Información geográfica, hacia el tercer milenio - Inegi
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ÍNDICE<br />
LA CARTOGRAFÍA<br />
Y EL TERRITORIO<br />
NACIONAL.<br />
UNA BREVE<br />
RETROSPECTIVA<br />
Introducción 20<br />
La cartografía occidental 21<br />
El concepto cartográfico 21<br />
La época medieval y la cartografía 22<br />
La cartografía en <strong>el</strong> Renacimiento 24<br />
La Ilustración y épocas posteriores 26<br />
La cartografía mexicana 26<br />
Cartografía precolombina 27<br />
Cartografía en la Conquista y en la Colonia 28<br />
Cartografía d<strong>el</strong> México independiente 37<br />
LA CARTOGRAFÍA MEXICANA DEL PORFIRIATO<br />
A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL<br />
LA DIVERSIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN GEOGRÁFICA<br />
LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA EN LA PRODUCCIÓN<br />
DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA<br />
LA ACTIVIDAD GEOGRÁFICA Y CARTOGRÁFICA<br />
HACIA EL NUEVO MILENIO 136<br />
BIBLIOGRAFÍA 156<br />
GLOSARIO 160<br />
CRONOLOGÍA 166<br />
46<br />
76<br />
104<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
20<br />
LA CARTOGRAFÍA<br />
Y EL TERRITORIO<br />
NACIONAL.<br />
UNA BREVE<br />
RETROSPECTIVA<br />
Pág. 18 y 19: Carta Etnográfica de García Cubas, 1885. Atlas<br />
Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos Mexicanos.<br />
Introducción<br />
C<strong>el</strong>ebramos <strong>el</strong> paso a un nuevo siglo, una<br />
prerrogativa que sólo una de cada tres generaciones<br />
tiene oportunidad de vivir. Pero mucho más allá de<br />
este suceso, también c<strong>el</strong>ebramos <strong>el</strong> paso a un nuevo<br />
<strong>milenio</strong>, es decir, un privilegio nunca antes concedido<br />
por la historia puesto que a lo largo de los últimos<br />
tiempos, constituimos la primera generación que<br />
conscientemente asiste a semejante acontecimiento.<br />
En todas partes y lugares han existido<br />
sistemas diversos para llevar una cuenta d<strong>el</strong> tiempo<br />
que, en más de algún momento, han dado<br />
oportunidad a diversos pueblos, etnias o naciones<br />
de c<strong>el</strong>ebrar aisladamente un cambio de época, de<br />
algún ciclo en su tiempo, de <strong>milenio</strong> inclusive. Sirva<br />
para <strong>el</strong>lo de ejemplo la c<strong>el</strong>ebración, cada 52 años,<br />
d<strong>el</strong> advenimiento d<strong>el</strong> Fuego Nuevo –que todavía se<br />
realiza en nuestro país–, basada en las más<br />
antiguas tradiciones mitológicas de la<br />
cultura náhuatl.<br />
La concepción d<strong>el</strong> acontecimiento que<br />
pronto vivirán los moradores d<strong>el</strong> planeta ha sido<br />
posible, sin lugar a dudas, gracias a un proceso<br />
sorprendente y formidable. Baste recordar los<br />
tiempos en que difícilmente existía sobre la faz<br />
de la Tierra alguien que tuviera una idea<br />
remotamente aproximada de cómo era y dónde<br />
estaba <strong>el</strong> mundo en que vivía.<br />
Nuestro país, como identidad unida a un<br />
territorio, es precisamente <strong>el</strong> producto forjado por<br />
<strong>el</strong> proceso que ha tenido lugar en la segunda mitad d<strong>el</strong><br />
<strong>milenio</strong>. Su territorio fue también por mucho<br />
tiempo desconocido para los mexicanos. Sabida es,<br />
pero siempre <strong>el</strong>ocuente, la anécdota que narra<br />
Antonio García Cubas: Ante la necesidad de contar<br />
con <strong>el</strong> apoyo gubernamental para imprimir y publicar<br />
su primera Carta General de la República<br />
Mexicana, García Cubas se vio obligado a buscar <strong>el</strong><br />
beneplácito d<strong>el</strong> presidente, Antonio López de Santa<br />
Anna, quien durante la entrevista examinó con interés<br />
<strong>el</strong> gran mapa manuscrito que le mostraba García<br />
Cubas y se mantuvo atento a las explicaciones d<strong>el</strong><br />
autor. Inevitablemente, se llegó al comentario sobre<br />
<strong>el</strong> reciente asunto de los territorios perdidos tras la<br />
Guerra de 1847, y en este punto, Santa Anna,<br />
sorprendido, masculló palabras llenas de amargura.<br />
García Cubas observó que sólo hasta ese momento <strong>el</strong><br />
general Santa Anna tuvo conciencia de la magnitud<br />
que había alcanzado la pérdida territorial sufrida<br />
por <strong>el</strong> país.<br />
A los mexicanos de nuestra época nos<br />
asombra enterarnos de caso semejante, porque en <strong>el</strong><br />
contexto de la realidad actual esa situación ha<br />
quedado totalmente superada. Hoy, <strong>el</strong> Instituto<br />
Nacional de Estadística, Geografía e Informática<br />
(INEGI) tiene la función y la responsabilidad de reunir<br />
y divulgar la información <strong>geográfica</strong> d<strong>el</strong> país, y lo hace<br />
por medio d<strong>el</strong> recurso más antiguo, que sigue siendo<br />
<strong>el</strong> más adecuado: la cartografía, que es, como lo ha<br />
sido desde siempre y en todas partes, fi<strong>el</strong> reflejo d<strong>el</strong><br />
estado d<strong>el</strong> conocimiento y d<strong>el</strong> avance tecnológico de<br />
un país.<br />
Es claro que antes de que fuera posible<br />
alcanzar un estado de desarrollo que permitiera<br />
crear las condiciones que hicieron posible la<br />
existencia de una institución como <strong>el</strong> INEGI, los<br />
mexicanos tuvieron que protagonizar siglos de<br />
búsqueda y de estudio.
La cartografía occidental<br />
Para ubicar apropiadamente <strong>el</strong> desarrollo de la<br />
geografía y cartografía en México, se impone hacer al<br />
menos una semblanza de la cultura <strong>geográfica</strong> y<br />
cartográfica occidental, con la idea de que es ésta<br />
precisamente la que tiene mayor influencia en <strong>el</strong><br />
medio americano y, particularmente, en nuestro país.<br />
La transferencia de la cultura se da desde <strong>el</strong> viejo<br />
continente <strong>hacia</strong> las tierras americanas cuando<br />
son conquistadas, colonizadas y, posteriormente,<br />
cuando se constituyen diversas naciones<br />
independientes. Es por <strong>el</strong>lo importante tratar de<br />
entender, al menos en sus componentes más<br />
significativos, los <strong>el</strong>ementos que conforman <strong>el</strong><br />
pensamiento y evolución de la geografía y la<br />
cartografía a lo largo d<strong>el</strong> tiempo en <strong>el</strong> mundo<br />
occidental; pensamiento y evolución que con <strong>el</strong><br />
conjunto de ideas comunes patrimonio de los grupos<br />
humanos de las latitudes enriquecen y forman parte de<br />
su cultura. Así, a los conceptos universalmente<br />
compartidos sobre la cartografía, se agregan los de los<br />
tiempos primigenios en la Grecia clásica, que son<br />
mod<strong>el</strong>ados con <strong>el</strong> transcurrir d<strong>el</strong> tiempo en la época<br />
medieval, y luego con <strong>el</strong> Renacimiento y la Ilustración,<br />
hasta llegar a la época moderna y los umbrales d<strong>el</strong><br />
siglo XX.<br />
El concepto cartográfico<br />
Independientemente de sus definiciones técnicas o<br />
formales, la cartografía es un recurso de expresión<br />
gráfica inseparable de la noción que en un cierto<br />
momento o lugar tenga <strong>el</strong> hombre acerca de su<br />
ubicación con respecto a lo que lo rodea. En <strong>el</strong> ir y<br />
venir d<strong>el</strong> hombre por su territorio, <strong>el</strong> primer mapa<br />
que se creó fue un mapa mental, anterior al<br />
pictograma o a cualquier otra expresión gráfica. Sin<br />
duda <strong>el</strong> primer documento cartográfico nació de la<br />
necesidad de comunicar esa noción <strong>geográfica</strong><br />
<strong>el</strong>emental, tal vez sin más recursos para trazarlo que <strong>el</strong><br />
su<strong>el</strong>o y una rama adecuada, arrancada de un arbusto<br />
cercano, antes incluso de que se descubriera la<br />
<strong>el</strong>aboración de los pigmentos que permitieron<br />
la creación de la pintura rupestre.<br />
Para <strong>el</strong> hombre, la ubicación en <strong>el</strong> medio<br />
geográfico es de primordial importancia. De éste<br />
obtiene alimento, refugio y en general los<br />
<strong>el</strong>ementos esenciales para su vida. Además, en <strong>el</strong><br />
ámbito social en <strong>el</strong> que la especie humana se ha<br />
desarrollado desde siempre, la comunicación<br />
adquiere la misma importancia que <strong>el</strong> conocimiento,<br />
pues es labor d<strong>el</strong> grupo habitar y dominar un<br />
territorio, así como defenderlo de cualquier otro<br />
grupo humano que pretenda disputarlo.<br />
Aún en la actualidad <strong>el</strong> conjunto de<br />
sentimientos de identificación que <strong>el</strong> hombre<br />
experimenta con su geografía es en ambos sentidos,<br />
pues en tanto se siente dueño de su territorio, él<br />
mismo se considera perteneciente a su tierra<br />
(“Yo soy de Guanajuato”, solemos escuchar). Así,<br />
las r<strong>el</strong>aciones entre <strong>el</strong> hombre y <strong>el</strong> medio<br />
geográfico son parte fundamental de su identidad de<br />
pueblo, de etnia, de nación o de grupo humano,<br />
que a fin de cuentas se identifica con un<br />
territorio y se sustenta de éste. Elaborar una imagen<br />
gráfica comunicable de su medio geográfico se<br />
convierte en una consecuencia inmediata de esta<br />
r<strong>el</strong>ación y de la capacidad humana para hacerlo.<br />
Crear la imagen gráfica no es solamente una<br />
manera de conocer sino también de poseer un<br />
territorio. Y cuando se trata de un grupo social, la<br />
posesión es conjunta. La expresión gráfica, por lo<br />
tanto, debe hacerse con recursos convencionales<br />
sistemáticos, conocidos por todos los que requieren<br />
de utilizar <strong>el</strong> documento cartográfico.<br />
La cartografía es <strong>el</strong> tipo de documento que<br />
pone en contacto al hombre con su espacio. Tiene, en<br />
consecuencia, un origen paral<strong>el</strong>o al de la escritura.<br />
Es, de hecho, un sistema de escritura que, más que de<br />
comunicar ideas abstractas generales, intenta<br />
representar <strong>el</strong>ementos objetivos y tangibles, como son<br />
Mapamundi. Ca. 1350. Ranulfo Higden.<br />
21<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
22<br />
Anillo Ecuatorial.<br />
los rasgos y características particulares d<strong>el</strong> lugar<br />
cartografiado. La cartografía es indispensable para<br />
entender la concepción d<strong>el</strong> mundo y los<br />
conocimientos que ha tenido <strong>el</strong> hombre acerca<br />
de él y de su superficie en todas las épocas y<br />
lugares. Es, en síntesis, <strong>el</strong> rostro visible d<strong>el</strong><br />
conocimiento geográfico.<br />
Desde siempre, al <strong>el</strong>aborar la cartografía, <strong>el</strong><br />
hombre ha reflejado su cosmovisión y su herencia<br />
cultural. La representación <strong>geográfica</strong> necesariamente<br />
adquiere <strong>el</strong> contexto más amplio, aqu<strong>el</strong> en donde<br />
pueden encontrar cabida tanto sus ideas acerca d<strong>el</strong><br />
universo como su miedo a lo desconocido. Entre los<br />
vestigios cartográficos más antiguos existen<br />
documentos chinos que datan de hace 50 siglos, en<br />
los que se advierte que se considera al territorio<br />
correspondiente a los pueblos que los<br />
<strong>el</strong>aboraron como <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> mundo.<br />
Por idéntica razón, la noción científica<br />
también se aplicó temprano en la cartografía, al<br />
producirse históricamente <strong>el</strong> primer gran impulso<br />
liberador d<strong>el</strong> pensamiento humano. En la Grecia<br />
Clásica surgió <strong>el</strong> carácter científico de la geografía y,<br />
paral<strong>el</strong>amente, la cartografía se convirtió en su<br />
medio de expresión. En su desarrollo, ciencias<br />
como las matemáticas, la geometría y la<br />
astronomía transformaron a la cartografía en <strong>el</strong><br />
soporte gráfico fundamental para conocer,<br />
medir y trazar no sólo la superficie d<strong>el</strong> planeta, sino<br />
la d<strong>el</strong> universo mismo.<br />
Eratóstenes, llamado <strong>el</strong> “segundo Platón” y<br />
director de la gran Biblioteca de Alejandría, fue<br />
quien bautizó con su nombre a la geografía más de<br />
200 años antes de nuestra era. Además, determinó<br />
por primera vez la longitud de la circunferencia<br />
terrestre midiendo una fracción de arco<br />
meridional mediante un ingenioso sistema que hoy<br />
aún asombra por la exactitud alcanzada. Con ese<br />
fundamento, Eratóstenes creó la primera red<br />
sistemática de meridianos y paral<strong>el</strong>os, con la que se<br />
<strong>el</strong>aboró un mapa de las regiones mediterráneas con<br />
precisión asombrosa.<br />
La época medieval y la cartografía<br />
Con los siglos, sin embargo, <strong>el</strong> primer impulso<br />
científico europeo se redujo, particularmente en <strong>el</strong><br />
periodo medieval. La cosmovisión dogmática y<br />
r<strong>el</strong>igiosa de este periodo tomó como mod<strong>el</strong>o<br />
geográfico y cosmológico a las obras de Claudio<br />
Ptolomeo, El Almagesto y La Geographia. El mundo<br />
volvió a ser plano, sin límites definidos, y se<br />
encontraba inmóvil en <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> universo. A su vez,<br />
las regiones galileas y palestinas, consideradas como<br />
Tierra Santa, debían estar ubicadas <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong><br />
mundo. Quienquiera que se permitiera dudar o<br />
contradecir esta cosmovisión corría <strong>el</strong> riesgo de<br />
ser considerado hereje y terminar sus días en la<br />
hoguera. Puede verse así que la cartografía ha<br />
constituido a lo largo de los siglos un medio que<br />
proclama <strong>el</strong> carácter de la época, además de la visión<br />
y ad<strong>el</strong>anto en <strong>el</strong> conocimiento de quienes la <strong>el</strong>aboran,<br />
<strong>el</strong> progreso en la metodología, en la tecnología, y en<br />
las comunicaciones.<br />
La cartografía occidental d<strong>el</strong> medievo es, en<br />
consecuencia, un fi<strong>el</strong> reflejo d<strong>el</strong> oscurantismo de su<br />
tiempo. Empero, en la misma época, los árabes<br />
hicieron otros ad<strong>el</strong>antos. Entregados a la navegación,<br />
requirieron de registrar y comunicar <strong>el</strong><br />
conocimiento de las rutas marítimas, y así, desde <strong>el</strong>
siglo XIII proliferaron los mapas portulanos, también<br />
llamados “cartas de marear” y “cartas de derrota”.<br />
Estos documentos se caracterizaban por trazar <strong>el</strong> perfil<br />
de las costas y las islas para información de los<br />
navegantes, pero no se ocupaban de representar las<br />
características y rasgos d<strong>el</strong> interior.<br />
Justamente a los portulanos les correspondió<br />
ser los primeros documentos cartográficos<br />
occidentales que se <strong>el</strong>aboraron con pretensiones<br />
artísticas. Tan pronto como se inició la era de los<br />
descubrimientos geográficos y nuevas tierras se<br />
agregaban al conocimiento, <strong>el</strong> mapa se convirtió en<br />
objeto de primordial interés para las<br />
autoridades reales y los soberanos de los<br />
imperios que veían incrementado su dominio<br />
territorial. De esta manera, a fin de vestir los<br />
mapas con la <strong>el</strong>egancia y decoro que<br />
correspondía, pronto intervino la mano d<strong>el</strong><br />
artista. Surgieron los <strong>el</strong>ementos decorativos, la<br />
<strong>el</strong>aborada rosa de los vientos, la flor de lis que<br />
señalaba la orientación d<strong>el</strong> mapa, <strong>el</strong> tronco de<br />
leguas que indicaba la escala. El trazo sencillo<br />
de la pluma fue sustituido por <strong>el</strong> d<strong>el</strong> pinc<strong>el</strong>, y la<br />
tinta por la pintura de oro o por pigmentos de<br />
espléndidos colores.<br />
Mapamundi. 1482. Claudio Ptolomeo.<br />
23<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
24<br />
Gerardo Mercator.<br />
Americae Sive Novi Orbis Nova<br />
descriptio. 1584. Abraham Ort<strong>el</strong>ius, d<strong>el</strong> Atlas de Gerardo<br />
Mercator, 1585.<br />
La cartografía en <strong>el</strong> Renacimiento<br />
Poco después, <strong>el</strong> pensamiento libre y la<br />
curiosidad científica se abrieron paso una vez más<br />
para dar lugar a una nueva etapa de avance y<br />
desarrollo: <strong>el</strong> Renacimiento. El progreso concretado<br />
hasta entonces por la humanidad alcanzaba un fruto,<br />
y ese fruto a la vez se convirtió en factor de mayor<br />
progreso: la imprenta. La cartografía renacentista se<br />
vio ampliamente favorecida por <strong>el</strong> invento de<br />
Gutemberg y por <strong>el</strong> hallazgo de un nuevo<br />
continente. Con <strong>el</strong> advenimiento d<strong>el</strong> siglo XVI, se<br />
requirió la actualización de la cartografía <strong>el</strong>aborada<br />
hasta entonces, ante <strong>el</strong> descubrimiento y<br />
exploración de grandes territorios insulares y<br />
continentales, de cuya existencia unos cuantos años<br />
antes ni siquiera se sospechaba.<br />
En tales circunstancias, al mediar ese siglo, la<br />
cartografía se había convertido en una industria tan<br />
floreciente como indispensable. La influencia que<br />
adquirió tuvo consecuencias que continúan
vigentes a la fecha. El ejemplo más representativo lo<br />
ofrece <strong>el</strong> mapa de Waldseemüller, publicado en 1507.<br />
Por una suposición equivocada d<strong>el</strong> cartógrafo, se le<br />
impuso <strong>el</strong> nombre de “América” a las tierras<br />
recientemente descubiertas.<br />
Por otra parte, este proceso de liberación d<strong>el</strong><br />
pensamiento humano a la vez y de sorprendentes<br />
hallazgos geográficos, terminó por revolucionar<br />
<strong>el</strong> conocimiento d<strong>el</strong> planeta, superando las<br />
concepciones dogmáticas prevalecientes en la<br />
Edad Media. Por fin, <strong>el</strong> pensamiento humano había<br />
salido de la cárc<strong>el</strong> a que lo había condenado <strong>el</strong><br />
medievo y tenía un amplio horizonte frente a sí. La<br />
cartografía se convirtió de inmediato en <strong>el</strong> medio de<br />
expresión por exc<strong>el</strong>encia de la nueva imagen d<strong>el</strong><br />
orbe. Era un mundo que ya involucraba <strong>el</strong> gran<br />
choque cultural de América y Europa. Con <strong>el</strong>lo, otro<br />
principio fundamental se hacía evidente: <strong>el</strong> progreso<br />
d<strong>el</strong> conocimiento era también <strong>el</strong> progreso de la<br />
cartografía como medio de expresión.<br />
Desde algunos años antes d<strong>el</strong><br />
descubrimiento de América, la cartografía italiana<br />
predominaba en <strong>el</strong> mundo, como también los<br />
navegantes más prestigiosos eran de la Península<br />
Itálica. Quizá podría decirse que la cartografía<br />
italiana fue la primera que hizo escu<strong>el</strong>a, sobre todo<br />
en su versión urbana, como la que se creó sobre<br />
Roma y Venecia.<br />
Este predominio se cerró <strong>hacia</strong> 1570, al<br />
entrar en juego una nueva técnica agregada a la<br />
cartografía. Se trata d<strong>el</strong> ejercicio de las proyecciones,<br />
una técnica que, aunque ya había sido empleada por<br />
los griegos con propósitos cartográficos, ahora la<br />
redescubrían los maestros de la pintura d<strong>el</strong><br />
Renacimiento. En su búsqueda de la perfección,<br />
los pintores renacentistas se habían encontrado<br />
con <strong>el</strong> problema de plasmar cuerpos tridimensionales<br />
en un plano como <strong>el</strong> que constituye <strong>el</strong> lienzo o <strong>el</strong><br />
muro. Lo habían resu<strong>el</strong>to proyectando la imagen d<strong>el</strong><br />
cuerpo en <strong>el</strong> plano.<br />
Era reciente la confirmación, ya<br />
incontrovertible, de la esfericidad de la Tierra, y los<br />
cartógrafos supieron desarrollar procedimientos de<br />
proyección propios y adecuados. El resultado fue<br />
de mapas mucho más precisos, trazados tomando en<br />
cuenta la curvatura de la superficie terrestre.<br />
Con esta técnica y a partir de ese momento,<br />
se impone la escu<strong>el</strong>a cartográfica holandesa. Abraham<br />
Ort<strong>el</strong>ius la inicia con la obra Theatrum Orbis<br />
Terrarum. Pronto le sigue y supera Gerardo Mercator<br />
al publicar su Atlas en 1585, un trabajo de gran<br />
rigor científico que a la vez retiene la estética d<strong>el</strong> arte<br />
cartográfico más depurado.<br />
La escu<strong>el</strong>a cartográfica holandesa tendría<br />
larga vida y sería un oficio preponderantemente<br />
familiar. La obra de Mercator fue continuada por sus<br />
hijos y después por sus nietos. El taller fundado por<br />
Mercator pasó después a manos de Jodocus Hondius,<br />
cartógrafo de gran trascendencia también. Por su<br />
parte, otras familias especializadas en <strong>el</strong> oficio<br />
surgieron en Holanda, como los Visscher, Petrium<br />
Plancius, Peter Schenk, Frederik de Wit, Joan Janszon<br />
Blaeu, cuyos hijos Joan y Corn<strong>el</strong>ius llevaron la<br />
cartografía holandesa a su máximo esplendor en <strong>el</strong><br />
siglo XVII.<br />
Abraham Ort<strong>el</strong>ius.<br />
25<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
26<br />
La Ilustración y épocas posteriores<br />
En su desarrollo, <strong>el</strong> siglo XVIII traería un nuevo<br />
impulso a las ciencias y a la libertad de pensamiento,<br />
en la época denominada La Ilustración o <strong>el</strong> Siglo de<br />
las Luces. Otras técnicas y tendencias se<br />
incorporaron a la cartografía y entonces la<br />
escu<strong>el</strong>a cartográfica francesa tomó la batuta en <strong>el</strong><br />
contexto mundial.<br />
Ya desde <strong>el</strong> siglo XVII Nicolás Sanson<br />
d’Abbeville la había iniciado, pero fueron sus<br />
descendientes quienes convirtieron a la cartografía<br />
francesa en la más importante d<strong>el</strong> siglo XVIII. No<br />
obstante que en su <strong>el</strong>aboración varias veces<br />
intervinieron connotados artistas como Francisco<br />
Boucher y Carlos Nicolás Cochin, la cartografía de<br />
la Ilustración tiende a buscar mucho más la<br />
precisión y <strong>el</strong> rigor y mucho menos la estética; la<br />
cartografía es más científica y menos artística.<br />
La innovación más importante de esta escu<strong>el</strong>a es la<br />
introducción desde 1747, de levantamientos<br />
topográficos y geodésicos en <strong>el</strong> campo, necesarios<br />
para referir <strong>geográfica</strong>mente los mapas.<br />
A partir de la primera mitad d<strong>el</strong><br />
siglo XIX decayó la influencia de la escu<strong>el</strong>a<br />
francesa y llegó la hora de los cartógrafos ingleses,<br />
que ya habían estado en la palestra desde <strong>el</strong> siglo XVII.<br />
Muy sobresalientes fueron desde <strong>el</strong> mismo siglo XVIII<br />
Thomas Kitchin y James Renn<strong>el</strong>. La cartografía<br />
inglesa conservó <strong>el</strong> rigor y exactitud que<br />
establecieron los franceses durante La Ilustración,<br />
pero autores como Aaron Arrowsmith y John Tallis<br />
buscaron cómo retener un cierto gusto artístico y<br />
decorativo. Este último logró crear la publicación<br />
más renombrada de su época y de su escu<strong>el</strong>a, <strong>el</strong><br />
Illustrated Atlas, publicado en 1850.<br />
Aunque también franceses y alemanes<br />
publicaron cartografía de exc<strong>el</strong>encia, a partir de la<br />
segunda mitad d<strong>el</strong> siglo XIX las grandes casas<br />
editoriales de Nueva York y Filad<strong>el</strong>fia se adueñaron<br />
de la producción y sobre todo d<strong>el</strong> negocio de la<br />
cartografía. A finales de ese siglo empezó a destacar<br />
la casa Rand Mc Nally, que ha mantenido su prestigio<br />
internacional a lo largo de todo <strong>el</strong> siglo XX.<br />
La cartografía mexicana<br />
En México la cartografía tiene sus propias<br />
características, como habrá de verse en <strong>el</strong><br />
desarrollo de esta obra. Si bien se inscribe en <strong>el</strong><br />
contexto d<strong>el</strong> pensamiento cartográfico de occidente,<br />
su origen se encuentra en las formas de expresión<br />
empleadas por los antiguos pobladores de<br />
Mesoamérica para representar <strong>el</strong> conocimiento<br />
geográfico, expresiones que, con la conquista de los<br />
territorios y la imposición de nuevas formas<br />
culturales, fueron abandonadas en provecho de los
nuevos modos de hacer geografía y cartografía y de la<br />
adopción de los métodos y reglas<br />
de la cultura europea. Así, la cartografía<br />
precolombina cedió su lugar a la incipiente cartografía<br />
mexicana durante la Colonia y al desarrollo que<br />
experimentó durante los casi primeros 80 años de<br />
vida independiente en <strong>el</strong> siglo XIX.<br />
El carácter, modalidades y evolución de<br />
la cartografía en México durante este periodo,<br />
constituyen, por decirlo así y aún en contra de fuertes<br />
limitaciones y épocas históricas difíciles, la base<br />
sobre la cual se habría de fincar <strong>el</strong> conocimiento<br />
geográfico nacional d<strong>el</strong> presente, acrecentado hoy con<br />
<strong>el</strong> esfuerzo e interés de los mexicanos y sus<br />
instituciones por conocer a fondo <strong>el</strong> territorio<br />
nacional y administrarlo apropiadamente para su<br />
beneficio y <strong>el</strong> de las futuras generaciones.<br />
Cartografía precolombina<br />
Los primeros cartógrafos d<strong>el</strong> territorio que hoy<br />
pertenece a nuestro país fueron los pintores de<br />
códices prehispánicos, los tlacuilos.<br />
Lamentablemente, muy pocos de los trabajos<br />
<strong>el</strong>aborados antes de la conquista sobreviven en la<br />
actualidad. Sin embargo, aunque modificados e<br />
influidos por la cultura europea, sus técnicas y sus<br />
sentimientos cartográficos continuaron presentes en<br />
gran cantidad de documentos que se generaron entre<br />
los siglos XVI al XVIII, para servir de fundamento a la<br />
propiedad de la tierra por las comunidades indígenas,<br />
señalar señoríos y jurisdicciones territoriales y una<br />
gran variedad de propósitos más, en una suerte de<br />
cartografía catastral.<br />
Todavía algunos de <strong>el</strong>los siguen en poder de<br />
las comunidades, c<strong>el</strong>osamente guardados como<br />
tesoros y cumpliendo su misión original de respaldar<br />
los derechos que tienen los comuneros sobre sus<br />
tierras. Otros muchos, en cambio, se pueden<br />
encontrar en las bibliotecas, mapotecas y archivos<br />
históricos de todo <strong>el</strong> mundo. El Archivo Histórico de<br />
Indias de Sevilla cuenta con un importante acervo de<br />
estos mapas indígenas generados y enviados a Europa<br />
durante los tres siglos de dominación española.<br />
El análisis de la cartografía indígena anterior<br />
o posterior a la conquista permite identificar una gran<br />
cantidad de <strong>el</strong>ementos significativos, utilizados de<br />
modo común y sistemático a manera de signos y<br />
símbolos convencionales, que a su vez son expresivos<br />
con respecto a la cultura, la ciencia y la filosofía de<br />
quienes los <strong>el</strong>aboraron. Uno de estos <strong>el</strong>ementos es<br />
<strong>el</strong> que muestra la ubicación de los pueblos o<br />
localidades mediante <strong>el</strong> dibujo de un cuadrado que<br />
representa a la plaza central, con una pirámide en<br />
medio que simboliza al templo o teocalli. Ese símbolo<br />
fue sustituido en la época colonial por <strong>el</strong> dibujo de un<br />
templo cristiano, caracterizado por un campanario y/o<br />
una cúpula con su cruz.<br />
Por otra parte, <strong>el</strong> glifo, <strong>el</strong>emento pictográfico<br />
que representaba <strong>el</strong> topónimo o nombre d<strong>el</strong> lugar<br />
desde la época prehispánica, continuó dibujándose,<br />
pero ahora añadiéndole la traducción a la lengua<br />
española o bien anotando con escritura alfabética <strong>el</strong><br />
nombre en cuestión. También era muy significativa la<br />
forma de representar los cerros o <strong>el</strong>evaciones, con<br />
la concepción mitológica de que las montañas estaban<br />
llenas de agua. Con esta idea, solían dibujarse los<br />
cerros con una forma cónica, inspirada en la de una<br />
vasija invertida; incluso se dibujaban unas rugosidades<br />
que podían ser las “asas” de esa vasija y en la parte<br />
inferior una cierta abertura o boca, generalmente de<br />
color rojo.<br />
En su representación, los cerros solían<br />
adoptar <strong>el</strong> color verde cuando se encontraban<br />
cubiertos de vegetación, o <strong>el</strong> amarillo si<br />
estaban desprovistos de ésta. Si se trataba de un cono<br />
cinerítico o volcán de arena, se le añadían puntos<br />
representativos de esa condición. Cuando se le<br />
dibujaban llamas, estas indicaban que <strong>el</strong> volcán<br />
estaba en actividad. Muy peculiar era la<br />
representación d<strong>el</strong> camino u otli, que solía trazarse<br />
mediante dos líneas paral<strong>el</strong>as al centro de las cuales se<br />
dibujaban hu<strong>el</strong>las de pies descalzos. Con este<br />
recurso, además de simbolizar al camino, se indicaba<br />
la dirección. Otro recurso sistemático era, por<br />
ejemplo, dibujar un maguey cuando quería señalarse<br />
que había un campo sembrado de esa planta, o bien<br />
dibujar un árbol para indicar que existía un bosque o<br />
una extensa arboleda.<br />
Pág 26: Códice Xólotl, ejemplo de un documento cartográfico<br />
<strong>el</strong>aborado con la técnica indígena prehispánica, aunque data de la<br />
primera mitad d<strong>el</strong> siglo XVI.<br />
Abajo: Mapa de Popotla. Copia realizada en <strong>el</strong> siglo XVIII sobre un<br />
original d<strong>el</strong> siglo XVI. Se observan los recursos propios de la<br />
técnica indígena, apenas influida por la cultura europea.<br />
27<br />
Mapa de Tezontepec, Distrito de Pachuca, 1570. Martín de Salinas,<br />
alcalde mayor, signatario. Los recursos indígenas se funden<br />
paulatinamente con técnicas europeas.<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
28<br />
Mapa de México Temixtitan, atribuido a Hernán Cortés, 1524.<br />
Primer mapa de estilo europeo <strong>el</strong>aborado en México. Obsérvese<br />
que la parte que describe <strong>el</strong> Golfo está orientada al sur y que la<br />
que muestra la ciudad está invertida. Esto es un error de origen.<br />
Cartografía en la<br />
Conquista y en<br />
la Colonia<br />
Tanto <strong>el</strong> conquistador Hernán Cortés como <strong>el</strong><br />
cronista Bernal Díaz d<strong>el</strong> Castillo mencionan que<br />
los españoles se sirvieron de cartografía indígena<br />
referida al actual estado de Guerrero, así como<br />
de documentos que abarcaban hasta Las Hibueras<br />
(<strong>el</strong> actual territorio de Honduras). Ambos afirman<br />
también haber utilizado un mapa mexica que<br />
definía <strong>el</strong> trazo de todo <strong>el</strong> litoral d<strong>el</strong> Golfo de México.
El mapa de la ciudad de México-Temixtitan<br />
atribuido a Cortés y publicado en Nuremberg en 1524,<br />
de claro propósito estratégico-militar, puede<br />
considerarse como <strong>el</strong> primer documento cartográfico<br />
de estilo europeo que se haya <strong>el</strong>aborado en <strong>el</strong><br />
territorio nacional. Además de representar a la<br />
ciudad mexica, traza también <strong>el</strong> contorno d<strong>el</strong><br />
Golfo de México, con las principales corrientes<br />
que en él desembocan. Ya que Cortés y sus<br />
huestes no habían explorado todavía <strong>el</strong> litoral<br />
representado, obviamente estaban copiándolo de<br />
otra fuente.<br />
29<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
30<br />
The New World,1616. Gabri<strong>el</strong> Tatton. Imagen europea d<strong>el</strong> territorio<br />
de la Nueva España.<br />
Como era de esperarse, en los primeros años<br />
después de la Conquista, los cartógrafos europeos<br />
tuvieron que limitarse a representar a la Nueva España<br />
trazando exclusivamente <strong>el</strong> contorno de sus costas.<br />
Fue hasta 1579 que en <strong>el</strong> Theatrum Orbis Terrarum<br />
de A. Ort<strong>el</strong>ius pudieron conocerse por fin una buena<br />
cantidad de detalles, rasgos interiores y topónimos<br />
novohispanos representados en <strong>el</strong> mapa Hispania<br />
Novae publicado como parte de ese Atlas.<br />
Eran tiempos en los que las tierras desconocidas<br />
atraían a exploradores y aventureros, que al penetrar<br />
en <strong>el</strong>las, reunían en mapas tanto sus impresiones de<br />
viaje como sus fantasías, sintetizando en documentos<br />
cartográficos imaginación y realidad.<br />
Para finales d<strong>el</strong> siglo XVI y principios d<strong>el</strong><br />
XVII, la Corona española requirió una serie de<br />
informes detallados a sus colonias americanas<br />
para diversos fines. Las disposiciones reales<br />
especificaban la exigencia de recabar información<br />
completa respecto a diversos aspectos geográficos:<br />
orografía, bahías, caminos, asentamientos, tierras,<br />
habitantes, minas y otros temas, a los que deberían<br />
responder las autoridades civiles y eclesiásticas. De<br />
esa labor resultaron documentos notables,<br />
denominados “R<strong>el</strong>aciones Geográficas”, como las de<br />
los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nuevo<br />
León, etcétera.<br />
Mal informados por corsarios, piratas y<br />
aventureros, los cartógrafos ingleses empezaron a<br />
representar a la Baja California como isla. Este error<br />
prevaleció durante mucho tiempo, no obstante que<br />
<strong>el</strong> padre Eusebio Kino lo desmintió categóricamente al<br />
finalizar <strong>el</strong> siglo XVII. Fue tal la fuerza d<strong>el</strong> mito, que<br />
<strong>el</strong> rey Fernando VI optó por expedir una real cédula
América Septentrionalis, 1638. san Jansson. La península de<br />
California se muestra como una isla.<br />
Carta de la California, en la que la península ya aparece en su<br />
carácter real, mostrando que California no es una isla.<br />
31<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
32<br />
en 1747, en la cual aclaraba la verdadera índole<br />
de la península de Baja California.<br />
Quizá en algunas ocasiones, los mitos que<br />
surgían así eran una manera de garantizar la<br />
exploración de territorios sin costo para la Corona<br />
Española. Abundaban en la Nueva España ambiciosos y<br />
aventureros siempre dispuestos a obtener riquezas<br />
fáciles y rápidas por un golpe de fortuna, pero no a<br />
amasarlas con base en <strong>el</strong> trabajo cotidiano. Por <strong>el</strong>lo<br />
estaban listos para partir en cualquier momento,<br />
sufragando por sus propios medios expediciones que<br />
iban en persecución de quimeras, como las siete<br />
ciudades de oro de Cíbola y Quivira. Ya desde los años<br />
inmediatos a la conquista, Francisco de Coronado se<br />
encargó de organizar una de esas expediciones que<br />
salió de la ciudad de México en 1540.<br />
Al iniciarse <strong>el</strong> siglo XVII resurgieron con<br />
fuerza estos mitos que atraían a toda clase de<br />
aventureros, quienes partían <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> septentrión<br />
novohispano en pos de las citadas Cíbola y Quivira, <strong>el</strong><br />
Estrecho de Anián o de Fuca, la California de las
Sergas de Explanián. O bien, llevaban sus<br />
expediciones <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> sur atraídos por la posibilidad<br />
de llegar hasta El Dorado.<br />
Mientras tanto, uno de los problemas reales<br />
que más temprano motivó la producción cartográfica<br />
en la Nueva España fue <strong>el</strong> desagüe d<strong>el</strong> Valle de<br />
México. El cosmógrafo alemán Heinrich Martin, mejor<br />
conocido por su nombre españolizado de Enrico<br />
Martínez, fue <strong>el</strong> primer cartógrafo acucioso y científico<br />
al presentar a las autoridades virreinales su proyecto<br />
de El Tajo de Nochistongo. A lo largo d<strong>el</strong> periodo<br />
colonial, le sucedieron en <strong>el</strong> mismo propósito otros<br />
eminentes estudiosos, como Carlos de Sigüenza y<br />
Góngora, Joseph Antonio de Alzate y Ramírez, Joaquín<br />
V<strong>el</strong>ázquez de León y varios más.<br />
Precisamente a Carlos de Sigüenza y Góngora<br />
le corresponde <strong>el</strong> mérito de haber sido <strong>el</strong> primer<br />
cartógrafo mexicano que planeó y realizó una carta<br />
general d<strong>el</strong> actual territorio nacional. Sigüenza y<br />
Góngora, nacido en la Ciudad de México en 1645 y<br />
sobrino d<strong>el</strong> poeta culterano español Luis de Góngora<br />
y Argote, fue considerado cosmógrafo real desde<br />
1680, y en 1692 emprendió una expedición de<br />
estudio a la actual Bahía de Pensacola en <strong>el</strong> territorio<br />
de Texas, auspiciada por <strong>el</strong> virrey conde de Galve. Al<br />
año siguiente viajó hasta la Bahía de Santa María de<br />
Galve, en la costa d<strong>el</strong> territorio de la Luisiana, con<br />
<strong>el</strong> mismo patrocinio.<br />
Sobre la base de las observaciones realizadas<br />
durante estos viajes, así como en los documentos y<br />
cartas que había venido reuniendo desde 1680, trazó<br />
la primera carta general de la Nueva España. El<br />
documento fue entregado a las autoridades virreinales,<br />
que se encargaron de hacerlo llegar hasta <strong>el</strong> rey.<br />
Nunca fue impreso, pero a su autor le valió <strong>el</strong> honor<br />
de ser invitado por <strong>el</strong> rey de Francia Luis XIV a<br />
ingresar en la Real Academia de Ciencias de París.<br />
Posteriormente, la carta general de Sigüenza y<br />
Góngora resultó ser la base fundamental en la que se<br />
apoyaron las primeras cartas generales novohispanas<br />
d<strong>el</strong> siglo XVIII, como la de Joseph de Villaseñor y la de<br />
Joaquín de Alzate.<br />
Durante la época colonial una<br />
importante fuente de producción de mapas estuvo<br />
radicada en las parroquias o curatos, por la<br />
necesidad de definir y asentar los límites y<br />
jurisdicciones de las autoridades eclesiásticas, tales<br />
como las provincias d<strong>el</strong> clero regular o las diócesis<br />
d<strong>el</strong> clero secular. La cartografía generada con ese fin<br />
aporta además datos trascendentales acerca de la<br />
localización de antiguos pueblos indígenas, la<br />
extensión territorial de los grupos étnicos o la de las<br />
lenguas que hablaban.<br />
Entre toda la cartografía eclesiástica colonial<br />
destacan los documentos <strong>el</strong>aborados por los<br />
miembros de la Compañía de Jesús, y <strong>el</strong> lugar de<br />
honor en la cartografía jesuita le corresponde al<br />
padre Francisco Eusebio Kino, nacido en Suiza en<br />
1645 y llegado a la Nueva España en 1681. Kino<br />
produjo 31 mapas de todo <strong>el</strong> noroeste de la Nueva<br />
España que constituyeron una de las contribuciones<br />
más importantes al conocimiento geográfico d<strong>el</strong><br />
territorio. En su momento fue, junto con Sigüenza y<br />
Góngora, uno de los primeros cartógrafos d<strong>el</strong><br />
territorio nacional a gran escala.<br />
Aparte de esta contribución, <strong>el</strong> más notable<br />
de sus logros fue probar de modo incontrovertible que<br />
la Baja California es en realidad una península. Al<br />
costear <strong>el</strong> litoral a bordo de la embarcación de Isidro<br />
de Atondo y Antillón, Kino <strong>el</strong>aboró <strong>el</strong> mapa Passo por<br />
tierra á la California, y sus confinantes nuevas<br />
Naciones, y nuevas Misiones de la Compañía de<br />
Jesús en la América Septentrional, descubierto,<br />
añadido, y demarcado por <strong>el</strong> Padre Francisco Kino<br />
desde <strong>el</strong> año 1698 hasta <strong>el</strong> de 1701.<br />
Don Carlos de Sigüenza y Góngora, primer cartógrafo mexicano.<br />
Pág. 32 (arriba): Li Secti Citá Nominati Civola. Cartográfia que<br />
representa la supuesta ubicación de las siete ciudades de Civola.<br />
33<br />
Pág. 32 (abajo): Mapa d<strong>el</strong> valle de México. Elaborado originalmente<br />
por Sigüenza y Góngora para su proyecto de desagüe.<br />
Mapa d<strong>el</strong> padre Eusebio Kino, que acabó con <strong>el</strong> mito de la isla<br />
de California.<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
34<br />
Yconismo Hidrote reo, o Mapa Geográfico de la América<br />
Septentrional. 1749. Elaborado por Joseph Antonio de Villaseñor<br />
y Sánchez.<br />
Mapa de la Muy Noble, Leal e Imperial Ciudad de México. 1753.<br />
De Joseph Antonio de Villaseñor y Sánchez.<br />
Mientras tanto, antes de inaugurar <strong>el</strong><br />
predominio de la cartografía d<strong>el</strong> neoclásico en la<br />
Nueva España, <strong>el</strong> geógrafo y cartógrafo más<br />
importante fue sin duda Joseph Antonio de Villaseñor<br />
y Sánchez, quien en 1749 publicó <strong>el</strong> Theatro<br />
Americano, que fue en su momento <strong>el</strong> más<br />
detallado y profundo estudio geográfico de la Nueva<br />
España hasta entonces emprendido. La obra fue<br />
acompañada por <strong>el</strong> mapa Yconismo Hidroterreo o<br />
Mapa Geographico de la América Septentrional.<br />
Otra de las obras maestras de Villaseñor, y de la<br />
cartografía barroca novohispana en general, fue <strong>el</strong><br />
Mapa de la Muy Noble, Leal e Imperial Ciudad de<br />
México, publicado en 1753.<br />
En la segunda mitad d<strong>el</strong> siglo XVIII la<br />
cartografía novohispana tuvo destacados<br />
exponentes como Joseph Antonio de Alzate y Ramírez<br />
y Joaquín V<strong>el</strong>ázquez de León, pero además saltaron a<br />
la palestra otros cartógrafos completamente<br />
formados en la academia neoclásica y espléndidos<br />
ejecutantes de <strong>el</strong>la, como <strong>el</strong> ingeniero Migu<strong>el</strong><br />
Constansó y <strong>el</strong> teniente coron<strong>el</strong> de Dragones Diego<br />
García Conde. Además, se realizaron diversos viajes<br />
de exploración a los confines no bien definidos d<strong>el</strong><br />
territorio de la Nueva España, que produjeron otros<br />
mapas r<strong>el</strong>evantes.<br />
Los primeros itinerarios y levantamientos<br />
topográficos, técnica propia de la que podría<br />
denominarse cartografía neoclásica o “cartografía<br />
ilustrada”, los realizó la Subinspección de Ingenieros<br />
Militares de la Nueva España. Correspondió<br />
inaugurarlos al coron<strong>el</strong> de ingenieros Migu<strong>el</strong> de<br />
Santiesteban, probablemente en <strong>el</strong> año de 1769.<br />
Debido a las políticas marcadas por la nueva<br />
dinastía reinante en España, en la segunda mitad d<strong>el</strong><br />
siglo XVIII la minería se convirtió en la actividad<br />
económica más importante para la Nueva España.
Esta situación, aunada al avance en las técnicas<br />
cartográficas y de agrimensura, fructificó en la<br />
ac<strong>el</strong>erada producción de cartografía local creada en<br />
<strong>el</strong> contexto de la exploración y explotación intensiva<br />
de los recursos minerales de la colonia.<br />
La ausencia de un conocimiento adecuado d<strong>el</strong><br />
territorio sobre <strong>el</strong> que pretendían gobernar las<br />
autoridades virreinales constituía <strong>el</strong> más grave<br />
escollo, si se trataba de consolidar su dominio e<br />
iniciar su explotación. De este modo, con fines muy<br />
diferentes de los que motivaron a los aventureros de<br />
los siglos XVI y XVII, se emprendieron diversos<br />
viajes de exploración a los confines de la Nueva<br />
España. Por <strong>el</strong> Pacífico norte navegaron para<br />
reconocer las costas Juan Francisco de la Bodega y<br />
Cuadra, José Camacho, <strong>el</strong> alférez Juan Pérez y <strong>el</strong><br />
capitán Alejandro Malaespina, entre otros.<br />
Estos condujeron las naves españolas<br />
hasta más allá de los 60º de latitud norte, y<br />
representaron sus hallazgos en cartas que iban<br />
descubriendo a las autoridades las costas de lo<br />
que de antemano consideraban sus dominios.<br />
Mientras tanto, por tierra se desplazaban en largos<br />
y difíciles viajes de reconocimiento José de<br />
Escandón, Juan Bautista de Anza, Bernardo de Mier y<br />
Pacheco –que realizó un Mapa d<strong>el</strong> Reino d<strong>el</strong> Nuevo<br />
México– y <strong>el</strong> ingeniero Nicolás Lafora, quien<br />
recorrió <strong>el</strong> septentrión de la Nueva España en<br />
compañía d<strong>el</strong> marqués de Rubí en los años 1766 al<br />
68, y creó mapas de gran calidad y precisión que<br />
descubrieron a los virreyes rasgos y regiones hasta<br />
entonces desconocidas.<br />
Con estos nuevos datos se produjo también<br />
<strong>el</strong> Nuevo Mapa Geográfico de la América<br />
Septentrional, perteneciente al Virreynato de<br />
México dedicado a los sabios miembros de la<br />
Academia Real de las Ciencias de París por su muy<br />
rendido servidor y Cap<strong>el</strong>lán Don Joseph Antonio de<br />
Alzate y Ramírez, Año de 1768.<br />
35<br />
Mapa de la frontera d<strong>el</strong> Virreinato de Nueva España construido por<br />
<strong>el</strong> ingeniero ordinario D n Nicolás de Lafora sobre las observaciones<br />
de latitud que hizo, rumbos y distancias que observó en su viaje a<br />
aqu<strong>el</strong>los países en <strong>el</strong> que se manifiesta <strong>el</strong> proyecto de dicho<br />
ingeniero aprobado en la junta d<strong>el</strong> día 27 de julio de 1771.<br />
Plano Geographico de la Mayor Parte de la América Septentrional.<br />
De Joseph Antonio de Alzate y Ramírez.<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
36<br />
(Derecha abajo): Carta o Mapa Geográfico de una Gran Parte d<strong>el</strong><br />
Reino de la Nueva España, <strong>el</strong>aborado por Migu<strong>el</strong> Constansó. 1777.<br />
Plano General de la Ciudad de México, Levantado por <strong>el</strong><br />
Teniente Coron<strong>el</strong> de Dragones Diego García Conde en <strong>el</strong> Año de 1793<br />
y Grabado en <strong>el</strong> 1807 de Orden de la Misma Nobilísima Ciudad.<br />
Grabado por Joaquín Fabregat y Decorado por Rafa<strong>el</strong> Jimeno<br />
y Planes.<br />
Barón Alejandro de Humboldt, gran estudioso de la geografía y<br />
cartografía mexicanas.<br />
Joaquín V<strong>el</strong>ázquez de León dio forma en 1772<br />
a la Carta General de la Nueva España, que en su<br />
momento recibió la alabanza d<strong>el</strong> Barón de Humboldt.<br />
Se produjo también la Carta o Mapa Geográfico de<br />
una Gran Parte d<strong>el</strong> Reino de N. E. comprendido<br />
entre los 19 á 42 grados de latitud Septentrional y<br />
entre 249 y 289 grados de longitud d<strong>el</strong> Meridiano de<br />
Tenerife; formado por orden d<strong>el</strong> Exmo. Señor Bº.<br />
Frei D n. Antonio María de Bucar<strong>el</strong>i y Urzúa, para<br />
indicar la División d<strong>el</strong> Virreinato de México, y de<br />
las Provincias Internas, erigidas en Comandancia<br />
General en virtud de Reales Ordenes <strong>el</strong> año de 1777.<br />
Construido por <strong>el</strong> Ingeniero D n . Migu<strong>el</strong> Constansó, y<br />
va aumentado con varias noticias que adquirió en<br />
sus viajes á dichas provincias <strong>el</strong> Ingeniero<br />
Ordinario D n . Manu<strong>el</strong> Mascaró.<br />
En 1793 García Conde <strong>el</strong>aboró un Plano<br />
General de la Ciudad de México, incomparable<br />
hasta entonces, y produjo la Carta d<strong>el</strong> terreno<br />
comprendido entre <strong>el</strong> Meridiano de México y <strong>el</strong><br />
de Veracruz, levantado por D. Diego García Conde,<br />
teniente coron<strong>el</strong> y director de caminos; trabajo<br />
realizado al alimón con <strong>el</strong> auxilio d<strong>el</strong> ingeniero<br />
Migu<strong>el</strong> Constansó.<br />
No menos destacada es la Carta de Todo <strong>el</strong><br />
Reino de la Nueva España, desde los 16º á los 40º de<br />
lat. por D. Antonio Forcada y la Plaza, 1787, quien<br />
fue también autor de una estupenda Carta de la<br />
Audiencia de Guadalajara, 1790. No se puede dejar<br />
de mencionar la Carta o Mapa Geográfico de una<br />
Gran Parte d<strong>el</strong> Reino de la Nueva España, 1793,<br />
formado por Carlos de Urrutia, de acuerdo con las<br />
instrucciones d<strong>el</strong> Virrey Revillagigedo.<br />
Todo <strong>el</strong> conocimiento y datos obtenidos<br />
desde la carta general de Sigüenza y Góngora fueron<br />
reunidos por <strong>el</strong> científico alemán Alejandro de<br />
Humboldt, quien llegó a la Nueva España en marzo<br />
de 1803 gracias a un pasaporte especial otorgado<br />
por <strong>el</strong> rey Carlos III, que le permitió estudiar la flora,<br />
fauna y recursos minerales de los dominios españoles<br />
en América. En 1804, Humboldt logró alcanzar la<br />
culminación de estos conocimientos en la<br />
producción de las obras Atlas Geográfico y Físico d<strong>el</strong><br />
Reino de la Nueva España y Carta General de la<br />
Nueva España. El barón de Humboldt fue <strong>el</strong> último<br />
cartógrafo de la Nueva España. Unos cuantos años<br />
después de su partida estalló la revolución de<br />
Independencia y en septiembre de 1821, la colonia<br />
española dejó de existir para dar paso a un nuevo país<br />
independiente en América.
Cartografía d<strong>el</strong> México independiente<br />
Al momento de alcanzar su independencia,<br />
México era un país prácticamente desconocido para<br />
sus propios nacionales. Se constituía por un<br />
inmenso territorio que superaba los 4 millones de<br />
kilómetros cuadrados, pero sus límites y fronteras no<br />
estaban perfectamente definidos y mucho menos<br />
dominados. Con las comunicaciones terrestres<br />
rudimentarias, limitadas y escasas de la época,<br />
porciones enormes de la superficie nacional se<br />
encontraban completamente despobladas. Muchas<br />
otras representaban una incógnita y aun resultaban<br />
insospechadas para los que tenían la misión y<br />
responsabilidad de organizar política y<br />
económicamente <strong>el</strong> territorio, la sociedad y los<br />
recursos d<strong>el</strong> nuevo país. En estas condiciones, desde<br />
1822 se estableció la primera comisión encargada<br />
de formar la carta general d<strong>el</strong> nuevo país.<br />
La dirección de esta empresa se otorgó a<br />
Diego García Conde, quien solicitó contar con<br />
la colaboración de Tomás Ramón d<strong>el</strong> Moral, otro<br />
cartógrafo distinguido. Empero, la inestabilidad<br />
política que se vivía no les permitió llevar muy<br />
lejos sus trabajos.<br />
En octubre de 1824 se decidió que <strong>el</strong> nuevo<br />
país se llamara Estados Unidos Mexicanos y se<br />
estableció una Constitución liberal que dividía al<br />
territorio de la nación en 25 entidades; 22 estados<br />
soberanos y tres territorios federales. El<br />
establecimiento d<strong>el</strong> sistema y <strong>el</strong> pacto federal<br />
motivó la producción de cartografía regional<br />
dirigida a la representación de algunas de las nuevas<br />
entidades federativas.<br />
En este proceso intervinieron cartógrafos que<br />
realizaron obras de alta calidad. Entre <strong>el</strong>los destacan<br />
Isidoro Esptein (Aguascalientes), José María Narváez<br />
(Jalisco, Colima y Zacatecas), Eduardo Harcourt<br />
(Colima), Secundino Orantes (Chiapas), Antonio<br />
García Conde (Chihuahua), Juan Buchan (Durango),<br />
José Guadalupe Romero (Guanajuato), Tomás<br />
Ramón d<strong>el</strong> Moral (Estado de México), Juan José<br />
Martínez de Lejarza (Michoacán), Manu<strong>el</strong> Mier y<br />
Terán (Nuevo León), Bernardo Othón (Tamaulipas),<br />
Santiago Nigra de San Martín (Yucatán), Juan<br />
Orbegoso y Manu<strong>el</strong> Ortega (Oaxaca), Pascual Almazán<br />
(Puebla), Ciriaco Iturribarría (San Luis Potosí),<br />
Francisco Camargo y Juan María Balbontin<br />
(Guerrero), Federico Weidner (Sinaloa), Romualdo<br />
Carrasco (Tabasco), Ignacio Ramírez (Tlaxcala) y<br />
Francisco Díaz Covarrubias (Valle de México).<br />
No obstante lo plausible de la actividad<br />
cartográfica, es de notarse que los cartógrafos<br />
restringían sus trabajos precisamente a las regiones<br />
más conocidas d<strong>el</strong> país. Quedaba así olvidado <strong>el</strong><br />
confín ignoto que era <strong>el</strong> que más urgía atender. Más<br />
interesados parecían estar los gobernantes de Estados<br />
Unidos que, aprovechando la información <strong>geográfica</strong> y<br />
la cartografía levantada por Humboldt, en poco<br />
tiempo ya tenían editado <strong>el</strong> Mapa de los Estados<br />
Unidos de Méjico, según lo organizado y definido<br />
por varias actas d<strong>el</strong> Congreso de la dicha República:<br />
y construido por las mejores autoridades. Lo<br />
publican White, Gallaher y White. Nueva York, 1828.<br />
Por fin, en 1833 se decidió realizar otro<br />
intento por avanzar en <strong>el</strong> conocimiento geográfico d<strong>el</strong><br />
país y la formación de la carta general. Se creó <strong>el</strong><br />
Instituto Nacional de Geografía y Estadística bajo la<br />
dirección de José Gómez de la Cortina, conde de la<br />
Cortina, quien se encargó de organizar <strong>el</strong> acopio de<br />
los datos previamente levantados y la reunión de<br />
algunos de los materiales cartográficos existentes, para<br />
<strong>el</strong>aborar a partir de tales insumos un proyecto de<br />
carta general en la proyección de Mercator.<br />
No se avanzó más allá, sino hasta que en<br />
1839 se formó la Comisión de Estadística Militar,<br />
adscrita al Ministerio de Guerra, en la que también<br />
se propuso la realización de una carta general de la<br />
República. Finalmente, de la comunicación y la unión<br />
de los intereses d<strong>el</strong> Instituto y de esta última Comisión,<br />
nació la más r<strong>el</strong>evante institución científica d<strong>el</strong> país en<br />
<strong>el</strong> siglo XIX, la Sociedad Mexicana de Geografía y<br />
Estadística (SMGE).<br />
Vigente hasta nuestros días, la Sociedad<br />
Mexicana de Geografía y Estadística se considera<br />
formalmente fundada en <strong>el</strong> año de 1833, en razón de<br />
que desde esa fecha se efectuaron sus primeros<br />
trabajos. El nuevo organismo quedó bajo <strong>el</strong> amparo<br />
de los ministerios de Guerra, R<strong>el</strong>aciones y Fomento,<br />
en tanto que para crear <strong>el</strong> marco jurídico que<br />
reconociera su identidad y funciones, se promulgó<br />
Escudo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.<br />
37<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
38<br />
Mapa de los Estados Unidos de México, publicado por John<br />
Disturn<strong>el</strong>l, que se utilizó como base para <strong>el</strong> Tratado de Guadalupe<br />
Hidalgo, 1847.<br />
una ley por la cual se destinaban fondos públicos<br />
para cubrir sus necesidades presupuestales, lo<br />
cual, por las condiciones de inestabilidad política y<br />
socioeconómica que atravesaba <strong>el</strong> país, raras veces<br />
llegó a concretarse.<br />
No había logrado la SMGE avanzar en <strong>el</strong><br />
primero y fundamental de sus proyectos cuando<br />
México perdió por vez primera parte de su territorio<br />
con la guerra que, con la rendición de Santa Anna en<br />
1836 y su firma para garantizar su independencia,<br />
separó a Texas d<strong>el</strong> contexto nacional. Años<br />
después, en 1847, nuestro país se vio invadido por <strong>el</strong><br />
ejército de los Estados Unidos de América. Al año<br />
siguiente, con <strong>el</strong> Tratado de Guadalupe Hidalgo,<br />
firmado <strong>el</strong> 2 de febrero, México perdió más de la<br />
mitad de su territorio original.<br />
Dado que la República Mexicana carecía<br />
de una carta general propia, la cartografía base que<br />
se utilizó en dicho tratado fue <strong>el</strong> Mapa de los<br />
Estados Unidos de Méjico, según lo organizado y<br />
definido por varias actas d<strong>el</strong> Congreso de la dicha<br />
República: y construido por las mejores<br />
autoridades. 1847, actualización d<strong>el</strong> de 1828,<br />
publicado por John Disturn<strong>el</strong>l. Era un mapa tan<br />
deficiente que en <strong>el</strong> punto d<strong>el</strong> Paso d<strong>el</strong> Norte<br />
(actual Ciudad Juárez) tiene un error de<br />
ubicación nada menos que de 160 kilómetros.<br />
Con cartografía semejante como fundamento,<br />
pronto surgieron confusiones con <strong>el</strong> territorio<br />
de La Mesilla, que también se perdió unos<br />
años después, e incluso de allí se derivó <strong>el</strong><br />
problema de El Chamizal, que dilató más de un<br />
siglo en ser resu<strong>el</strong>to.<br />
Por fin, gracias al apoyo decidido d<strong>el</strong><br />
entonces presidente de la República, general Mariano<br />
Arista, la SMGE concluyó los trabajos de la Carta<br />
General de la República Mexicana formada por la<br />
sección <strong>geográfica</strong> de la Sociedad Mexicana de<br />
Geografía y Estadística, con vista de lo que arregló<br />
la misma sección en <strong>el</strong> año anterior y demás datos<br />
adquiridos posteriormente. Año de 1850.<br />
Sin embargo, las estrecheces económicas<br />
d<strong>el</strong> país obligaron a los miembros de la SMGE a<br />
peregrinar con su manuscrito ante editores de Estados<br />
Unidos y de Europa en busca d<strong>el</strong> precio más<br />
económico de impresión y publicación de la Carta
General. Finalmente, <strong>el</strong> documento nunca llegó a ser<br />
impreso debido a que los fondos que se destinaron a<br />
ese propósito desaparecieron súbitamente durante<br />
una de las tantas tormentas políticas que<br />
continuamente azotaban al país.<br />
En <strong>el</strong> periodo inmediato posterior, destacó<br />
un ilustre mexicano nacido en 1832, que ya desde<br />
entonces era uno de los mayores conocedores de<br />
la geografía de México, <strong>el</strong> ingeniero Antonio<br />
García Cubas.<br />
En 1856, a sus escasos 24 años de edad,<br />
García Cubas dirigió y publicó una obra constituida<br />
por 29 mapas estatales y dos cartas generales a<br />
distintas escalas, <strong>el</strong> Atlas Geográfico e Histórico de<br />
la República Mexicana, formado con permiso<br />
d<strong>el</strong> Ministerio de Fomento, en vista de las cartas<br />
más exactas de los Estados y de los trabajos de los<br />
señores Moral, Humboldt, García Conde, Terán,<br />
Rincón, Narváez, Camargo, Lejarza, Orbegoso,<br />
Iberri, Harcourt, Mora y Villamil, Robles,<br />
Clavijero, Prescott, Alemán, etc., etc., de los datos<br />
oficiales y carta general levantada por la Comisión<br />
de Estadística Militar, que obran en dicho<br />
Ministerio y en la Dirección General de Ingenieros,<br />
y de otras noticias curiosas e importantes que se<br />
han podido reunir.<br />
Aqu<strong>el</strong>la obra constituyó una labor colectiva<br />
que en su momento representó la culminación d<strong>el</strong><br />
trabajo de investigación y conocimiento geográfico d<strong>el</strong><br />
país. Adolecía, sin embargo, de algunas deficiencias<br />
que de inmediato fueron descubiertas y criticadas.<br />
Como respuesta, García Cubas se concentró en la<br />
realización de una mejor carta general de<br />
la República; y en esta ocasión contó con la<br />
colaboración d<strong>el</strong> ingeniero Francisco<br />
Díaz Covarrubias, autor de la estupenda Carta d<strong>el</strong><br />
Valle de México de 1857. Díaz Covarrubias se<br />
encargó de realizar la proyección cartográfica a fin<br />
de presentar <strong>el</strong> mapa a la escala de 1: 2,000,000.<br />
La Carta General de la República Mexicana de<br />
García Cubas, <strong>el</strong>aborada en 1858 y finalmente<br />
publicada en 1863, fue desde entonces y por mucho<br />
tiempo <strong>el</strong> mejor mapa de México.<br />
Pero 1863 fue una fecha crítica para nuestro<br />
país. Ese año las tropas francesas se adueñaron de la<br />
Portada d<strong>el</strong> primer boletín de la SMGE, 1839.<br />
(Izquierda): Ingeniero Antonio García Cubas, ilustre cartógrafo<br />
mexicano d<strong>el</strong> siglo XIX.<br />
Carta General de la República Mexicana, 1863. De Antonio<br />
García Cubas.<br />
39<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
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Manu<strong>el</strong> Orozco y Berra.<br />
Carta General d<strong>el</strong> Imperio Mexicano, de 1864.<br />
ciudad de México. Colaborar con los intervencionistas<br />
no resultaba d<strong>el</strong> agrado de Antonio García Cubas, que<br />
prefirió dedicarse a trabajos particulares propios de<br />
su profesión de ingeniero. Lo mismo ocurrió con<br />
<strong>el</strong> ingeniero Díaz Covarrubias, quien era enemigo<br />
irreconciliable de los conservadores y optó por<br />
ausentarse de la ciudad. García Cubas, sin embargo,<br />
no pudo evitar que los franceses utilizaran la<br />
recientemente publicada Carta General para<br />
sus propósitos.<br />
Manu<strong>el</strong> Orozco y Berra, originario de la<br />
ciudad de México, nacido en 1816, fue un<br />
incansable estudioso y trabajador int<strong>el</strong>ectual<br />
que detentaba los títulos de ingeniero agrónomo por<br />
<strong>el</strong> Colegio de Minería de la ciudad de México y <strong>el</strong> de<br />
licenciado en derecho por <strong>el</strong> Seminario Palafoxiano<br />
de Puebla. Siempre defendió ante los franceses la<br />
capacidad de los científicos mexicanos.<br />
Un ejemplo de esto ocurrió cuando los<br />
intervencionistas crearon en París una comisión<br />
científica sobre México, que empezó a trabajar con<br />
datos y medidas que iban obteniendo<br />
apresuradamente los ingenieros militares franceses.<br />
De inmediato Orozco y Berra se opuso a esas<br />
actividades, por considerar absurdo que<br />
pretendieran empezar desde cero, cuando existían tan<br />
numerosos como valiosos estudios <strong>el</strong>aborados por los<br />
científicos mexicanos de todos los tiempos.<br />
La aportación más notable que realizó Manu<strong>el</strong><br />
Orozco y Berra al gobierno de Maximiliano fue la de<br />
planear y <strong>el</strong>aborar una nueva división política d<strong>el</strong><br />
territorio nacional. Esta división, que pretendía<br />
apoyarse en criterios sociales, políticos y geográficos<br />
rigurosamente científicos, creó 50 departamentos y<br />
fue promulgada por la Ley d<strong>el</strong> 3 de marzo de 1865,<br />
que tomó como base la Carta General de Antonio<br />
García Cubas, en tanto que –se aclaraba– era posible<br />
formar la carta oficial d<strong>el</strong> Imperio.<br />
En 1867, por cierto, se publicó una Carta<br />
General d<strong>el</strong> Imperio Mexicano, que ha sido<br />
equivocadamente atribuida a Orozco y Berra. Este<br />
documento, íntegramente derivado de la carta<br />
general de Antonio García Cubas, fue en realidad<br />
una edición comercial de la empresa Litográfica<br />
Decaen y Debray. Tan es así, que poco después, ya<br />
derribado <strong>el</strong> Imperio, la misma Carta se reeditó<br />
sustituyendo en <strong>el</strong> título “d<strong>el</strong> Imperio Mexicano” por<br />
“de la República Mexicana”.
La obra cartográfica efectivamente realizada<br />
por Orozco y Berra para <strong>el</strong> Imperio fue la Carta<br />
Etnográfica de México, publicada en 1864. Este<br />
trabajo, de exc<strong>el</strong>encia para su época, fue producido<br />
con la participación de Fernando Ramírez. De la Carta<br />
Etnográfica de México puede decirse que constituyó<br />
la primera obra cartográfica de índole temática que<br />
representaba todo <strong>el</strong> territorio de nuestro país.<br />
Si <strong>el</strong> Imperio tuvo alguna vez un proyecto<br />
definido para formar su propia carta general, es<br />
posible que a fin de cuentas haya servido para la<br />
<strong>el</strong>aboración de la Carte du Mexique, de M. Niox,<br />
publicada en París en 1873, obtenida a partir de las<br />
observaciones y datos reunidos por <strong>el</strong> Ejercito Francés<br />
durante su permanencia en México.<br />
Derrotado <strong>el</strong> proyecto político conservador<br />
y restaurada la República, se dieron las condiciones<br />
para iniciar nuevas actividades destinadas al progreso<br />
d<strong>el</strong> país. Ejemplos de <strong>el</strong>las son <strong>el</strong> trabajo de las<br />
compañías deslindadoras y la ejecución de obras de<br />
infraestructura, tales como <strong>el</strong> tendido de las<br />
primeras vías férreas, que, por otra parte,<br />
contribuyeron a <strong>el</strong>evar sensiblemente los<br />
trabajos cartográficos, aunque limitados a algunas<br />
regiones d<strong>el</strong> país. Así, en las últimas décadas d<strong>el</strong><br />
siglo XIX se <strong>el</strong>aboraron primordialmente algunas<br />
cartas ferroviarias, mineras y geológicas.<br />
Cada día era más evidente que superadas<br />
las contiendas políticas d<strong>el</strong> siglo, México estaba<br />
tomando al fin la senda de la prosperidad. Sin<br />
embargo, <strong>el</strong> camino <strong>el</strong>egido tenía que pasar<br />
necesariamente por profundizar <strong>el</strong> conocimiento<br />
geográfico d<strong>el</strong> territorio.<br />
Fue en este contexto que <strong>el</strong> general Vicente<br />
Riva Palacio, a la sazón ministro de Fomento, mandó<br />
crear una sección cartográfica en cuya dirección<br />
colocó al ingeniero y coron<strong>el</strong> Agustín Díaz. El coron<strong>el</strong><br />
Díaz, que había adquirido una amplia experiencia<br />
trabajando en la Comisión de Límites, realizadora<br />
d<strong>el</strong> trazo definitivo de la frontera con los Estados<br />
Unidos, presentó a Riva Palacio un ambicioso<br />
proyecto para llevar a cabo <strong>el</strong> levantamiento de<br />
todo <strong>el</strong> país. Tal proyecto se convirtió en la base y<br />
<strong>el</strong> objetivo fundamental para que, por decreto d<strong>el</strong><br />
15 de diciembre de 1877, se creara la Comisión<br />
Geográfico-Exploradora.<br />
Los trabajos de la Comisión<br />
Geográfico-Exploradora –que a fin de cuentas<br />
terminaría por convertirse en un organismo<br />
Carta Etnográfica de México. 1864. Elaborada por Manu<strong>el</strong> Orozco<br />
y Berra.<br />
Coron<strong>el</strong> e ingeniero Agustín Díaz, creador de la Comisión<br />
Geográfico-Exploradora.<br />
41<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong><br />
42<br />
Carta Etnográfica. Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados<br />
Unidos Mexicanos.<br />
dependiente de la Secretaría de Guerra– por<br />
sus métodos, recursos tecnológicos y<br />
procedimientos marcó un parteaguas en la<br />
historia de la cartografía mexicana. Fue un<br />
organismo cuyo desarrollo y aportaciones al<br />
conocimiento geográfico d<strong>el</strong> país se dieron en<br />
<strong>el</strong> contexto de una época distinta de ésta a la que se<br />
remite <strong>el</strong> presente análisis. Vale pues la pena<br />
esperar <strong>el</strong> próximo capítulo para enterarse más<br />
acerca de <strong>el</strong>la y de sus alcances y logros.<br />
El trabajo culminante y más completo d<strong>el</strong><br />
siglo XIX fue <strong>el</strong> Atlas Pintoresco e Histórico de los<br />
Estados Unidos Mexicanos, obra maestra y sin<br />
par en su época, debida a la sapiencia e<br />
infatigable creatividad de Antonio García Cubas.<br />
Reúne 13 láminas a todo color con cartas generales<br />
topográficas y temáticas de todo <strong>el</strong> territorio<br />
nacional, enmarcadas con b<strong>el</strong>las litografías<br />
originales, ilustrativas de los temas abordados. Esos<br />
temas, que trata con admirable precisión, son de<br />
índole económica, política y social. La edición<br />
corrió a cargo de la compañía Debray Sucesores y<br />
salió a la luz en 1885.<br />
Por último, justamente en <strong>el</strong> año de 1899 se<br />
dieron los dos acontecimientos que cierran la<br />
actividad <strong>geográfica</strong> d<strong>el</strong> siglo XIX. Se trata de la<br />
fundación de la Comisión Geodésica Mexicana y la<br />
publicación por parte de la Secretaría de
Fomento de una nueva Carta General de la<br />
República Mexicana, a la escala de 1:2,000,000 que<br />
en realidad constituía una actualización de la que<br />
publicó García Cubas en 1863.<br />
Culminaba así <strong>el</strong> siglo en <strong>el</strong> que México<br />
logró ser independiente, pero en <strong>el</strong> que tuvo que<br />
pagar un precio desmesurado por su rezago político,<br />
socioeconómico y su ignorancia <strong>geográfica</strong>. El siglo<br />
que empezó con Humboldt y terminó con<br />
García Cubas había dado muchas aportaciones,<br />
pero también muy amargas lecciones a los<br />
mexicanos que, sin embargo, tenían en <strong>el</strong><br />
horizonte toda la perspectiva d<strong>el</strong> siglo XX<br />
para aprovecharlas.<br />
Siguiente capítulo >><br />
43<br />
INEGI. <strong>Información</strong> <strong>geográfica</strong>, <strong>hacia</strong> <strong>el</strong> <strong>tercer</strong> <strong>milenio</strong>