Machaira

La unción viene como consecuencia de un proceso, en donde, en obediencia a Dios,
guardamos sus mandamientos, caminamos en santidad, nos desenvolvemos con integridad,
crecemos en la fe, en el amor y en la piedad.
La unción es la marca o el sello de autoridad que Dios nos otorga, respaldada por una vida
y un testimonio vivo representando a Cristo en nosotros. La unción no se traspasa ni se
regala. La unción no se da por soplido.
La unción la otorga Dios a los que se consagran a Él por fe, a los que perseveran y
prosiguen a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
En oposición a lo anterior, la unción del espíritu Santo traspasada por Epifanio hacia los
demás, era mediante el soplido a través del micrófono y por intermedio de cachetadas
en la frente, las que hacían caer de espalda a las personas. Además, si no caías, habían,
detrás de ti, unos hermanos (ujieres) que te agarraban por la espalda, que te tomaban y te
obligaban a doblar las rodillas para hacerte caer al tiempo que te decían al oído “¡tírate al
suelo hermano, ...no te resistas!.” (Mi experiencia personal, con dos ujieres que
trataron infructuosamente hacerme caer al piso).
Como recuerdo de este evento, Traspaso de Unción de Epifanio Limiñana, me llevé a casa
una tortícolis (por mirar al techo del estadio en espera de la caída de esmeraldas), un
tremendo golpe en la frente... recibido de parte del propio Epifanio Limiñana y la mayor de
las tristezas al ver al pastor de mi iglesia seducido por todas esas aberraciones
bíblicas.
Mauricio y la medalla “Rueda de Molino”
Estos mismos hermanos (ujieres), promueven y practican la multiplicación de la membresía
dirigiendo células (grupos) de creyentes de 12 personas.
Uno de ellos, Mauricio, un “falso maestro” de una comunidad cristiana de mi ciudad, me
invitó a participar de una de estas sesiones de discipulado.
De buena apariencia y ojos claros, parece tener arrastre con el sexo femenino, ya que son
mayoritariamente mujeres las que asisten a las reuniones. Su casa, ahora acondicionada
como una de estas células de transferencia de enseñanza pagana, se convierte de esta
forma en uno de los tentáculo de su iglesia madre.
En esa ocasión, apoyado en Santiago 5:16, Mauricio enseñaba que debemos confesar
nuestros pecados unos a otros. El que necesita confesarse, debe buscar a un hermano que
esté en un “alto nivel espiritual” (rango espiritual superior) para ir a confesarle sus
pecados.¿???
John F. Anderson H. µάχαιρα MACHAIRA 95 de 505