09.11.2014 Views

concurso - como se le un cuento

concurso - como se le un cuento

concurso - como se le un cuento

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

180<br />

paterno veían de<strong>se</strong>nvolver<strong>se</strong>, impasib<strong>le</strong>s, las horas; filosóficas, cansadas y<br />

pesimistas, mirando con llorosos ojos desde la playa, el mar, al cual no<br />

intentaban volver n<strong>un</strong>ca; y al crepúsculo de cada día, lloraban, pero, h<strong>un</strong>dido<br />

el sol, metían la cabeza bajo la concha poliédrica y dejaban pasar la vida l<strong>le</strong>nas<br />

de experiencia, sin Fe, lamentándo<strong>se</strong> siempre del perenne mal, pero inactivas,<br />

inmóvi<strong>le</strong>s, infec<strong>un</strong>das, y solas.<br />

185<br />

190<br />

195<br />

200<br />

205<br />

IV<br />

Esbelto, magro, musculoso y austero, su afilada cabeza roja era la de <strong>un</strong><br />

hidalgo altivo, cabal<strong>le</strong>roso, justiciero y prudente. Agallas bermejas, delgada<br />

cresta de encendido color, ojos vivos y redondos, mirada fiera y perdonadora,<br />

acerado pico agudo. La cola hacía <strong>un</strong> arco de plumas tornaso<strong>le</strong>s, su cuerpo<br />

de color carmelo avanzaba en el pecho audaz y duro. Las piernas fuertes<br />

que estacas musulmanas y agudas defendían, cubiertas de escamas, parecían<br />

las de <strong>un</strong> armado cabal<strong>le</strong>ro medioeval.<br />

Una tarde, mi padre, después del almuerzo, nos dio la noticia. Había<br />

aceptado <strong>un</strong>a apuesta para la jugada de gallos de San Andrés, el 28 de julio.<br />

No había podido evitarlo. Le habían dicho que el Carmelo, cuyo prestigio<br />

era mayor que el del alcalde, no era <strong>un</strong> gallo de raza. Mo<strong>le</strong>stó<strong>se</strong> mi padre.<br />

Cambiáron<strong>se</strong> fra<strong>se</strong>s y apuestas; y aceptó. Dentro de <strong>un</strong> mes toparía el Carmelo<br />

con el Aji<strong>se</strong>co de otro aficionado, famoso gallo vencedor, <strong>como</strong> el nuestro, en<br />

muchas lides singulares. Nosotros recibimos la noticia con prof<strong>un</strong>do dolor. El<br />

Carmelo iría a <strong>un</strong> combate y a luchar a muerte, cuerpo a cuerpo, con <strong>un</strong> gallo<br />

más fuerte y más joven. Hacía ya tres años que estaba en casa, había él<br />

envejecido mientras crecíamos nosotros. ¿Por qué aquella crueldad de hacerlo<br />

pe<strong>le</strong>ar? ...<br />

L<strong>le</strong>gó el terrib<strong>le</strong> día. Todos en casa estábamos tristes. Un hombre había venido<br />

<strong>se</strong>is días <strong>se</strong>guidos a preparar al Carmelo. A nosotros ya no nos permitían ni<br />

verlo. El día 28 de julio, por la tarde, vino el preparador y de <strong>un</strong>a caja l<strong>le</strong>na de<br />

algodones sacó <strong>un</strong>a medial<strong>un</strong>a de acero con <strong>un</strong>as pequeñas correas: era la<br />

navaja, la espada del soldado. El hombre la limpiaba, probándola en la uña,<br />

delante de mi padre. A los pocos minutos, en si<strong>le</strong>ncio, con <strong>un</strong>a calma trágica,<br />

sacaron al gallo que el hombre cargó en sus brazos <strong>como</strong> a <strong>un</strong> niño. Un criado<br />

l<strong>le</strong>vaba la cuchilla y mis dos hermanos <strong>le</strong> acompañaron.<br />

CABALLERO CARMELO<br />

Página 24

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!