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Mural El hombre y la ingeniería
Recordando a su autor, ingeniero Víctor Manuel Ramos Salinas
Iris Moreno
A
la Generación 54 de nuestra Facultad
le tocó inaugurar las instalaciones de
Ciudad Universitaria y respirar el fresco
aroma a pintura de los edificios revestidos
con las creaciones de Siqueiros, Rivera, Orozco,
O´Gorman y otros grandes muralistas.
Ya convertidos en exitosos profesionistas, los
egresados decidieron crear y donar un mural
para conmemorar el XXX aniversario de la
fundación de Ciudad Universitaria y los XXV
de la Facultad de Ingeniería.
El hombre y la ingeniería (1984), creación del
ingeniero civil Víctor Manuel Ramos Salinas,
hace alusión al legado que esta disciplina recibió,
por un lado, del México antiguo, representado
por un chimalli, el dios Tláloc junto
a glifos del agua y la pirámide de Cuicuilco,
y por otro, a la importancia de su enseñanza,
a través de las escalinatas del Palacio de
Minería, la Biblioteca Central y la Rectoría de
Ciudad Universitaria; en el extremo derecho
se pueden observar algunas obras de infraestructura
con las que la ingeniería ha contribuido
al desarrollo de México.
En la imagen también destaca el escudo de la
Generación 54 del lado izquierdo, diseñado
por el propio Ramos Salinas, y un grupo de
ingenieros que lleva en andas una tabla con
poliedros. De esa superficie emerge el autorretrato
del artista con los brazos abiertos
para representar a los jóvenes estudiantes
y egresados de Ingeniería. Su mano derecha
sostiene un libro abierto: en una página se lee
el nombre del mural y en la otra el lema “Por
mi raza hablará el espíritu” 1954-1984.
A diez años del fallecimiento del ingeniero
Ramos Salinas, su familia evocó su memoria
con unos arreglos florales que colocaron a los
pies de la obra, considerada patrimonio cultural
de la UNAM. Su viuda, la señora Guadalupe
Vargas de Ramos, acompañada de dos
de sus cinco hijos, Hannia Beatriz y Victoria,
y uno de sus nietos, Emilio, recordaron al ingeniero
Ramos Salinas como un ser humano
ejemplar, sumamente honrado, querido
y respetado: “Lo más valioso que nos heredó
fue su educación, honestidad, amor al país, a
la Universidad y a la Facultad de Ingeniería”,
expresaron.
El ingeniero Ramos Salinas ejerció su profesión
en el Departamento de Obras Públicas
del entonces Departamento del Distrito Federal,
donde estuvo a cargo de varios proyectos.
Además de El hombre y la ingeniería, realizó un
mural en 1988 para conmemorar la reconstrucción
de la ciudad tras el sismo de 1985, el
cual se encuentra ubicado en la Plazoleta de
la Solidaridad, en Reforma y Magnolia, y dejó
en boceto otra obra sobre el agua que pensaba
donar al Parque Ecológico de Xochimilco,
en Cuemanco.
Fotografías: Jorge Estrada Ortíz
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Gaceta digital FI • No. 6 • Abril, 2011