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delicadamente los bordes de <strong>la</strong> herida, era lo único que podía hacer, ni<br />
siquiera valía <strong>la</strong> pena <strong>la</strong>var<strong>la</strong>, <strong>la</strong> infección lo mismo podría tener su<br />
origen en <strong>la</strong> profunda estocada de un tacón de zapato que había<br />
estado en contacto con el suelo en <strong>la</strong>s calles y aquí dentro, como por<br />
agentes patógenos con gran probabilidad existentes en el agua fétida,<br />
medio muerta, salida de tuberías antiguas y en mal estado. La<br />
muchacha de <strong>la</strong>s gafas oscuras, que se había levantado al oír el<br />
gemido, se fue acercando lentamente, contando <strong>la</strong>s camas. Se inclinó<br />
hacia de<strong>la</strong>nte, y luego, extendió <strong>la</strong> mano, que rozó <strong>la</strong> cara de <strong>la</strong> mujer<br />
del médico, y después, alcanzando, sin saber cómo, <strong>la</strong> mano del<br />
herido, que quemaba, dijo pesarosa, Le pido perdón, fue mía toda <strong>la</strong><br />
culpa, no tenía por qué hacer lo que hice, No se preocupe, dijo el<br />
hombre, son cosas fue pasan en <strong>la</strong> vida, también yo hice algo que no<br />
debería haber hecho.<br />
Casi cubriendo <strong>la</strong>s últimas pa<strong>la</strong>bras, se oyó <strong>la</strong> voz áspera del<br />
altavoz, Atención, atención, se comunica que <strong>la</strong> comida ha sido<br />
depositada a <strong>la</strong> entrada, y también los productos de higiene y de<br />
limpieza, tienen que salir primero los ciegos a recogerlo, el a<strong>la</strong> de los<br />
posibles contaminados será informada en el momento oportuno,<br />
atención, atención, tienen <strong>la</strong> comida a <strong>la</strong> entrada, saldrán primero los<br />
ciegos. Confundido por <strong>la</strong> fiebre, el herido no entendió todas <strong>la</strong>s<br />
pa<strong>la</strong>bras, creyó que les ordenaban salir, que había terminado <strong>la</strong> reclusión,<br />
e hizo un movimiento para levantarse, pero <strong>la</strong> mujer del<br />
médico lo retuvo, Adónde va, No ha oído lo que dicen, preguntó él,<br />
que salgan los ciegos, Sí, pero para recoger <strong>la</strong> comida. El herido soltó<br />
un Ah, desalentado, y sintió de nuevo que el dolor le revolvía <strong>la</strong>s<br />
carnes. Dijo el médico, Quédense aquí, iré yo, Voy contigo, dijo <strong>la</strong><br />
mujer. Cuando salían de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, uno de los que acababan de llegar<br />
del a<strong>la</strong> opuesta preguntó, Quién es ése, <strong>la</strong> respuesta vino del primer<br />
ciego, Es médico, un médico de los ojos, Ésta sí que es buena, de lo<br />
mejor que he oído en mi vida, dijo el taxista, nos ha tocado el único<br />
médico que no nos va a servir de nada, También nos ha tocado un<br />
taxista que no podrá llevarnos a ninguna parte, respondió sarcástica <strong>la</strong><br />
chica de <strong>la</strong>s gafas oscuras.<br />
La caja con <strong>la</strong> comida estaba en el zaguán. El médico le pidió a<br />
su mujer, Guíame hasta <strong>la</strong> puerta de entrada, Para qué, Voy a decirles<br />
que tenemos un enfermo con una infección grave y que no tenemos<br />
medicinas, Recuerda el aviso, Sí, pero quizá ante un caso así, Lo<br />
dudo, También yo, pero nuestra obligación es intentarlo. En el zaguán,