctima de un gran infortunio.<br />

Estaba reclinada contra la esquina <strong>del</strong> zaguán. Cuando vio mi cara en la ventana se lanzó hacia<br />

a<strong>del</strong>ante, y grito en una voz cargada con amenaza:<br />

—¡Monstruo, devuélveme a mi hijo!<br />

Cayó de rodillas, y alzando los brazos gritó algunas palabras en tonos que atormentaron mi<br />

corazón. Luego se arrancó el pelo y se golpeó el pecho, y se abandonó a todas las violencias de emoción<br />

extravagante. Finalmente, corrió, y, aunque yo no podía verla, podía escuchar como golpeaba con sus<br />

desnudas manos la puerta.<br />

En algún lugar bastante arriba de mí, probablemente en la torre, escuché la voz <strong>del</strong> conde<br />

llamando en su susurro duro y metálico. Su llamado parec ió ser respondido desde lejos y por todos lados<br />

por los aullidos de los lobos. Antes de que hubiesen pasado muchos minutos, una manada de ellos entró,<br />

como una presa desbordada, a través de la amplia entrada <strong>del</strong> patio.<br />

No se escucharon gritos de la mujer, y los aullidos de los lobos duraron poco tiempo. Al poco rato<br />

se retiraron de uno en uno, todavía relamiéndose los hocicos.<br />

No sentí lástima por la mujer, pues sabía lo que le había sucedido a su hijo, y era mejor que<br />

estuviese muerta. ¿Qué haré? ¿Qué pued o hacer? ¿Cómo puedo escapar de esta horripilante noche de<br />

terror y miedo?<br />

25 de junio, por la mañana. Nadie sabe hasta que ha sufrido los horrores de la noche, qué dulce y<br />

agradable puede ser para su corazón y sus ojos la llegada de la mañana. Cuando el sol se elevó esta<br />

mañana tan alto que alumbró la parte superior <strong>del</strong> portón opuesto a mi ventana, el oscuro lugar que<br />

iluminaba me pareció a mí como si la paloma <strong>del</strong> arca hubiese estado allí. Mi temor se evaporó cual una<br />

indumentaria vaporosa que se disolviera con el calor. Debo ponerme en acción de alguna manera<br />

mientras me dura el valor <strong>del</strong> día. Anoche una de mis cartas ya fechada fue puesta en el correo, la<br />

primera de esa serie fatal que ha de borrar toda traza de mi existencia en la tierra.<br />

No debo pensa r en ello. ¡Debo actuar!<br />

Siempre ha sido durante la noche cuando he sido molestado o amenazado; donde me he<br />

encontrado en alguna u otra forma en peligro o con miedo. Todavía no he visto al conde a la luz <strong>del</strong> día.<br />

¿Será posible que él duerma cuando los otros están despiertos, y que esté despierto cuando todos<br />

duermen? ¡Si sólo pudiera llegar a su cuarto! Pero no hay camino posible. La puerta siempre está<br />

cerrada; no hay manera para mí de llegar a él.<br />

Miento. Hay un camino, si uno se atreve a tomarlo. Por donde ha pasado su cuerpo, ¿por qué no<br />

puede pasar otro cuerpo? Yo mismo lo he visto arrastrarse desde su ventana. ¿Por qué no puedo yo<br />

imitarlo, y arrastrarme para entrar por su ventana? Las probabilidades son muy escasas, pero la<br />

necesidad me obliga a correr todos los riesgos.<br />

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