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HISTORIA<br />
El emplazamiento original del barrio<br />
en las llanuras de Maneje sí que podría<br />
considerarse una idea descabellada o<br />
bien la iniciativa de todo un visionario,<br />
de alguien que confiaba plenamente en<br />
el crecimiento de Arrecife hasta el fin de<br />
los confines: allá lejos, después de subir<br />
una cuesta empinada, en medio de unos<br />
llanos secos y pedregosos donde solían<br />
formarse remolinos de tierra; donde lo<br />
único habitado eran los cuarteles y las<br />
dos hileras de viviendas militares que ya<br />
existían. Para muchos fue como irse a vivir<br />
al campo. Para los políticos de la época<br />
significó la apuesta más arriesgada por<br />
un Arrecife moderno, centro y base de la<br />
economía de la isla por obra y gracia de la<br />
industria pesquera. Un salto al vacío cuyo<br />
mérito, en todo caso, habría que atribuir<br />
al alcalde Ginés de la Hoz.<br />
Precisamente esa<br />
lejanía, ese hallarse<br />
tan lejos y tan<br />
cerca del Arrecife<br />
de siempre, de<br />
formar parte y al<br />
mismo tiempo<br />
hallarse desgajado<br />
de él, fue<br />
algo decisivo en<br />
la personalidad<br />
del futuro barrio.<br />
Ha permanecido<br />
en Titerroy ese<br />
carácter de barrio<br />
hecho a sí mismo<br />
y ha predominado<br />
un aire como de<br />
“república independiente”.<br />
De<br />
puertas adentro,<br />
mimando como<br />
han podido sus<br />
casas; de puertas afuera, manteniendo<br />
cada uno limpito su pedacito de calle y<br />
de acera. La promesa de una vida mejor<br />
han tenido que hacerla cumplir ellos<br />
mismos haciendo frente a un montón de<br />
calamidades, apoyándose en los propios<br />
esfuerzos de los vecinos. Cuando casi<br />
toda Arrecife había solucionado el problema<br />
del agua corriente, en Titerroy costó<br />
y pasaron años, pero al final también se<br />
logró. Y facilitó que se fueran incorporando<br />
nuevos vecinos: sucesivamente, las<br />
barriadas “José Antonio”, “Gran Canaria”,<br />
“Juan Salazar Ortiz”…<br />
En Titerroy se disolvió rápidamente el<br />
perfil de barrio-dormitorio para acogerse<br />
“El espíritu<br />
comunitario arraigó<br />
desde el principio;<br />
cuando por las tardes<br />
sacaban los vecinos<br />
las banquetas para<br />
alegar en las aceras”<br />
a esos valores comunitarios que han<br />
cuajado en tantas reivindicaciones como<br />
asociaciones de todo tipo. Es un espíritu<br />
que arraiga desde los inicios, cuando<br />
por las tardecitas sacaban los vecinos la<br />
banqueta para alegar en las aceras y se<br />
prolongaban las tertulias “a la luz inquieta<br />
de las velas y las mechas y las linternas<br />
fabricadas con cacharros de leche condensada”<br />
(F. Hormiga). El mismo espíritu<br />
que se volcó en la construcción de su<br />
propia parroquia, que como no podía ser<br />
de otra manera se levantó en honor a San<br />
José Obrero, con las pequeñas aportaciones<br />
que hicieron los vecinos, incluso por<br />
parte de aquellos que tenían claro que<br />
nunca asistirían a una misa. El esfuerzo<br />
no sirvió para culminar el edificio, y aún<br />
hoy son testigos unas enormes columnas<br />
de cemento a la entrada. Pero sí para<br />
cumplir con creces su función de ser algo<br />
más que un centro religioso:<br />
el centro de tantas<br />
iniciativas por procurar<br />
mejoras.<br />
Se le debe, por ejemplo,<br />
la existencia de<br />
una biblioteca pública<br />
en el barrio, a finales<br />
de los sesenta. Imagínense.<br />
Estaba ubicada<br />
en la casa que le servía<br />
de vivienda al cura y<br />
se practicó en dos de<br />
las habitaciones que<br />
quedaban libres. Pero<br />
en estos tiempos en que<br />
tantos edificios para fines<br />
culturales son inaugurados<br />
solemnemente para<br />
quedar simplemente en<br />
eso, en edificios, no está<br />
de más rescatar el ejemplo<br />
de esta humilde sala, con una enorme<br />
mesa de formica en el centro que se cogía<br />
casi todo el espacio, alrededor de la que<br />
se agolpaban los chiquillos que empezaban<br />
a encachazarse los codos estudiando,<br />
aunque fuera muy difícil mantener el<br />
silencio y la concentración debidos. <br />
[Continuará]<br />
AGRADECIMIENTOS: Lorenzo Lemaur,<br />
Félix Hormiga, Paca Corujo, Ismael Montero,<br />
Mario Ferrer, Javier Garrido, Antonio y<br />
Gloria y la barriada de Titerroy.<br />
MÁS INFORMACIÓN: www.titerroy.es<br />
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<strong>diciembre</strong> 2009