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Nº 30 - Casa de Cadiar

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Núm. <strong>30</strong> · Mayo 2008<br />

10<br />

COMERSE LA TIERRA, BEBERSE EL MAR<br />

Tradicionalmente esta columna ha tratado<br />

los más diversos temas históricos,<br />

sociales, anecdóticos si se quiere aunque<br />

siempre indicativos, <strong>de</strong> la comarca alpujarreña.<br />

En esta ocasión, llevados por una<br />

actualidad sostenida en el tiempo y que<br />

amenaza hacerse constante en su presencia,<br />

quiero <strong>de</strong>dicar estos párrafos a temas<br />

tan recurrentes en los medios <strong>de</strong> comunicación<br />

como constantes en la misma vida<br />

cotidiana, aunque preferimos cerrar los<br />

ojos en la mayoría <strong>de</strong> las ocasiones.<br />

El <strong>de</strong>tonante <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>cisión ocurrió<br />

la otra tar<strong>de</strong> en un supermercado cualquiera.<br />

Destacado en un estante, con gran<br />

alar<strong>de</strong> tipográfico y publicitario, rezaba<br />

un letrero: CHORIZO AUTÉNTICO DE<br />

PUEBLO, callaré la marca por razones<br />

obvias. Un tanto intrigado y, en mi innata<br />

ingenuidad (“to el mundo e´gueno”,<br />

mientras no se <strong>de</strong>muestre lo contrario y<br />

aún así… le damos más facilida<strong>de</strong>s que a<br />

los alumnos para pasar <strong>de</strong> curso), pensando<br />

que el centro comercial había adquirido<br />

la totalidad <strong>de</strong> la producción casera<br />

alpujarreña, examiné atentamente el producto<br />

en cuestión. Sobre una tripita, un<br />

tanto escueta y rechoncha, <strong>de</strong>stacaba una<br />

etiqueta pegada que la cubría en su totalidad,<br />

curiosamente no se trataba <strong>de</strong> más<br />

publicidad: era la lista <strong>de</strong> ingredientes,<br />

componentes, aditivos, conservantes,<br />

colorantes y no sé la infinidad <strong>de</strong> letras<br />

<strong>de</strong>l alfabeto seguidas <strong>de</strong> números, una<br />

auténtica fórmula científica que lo mismo<br />

había producido aquel supuesto chorizo<br />

que podía haber mandado un cohete a los<br />

más profundos espacios interestelares. Es<br />

<strong>de</strong>cir, las antípodas <strong>de</strong> un “auténtico chorizo<br />

<strong>de</strong> pueblo”.<br />

Valga esta anécdota para ilustrar lo<br />

que consumimos y el civilizado mundo<br />

en el que arrastramos nuestras penas y<br />

alegrías, aunque la cosa no queda en<br />

mero chascarrillo. Vamos a tener que<br />

acostumbrarnos a eso, incluso a cosas<br />

peores. Viene a mi memoria una antigua<br />

película <strong>de</strong> ciencia ficción que amenaza<br />

<strong>de</strong>jar en mantillas nuestra propia realidad<br />

(se trata <strong>de</strong> Soylent green, o “Cuando el<br />

<strong>de</strong>stino nos alcance”, titulo con el que se<br />

estrenó en España allá por 1973, protagonizada<br />

por el recientemente <strong>de</strong>sparecido<br />

Charlton Heston, junto al magnífico actor<br />

<strong>de</strong> cine negro Edward G. Robinson). En<br />

ella, en medio <strong>de</strong> un ambiente espeso,<br />

<strong>de</strong>sesperanzado y asfixiante por el calor<br />

sin tregua que ha alcanzado el planeta<br />

hiper contaminado, se le suministraba al<br />

pueblo hambriento unas pastillas <strong>de</strong> alimento<br />

llamadas, <strong>de</strong> ahí el titulo <strong>de</strong> la película,<br />

“soylent green”, con sus versiones<br />

red y yellow, supuestamente traídas <strong>de</strong><br />

lejanas islas paradisíacas. En realidad eran<br />

los cuerpos <strong>de</strong> los muertos convenientemente<br />

reciclados. También en esta magnífica<br />

cinta, futurista en su día, la gente iba,<br />

cansada <strong>de</strong> vivir, voluntariamente a morir<br />

a uno lugar específico, El Hogar, don<strong>de</strong> la<br />

agonía se amortiguaba con la proyección<br />

<strong>de</strong> imágenes <strong>de</strong>l ya extinto planeta azul y<br />

ver<strong>de</strong>. Hollywod, que <strong>de</strong> tonto no tiene ni<br />

un pelo, ha explotado esta temática, con<br />

fortuna diversa, en versiones acuáticas,<br />

<strong>de</strong>sérticas, nucleares, extra planetarias y<br />

un largo etcétera; pero a mi todas me<br />

remiten a esa primera cinta, por lo <strong>de</strong>más<br />

mucho más acertada y genial que cualquiera<br />

<strong>de</strong> sus secuelas. Las películas <strong>de</strong><br />

ciencia ficción tienen eso, es don<strong>de</strong> sus<br />

creadores pue<strong>de</strong>n mostrar su genialidad y<br />

capacidad <strong>de</strong> anticipación a los acontecimientos,<br />

son los Julios Verne <strong>de</strong> hoy. Si<br />

hay ocasión, hablaremos <strong>de</strong> ellas en otro<br />

La <strong>Casa</strong> <strong>de</strong><br />

CÁDIAR<br />

YÁTOR Y NARILA<br />

momento.<br />

Viene esto al hilo, sin ánimo <strong>de</strong> inducir<br />

al catastrofismo, <strong>de</strong> que, efectivamente,<br />

todos los indicios apuntan a que una<br />

especie <strong>de</strong>l planeta, la humana, está,<br />

inmersa en su soberbia y po<strong>de</strong>r, modificando<br />

los parámetros vitales <strong>de</strong> la Tierra<br />

que pue<strong>de</strong>n acarrear un cambio sustancial<br />

no solo <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> vida en<br />

general, sino <strong>de</strong> su propia existencia en<br />

particular. Parecemos una especie suicida<br />

que arrastra en su caída a todas las <strong>de</strong>más<br />

(se dice que ningún tonto tira piedras contra<br />

su propio tejado, este no es el caso),<br />

léase la última obra <strong>de</strong> James Lovelock. La<br />

ya vieja teoría, hábilmente fomentada por<br />

los po<strong>de</strong>res fácticos mundiales, <strong>de</strong> que lo<br />

que el hombre <strong>de</strong>struye o contamina, el<br />

mismo hombre es capaz <strong>de</strong> regenerarlo<br />

(para enten<strong>de</strong>rnos nada mejor que un<br />

ejemplo <strong>de</strong> esta teoría: talamos los bosques<br />

primarios, que en gran parte son los<br />

responsables <strong>de</strong>l ciclo climático, y los volvemos<br />

a replantar, lo que en lenguaje<br />

paladín se traduce en “te ven<strong>de</strong>mos lo<br />

que <strong>de</strong>struimos y te cobramos por reconstruir”<br />

), parece que se ha revelado harto<br />

falaz, según los especialistas, sin animo<br />

<strong>de</strong> ser apocalípticos.<br />

Conceptos como sostenibilidad, biodiversidad,<br />

cambio climático, <strong>de</strong>sertificación,<br />

etc, hasta hace poco reservados a<br />

especialistas, empiezan a resultarnos<br />

familiares a todos y más que nos lo serán<br />

en un futuro próximo. Vivimos por encima<br />

<strong>de</strong> nuestras posibilida<strong>de</strong>s y eso tiene<br />

un precio, un precio muy alto. No po<strong>de</strong>mos<br />

continuar con la política <strong>de</strong>l avestruz,<br />

ocultar la cabeza en un agujero. La<br />

solución está en manos todos y cada uno<br />

<strong>de</strong> nosotros, si queremos.<br />

Estamos acostumbrados a que “mien-

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