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LA OTRA PELÍCULA. INTERVENCIÓN DEL AUTOR EN LA COMPRENSIÓN DEL TEXTO FÍLMICO 943
sirve además para castigar la decisión de Georges, que ha mentido a su mujer
diciéndole que no ha encontrado a nadie en el apartamento. El narrador toma
decisiones por encima de las que toma el personaje, porque después ella recibirá
la cinta con la grabación de aquella conversación en la cocina de Majid.
Una grabación imposible si realmente no hay ningún personaje implicado. La
angustia de los personajes proviene del desconocimiento de la existencia de un
narrador que todo lo orquesta. Lo curioso es que el espectador, que sí sabe que
está asistiendo a una ficción orquestada, también se inquiete e intente persistentemente
encontrar al personaje escondido.
Compromisos con el espectador
La inserción de la entrevista titulada Le pari de Haneke (‘La apuesta de Haneke’)
en el material adicional de la película Caché no es una decisión aleatoria. En
el repaso por la filmografía del director hay una clara intención de mediación
entre su forma de entender el cine y los intereses del público.
Para comprender la necesidad de la inserción del autor en un relato adicional
que acompañe a la película, hay que comprender primero la postura
cinematográfica que toma Haneke. Es una cuestión estético-moral, término
que él mismo utiliza para explicar sus elecciones. Cuando Haneke afirma que
su intención es la de desestabilizar al espectador, extrayendo la belleza gratuita,
porque es la única forma de que los mensajes perduren en él, está buscando,
como autor, una conexión intelectual adicional a la del propio relato.
La intención del director es que el espectador participe activamente en el
relato, reflexionando, clausurando los aspectos posibles de la historia y llevando
consigo, durante tiempo, los resultados de esa reflexión.
Uno de los primeros mensajes que queda claro en las declaraciones del
director es que su cine y el de los cineastas que operan con la misma intención
existe como reacción al otro tipo de cine; el que es condescendiente con el espectador
y busca su tranquilidad. Y esto es importante porque el ejercicio de la
justificación de su cine, inserta en los relatos adicionales, es común a todo tipo
de autores. Toda esta información va encaminada a convencer al espectador al
menos de una cosa: que la historia siempre es más grande que ella misma. Y
aquí es donde ya estamos tratando con la pretensión del autor y no del narrador.
Otro de los compromisos con el espectador reside en el reconocimiento de
su inteligencia. Haneke afirma que en cada película crea un modelo de estructura
de nuestra sociedad, a través de la interpretación que los actores hacen de los
personajes. Una vez formado ese modelo, se pone a disposición del espectador
con el fin de que él pueda llenar esa estructura con sus propias experiencias.
Pero no se pretende que, por ejemplo, elija entre las distintas interpretaciones
que puede tener el final abierto que el director deposita en algunas de sus películas,
sino que es suficiente con que el espectador reconozca que hay varias
posibilidades. Por tanto, éste sería otro de sus presupuestos: el cine como instrumento
para mostrar la fragmentación de nuestra percepción.
Al emitir esta serie de mensajes al espectador a través de estos discursos
adicionales, Haneke le confiere un estado intelectual por encima del que ese