Apuntes de Filosofía II, 2º Bachillerato - IES La Aldea
Apuntes de Filosofía II, 2º Bachillerato - IES La Aldea
Apuntes de Filosofía II, 2º Bachillerato - IES La Aldea
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
I.E.S. San Nicolás <strong>de</strong> Tolentino<br />
Departamento <strong>de</strong> <strong>Filosofía</strong><br />
van a vuestras conversaciones y discusiones. En efecto, suce<strong>de</strong> lo que dice Eurípi<strong>de</strong>s: brillante<br />
es cada uno en aquello y hacia aquello se apresura,<strong>de</strong>dicando la mayor parte <strong>de</strong>l día a eso en<br />
lo que él se supera a sí mismo;<br />
pero don<strong>de</strong> se encuentra inhábil <strong>de</strong> allí huye y <strong>de</strong>sprecia aquello, mientras que alaba lo otro por<br />
amor <strong>de</strong> sí mismo, creyendo que así hace su propio elogio.<br />
En cambio, yo creo que lo más razonable es tomar parte en ambas cosas; está muy bien<br />
ocuparse <strong>de</strong> la filosofía en la medida en que sirve para la educación, y no es <strong>de</strong>sdoro filosofar<br />
mientras se es joven; pero, si cuando uno es ya hombre <strong>de</strong> edad aún filosofa, el hecho resulta<br />
ridículo, Sócrates, y yo experimento la misma impresión ante los que filosofan que ante los que<br />
pronuncian mal y juguetean. En efecto, cuando veo jugar y balbucear a un niño que por su<br />
edad <strong>de</strong>be aún hablar así, me causa alegría y me parece gracioso, propio <strong>de</strong> un ser libre y<br />
a<strong>de</strong>cuado a su edad. Al contrario, cuando oigo a un niño pronunciar con claridad me parece<br />
algo <strong>de</strong>sagradable, me irrita el oído y lo juzgo propio <strong>de</strong> un esclavo. En cambio, cuando se oye<br />
a un hombre pronunciar mal o se le ve jugueteando, resulta ridículo, <strong>de</strong>gradado y digno <strong>de</strong><br />
azotes. Esta misma impresión experimento también respecto a los que filosofan. Ciertamente,<br />
viendo la filosofía en un joven me complazco, me parece a<strong>de</strong>cuado y consi<strong>de</strong>ro que este<br />
hombre es un ser libre; por el contrario, el que no filosofa me parece servil e incapaz <strong>de</strong><br />
estimarse jamás digno <strong>de</strong> algo bello y generoso. Pero, en cambio, cuando veo a un hombre <strong>de</strong><br />
edad que aún filosofa y que no renuncia a ello, creo, Sócrates, que este hombre <strong>de</strong>be ser<br />
azotado. Pues, como acabo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, le suce<strong>de</strong> a éste, por bien dotado que esté, que pier<strong>de</strong> su<br />
condición <strong>de</strong> hombre al huir <strong>de</strong> los lugares frecuentados <strong>de</strong> la ciudad y <strong>de</strong> las asambleas<br />
don<strong>de</strong>, como dijo el poeta, los hombres se hacen ilustres, y al vivir el resto <strong>de</strong> su vida oculto en<br />
un rincón, susurrando con tres o cuatro jovenzuelos, sin <strong>de</strong>cir jamás nada noble, gran<strong>de</strong> y<br />
conveniente.<br />
Yo, Sócrates, siento bastante amistad por ti; así pues, estoy muy cerca <strong>de</strong> experimentar lo que<br />
Zeto respecto a Anfión, el personaje <strong>de</strong> Eurípi<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l que he hablado. También a mí se me<br />
ocurre <strong>de</strong>cirte lo mismo que aquél a su hermano: "Te <strong>de</strong>scuidas, Sócrates, <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bes<br />
ocuparte y disfrazas un alma tan noble con una apariencia infantil, y no podrías expresar la<br />
frase a<strong>de</strong>cuada en las <strong>de</strong>liberaciones <strong>de</strong> justicia, no dirías con firmeza algo conveniente y<br />
persuasivo ni tomarías una <strong>de</strong>cisión audaz en favor <strong>de</strong> otro." En verdad, querido Sócrates -y no<br />
te irrites conmigo, pues voy a hablar en interés tuyo-, ¿no te parece vergonzoso estar como<br />
creo que te encuentras tú y los que sin cesar llevan a<strong>de</strong>lante la filosofía?<br />
Pues si ahora alguien te toma a ti, o a cualquier otro como tú, y te lleva a la prisión diciendo<br />
que has cometido un <strong>de</strong>lito, sin haberlo cometido, sabes que no podrías valerte tú mismo, sino<br />
que te quedarías aturdido y boquiabierto sin saber qué <strong>de</strong>cir, y ya ante el tribunal, aunque tu<br />
acusador fuera un hombre incapaz y sin estimación, serías con<strong>de</strong>nado a morir si quisiera<br />
proponer contra ti la pena <strong>de</strong> muerte. Y bien, ¿qué sabiduría es esta, Sócrates, si un arte toma<br />
a un hombre bien dotado y le hace inferior sin que sea capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse a sí mismo ni <strong>de</strong><br />
salvarse <strong>de</strong> los más graves peligros ni <strong>de</strong> salvar a ningún otro, antes bien, quedando expuesto<br />
a ser <strong>de</strong>spojado por sus enemigos <strong>de</strong> todos sus bienes y a vivir, en fin, <strong>de</strong>spreciado en la<br />
ciudad? A un hombre así, aunque sea un poco duro <strong>de</strong>cirlo, es posible abofetearlo<br />
impunemente.<br />
Pero, amigo, hazme caso: cesa <strong>de</strong> argumentar, cultiva el buen concierto <strong>de</strong> los negocios y<br />
cultívalo en lo que te dé reputación <strong>de</strong> hombre sensato; <strong>de</strong>ja a otros esas ingeniosida<strong>de</strong>s, que,<br />
más bien, es preciso llamar insulseces o charlatanerías, por las que habitarás en una casa<br />
vacía; imita, no a los que discuten esas pequeñeces, sino a los que tienen riqueza, estimación<br />
y otros muchos bienes.<br />
SÓCRATES - Si mi alma fuera <strong>de</strong> oro, Calicles, ¿no crees que me sentiría contento al<br />
encontrar alguna <strong>de</strong> esas piedras con las que prueban el oro, la mejor posible, a la que<br />
aproximando mi alma, si la piedra confirmara que está bien cultivada, yo sabría con certeza<br />
que me hallo en buen estado y que no necesito otra comprobación?<br />
CALICLES -¿Y por qué me preguntas eso, Sócrates?<br />
SÓCRATES -Voy a <strong>de</strong>círtelo. Creo que ahora, al encontrarte a ti, he encontrado tal hallazgo.<br />
CALICLES - ¿Por qué?<br />
SÓCRATES - Estoy seguro <strong>de</strong> que, en lo que tú estés <strong>de</strong> acuerdo conmigo sobre lo que mi<br />
alma piensa, eso es ya la verdad misma. Pues observo que el que va a hacer una<br />
comprobación suficiente sobre si un alma vive rectamente o no, ha <strong>de</strong> tener tres cosas que tú<br />
tienes: ciencia, benevolencia y <strong>de</strong>cisión para hablar. En efecto, yo encuentro a muchos que no<br />
son capaces <strong>de</strong> probarme porque no son sabios como tú; otros son ciertamente sabios, pero<br />
no quieren <strong>de</strong>cirme la verdad porque no tienen interés por mí, como tú lo tienes. Estos dos<br />
www.ieslaal<strong>de</strong>a.com 24