PROYECTO DAPHNE Violencia intrafamiliar ... - Altea-europa.org

personas que se les considera necesitadas y que pueden justificarlo cumpliendo criterios
establecidos. Los valores fundamentales están enfocados a un amplio conjunto de ideas y
teorías gubernamentales relacionadas que consideran la libertad individual y la
responsabilidad personal como los objetivos políticos más importantes. Existe una premisa
según la cual cada persona debería cuidar de sí mismo y ser responsable de sus propias
acciones. El gobierno “ofrecerá ayuda pero exigirá una contribución por parte del individuo y
de la comunidad” (Social Exclusion Unit. 2001, p.3): un eslogan del gobierno Neolaboralista
es “no hay derechos sin responsabilidades” (Giddens 1998, citado en Parton 2006 p.87).
En el temprano estado de bienestar la atención se centraba en el “derecho” al bienestar y
estaba organizado como una forma de seguro social: los que experimentaban dificultades
podrían acceder al seguro social o de bienestar después del evento. Con el gobierno
Neolaboralista se ha dado un cambio hacia servicios de bienestar preventivos: a los grupos
considerados vulnerables se les proporcionará asistencia e intervención tempranas. Existe una
clara distinción entre lo que es un problema privado, y lo que es un asunto público. A partir
de eso, el acceso a las intervenciones está determinado por el derecho al acceso a todos los
servicios determinado a su vez por una evaluación medida según criterios específicos.
Por lo que concierne a los niños violentos, el problema es considerado como una cuestión
privada. Los padres son responsables de sus hijos y por esto deben tomar independientemente
medidas para asegurar que su hijo se desarrolla y se comporta de manera adecuada. El asunto
se convierte en una preocupación pública, o bien cuando actúan como padres responsables
pidiendo y siendo evaluados para poder encontrar maneras apropiadas de asistencia para
“tratar” al niño cuya salud o conducta está causando preocupación, o bien cuando se ven
fracasando en su función de padres, exponiendo su niño a abuso o negligencia o fracasando
en el control adecuado del niño, y el estado interviene. No obstante, en una sociedad donde la
responsabilidad personal es la clave, admitir que hemos fracasado en nuestra tarea
identificada lleva un estigma y la etiqueta de tener un “niño/a con problemas” o de ser un
“mal” progenitor Existe la posibilidad de que muchas familias elijan vivir con un
comportamiento agresivo por parte de su hijo en lugar de arriesgarse a ser estigmatizados y lo
que pueda interpretarse como una intervención demasiado intrusa por parte de las agencias
estatutarias.
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