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Saramago, Jose - Ensayo sobre la ceguera

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La ocurrencia había brotado de <strong>la</strong> cabeza del ministro mismo.<br />

Era, por cualquier <strong>la</strong>do que se <strong>la</strong> examinara, una idea feliz, incluso<br />

perfecta, tanto en lo referente a los aspectos meramente sanitarios del<br />

caso como a sus implicaciones sociales y a sus derivaciones políticas.<br />

Mientras no se ac<strong>la</strong>rasen <strong>la</strong>s causas, o, para emplear un lenguaje<br />

adecuado, <strong>la</strong> etiología del mal b<strong>la</strong>nco, como gracias a <strong>la</strong> inspiración de<br />

un asesor imaginativo <strong>la</strong> malsonante pa<strong>la</strong>bra <strong>ceguera</strong> sería designada,<br />

mientras no se encontrara para aquel mal tratamiento y cura, y quizá<br />

una vacuna que previniera <strong>la</strong> aparición de casos futuros, todas <strong>la</strong>s<br />

personas que se quedaran ciegas, y también quienes con el<strong>la</strong>s<br />

hubieran tenido contacto físico o proximidad directa, serían recogidas<br />

y ais<strong>la</strong>das, para evitar así ulteriores contagios que, de verificarse, se<br />

multiplicarían según lo que matemáticamente es costumbre denominar<br />

progresión geométrica. Quod erat demonstrandum, concluyó el<br />

ministro. En pa<strong>la</strong>bras al alcance de todo el mundo, se trataba de poner<br />

en cuarentena a todas aquel<strong>la</strong>s personas, de acuerdo con <strong>la</strong> antigua<br />

práctica, heredada de los tiempos del cólera y de <strong>la</strong> fiebre amaril<strong>la</strong>,<br />

cuando los barcos contaminados, o simplemente sospechosos de<br />

infección, tenían que permanecer apartados cuarenta días, Hasta ver.<br />

Estas mismas pa<strong>la</strong>bras, Hasta ver, intencionales por su tono, pero<br />

sibilinas por faltarle otras, fueron pronunciadas por el ministro, que<br />

más tarde precisó su pensamiento, Quería decir que tanto pueden ser<br />

cuarenta días como cuarenta semanas, o cuarenta meses, o cuarenta<br />

años, lo que es preciso es que nadie salga de allí. Ahora hay que<br />

decidir dónde los metemos, señor ministro, dijo el presidente de <strong>la</strong><br />

Comisión de Logística y Seguridad, nombrada al efecto con toda<br />

prontitud, que debería encargarse del transporte, ais<strong>la</strong>miento y auxilio<br />

a los pacientes, De qué posibilidades inmediatas disponemos, quiso<br />

saber el ministro, Tenemos un manicomio vacío, en desuso, a <strong>la</strong><br />

espera de destino, unas insta<strong>la</strong>ciones militares que dejaron de ser<br />

utilizadas como consecuencia de <strong>la</strong> reciente reestructuración del<br />

ejército, una feria industrial en fase ade<strong>la</strong>ntada de construcción, y hay<br />

también, y no han conseguido explicarme por qué, un hipermercado<br />

en quiebra, Y, en su opinión, cuál serviría mejor a los fines que nos<br />

ocupan, El cuartel es lo que ofrece mejores condiciones de seguridad,<br />

Naturalmente, Tiene, no obstante, un inconveniente, es demasiado

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