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60 Impacto evangelístico<br />
<strong>de</strong>vocional<br />
1963 América<br />
1963 Europa<br />
1981 Oceanía<br />
1984 África<br />
1989 Asia<br />
LUna Vida<br />
lamada<br />
para el Servicio<br />
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos <strong>de</strong>l Señor… aconteció que al llegar cerca <strong>de</strong> Damasco, repentinamente<br />
le ro<strong>de</strong>ó un resplandor <strong>de</strong> luz <strong>de</strong>l cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le <strong>de</strong>cía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién<br />
eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo:<br />
Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y <strong>se</strong> te dirá lo que <strong>de</strong>bes hacer.” Hechos 9:1-6.<br />
Rev. Rubén Rosas<br />
el hombre escogido y preparado<br />
por el Espíritu Santo para ejercer específicas<br />
labores en la <strong>Obra</strong> <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Sin embargo, encontramos<br />
que hay algunos que cuando <strong>Dios</strong><br />
comienza a tratar con sus vidas <strong>se</strong> resienten y<br />
<strong>se</strong> sienten un poco cohibidos <strong>de</strong> dar<strong>se</strong> por entero;<br />
pero hay algo maravilloso y es que el que<br />
llama también capacita, da po<strong>de</strong>r y autoridad.<br />
En el Texto Sagrado encontramos hombres<br />
a quienes <strong>Dios</strong> les llamó para una labor <strong>de</strong>terminada,<br />
pero tuvieron que pasar por un proceso<br />
para tomar la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> aceptar el reto.<br />
Entre estos po<strong>de</strong>mos mencionar a Moisés, Pablo<br />
y otros.<br />
Todavía la vida <strong>de</strong> Moisés fue un proceso<br />
<strong>de</strong> capacitación, pero en los primeros cuarenta<br />
años éste recibe una educación en el hogar<br />
paterno, con los israelitas, aunque había sido<br />
adoptado por la hija <strong>de</strong> Faraón. Esa en<strong>se</strong>ñanza<br />
básica y fundamental en su niñez quedó<br />
profundamente grabada en su corazón. Sus<br />
vestidos <strong>de</strong> príncipe, la educación <strong>de</strong> egipcio<br />
lo capacitaban para <strong>se</strong>ntar<strong>se</strong> en el trono, pero<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí había inquietu<strong>de</strong>s sin i<strong>de</strong>ntificar<strong>se</strong><br />
con ningún pueblo. En su juventud no <strong>se</strong><br />
le llenó la mente ni el corazón con llegar a <strong>se</strong>r<br />
gran<strong>de</strong> como los <strong>de</strong>más nobles <strong>de</strong> la corte <strong>de</strong><br />
Faraón. Tampoco el tener sus riquezas, harén,<br />
palacio, escoltas y ni un séquito numeroso.<br />
Comenzando el proceso divino, vemos a<br />
Moisés intercediendo e i<strong>de</strong>ntificándo<strong>se</strong> con un<br />
esclavo hebreo. Allí fue sometido a la escuela<br />
divina que sobrepasa toda filosofía humana,<br />
ya que Él nos lleva a la escuela <strong>de</strong> la experiencia<br />
diaria en su <strong>se</strong>rvicio.<br />
En mi experiencia personal, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi niñez,<br />
<strong>Dios</strong> comenzó a tratar conmigo. En el<br />
culto familiar mi madre me colocaba a su lado<br />
izquierdo y a su lado <strong>de</strong>recho colocaba a mi<br />
hermano mayor, nos tomaba <strong>de</strong> las manos y<br />
oraba: Señor yo te entrego a mis dos hijos y<br />
haz <strong>de</strong> ellos obreros tuyos.<br />
Cuando tenía nueve años <strong>de</strong> edad ya tenía<br />
conciencia <strong>de</strong> todos los sufrimientos, luchas y<br />
lágrimas por las que pasaban mis padres, los<br />
cuales eran pastores. Dentro <strong>de</strong> mí yo <strong>de</strong>cía:<br />
Señor, conmigo no cuentes para tu <strong>Obra</strong>, toma<br />
a mi hermano mayor.<br />
A pesar <strong>de</strong> mi oración me mantenía activo<br />
en la Iglesia que pastoreaban mis padres, pues