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EL TRES A CERO DEL MANZANARES
EnelAT útbol a rá
en ei SEVIllA, dureza
Campo: Estadio del Manzanares.
Asistieron unos cuarenta
y cinco mil espectadores.
Marcador: Atlético de Madrid,
3 {Gárate y Mendoza,
dos); Sevilla, 0.
Equipos:
Atlético de Madrid: Rodri;
layo. Iglesias, Rivilla; Urtiaga,
Glaría; Ufarte, Gárate, Mendoza,
Adelardo y Collar.
Sevilla: Rodri; Eloy, Costa,
Rebellón; Suárez Reyes, Achúcarro;
Oliveros, Banealero, Cabral.
Lora y Román.
Arbitro: No tuvo una buena
actuación el señor Bueno, porque
le faltó energía para cortar
el juego violento impuesto por
el Sevilla y al que replicó en
ocasiones el Atlético. Amonestó
demasiado suavemente, cuando
en ocasiones lo indicado era Id
expulsión.
Sin verse, pero detrás del partido de ayer, cojfjio el azpgn§
tras el cristal, estaba el encuentro del miércoles contra el vojvodina
yugoslavo. Porque pronto el Atlético despachó al gevilla,
que era quien pasaba ayer la cuenta de la Liga. Una
cuenta pequeña que los rojiblancos pagaron sin gran esfuerzo.
Pero detrás, como decimos, la enorme factura del campeón yugo
lavo, que era en quien pensábamos todos viendo evolucionar
a los rojiblancos y como tratando de adivinar en sus movimientos
esos resortes necesarios para enjvgar los dos goles
de ventaja que traen los de Novi Sad.
Fué la primera parte una modesta exhibición de juego por
parte de ambos conjuntos, tinos minutos que hubieran pasado
en blanco de no haber sido por la gloria del gol de Gárate y
la pena de los choques excesivamente violentos, que el arbitro,
señor Bueno, no acertó a cortar. Cuarenta y cinco minutos que
nada pusieron en favor de una esperanza cierta para el partido
del miércoles, aunque se vio que venían sobrados de juego
y superioridad paira derrotar a un Sevilla que le ha faltado
para ser un auténtico bombón, un rival cómodo y de entrena-^
miento, la mesura en el brío y la corrección en los modos.
Porque de aquel potente conjunto sevillano de antaño, que cada
día pierde más perfil en el recuerdo, no queda absolutamente
nada, y es hoy, desgraciadamente para todos, un equipo
sin personalidad, sin figura, aunque ayer sacara el genio y
quizá excesivamente. Un Sevilla que perdió la sal de su fútbol
menudo, pero gracioso, y que no encontró patrón ni estilo
nuevos que le sustituyeran. Aunque ayer tuviera la disculpa,
si se la quiere localizar, en la lesión de Achúcarro, hacia los
quince minutos de comenzar el partido, que trastrocó lineas,
con el descenso de Cabral a la defensa y la subida del medio
a la delantera.
Gracias a que el panorama cambió para el Atlético en la
segunda mitad. Hubo entonces un deseo mayor de goles, una
mayor velocidad en los desplazamientos y un acierto a veces
notable en la conjunción de las jugadas. Y observamos, al fin,
esos mimbres sobre los que poder encestar un éxito a tres días
vista. Por cuánto Adelardo, flojo ayer, tendrá más ritmo, lo
mismo que Collar, el miércoles. Y hasta podrí^ü^Sg ^pgur^r
que también Ufarte inició una recuperación qué pondría el
completo a una delantera, en la que jui|to a la clásicg Joya
de Mendoza, brilla cada día con más fuefza esa buena, p}*eir%
bilbaína que es Gárate, al que le está llegando el b|{(l¿iii|p
porvenir que se le auguraba a pasos apgantados. Perj» ha?
algo también importante en este repaso § la recuperación del
Atlético. Se trata del descubrimiento de ^rtiaga como volante
de ataque, puesto que estaba vacante deíde hace años en el
Club y que formaba un escalón importapte entre bloque de
ataque y defensa. Urtiaga, hombre de notables facultades físicas
y con un juego muy largo y muy alacho, aunque no sea
El azogue tras el cristal
El entrenador del Vojvodina observa el juego entre atléticos y sevillanos. ¿Y saben lo que
declaró? Pues que el VojvQdina es más duro que el Sevilla de ayer. ¡Que el cielo nos coja,
confesados!—(Foto Anguita.)
exegsjya^efite tsjsfligt, h» fpifntalíido el jiiego cüjiblanicg pn
el centro del campo y gracias' a él no pesa sobre los hombres
de ataque como pesaba antes la dufa labor de noria que boy
la cumple casi con exclusividad el e^ yalenciajjísta. Es fle suponer
que cuando Adelardo se incorpore p)^(iiain)ei)te a, si| ritmo
habitual de juego y,se ponga al 4í^ ^}i t^yúe flp l»ó}* í
resistencia, el Atlético va a tener iju fliBO inuy interes%ni{e y
bien complementado en la zona ancha.
El Sevilla se ha limitado a liichar pin bri!{;}. Sól{> algfina:;
fulgurantes intervenciones de sus f'Á^'^Úf^ fiW 4iOo alp^rí§
al equipo; pero faltaba remate á|elapte y ppg^ií§&(l ¿^tr|S; Ü^tii
de el mareaje no se hizo bien, aunque "la violencia que'brotó
en ocasiones pudiera suponer lo contrario. Y fueron victimas
de esta dureza, que tuvo la réplica en el "once" local. Iglesias,
Ufarte y Achúcarro. Achúcarro se lastimó para todo el partido
y el defensa Iglesias tuvo que ausentarse, para reaparecer
más tarde, después de ser curado de un golpe en la cara. Quizá
pudiera parecer en la primera mitad que el Sevilla iba a dar
más guerra, pero sólo en razón de la mediocridad del juego
local, porque se suponía, como así ocurrió, que en cuanto éste
tuviera mayor enjundia el conjunto andaluz no podría resistir
la goleada. Y aunque el tres a cero no es un marcador demasiado
abultado, es lo suficientemente amplio para dejar constancia
de las diferencias abismales que existen entre el Sevilla
y el Atlético actuales, cuando éste se emplea con seriedad.
Como lo hizo en la segunda parte, cosa que agradeció
el público, que, más numeroso que en otras ocasiones, se había
aburrido lo suyo en la primera.
Marcó Gárate el primer gol local a los once minutos, tras
un buen servicio de Adelardo. En la segunda parte, a los catorce,
Mendoza ponía diadema a un córner sacado por Collar
y embarcaba de bonito cabezazo el balón a la red. Era el
segundo gol. Y el tecero, a los treinta y cinco, lo firmó y lo
rubricó, con un último regate al portero, el mismo Mendoza,
en una jugada de salón, en la que sólo le faltó al moreno detenerse
un instante, dirigirse al público, decirle "¡Va por ustedes!",
y llcfar como un Sultán al fondo de la puerta con el
balón.
pe} Sevilla, Rodri y los extremos, ^jie no hubo más. Del Atléti?4
la segHÍ}d§ B#tej ^íiyo ¡fútbol, mm^o » rítnnp epropeo,
g|igd| darle ¿1 Hljircftles el dUieil p^isí» » iqis c«artas áp aml
de i» Pápi 4é iÍHrfrpH,, Pbrgft para )!iosí>tr8s; fiste PSrtWí» te?
nía carácter de ensayo con todo, una vez que se vio que el
Sevilla no podía llegar muy lejos. Y como ensayo los cuarenta
y cinco minutos finales y en especial ciertas ráfagas de auténtica
representación tuvieron tono suficiente para sujetar la
imagen del próximo encuentro, como el azogue retiene las figuras
para que no se escapen del cristal.—RIENZI.
restieo gráfico del excelente remate de cabeza de Mendoza, que fué el segundo gol local. Un defensa sevUlano pugna por alcMiaar tam-
Jd^ Id balón, mientr;» Bodri, mm los pies bi«a sujetos al suelo, y batido y» irremediablemente, adelanta los brazos en un ^to inutu.
VESTUARIOS
MASRIB
BilNAGA: i\ que nos ha padi
se llama Mendoza]}
OTTO GLORIA: "SE HA JUGADO
BIEN, PERO SOLO A RACHAS"
Está muy animado el "hall"
de vestuarios y la sala de Prensa.
Parece como si se tratara de
un partido grande. La espera se
prolonga y durante ella el "gentleman"
Ruango, que mantiene
contacto con el fútbol nacional
a través de su minúsculo transistor,
nos anuncia: "¡Qué bárbaro!
Pues no ha marcado el
Madrid en Córdoba en el último
minuto! Grosso ha sido el autor."
Se comenta el afortunado
hecho blanco y... aparece Sabino
Barinaga. Se hace el corro
a su alrededor y...
—¿Cómo ha visto el partido el
entrenador sevillista?
—Pues creo que se ha jugado
un buen primer tiempo, para
bajar en calidad en la segunda
parte. Creo que el estado del
campo no permitía la realización
de un mejor juego. Pero,
sobre todo, creo... que el que nos
ha ganado se llama Mendoza. Ha
ha jugado bastante mejor, aunque
sólo a ráfagas...
—¿Y el Sevilla?
—^Es un equipo que lucha mUf
cho, de principio a fin, íonna(^
por gente demasiado joven e^
su mayoría. Pero considero qüp
difícilmente ganará partidop,
porque se ven dominados por lp(S
nervios.
—¿Ha visto usted alguna vee
en peligro el resultado?
—^No; en ningún moment^.
aunque en ocasiones los contrar
ataques eran peligrosos, la verdad
es que con tan sólo dos p
tres delanteros poco cabla es?perar
hicieran y mucho men^
teniendo enfrente a Rivilla j
Glaría.
—¿Lesionados?
—Sí; aunque ligeramente, G^
rate y Jayo. Lo de Iglesias a^
sido en los labios por algún codazo.
Con tres puntos ha vuel-
JLos extremos se tocan... en Mendoza, que es el vértice. Este pe-
^^¿Ük jgrpglífico geométrico tiene su traducción futbolística eo
|gi cQiitlitiH^ción del segundo gol atlético logrado por el "nueve"
blahquirrojo en un espléndido y limpio remate de cabeza a un sírner
del "once". En definitiva, por si no dan ustedes con la eolneión,
diremos que la foto de Anguita presenta el momento en que Ufarte
y Collar felicitan al ^utor de ese magnifico segundo goL~
realizado un excelente pa,rtido y
ha sido artífice de la victoria de
su equipo. Su actuación y la baja—que
así puedo calificarlo—de
Achúcarro en el Sevilla han decidido
el encuentro.
—¿Ha jugado como en él es
normal tu equipo?
—Pues, poco más o mejios, sí.
El Sevilla juega bien medio partido,
pero en el segundo tiempo
baja mucho. Yo creo que es
que falla el conjunto.
—¿Y por qué juega tan duramente?
—Bueno; hay que distinguir.
Lo que pasa es que en el gevilla
hay gente nueva que, como vulgarmente
se dice, "va a por todas".
Pero estoy seguro de que
no hay ningún lesionado en el
bando contrario.
—¿Qué opinas del Atlético de
Madrid de hoy?
—Pues que, naturalmei)te, es
un gran equipo, al que no Je falta
nada más que ritmo.
—¿Justo el tanteo?
—Así puede ser considerado,
aunque hubiera quedado quizá
mejor con un dos a cero,
Cuando Barinaga termina con
las palabras anteriormente expueitas
llega Ctto Gloria. Toma
asiento en el rincón opuasto y
comienza el íntErrogatorip...
—¿Qué impresión tiene usted
hoy? ¿Más favorable?
—Desde luego. Mucho más favorable.
Poco a poco se ya encontrando
el equipo más y más.
Hoy, con Adelardo y Coflar. se
to al campo, como han podido
, ver.
—Una última opinión sobre el
partido de hoy: ¿Le ha gustado
Cabral?
—Pues si me ha gustado, y
mucho. Definitivamente Cabral
está bien de juego; lo malo es
que a veces se "le olvida" jugar.
La información de vestuarios,
en cuanto se relaciona con las
opiniones de los dos entrenadores,
se da por finiquitada con
estas últimas palabras recogidas
del "míster" atlético. Lo qu»
seguimos hablando con Otto
Gloria pertenece a otro tema y
es recogido en otra sección d8
estas planas: a la de nuestras
dominicales charlas. A ella remitimos
a nuestros lectores.
N. P.
AlíMIÍIIAdOII
a »íijjii..^ii íU...
Quedan carnicería, poUeria,
frutería, perfumería y
artículos de Umpieza
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