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bién lo son las necesidades del Estado. El
hombre, como ser humano, es cuerpo, mente
y espíritu, conocimiento y afecto. Cuerpo y
alma, los dos son aspectos esenciales para su
formación. El educador debe apuntar su mirada,
dirigir sus acciones hacia esta diana
complexa.
El hombre se educa en interacción con el otro,
sea este otro un educador, amigo, compañero
de clase, padres. Los medios telemáticos ofrecen
una oportunidad distinta de interactuar.
Pero toda interacción debe estar guiada por
valores porque “el acto educativo es un acto
de valoración” (Duart, 2005, p. 63). Para este
autor, los valores son hitos de autorrealización
personal. Existen unos valores criterio que
orientan la toma de decisiones educativas, es
decir, se toman decisiones utilizando escalas
valorativas. Las acciones educativas son
instrumentales porque toman la educación y
sus valores como medio para alcanzar los fines
o telos que se proponen.
Ahora bien, es posible educar y lograr los fines
establecidos pata la educación en distinto
tiempo y espacio. Es un hecho cierto que la
interacción entre los actores educativos se
facilita y potencia en los entornos virtuales de
aprendizaje estableciendo espacios comunes
de trabajo, creando comunidades virtuales
cuyo nexo inicial es el aprendizaje pero que
poco a poco se convierten en espacios de
intercambio de sentimientos, afectos,
conocimientos y hasta de nuevas visiones de
los valores que se profesan. De allí la facilidad
con la que se practican valores como respeto,
responsabilidad, honestidad, solidaridad,
libertad, amor en los cursos mediados por unas
moderadoras en una plataforma de aprendizaje.
El trabajo colaborativo característico de un
ambiente virtual de aprendizaje concreta como
Lic. Haydée Páez, Lic. Evelyn Arreaza, Lic. Willdea Vizcaya
ningún otro el valor responsabilidad. El educando
es auto y cogestor de su proceso de
aprendizaje, responsable por sí mismo pero
también por el colectivo/equipo, pues se convierte
en un sujeto activo, proactivo, central
para el éxito de dicho proceso. Cada participante
está consciente de que su silencio afecta
el aprendizaje del otro. Pero, además, el
docente vela por la calidad del proceso y con
su mediación desde el lado es garante de que
quien aprende no lo haga de modo aislado y
desarrolle las competencias requeridas por el
mundo profesional y la realización personal;
es decir, vela por la formación de un hombre
crítico, comunicativo de sus ideas, conocimientos,
actitudes, sentimientos, emociones,
vivencias.
En realidad, lo que realmente cohesiona, brinda
identidad a un grupo social son los valores
que sustente. Los adelantos tecnológicos ofrecen
la oportunidad de cumplir eficientemente
las tareas que involucran las diversas funciones
sociales. Pero ellos, sin el componente
valorativo que proporciona lo humano, pueden
llegar a ser elementos destructivos,
disfuncionales. En el caso de la integración de
las tecnologías de la información y la comunicación
al contexto educativo, su uso como
recurso instruccional no tiene asidero si no
está acompañado de la intencionalidad de formar
integralmente a quien aprende tanto en lo
cognoscitivo como en lo axiológico.
Desarrollar, reforzar el sentido de compromiso,
responsabilidad, honestidad, respeto, amor,
libertad a través de las actividades planificadas
para alcanzar los objetivos de una lección
o curso debe ser, además de una manera de
humanizar la relación hombre-máquina característica
de los ambientes virtuales de aprendizaje,
un desideratum de la acción educativa
en todos los niveles, máxime en los tiempos
Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10