19.05.2014 Views

mar. 1915 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

mar. 1915 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

mar. 1915 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

130 EVOLUCIÓN<br />

Señores:<br />

DE ROBERTO MIBELLI<br />

Nos sorprende la catástrofe, que no otra cosa significa el deceso<br />

de Héctor Miranda, en una hora de patrióticos entusiasmos y jubilosas<br />

esperanzas.<br />

Ha caído como un gran jalón de luz, entre las dos Presidencias<br />

gloriosas: la revolucionaria de Batlle y la constructiva de Viera, como<br />

si la Fatalidad hubiera querido, hiriendo profundamente nuestro corazón,<br />

hacer inolvidable y eterno el episodio histórico, que afirma, en el<br />

esfuerzo sucesivo de dos hombres-héroes, la hora culminante de la<br />

nacionalidad.<br />

Hagamos un alto en la <strong>mar</strong>cha, ya que hemos perdido un pedazo<br />

de nosotros mismos. ¿Podríamos acaso olvidar que Héctor Miranda<br />

tomó parte en la gran batalla, pródigo y hábil como uno de esos soldados<br />

heroicos, diez veces condecorado y otras tantas herido, que son<br />

como la admiración de los ejércitos porque son sus más pujantes<br />

paladines? Él fué de los nuestros en la hora fausta de la metamorfosis,<br />

cuando el árbol partidario, mutilado en sus ramas vie;'as y enfermas<br />

de involución, se afirmó vxtorioso en sus raíces históricas y vibró<br />

armoniosamente con el soplo promisor de las modernas ideas. Unió su<br />

brazo al nuestro cuando, aceptando la viril leyenda autóctona, fué<br />

menester pasar el río homicida dándole el pecho estoicamente, para<br />

salvarse todos o morir todos solidarios en el triunfo o en la muerte.<br />

Nos trajo un corazón fuerte y un cerebro gigante, ambos espada y<br />

arado a la vez, aptos uno y otro para afir<strong>mar</strong> el derecho y preparar<br />

la germinación generosa de nuevos y redentores ideales.<br />

Le recordaremos siempre. Pocos tuvieron, como Héctor Miranda,<br />

tanta riqueza y tanta prodigalidad de energías. Identificado con nuestro<br />

pasado artiguista por la propensión natural de su espíritu, e hijo de<br />

la nueva época por los presentimientos de su corazón, podría decirse<br />

de él que fué el prototipo de la nueva raza. No desdeñó—al contrario—<br />

el ejemplo edificante siempre de la historia de la nacionalidad; pero<br />

ilustrado en la vida universal, que es un hervor perenne de intensas<br />

pasiones e ideas modernas, infundió en el cuerpo sólido e impulsivo<br />

de nuestra raza valiente, el nuevo Evangelio que Litré sintetizó magistralmente<br />

en esta fórmula triunfadora: «Siempre más alto, siempre más<br />

lejos».<br />

No conoció la derrota. Fué siempre, primero y triunfó, como los<br />

cóndores, a fuerza de alas. En las clases y en las justas literarias, en<br />

el seno de la juventud y junto a los estrados de los proceres, inspiró<br />

movimientos pujantes, como esos motores <strong>mar</strong>avillosos de la moderna<br />

mecánica. La política—en ninguna parte tan tormentosa como entre nosotros—le<br />

atrajo. Y en ese campo de acción, lleno de riesgos y de com-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!