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POUM 1935-2005<br />

Nuestra herencia teórica<br />

Jaime Pastor<br />

[Este artículo fue publicado originalmente en la edición en castellano de la revista<br />

Inprecor nº 46, diciembre de 1985].<br />

Para comprender la importancia de la aportación teórica realizada por quienes militaron<br />

en el POUM, habría que empezar recordando las condiciones en que se desarrolló<br />

el marxismo en el Estado español hasta la guerra civil. Sólo en ese marco cabrá<br />

hacer una valoración ajustada de lo que pudo significar el marxismo crítico, independiente<br />

y revolucionario de luchadores como Andrés Nin, Joaquín Maurín, Juan Andrade,<br />

los hermanos Arenillas, Fersen y muchos otros menos conocidos hoy.<br />

Marxismo versus anarquismo<br />

Es sabido que en la batalla entre las dos corrientes que dieron lugar a la Primera Internacional<br />

y a su posterior división, fueron los anarquistas quienes ganaron en el seno del movimiento<br />

obrero del Estado español. Sobre las causas de esa victoria se ha escrito y discutido<br />

mucho: existen razones objetivas, como las relacionadas con el carácter más atrasado<br />

de la formación social española, con el mayor peso del campesinado y su influencia en la<br />

clase obrera que se va estableciendo en Catalunya; o los efectos de la frustración posterior<br />

al fracaso de la revolución de 1868 y de la Primera República en el desarrollo de un fuerte<br />

sentimiento popular antiestatalista, además de otros factores más complejos.<br />

Pero no son éstas causas suficientes por sí solas para entender ese triunfo anarquista,<br />

ya que en otros países, como la misma Rusia, también existían en cierto modo.<br />

Por eso es inevitable reconocer también el efecto negativo que tuvieron las debilidades<br />

de quienes aparecieron como portadores del marxismo en la península, tal<br />

como indica, por ejemplo, Fernández Buey /1; su acentuación unilateral de la versión<br />

estatalista de esa doctrina; su desprecio de la cuestión agraria, o la escasa preocupación<br />

que muestran por analizar e influir en el proceso de formación de la clase<br />

obrera y de su conciencia en los principales centros industriales.<br />

Lo que resulta de todo este conjunto de causas, objetivas y subjetivas, es que el<br />

marxismo ibérico de la Primera y la Segunda Internacionales es especialmente pobre<br />

en comparación con la mayoría de los países europeos. Sólo se han podido salvar<br />

de la mediocridad obras como el famoso Informe a la Comisión de Reformas<br />

Sociales de Jaime Vera y algunos artículos y obras menores.<br />

La corriente que representa ese marxismo, encabezada por Pablo Iglesias, manifestaba<br />

claramente esas limitaciones, agravadas por el hecho de concentrarse en<br />

Madrid, entonces una capital puramente burocrática frente a la verdadera capital<br />

industrial que era Barcelona. Eso es lo que reprocharán al llamado pablismo los futuros<br />

dirigentes del POUM. Joaquín Maurín dirá, por ejemplo que Pablo Iglesias “no<br />

comprendió jamás que el problema de España no consistía en transformar la aristocracia<br />

obrera de Madrid en directora del proletariado, sino en conquistar totalmen-<br />

1/ “Marxismo en España”, Sistema, nº 66, mayo 85, Madrid.<br />

VIENTO SUR Número 83/Noviembre 2005 91

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