Número 2 - Txalaparta.com

tidamente al despertarme, otros trato
de atraparlos y se me van como una
nube. También tengo sueños alegres,
por supuesto, pero nunca he escrito
un cuento con ellos.
RAYUELA.- Hay algunos escritores que
se han pasado años escribiendo rayuelitas,
escritores que se han quedado
tan atrapados por el libro que no
han podido salvarse de reflejar demasiado
ese mundo. Ese tipo de repeticiones
son negativas y estériles. Pero
creo que Rayuela ha tenido una influencia
que a mí me alegra: en el lenguaje,
y confieso que era uno de mis
deseos mostrar de otra manera las relaciones
orales entre los personajes,
una cierta manera de dialogar que yo
no sé cómo definir, porque mis personajes
actúan dialogando, se mueven
muy poco, hacen muy pocas cosas.
Y ENTONCES LA REVOLUCIÓN.- Yo era
un hombre muy indiferente a la Historia,
tanto de Latinoamérica como
del resto del mundo. Me interesaba la
estética y la literatura por encima de
todo. Rayuela por ejemplo, que está
escrita antes de mi primer viaje a Cuba,
es un libro que podríamos calificar,
con una cierta pedantería, de metafísico
(por los problemas que se
plantea sobre el destino del hombre y
sobre el misterio de la realidad). Pero
luego viene para mí la Revolución
Cubana: de golpe comprendo que hay
un destino latinoamericano en juego,
y que un escritor o cualquier hombre
libre, honesto, tiene un papel que desempeñar
en ese destino. Ya no es posible
refugiarse en la torre de marfil
de la literatura pura, el cine puro, la
pintura pura.
BUENOS Y MALOS.- La diferencia capital
entre el ideal socialista y el ideal
fascista es que no se puede ser socialista
si no se es optimista en el plano
histórico. En cambio, el fascismo, es
por definición profundamente pesimista,
porque se basa en una noción
de desprecio al hombre: está sometido
a jerarquías. Ese pesimismo no tiene
ningún amor por el hombre,
ningún respeto. El socialismo, tal como
lo veo, está basado en el amor.
DESTINO.- Tengo la impresión de que
hay momentos en que cualquiera de
nosotros -los astrólogos dirían que es
una cuestión de horóscopo- estamos
sometidos a buenas o malas influencias.
Lo cual, de alguna manera, explica
a veces la acumulación de des-
Olivia contagiosa
gracias. Está terminando el verano y
me agarra en un muy mal momento
de mi vida. Me siento muy enfermo,
me siento alejado de todo lo que quisiera
saber y no puedo.
DESPUÉS DE TODO.- No le temo a la
muerte. Confieso que he vivido, como
dice Pablo Neruda. He vivido plenamente
cada minuto de mi vida y no
me arrepiento de nada.❦
Oli anda de cama en cama, hace ligues coche a coche, lanza flechas
de sensualidad por el espejo retrovisor, exuberante en carnes,
en risas, en llanto, se aprieta al que baila y cierra los ojos,
besa; pide lo que sea, un platillo delicioso, quiere que la lleven, la
vean, la halaguen; se pone feliz si le regalan una flor, no, mejor
todas las flores. No se mide. Su risa estruendosa va dejando de
molestarme, me he aficionado a ella, dice sí y también un no
rotundo.
Atraviesa fronteras. Le gustan las carcajadas, las pirámides. Es
esponjada, terrenal, sin calzones. Se convirtió en adulta sólo porque
los años también a ella se le echan encima. Siempre tiene
ganas de comer, de bailar, de beber, de hacer el amor.
Oli se burla. ¡Sí cabrona, eres muy señora, pero si no se larga tu
marido, en la lápida de tu tumba iba a decir: “Aquí yace una
mujer decente que nunca tocó su cuerpo”!
Mi lectura de “Rayuela” coincidió con la aparición de Oli en mi
vida, yo, como Oliveira tengo mi Maga, libre y natural.
Febrilmente subrayo mi libro deshojado, engordado de arena acapulqueña.
Es la Maga en la tierra. Ella, mi Oli, no se tragó como
yo, completos los diez mandamientos, la Biblia, el Pentateuco y el
manual de las buenas costumbres de Galván, por eso puede perderse,
no en París, como la Maga, pero sí en la Zona Rosa y hacer
y decir lo que le viene en gana. La Maga canta, hace el amor
durante largas horas. Quizá por todo eso, no se dio cuenta de que
Rocamadour, su hijo, se iba, y se fue; y lo lloró y le escribió: “Mi
pequeño Rocamadour, mi dientito de ajo, mi arbolito”.
Con este libro mágico, y con la locura de Oli, se me empieza a soltar
la lengua, la carne, la mano, el cuerpo, las piernas, los senos,
la piel.❦
Rosa Nissán
(escritora mexicana)
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