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de la población está interesada en unos nuevos Estatutos” /51. De hecho, parece difícil<br />
encontrar una forma más democrática de definir una nación que a través de una<br />
amplísima mayoría parlamentaria que abarca cuatro de los cinco partidos con representación<br />
en la Cámara y que somete su proyecto a todos los cauces reglamentario.<br />
Aunque también el Estatuto hace referencia a la historia, lo que destaca de ella es,<br />
precisamente, la permanente aspiración al autogobierno. En cualquier caso, como ha<br />
expresado Carlos Taibo: “si se denosta el intento de la mayoría de las fuerzas políticas<br />
catalanas en el sentido de inventar una nación propia, por fuerza tiene que hacerse<br />
otro tanto con el empeño de muchas fuerzas políticas españolas que no dudan<br />
en postular la existencia de una nación española” /52.<br />
Lo que está claro es que no se puede edificar ninguna identidad común sobre la<br />
manifiesta desigualdad entre las distintas identidades nacionales del Estado. Aunque<br />
durante la transición resultara imposible impulsar un modelo que asegurara su<br />
igualdad, no debería haber ya ningún motivo para seguir retrasando una revisión<br />
del modelo de Estado proyectado, hace casi 30 años, en un momento en que la voluntad<br />
ciudadana no pudo expresarse con verdadera libertad.<br />
51/ Fontán, A. “Los cuatro ases del poder político”. ABC, 7/09/2005.<br />
52/ Taibo, C. “Naciones, todas o ninguna”. El Periódico, 8/10/2005.<br />
Montserrat Mateo es licenciada en Humanidades.<br />
2. ¡Constitución y cierra España!<br />
El Estatut de Catalunya: mito y<br />
realidad<br />
Joan Fradera, Ricard Martínez<br />
Si el proceso de debate sobre la reforma del Estatut en el Parlament de Catalunya tuvo<br />
muchos ingredientes de una comedia tediosa, ahora, llegado el momento decisivo de su<br />
discusión en las Cortes españolas -que tienen bien asido el mango de la sartén-, adquiere<br />
tintes más dramáticos. Sin embargo, ahora como antes, el guión tiene trampa. Contrariamente<br />
a lo que sostienen los defensores del proyecto de Estatut, éste no comporta<br />
avances significativos en la capacidad del pueblo catalán para decidir su futuro. Mucho<br />
más lejos de la realidad quedan aún las afirmaciones de quienes desde el nacionalismo<br />
español, y con distintos grados de histeria, aseguran que se encuentran en peligro la<br />
sacrosanta Constitución y la unidad de la patria; qué más quisiéramos.<br />
70 VIENTO SUR Número 83/Noviembre 2005
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