La Obra de Dios se fortalece

de dinero vamos a obtener?”. Y el hermano
Ortiz les dijo: “perdónenme, esto no es la
visión que yo recibí. Esa no es la visión que
yo llevó, sino una visión de fe”.
Aquí no se pide, pide y dame, dame. En
la visión de la fe, Dios da, Dios suple, Dios
responde, Dios da de acuerdo a las necesidades.
Nosotros aprendimos que esta visión
hay que correrla con fe, dependiendo en-
teramente de Dios y a quienes Dios está
hablando y está dirigiendo. Esta no tiene
recursos económicos, ni hace grandes maratones,
ni tiene grandes fondos en los bancos.
Es una Obra enteramente de fe.
El hermano Ortiz decía: “nosotros nos
regocijamos en decir que esto es una Obra
de fe y que es una Obra de sacrificio; pero
si pensamos en eso, tenemos que estar en
el sacrificio, porque hay muchos que dicen
que están en la Obra de fe y no lo están”.
Esto es como un matrimonio que está casado:
si hay fe, tiene que haber sacrificio. Si
hay sacrifico, tiene que haber fe.
Quisiera mencionar los siguientes principios
básicos del Evangelio:
- La Salvación.
- La Sanidad Divina.
- El Bautismo en el Espíritu Santo.
- La Segunda Venida de Cristo.
- La Santidad.
Esta Obra empezó con santidad y hay
que seguir en santidad. Aquí no podemos
detener la santidad, no podemos ser obstáculo
a la santidad. El hombre debe de vestirse
como hombre y la mujer como mujer.
Estamos viviendo un tiempo que todo
es como los dos sexos, que no importa si
usan lo mismo. A veces uno los ve de espalda
y no sabe quién es el hombre, porque
tiene el pelo más largo que la mujer, y el
hombre está más ceñido que la mujer.
Tienes que ser hombre y tiene que ser
mujer. Hay que seguir los principios de la
Palabra, la visión de esta Obra. Hay que
continuar esta visión, y este es nuestro
compromiso: la santidad a nuestro Dios.
Estamos reanudando, reafirmando, estableciendo
estos principios que tienen que
continuar. Esto no se va a parar, el que no lo
continua es un cobarde y los cobardes no caben
en esta Obra. Necesitamos obreros que
prediquen santidad, cuéstele lo que les cueste.
Hay gente que se van de las iglesias por
eso y se van a otras congregaciones donde
los reciben. Nosotros respetamos sus
decisiones, porque queremos un pueblo
que sea santo, y que estén amparados en
la santidad de nuestro Dios. Hay que vivir
en santidad, hay que ser santos, y aquí necesitamos
obreros santos para que puedan
predicar mensajes santos y de santidad y
en libertad del Espíritu de nuestro Dios u
junio 2013 27