BIENAVENTURADOS LOS MANSOS PORQUE ... - Revista Biblica
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[242] cielos”, por lo cual es lícito pensar que ha sido introducida posteriormente. Algo semejante se<br />
puede decir de la bienaventuranza de los mansos; y si tenemos en cuenta su peculiaridad por las<br />
razones aducidas, podemos concluir que ésta ha sido sin duda añadida por el último redactor<br />
mateano. En este caso tendríamos un conjunto compuesto por siete bienaventuranzas. El número<br />
siete es un número simbólico que expresa la perfección (el número tres) más la totalidad (el número<br />
cuatro). Esto se ve confirmado por la inclinación del Evangelio de Mt por el número siete. Así las<br />
maldiciones del cap. 23 son siete; en el cap. 13 Mateo ha introducido parábolas hasta lograr que<br />
sean siete. Un tal modo de proceder debe ser distinguido de la forma narrativa típica de las leyes de<br />
las tradiciones orales populares, como el caso de los dos ciegos (Mt 9,27-31; 20,29-34 contra Mc<br />
10,46-52), de los dos endemoniados (Mt 8,28-34 contra Mc 5,1-20), así como los dos testigos de Mt<br />
26,60.<br />
En el caso de las bienaventuranzas tenemos una confirmación también en el libro del<br />
Apocalipsis de Juan que contiene igualmente siete bienaventuranzas: 1,3; 14,13; 16,15; 19,9; 20,6;<br />
22,7.14. Se puede pues dudar seriamente de la autenticidad mateana de la bienaventuranza de los<br />
mansos.<br />
El sentido de la bienaventuranza<br />
Comencemos por constatar un hecho. Para el hombre moderno esta promesa hecha a los mansos<br />
suena como una quimera. Jesús parece prometer a los mansos el imperio del mundo, mientras la realidad<br />
parece decir lo contrario. Cada uno sabe que los humildes y los mansos son siempre los que<br />
llevan la peor parte en esta sociedad y que sólo triunfan y adquieren poder quienes pasan por encima<br />
de los demás. Pero ¿quiénes son los mansos? Podemos decir que son aquellos que no oprimen a<br />
nadie, ni sacan partido, ni piensan en la venganza, ni en la violencia para alcanzar sus objetivos. Se<br />
podría decir que son “los pacientes y generosos de corazón”, y, en contraposición a los poderosos<br />
de este mundo, los que carecen de poder. En otras palabras, se trata de aquellos que viven sumisos a<br />
la voluntad de Dios.<br />
Como hemos dicho, nuestra bienaventuranza está tomada del Salmo 37,11. Se trata de un salmo<br />
alfabético, que trata del problema angustiante de la prosperidad de los impíos que planteaba, en la<br />
perspectiva de la retribución temporal, un enigma indescifrable. El salmista intenta dar una<br />
respuesta: la felicidad de los malos es de corta duración; las pruebas a las que es sometido el justo<br />
son pasajeras. El salmo invita a tener confianza en el Señor (v.3.4.5.7.9.34). Para confirmar la<br />
confianza en Yavé el salmista le repite continuamente que aquellos que obran el mal perderán la<br />
posesión de la tierra (v.9.10.22.28.34.38) asegurando al justo la tierra como heredad; a él y a sus<br />
descendientes. La promesa hecha a Abraham es así reinterpretada en función de la retribución<br />
temporal. Visto de este modo el salmo no tiene nin-