GOBERNABILIDAD Y GERENCIA POLÍTICA.

presente en los planes y programas del gobierno de turno ni en su desgastada
política llena de demagógicas promesas para solucionar la crisis que día a día, se
agudiza en forma alarmante. La situación se agrava por el descontrol del aparato
burocrático, falta de buenas intenciones en políticas públicas y el desinterés de
atender a los grupos humanos más vulnerables que están expuestos al saqueo
de la riqueza nacional y ocurre que, mientras más se intensifica la crisis, más se
fragmentan los partidos políticos y los sectores de la población se van
polarizando tanto, que se genera un virus letal de violencia que sirve como tierra
fértil para organizar la delincuencia creciente.
Establecer, desde la constatación empírica la ingobernabilidad frente a la
gerencia política en el país, evidencia la más profunda descomposición en la que
los valores morales, estorban al ejercicio democrático, como se constata en la
construcción de las tres últimas constituciones que evidencian el sometimiento a
los tradiciones y hereditarios grupos de presión económica que han sometido a
Constituyentes y parlamentos al arbitrio de grandes intereses, ayudados por los
medios de comunicación que publicitan en exceso lo que no se hace y se ha
dejado de cumplir. Evidenciando además, la fragilidad de la democracia
ecuatoriana y el fortalecimiento populista de un presidencialismo enfermizo que
demostró su fuerza de dominio, en tiempos sobre todo, del Dr. José María
Velasco Ibarra, fenómeno ideal para pueblos arriados como el nuestro que hoy ha
recrudecido a partir de la última Carta Constitucional, del 2008.
Las presiones sociales causadas por la mala gobernabilidad y por el bajo perfil de
su liderazgo, no solo en el sentido constitucionalista, sino en todos los
indicadores nacionales, han llevado a un provincialismo y a una parroquialidad
enfermiza, legalizado en el COOTAD para demostrar la fuerza presidencialista
de una sociedad supuestamente en democracia, haciendo notorio al exterior del
concierto de naciones, que el Ecuador realmente está viviendo una revolución
que promete que la patria ahora es nuestra, cuando nada más contradictorio
existe, por el exceso de poder que ha mareado a los Gobernantes de turno
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