05 abono 0809 - Real Orquesta Sinfónica de Sevilla

Carles Baguer
Carles Baguer nace en Barcelona en 1768 (dos
años antes que Beethoven) y muere en esta
misma ciudad en 1808 (un año antes que J.
Haydn). Es, pues, contemporáneo de los tres
grandes de la escuela clásica vienesa. Su estilo,
no obstante, nunca pretendió acercarse al
estilo de madurez de un Mozart o un Haydn y
su muerte, relativamente joven, no le permitió
explorar lenguajes más avanzados. No tuvo
una vida itinerante como la de su paisano
Terradellas o la de su contemporáneo Martín y
Soler, y ello le impidió conocer de cerca las
corrientes musicales de su tiempo, razón por la
que su música recuerda más bien a las galantes
obras del joven Mozart y del primer Haydn
o a las de los primeros sinfonistas italianos.
Admirado por sus contemporáneos (que
lo conocían familiarmente como Carlets)
Baguer trabaja como organista hasta su muerte
en la Catedral de Barcelona. A pesar de vivir
tan sólo cuarenta años fue un compositor prolífico
en muy diversos géneros (una ópera: La
princesa filósofa, oratorios y música religiosa,
música para piano y órgano, un concierto para
dos fagotes y orquesta, sinfonías, etc.)
Al cumplirse los doscientos años de su
muerte (ocurrida precisamente el día que las
tropas francesas ocupan la Ciutadella y
Montjuïc) la ROSS invita a la Orquesta Barroca
de Sevilla para interpretar dos sinfonías del
maestro: la número quince y la número diecinueve
y última. Ambas poseen características
generales comunes: fidelidad al estilo sonatístico
vienés (eso sí, con una concisión más próxima
al divertimento yalaserenata que a la sinfonía),
escasa presencia de conflictos tonales,
sencillez en el movimiento de las voces, gran
frescura y espontaneidad melódica, clara y
regular estructuración del discurso. La número
quince es la más sencilla de las dos. Su segundo
movimiento (Adagio) comparte la misma
tonalidad que los demás movimientos (hecho
muy infrecuente en el estilo clásico) y se reduce
a un tema con dos variaciones y una coda. Al
igual que la sinfonía diecinueve el movimiento
más interesante es el vivaz Rondó final.
La última sinfonía de Baguer comparte
las características de toda su producción sinfónica.
El primer movimiento prescinde prácticamente
del desarrollo y, si bien en el Andante
utiliza una tonalidad distinta, formalmente se
limita a un tema con tres variaciones y una
coda. Es en el final donde más se puede apreciar
la influencia de Haydn: contrastes dinámicos,
retenciones del tempo y un mayor interés
por el aspecto armónico
Luigi Boccherini
En la segunda mitad del siglo XVIII Italia sufre
una auténtica diáspora de compositores de
música instrumental. Es bien sabido que
Vivaldi, después de pasar la mayor parte de
su vida en Venecia, muere en Viena pero, a
medida que nos acercamos al siglo XIX, comprobamos
cómo los compositores interesados
en el campo instrumental marchan fuera
de su país. Baste recordar que D. Scarlatti
muere en Madrid (1757), F. Geminiani en
Dublín (1762), P. A. Loacatelli en Amsterdam
(1764), L. Boccherini en Madrid (1805), G. B.
Biotti en Londres (1824) y M. Clementi en
Londres (1832). El motivo no fue otro que el
creciente interés de los italianos por la ópera,
género que, en el siglo XIX, dominará casi en
exclusiva.
La vida de Luigi Boccherini, nacido en
Lucca en 1743, da fe de las dificultades existentes
en Italia para un músico que quiso
dedicarse seriamente a la música instrumental.
Hijo de un contrabajista y formado como
violoncellista y compositor, su vida transcurre
primero en Roma, luego en Viena, con regresos
ocasionales a su tierra. Conocerá a
Samartini y a Gluck cuya influencia será fundamental
en su estilo. Marcha a París en 1767
y, en 1768, decide optar por un puesto fijo (al
viejo estilo) en la corte de Madrid donde permanecerá
durante cerca de 40 años.
Musicalmente, España era entonces tierra de
carreras solitarias (D. Scarlatti, A. Soler) de la
que era preciso marcharse para alcanzar
renombre (V. Martín y Soler). Compositor de
cámara del Infante Don Luis en Madrid y en
Las Arenas (Ávila) tuvo la suerte de tener a su
disposición un cuarteto formado por una
familia de músicos, los Font. Al igual que
Haydn, Boccherini crea buena parte de su
mejor música en el aislamiento. Muerto el
infante, pasa al servicio de los duques de
Benavente-Osuna y recibe también una pensión
por parte de Federico Guillermo II de
Prusia, pues a pesar de su aislamiento
Boccherini fue bien conocido en toda Europa.
Desgraciadamente, lutos y reveses económicos
amargarán sus últimos años.
Boccherini es un compositor independiente
en el entorno musical europeo de fin
de siglo, lógico en un compositor extraño al
clasicismo vienés dominante. Prueba de ello
es que el sector más típico de su producción
es el quinteto para cuerdas, género con escasos
precedentes. G. Pestelli define, en nuestra