24.11.2014 Views

Leer el primer capítulo - Quelibroleo

Leer el primer capítulo - Quelibroleo

Leer el primer capítulo - Quelibroleo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

EL CUADERNO DE MAYA © 2011, ISABEL ALLENDE 32<br />

O`K<strong>el</strong>ly tuvo que traer a sus muchachos para poner orden antes de que<br />

lo hiciera la policía. Por último <strong>el</strong> Departamento de Salud prohibió la<br />

distribución de sobras, porque un alérgico casi se muere con salsa<br />

tailandesa de cacahuates.<br />

El irlandés y mi Nini se juntan a menudo a tomar té con bollos y<br />

analizar asesinatos truculentos. “¿Tú crees que un cuerpo descuartizado<br />

se puede disolver en líquido para destapar cañerías?” sería una<br />

pregunta de O´K<strong>el</strong>ly. “Depende d<strong>el</strong> tamaño de los trozos,” diría mi Nini y<br />

ambos procederían a verificarlo remojando un kilo de chuletas en<br />

Drano, mientras yo tendría que anotar los resultados.<br />

‐No me sorprende que se hayan confabulado para mantenerme<br />

incomunicada en <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> mundo – le comenté a Manu<strong>el</strong> Arias.<br />

‐Por lo que me cuentas, son más temibles que tus supuestos<br />

enemigos, Maya – me contestó.<br />

‐No mires en menos a mis enemigos, Manu<strong>el</strong>.<br />

‐¿Tu abu<strong>el</strong>o también remojaba chuletas en líquido para destapar<br />

cañerías?<br />

‐No, lo suyo no eran crímenes, sino estr<strong>el</strong>las y música, pertenecía<br />

a la tercera generación de una familia amante de la música clásica y <strong>el</strong><br />

jazz.<br />

Le conté que mi abu<strong>el</strong>o me enseñó a bailar apenas pude<br />

sostenerme en los pies y me compró un piano a los cinco años, porque<br />

mi Nini pretendía que yo fuera una niña prodigio y concursara en la<br />

t<strong>el</strong>evisión. Mis abu<strong>el</strong>os soportaron mis estruendosos ejercicios en <strong>el</strong><br />

teclado, hasta que la profesora sugirió que mi esfuerzo estaría mejor<br />

empleado en algo que no requiriera buen oído. De inmediato opté por <strong>el</strong><br />

soccer, como llaman los americanos al fútbol, una actividad que a mi<br />

Nini le parece de tontos, once hombres grandes en pantalones cortos<br />

p<strong>el</strong>eando por una p<strong>el</strong>ota. Mi Popo nada sabía de ese deporte, porque no<br />

es popular en los Estados Unidos, pero no vaciló en abandonar <strong>el</strong><br />

béisbol, d<strong>el</strong> cual era fanático, para calarse cientos de partidos infantiles<br />

femeninos de fútbol. Valiéndose de unos colegas d<strong>el</strong> observatorio de Sao<br />

Paulo, me consiguió un afiche firmado por P<strong>el</strong>é, quien estaba retirado de<br />

la cancha hacía mucho y vivía en Brasil. Por su parte mi Nini se empeñó<br />

en que yo leyera y escribiera como adulto, en vista de que no iba a ser<br />

un prodigio musical. Me hizo socia de la biblioteca, me hacía copiar<br />

parrafadas de libros clásicos y me daba coscorrones si me pillaba una<br />

falta de ortografía o si yo llegaba con notas mediocres en inglés o<br />

literatura, los únicos ramos que le interesaban.<br />

www.megustaleer.com<br />

(c) Random House Mondadori, S. A.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!