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Manuel Buendía

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Varios estimados lectores preguntaron sobre<br />

mi columna de la semana pasada si los<br />

escándalos en Washington que relaté eran<br />

solo motivados por la oposición política más<br />

radical al presidente de EU, Barack Obama<br />

o si, como yo insinué, adquirieron su propia<br />

inercia política, o para decirlo coloquialmente<br />

ya “tienen patas.”<br />

Sólo enumeré tres de los escándalos que<br />

actualmente afligen al gobierno de EU: el<br />

asalto en el consulado en Bengazi que llevó<br />

a la muerte de cuatro de sus ciudadanos incluido<br />

el embajador en Libia; la persecución<br />

sin precedente de delatores en el gobierno<br />

y sus contactos en la prensa; y el acoso de<br />

las autoridades tributarias (IRS) a organizaciones<br />

de ideología opuesta a la de Obama<br />

y su gobierno.<br />

Omití citar otro escándalo más antiguo<br />

y respecto al cual muchos creemos que no<br />

se ha tocado fondo en la investigación: la<br />

operación Rápido y Furioso, efectuada por<br />

la agencia del gobierno a cargo de controlar<br />

alcohol, tabaco, explosivos y armas de fuego<br />

(ATF, por sus siglas en inglés), para contrabandear<br />

armas de alto poder a México,<br />

rastrearlas e identificar a sus usuarios, pero<br />

a las que le perdieron la pista.<br />

Este escándalo, que sin duda alguna es<br />

el que más funestas consecuencias<br />

tuvo en nuestro país, donde ni siquiera<br />

hay una estimación precisa<br />

de cuántos mexicanos murieron<br />

con las armas contrabandeadas por<br />

ATF –según el gobernador de Texas<br />

fueron 300-, se mantiene vigente<br />

por la iniciativa de varios legisladores<br />

republicanos.<br />

Pero en el corazón de todos estos<br />

escándalos de políticas públicas ilegales<br />

o fallidas, con excepción de Ben-<br />

Aquelarre Económico<br />

Artículo<br />

Escándalos<br />

“con patas”<br />

Por José <strong>Manuel</strong> Suárez Mier<br />

gazi, hay un personaje central cuyo desempeño<br />

es cuestionado con creciente intensidad, el<br />

procurador de Justicia federal Eric Holder, pues<br />

el Departamento de Justicia (DdeJ) que él encabeza,<br />

es responsable de todos ellos.<br />

En efecto, ATF es una dependencia del<br />

DdeJ que, como su nombre revela, tiene<br />

sus orígenes en el esfuerzo del gobierno de<br />

EU por cobrar impuestos a los fabricantes<br />

y vendedores de bebidas alcohólicas y tabaco,<br />

entidad de desempeño lamentable a<br />

la que se le han agregado funciones, como<br />

controlar el tráfico de armas y explosivos.<br />

En el caso del espionaje a decenas de periodistas<br />

en la pesquisa dentro del gobierno<br />

de soplones de “información crítica para la<br />

seguridad nacional,” la autorización para<br />

intervenir sus teléfonos y correos electrónicos,<br />

vino directamente del DdeJ, y la investigación<br />

que ha abierto el FBI –dependencia<br />

también del DdeJ- la ordenó Holder.<br />

Caso especial del espionaje a periodistas<br />

es el de James Rosen, corresponsal en<br />

jefe de Fox News en Washington: el DdeJ<br />

no solo ordenó intervenir sus llamadas y correos<br />

sino que lo declaró coacusado con el<br />

empleado del Departamento de Estado que<br />

le pasó información sobre Corea del Norte,<br />

y pidió su arraigo en la capital de EU.<br />

El Procurador Holder declaró bajo juramento<br />

que él no perseguía a periodistas,<br />

solo para revelarse poco después que la solicitud<br />

para intervenir las comunicaciones de<br />

Rosen con un juez “a modo” –el tercero de<br />

los visitados por fiscales del DdeJ-, iba firmada<br />

por el propio Holder.<br />

Estos casos llevaron a la inevitable comparación<br />

con el abuso de poder perpetrado<br />

por el presidente Richard Nixon en los años<br />

setenta en el escándalo de Watergate que<br />

culminó con su renuncia, no tanto por los<br />

delitos cometidos en la acusación original<br />

sino por el encubrimiento subsecuente que<br />

llegó hasta la Casa Blanca.<br />

Por último, el galimatías de la persecución<br />

emprendida por el IRS a organizaciones<br />

políticas de ideología opuesta a la del<br />

gobierno, es quizá el que más “patas” tenga<br />

por la íntima relación de los habitantes<br />

de EU con el recaudador de impuestos y el<br />

miedo que ésta agencia concita entre los<br />

causantes.<br />

Es difícil de creer que la Casa Blanca no<br />

estuviera al tanto de las actividades del IRS<br />

cuando su comisionado Douglas Schulman<br />

la visitó en 118 ocasiones entre 2010<br />

y 2011, tradición que se mantuvo con su<br />

sucesor –hoy cesado por Obama-, mientras<br />

que el comisionado en tiempos de George<br />

W. Bush fue una sola vez en cinco años.<br />

El desempeño de los funcionarios del IRS<br />

en su testimonio ante el Congreso, y la negativa<br />

a testificar de una de ellos,<br />

después de declarar su inocencia<br />

–lo que según muchos invalida su<br />

rechazo a declarar-, fue francamente<br />

patético e irremisiblemente<br />

lleva a concluir o que se trata de<br />

retrasados mentales o que mienten<br />

para encubrir una conspiración que<br />

quién sabe qué tan lejos llegue.<br />

Y el encargado de investigar este<br />

caso también es…, ¡Eric Holder, amigo<br />

íntimo de Barack Obama!<br />

LUNES 3 DE JUNIO 2013 18 BRUMARIO<br />

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