Amor por la tarde PORT OK.indd - sgfm.elcorteing...
Amor por la tarde PORT OK.indd - sgfm.elcorteing...
Amor por la tarde PORT OK.indd - sgfm.elcorteing...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
libros acerca de el<strong>la</strong>s, ya que el tema era uno de los intereses<br />
de mi padre. Aristóteles afi rmaba que <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s están<br />
hechas de una materia distinta a los cuatro elementos<br />
terrestres... de algo l<strong>la</strong>mado <strong>la</strong> «quintaesencia», y da <strong>la</strong> casualidad<br />
de que ésa también es <strong>la</strong> materia de <strong>la</strong> psique humana.<br />
Razón <strong>por</strong> <strong>la</strong> que el espíritu de los hombres se corresponde<br />
con <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s. Tal vez no sea un punto de<br />
vista muy científi co, pero me gusta <strong>la</strong> idea de que todos<br />
llevamos dentro una pequeña estrel<strong>la</strong>.<br />
Te llevo siempre conmigo en mis pensamientos... que<br />
me guían como si fueran una conste<strong>la</strong>ción. No im<strong>por</strong>ta lo<br />
lejos que estés, querido amigo, <strong>por</strong>que te llevo junto a mí<br />
gracias a <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s que moran en mi alma.<br />
Querida Pru:<br />
Estamos preparándonos para un <strong>la</strong>rgo asedio. No sé<br />
cuándo podré escribirte de nuevo. Ésta no es mi última carta,<br />
sólo <strong>la</strong> última durante un tiempo. Ten <strong>por</strong> seguro que<br />
algún día volveré a tu <strong>la</strong>do.<br />
Hasta que pueda abrazarte, estas pa<strong>la</strong>bras manidas y<br />
desmañadas son <strong>la</strong> única manera de llegar hasta ti. Pero son<br />
un pobre sustituto del amor. Las pa<strong>la</strong>bras nunca podrán<br />
hacerte justicia ni captar lo que signifi cas para mí.<br />
Aun así... Te quiero. Lo juro <strong>por</strong> esa estrel<strong>la</strong> que todos<br />
llevamos dentro... Y no abandonaré este mundo hasta que<br />
hayas escuchado esas pa<strong>la</strong>bras de mis <strong>la</strong>bios.<br />
Beatrix, que estaba sentada en el enorme tronco caído de<br />
un roble en medio del bosque, dejó de leer. No se dio cuenta<br />
de que estaba llorando hasta sentir <strong>la</strong> brisa contra sus húmedas<br />
mejil<strong>la</strong>s. Le dolió <strong>la</strong> cara cuando intentó recuperar <strong>la</strong> compostura.<br />
Le había escrito el 30 de junio sin saber que el<strong>la</strong> le había<br />
mandado una carta ese mismo día. Era imposible no interpretarlo<br />
como una señal.<br />
46