Sobre la Biblia - Knights of Columbus, Supreme Council

entre un trazo y otro. Pero si puede hacer lo que el escritor quiere,
con eso basta.
Pero, como ya lo dijimos, este bolígrafo no es un ser
inteligente y libre como lo es un hombre. Un escritor no podría usar
a un hombre para escribir, de la misma forma en la que utiliza un
bolígrafo. Pero el escritor principal en el caso de la Biblia no es un
hombre, sino Dios mismo. Dios ha creado a los seres humanos y
constantemente los mantiene vivos. Puede usar a este ser a través de
las acciones muy íntimas que lo hacen particularmente humano, su
inteligencia y su libre voluntad, sin violar ni destruir ninguna de
ellas.
En su vida y en su culto, la Iglesia ha preservado lo que Cristo
enseñó sobre la Biblia: que es producto de Dios quien obra a través
del hombre (Marcos 12, 36). La Iglesia siempre ha usado este libro
con el respeto que merecen los pensamientos de Dios, y ha enseñado
al igual que Cristo que las Escrituras no pueden contener errores,
una cualidad que por derecho le pertenece sólo a Dios (Juan 10, 35).
La enseñanza en los primeros años de la Iglesia a través de San Pedro
muestra la relación entre Dios y el autor humano en la redacción de
las Escrituras: los hombres hablaron motivados por el Espíritu Santo
(2 Pedro 1, 21). San Pedro pensó que el impulso que da Dios al autor
sagrado es como el del viento que mueve un velero. Así como todo
el desplazamiento del velero proviene del viento que lo mueve, todo
el impulso del hombre al escribir, su pensar, su voluntad y su manera
de expresarse provienen del Espíritu Santo que lo incita a escribir.
TESTIMONIO DE LA VERDAD
Nótese que estos hechos se encuentran ahora en la Biblia y
como lo veremos un poco más adelante, son las enseñanzas de la
Iglesia y del mismo Cristo mucho antes de que se supiera que
pasarían a formar parte de las Escrituras. Cristo, como Hijo de Dios,
confirma la verdad de que Dios y el hombre escribieron la Biblia. La
Iglesia, a partir de ese momento, confirma la misma verdad que
Cristo le enseñó. Aquí estamos citando al Cristo vivo apoyando la
inspiración de las Escrituras, no las Escrituras inspiradas en sí. Este
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