Hombre-Dios

XXVII
EL CUIDADO DEL MAESTRO
La relacion entre el Maestro y el discipulo es de un carac-
ter unico. y no le encontraremos paralelo en la tierra. Empe-
ro. 10s Santos han tratado de hacemos comprender algo de
ello. Mientras que todas las conexiones y ataduras mundanas
estan mas o menos manchadas por el egoismo, la relaci6n en-
tre el Maestro y el discipulo es puramente de amor desintere-
sado.
S6lo por analogia, podemos considerar el amor de una ma-
dre por su hijo. Una criatura a1 nacer es solo una masa desva-
lida de carne tierna y huesos. No puede expresarse ni expresar
sus necesidades, ni tampoco puede cuidarse, per0 su nladre
cuida tiernamente de ese pedacito de humanidad. Ella atiende
a cada una de sus necesidades y procura su comodidad. En su
felicidad descansa la felicidad de la madre, y en sus tristezas
se siente ella angustiada. Dia y noche trabaja incansable por
el bienestar de la criatura y ningun sacrificio es demasiado
grande para ella. Se niega todo a si misma para que su peque-
Ain tenga todo lo que ella le pueda proporcionar; y aun esta
dispuesta a darle su vida.
Conforme va creciendo, empieza a embeberse en el amor
de su madre. Los bondadosos rayos de amor pasan de unos
ojos a otros. En un lenguaje mudo el empieza su primera