Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
36<br />
era también b<strong>la</strong>nca, pero se calló, para qué, de qué servía, fuese cual<br />
fuese <strong>la</strong> respuesta, b<strong>la</strong>nca o negra <strong>la</strong> <strong>ceguera</strong>, de allí no iban a salir.<br />
Tendió <strong>la</strong> mano vaci<strong>la</strong>nte hacia su mujer y encontró <strong>la</strong> mano de el<strong>la</strong> en<br />
el camino. La mujer le besó <strong>la</strong> cara, nadie más podía ver esta frente<br />
marchita, <strong>la</strong> boca apagada, los ojos muertos, como de cristal,<br />
atemorizadores, porque parecían ver y no veían, También me llegará<br />
el turno, pensó, cuándo, tal vez en este mismo instante, sin darme<br />
tiempo a acabar lo que estoy diciéndome, en cualquier momento,<br />
como ellos, o tal vez despierte ciega, me quedaré ciega al cerrar los<br />
ojos para dormir, y creeré que sólo me he quedado dormida.<br />
Miró a los cuatro ciegos, estaban sentados en <strong>la</strong>s camas, y a sus<br />
pies estaba el poco bagaje que habían podido llevarse, el niño con su<br />
mochi<strong>la</strong> esco<strong>la</strong>r, los otros con <strong>la</strong>s maletas, pequeñas, como si fueran<br />
para un fin de semana. La chica de <strong>la</strong>s gafas oscuras conversaba en<br />
voz baja con el niño, en <strong>la</strong> fi<strong>la</strong> del otro <strong>la</strong>do, próximos los dos, sólo una<br />
cama vacía en medio, el primer ciego y el <strong>la</strong>drón del coche se<br />
enfrentaban sin saberlo. El médico dijo, Hemos oído <strong>la</strong>s órdenes, pase<br />
lo que pase sabemos una cosa, nadie va a venir a ayudarnos, por eso<br />
sería conveniente que nos empezásemos a organizar ya, porque no<br />
pasará mucho tiempo antes de que esta sa<strong>la</strong> se llene de gente, ésta y<br />
<strong>la</strong>s otras, Cómo sabe que hay otras sa<strong>la</strong>s, preguntó <strong>la</strong> muchacha,<br />
Anduvimos un poco por ahí antes de insta<strong>la</strong>rnos en ésta, que era <strong>la</strong><br />
que quedaba más cerca de <strong>la</strong> puerta de entrada, explicó <strong>la</strong> mujer del<br />
médico mientras apretaba el brazo del marido recomendándole<br />
prudencia. Dijo <strong>la</strong> muchacha, Lo mejor sería que usted, doctor, fuera el<br />
responsable, al fin y al cabo es médico, Y para qué sirve un médico sin<br />
ojos y sin medicinas, Tiene <strong>la</strong> autoridad. La mujer del médico sonrió,<br />
Creo que tendrías que aceptar, si los demás están de acuerdo, c<strong>la</strong>ro,<br />
Yo no creo que sea una buena idea, Por qué, Por ahora sólo somos<br />
seis, pero mañana, seguro, seremos más, todos los días llegará gente,<br />
sería apostar por lo imposible figurarse que iban a estar dispuestos a<br />
aceptar una autoridad que no han elegido y que, además, nada les<br />
puede dar a cambio de su acatamiento, eso suponiendo que<br />
reconocieran una autoridad y una reg<strong>la</strong>mentación, Entonces va a ser<br />
difícil vivir aquí, Tendremos mucha suerte si sólo es difícil. La chica de<br />
<strong>la</strong>s gafas oscuras dijo, Mi intención era buena, pero, realmente, el<br />
doctor tiene razón, aquí cada uno va a tirar por su <strong>la</strong>do.<br />
Fuera porque se sintió movido por estas pa<strong>la</strong>bras, o porque ya<br />
no pudo aguantar más <strong>la</strong> furia, uno de los hombres se puso en pie